PERIÓDICO EL PÚBLICO: diciembre 2013

Política

RICO, ELEGANTE Y FAMOSO
Un buen ejemplo para las FARC

Antonio José Navarro Wolff, Ingeniero Sanitario y Político pastuso, en sus años mozos guerrillero del M 19, por su astucia, sangre fría y buena puntería, llegó a ser el segundo comandante de la organización armada que azotó al país durante casi cinco lustros. Junto con Petro, el actual alcalde de la Capital de la República, y otros miembros de la organización subversiva, protagonizaron, si no,  en forma persona, sí en la logística y la dirección de la toma del Palacio de Justicia, que termino el 7 de noviembre de 1985,  con la inmolación de inocentes funcionarios de la justicia, entre los cuales se encontraba nuestro querido y admirado magistrado Alfonso Reyes Echandía. Después de la entrega de armas, y tras el proceso de desmovilización, Navarro,   como muchos de sus compañeros de aventura,  ha venido disfrutando de los gajes qué ofrece nuestra democracia a quienes se alzan en armas en contra de las instituciones legítimamente constituidas. Constituyente en 1991, Ministro de Salud, Alcalde de Pasto, Representante a la Cámara, Senador, candidato a la Presidencia de la República, Secretario de Gobierno de la administración de Petro y hoy vocero del Movimiento Progresistas. La única herida que ha sufrido este ilustre pastuso fue a raíz de la explosión de un  Briket en un restaurante, lo que le ocasiona de vez en cuando un tenue dolor en una de sus piernas. Hoy goza de perfecta salud; está bien acomodado económicamente, tiene tres cirugías estéticas, diseño de sonrisa, pata de caoba, y es uno de los colombianos  mejor vestidos. Navarro se moviliza actualmente en tres camionetas blindadas, con diez ex compañeros de guerrilla  que lo cuidan con sueldo del Estado, está pensionado, es al único colombiano al que Colpensiones le tramitó su Pensión en un tiempo razonable. En fin, vida de privilegio por solo unos momentos de cordura, sensatez y decencia. Este es el ejemplo, para las Farc y los otros,  de lo extremadamente generosa que ha sido Colombia con los que entregan las armas. Pero, sin entrega  de armas, es demencial pensar en cualquier trato con los actores de la violencia. Se pueden hasta quedar con toda la  platica y hasta con sus no muy santos negocios… pero  con las armas nunca; ellas son monopolio del Estado en  cualquier sociedad civilizada. 

Gómez Gallo

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El Tolima padece un mal que parece no tener pronta cura. Cada día tiene menor peso en el concierto nacional. Sus grandes nombres han partido. Otros, menos grandes, han sido eclipsados. Pero el resultado es igual. Un Tolima huérfano. Sin guías ni timoneles. Muy a la deriva.
Pese a sus detractores, Luis Humberto Gómez Gallo era de los grandes. Tuvo destacada carrera política. Concejal de Ibagué por varios periodos representando con honor y orgullo a su partido, el Conservador. Tuvo un corto paso por la burocracia departamental y se dedicó a recorrer la geografía tolimense con el senador Guillermo Ángulo, importante dirigente azul. Con audacia y valor supo separarse de su mentor e inició camino independiente en la política. Llegó al senado por tres periodos. Presidió la prestigiosa comisión primera y luego llegó a ocupar uno de los cargos más anhelados por la clase política: Presidente del Congreso.
Hombre trabajador, inteligente y conocedor en detalle de la política empezó a brillar como la figura más promisoria de este Tolima que veía con tristeza como se apagaban faros de otras épocas. Con esfuerzo, su nombre fue ganando estatura y más de uno lo avizoró como futuro candidato presidencial.
Por decisiones de la justicia, que algunos señalaron de politizadas, vio trancada su carrera. Una vez retornó a la capital musical tuve oportunidad de saludarlo frente a la Catedral. La sonrisa de siempre le marcaba el rostro y su mirada demostraba serenidad. Al abrazarnos comprobé la firmeza de un hombre que se siente en paz consigo mismo y con su gente. Una gran energía brotaba desde su alma. Se sabía inocente y quería trabajar sin descanso para que hasta el último de los tolimenses quedara convencido que era un hombre de bien y no un delincuente como quisieron hacerlo ver.
Hace menos de un mes lo encontré en los grados del Colegio Champagnat. Nuevamente me brindó toda su cordialidad. Me contó la manera como estaba reconstruyendo su vida, rota por las decisiones de la justicia. Su vocación de servicio estaba intacta y ya recorría los rincones de este Tolima que tanto afecto y cariño le ofrendó. La política reverberaba en sus venas y su liderazgo natural era reconocido de nuevo por muchos. Me explicó sobre sus negocios y la urgencia de recuperarse económicamente para asegurar el futuro de sus nuevos hijos y de su linda esposa embarazada. Su expresión irradiaba seguridad, convencimiento y trasparencia.
Me golpeó duro enterarme de su muerte. El Tolima ha perdido otro de sus ya escasos grandes hombres. La orfandad política es grande y son pocos los que se vislumbran con el temple, la formación, el arraigo y las agallas de Luis Humberto. El conservatismo pierde un líder indiscutido. La clase política uno de sus mejores cuadros. Cielo, su madre, un hijo entrañable. Su familia un padre, un esposo, un hermano amoroso. La sociedad un ser humano que marcó senderos, construyó caminos y ofreció servicios incuestionables. Sus amigos pierden un ser digno en el mejor sentido de la palabra.

Adiós Luis Humberto. Nunca militamos juntos ni recorrimos los mismos derroteros, pero siempre sentí, como muchos, su respeto, consideración y apreció. Gracias por siempre.

Opinión




Por: Santiago José Castro Agudelo
Finalmente hice lo que no quería hacer. Esperé cerca de 20 minutos para poder ingresar al parqueadero de esa gran mole que llaman “La estación”, el nuevo centro comercial que es “sensación” en Ibagué. Nuevos almacenes, marcas nuevas para el Tolima, un SAO, la espectacular “Paletería” que hace que la espera para poder ingresar valga la pena y una amplia plazoleta de comidas, de esas que acaba con lo humano que era el almuerzo o ir a cenar y lo reemplaza por la uniformidad y el irrespeto al tiempo y al espacio.

Impresionante ver a los compradores compulsivos que querían llevarse todo en Pepe Ganga o en Tecnópolis a “24 cuotas señorita”, “si no pasa esta tarjeta le pago en efectivo”, etc. Mi hijo me dijo “pa me siento como en Bogotá”. En ese momento sentí un golpe tremendo y me puse a pensar en tantas cosas que hacen del Tolima ser lo que es y a la ciudad musical un escape de ese monstruo que enajena y al que tantos quieren llegar, Bogotá. Recorrí toda esa mole donde ya nadie se conoce con nadie en busca de lo más importante para cualquier ser humano, la lectura. No había nada, ni una sola librería o una tienda al menos de “entretenimiento” en serio, no esas plagas que agrupan cajas de Xbox como si fuera pollo en promoción, para lograr controlar a los hijos sin tener que desgastarse en educarlos y formarlos.

Navidad

Personajes del Tolima que en esta Navidad posaron para TRAZÓN

FELIZ NAVIDAD 2013-2014


 

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La modernidad creó el Estado. Luego la sociedad fundó el estado de derecho para establecer la supremacía de los derechos sobre los privilegios y para determinar el imperio de la ley con leyes con sentido humano opuestas a la bestialidad de penas, torturas y vejaciones. De tal forma que no primaran en la vida comunitaria las decisiones personales o caprichosas ni las acusaciones sin la carga de la prueba. Todo para garantizar la convivencia pacífica.
Para lograrlo, aparte de las leyes, se necesitaba quien las hiciera cumplir. Al Estado se le invistió de la legitimidad para usar la fuerza como monopolio. Se creó entonces la fuerza pública. Un ente público sujeto al estado de derecho. Garantista y proteccionista, nunca un cuerpo suelto y sin control. Este monopolio de la fuerza estaría pagado por la ciudadanía a través de los impuestos. Como tener la posibilidad de usar la fuerza podría degenerar en desmanes y abusos, se crearon mecanismos estrictos de control y vigilancia.
¿Qué quiere decir monopolio de la fuerza por el estado? De manera simple, que ningún ciudadano está facultado para hacer justicia por su propia mano, que está prohibido utilizar la fuerza de manera autónoma y discrecional. Sólo la fuerza pública está facultada para ello. A ella se debe acudir cuando se requiera y a la justicia como servicio público para los ciudadanos.
Por: Benhur Sánchez Suárez
La última imagen que conservo del Museo de Arte del Tolima es un ensamblaje en bronce del maestro Ricardo Villegas, justamente expuesto en las salas del Museo como parte de su exposición individual llamada por él “Objeto en materia”. La obra en mención se titula “Constelación del goloso” y es una fundición mixta cuya armonía me parece sobrecogedora.
Bella exposición, como tantas otras que a lo largo de 10 años de ininterrumpida labor ha llevado el Museo a los ojos de los ibaguereños, tolimenses y colombianos para formar un público avisado en los temas del arte, sensible a la creación artística y dispuesto al diálogo que crea espacios de convivencia y respeto por la vida de los otros.
Ver la obra del maestro Villegas me remontó a tantas otras obras importantes exhibidas en la salas del Museo a lo largo de estos años, todas ellas con una carga emocional de indudable repercusión en mi formación como artista pero, ante todo, como ser humano.

Por: Hugo Neira Sanchez
    Lo digo porque nuevamente las acciones compradas por los Nule (contrario a lo que manifestaba como abogado el actual fiscal) vuelve y juega, pues el tribunal superior de Bogotá  anuló la decisión que permitía que las acciones de los Nule tenían en la Electrificadora del Tolima (Enertolima) –a través de la empresa Kapital Energy– fueran usadas para pagar buena parte de las acreencias que dejó el descalabro financiero de ese grupo empresarial, hoy preso.
   Las acciones, tasadas en más de 130.000 millones de pesos, habían sido compradas por la empresa Vergel y Castellanos, socia de los Nule en Kapital Energy y que tenía la opción de compra preferente. Pero la Súper había logrado reversar la transacción, argumentando que era una venta simulada. (Hace unos días la fiscalía, manifestó que esas acciones valen actualmente más de $300.000 millones. Qué negocio?, se ganaron el Baloto sin comprarlo, mientras los usuarios sufren por las tarifas)
Por: Alberto Bejarano Ávila

Uno a veces no sabe dónde está, si en el limbo, en “la olla”, en tierras del letargo o en qué raro lugar donde las realidades se mimetizan y falsean con sofismas y espejismos, donde no hay relación entre los anhelos y lo que se dice y se hace y donde los retos de futuro se encaran desde círculos viciosos cosidos al pasado, un cercano y surrealista lugar que nos recuerda “El Extraño Mundo de Subuso”, una tira cómica de mediados del siglo XX donde un cegatón veía solo lo que quería ver de su absurda región y con alegatos insensatos le mentía a sus propias convicciones.

A colegir por los temas de cotilleo cotidiano y los tiempos de análisis formal, serian pocos los tolimenses que no desean cambio, progreso, equidad social, fin del politiqueo y no se podría dudar que casi todos estaríamos prestos a una renuncia colectiva del camino hasta ahora trajinado y a concertar vías más  ciertas para lograr objetivos comunes. Pero pasado el cotilleo y volviendo a la realidad ésta nos desconcierta, pues en lugar de caminos alternativos, los que decíamos querer el cambio retomamos el viejo camino para elucubrar sobre lo mismo, proponer lo mismo y hacer lo mismo; pareciera que un raro código genético o una maldición mítica nos hubiesen condenado a perpetuidad a dar volteretas en un remolino que sólo permite, por turnos, sacar la cabeza para negar que el remolino nos atrapó y aseverar que marchamos raudos hacia un futuro feliz.

Quienes tercamente hacemos parte del grupo de personas que buscan otras verdades y se niegan a ser “bipolares políticos” o dejarse etiquetar de capitalistas, comunistas o cualquier otro signo banderizo, porfiamos en señalar (así sea en ostracismo) que el Tolima si tiene otros caminos posibles, caminos que, poniéndolo en metáfora erótico-política, empezarían a gestarse si el alma tolimense se preña de capitalismo social y también de comunismo económico. Tal vez así podamos  convenir en que el bien común, la comunidad o la comuna (¿a ello alude el vocablo comunismo?) necesita de capital regional que se acumule y se invierta en la región para liberarla, al menos en parte, del “capital capitalista” y los dogmas de la economía de mercado y para que surja el espíritu autonómico y la autodeterminación requeridas para lograr progreso y certeza de futuro.

Sin que nadie tenga que renunciar a sus diferencias, todos podríamos compartir un mismo proyecto histórico que se alimente de sinergias y no de los “baculazos” que nos damos dentro del alegórico remolino y por ello, sin querer fastidiar a alguien y sí sugerir diálogos con conclusión, hemos de invitar a que se admita que quienes medran merced a la injusticia y quienes denuncian la injusticia sin proponer modelos justicieros acaban haciendo parte del mismo círculo vicioso (el remolino) que aguijonea disputas éticas y morales pero no permite alterar las realidades actuales.


Dada mi minusvalía argumentativa temo no ser comprendido, pero, aun así, porfío en que un proyecto de construcción de región puede unirnos para saltar del remolino o salir del “Extraño Mundo de “Subuso”. Izquierdas, derechas, apolíticos (inefables como el asexual), cívicos, gremios, académicos, organizaciones sociales, todos, interpretando cada quien su rol en un nuevo libreto acordado, podemos ser actores del desarrollo (deber moral que nos obliga) y unidos en un espíritu de región podemos crear mercados de capital, mermar el politiqueo, rescatar el sentido serio de la política e inscribir lo electoral como lugar democrático que legitima la diversidad de voluntades que convergen al mismo propósito histórico, digno y responsable que se sólo se alcanzará cuando decidamos “conversar, acordar y confluir”. Se estamos de acuerdo, ¿por dónde empezar?
Por: Hugo Neira Sánchez

    Los usuarios de alumbrado público deben festejar que dos propósitos negativos de la Alcaldía de Ibagué a espaldas de los usuarios, fracasaron.
    Uno de ellos era el acuerdo del Concejo en su “sabiduría”, con su proponente el concejal Pedro Mora, antiguo defensor de usuarios (una contradicción), tenía el propósito   de ordenar las disposiciones sobre alumbrado público, con un “mico” enorme donde seriamente perjudicaban a los estratos 4, 5 y,  6 de Ibagué, Industria, comercio y Agroindustria, estas últimas  empresas que dan empleo, en las cuales oí a un asesor llamado Juan Espinosa que ahora es candidato a la Cámara de representantes por Cambio Radical,   manifestando el beneplácito de este aumento, como si actualmente las empresas llegan a los sitios donde no los recibe bien.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Hace unos días, una estudiante le decía a unos compañeros con voz que sonaba aterradora, ¡que tragedia, me quedé sin batería en mi celular! Las caras de horror de los que la acompañaban me hicieron pensar que compartían el sentimiento de la chica. He visto amigos que suspenden actividades para  devolverse a casa para recuperar el celular olvidado. Es que en Colombia la cantidad de celulares en poder del público supera el número de habitantes.
EL DESEMPEÑO DE NUESTROS ESTUDIANTES EN MATEMÁTICAS EL DESEMPEÑO DE NUESTROS ESTUDIANTES EN MATEMÁTICAS
Por: Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Los resultados de la prueba internacional PISA del año 2012, divulgados por el ICFES en la semana inmediatamente anterior ha sido tema de debate en todos los medios de comunicación y en las instituciones del sistema escolar colombiano. Porque en nada favorecen a Colombia los resultados que la  ubican  en el puesto 62 entre los 65 países que se sometieron en la evaluación de tres áreas disciplinares: Matemáticas, Lenguaje y Ciencias.
Por: Hugo Neira Sánchez
      El alumbrado público refleja en cada ciudad su pujanza, Cuando llegamos a una ciudad, de noche y vemos solo oscuridad nos llevamos un mal recuerdo de ella.
      De acuerdo con esto  Infibague  solicito al Concejo un acuerdo, para normalizar y establecer normas relativas al impuesto para el servicio de alumbrado público, pero con la normalización pretende aumentar el valor a las empresas industriales, comerciales y la agroindustria, para qué?, pues en el AOM está la administración y mantenimiento del alumbrado, los barrios construidos entregan sus redes a EnerTolima y a su vez al Alumbrado público y la infraestructura de parques y avenidas es pagada con las valorizaciones, y según la información suministrada en la “exposición de motivos”, los ingresos menos los egresos  le deja un remanente mensual de $144 millones mensuales libres. Con el pretexto de arreglar el alumbrado público lo  desarregla y el más perjudicado es el empleo.  
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La corrupción es un cáncer que carcome las instituciones, no importa si son públicas o privadas porque la corrupción las ha permeado. Lo más grave es que también ha penetrado las conciencias de muchos ciudadanos quienes han asimilado la corrupción como algo normal y parte de su vida cotidiana. En el país creemos que los “vivos” son los que sobreviven. Y que al que se duerme, se lo lleva la corriente. Entonces la corrupción se opaca, casi desaparece, para dar paso a la viveza. Por lo tanto ya no se considera corrupto sino vivo al que aprovecha “oportunidades”.