PERIÓDICO EL PÚBLICO: febrero 2014
 
Por: Benhur Sánchez Suárez
Aún resuena en mi memoria la voz de Humberto Tafur Charry, escritor huilense ya fallecido, cuando en la década de los años sesenta recitaba en cantinas y escenarios públicos un poema que llenaba su corazón. El autor del poema era Jorge Ernesto Leyva. Aún muy joven, pensaba yo que el autor debía ser uno de aquellos personajes del parnaso colombiano, ya fallecido. Uno de sus versos decía “yo no puedo sembrar flores donde se venden escopetas”.
Lo conocí en Ibagué y la emoción que sentí al verlo fue enorme. Tener al lado una de las voces contestatarias y sociales más relevantes de la poesía nacional, me llenó de orgullo. Además, no sólo estaba vivo (nació en Ibagué en 1937) sino escribiendo con la misma emoción y la misma lucidez de aquellos versos que se quedaban en la memoria de la gente. Su secreto radicaba en resumir en su poesía sentimientos profundos del alma popular, sus deseos reprimidos, y llevar a la literatura, con calidad meritoria, el sentimiento de los pueblos.
Después de seis años de su muerte (Bogotá, 2008) escribo estas palabras para recordarlo, porque me duele que el olvido cubra sus obras, como tantas otras de nuestros autores ya fallecidos. Jorge, o Jorgesito (como contaba que le decía Pablo Neruda) había nacido en Ibagué en 1937 y estudió en el Colegio San Simón de su ciudad natal. Uno de sus biógrafos, el maestro Rogelio Echavarría, nos dice de él en su libro Quién es quién en la poesía colombiana lo siguiente:
Estudió derecho y ciencias políticas en la Universidad Libre de Bogotá. En París fue periodista, activista de la revuelta estudiantil de mayo del 68 en la barricada de Gay Luzca; vendedor de frutas en Les Halles, cantante de tangos en el Bar Veracruz de la Garé du Nort. Siguió un largo periplo en el cual estudió literatura, historia del cine y del Oriente (India y China). Visitó Praga y Estocolmo, donde fue profesor de literatura colombiana en el Instituto Iberoamericano. Allí fue alumno de Carpentier, conoció y fue amigo de Neruda, Asturias, Himmet, De Greiff, Dalton y Alberti. En Pekín participó en la revolución cultural maoísta y fue periodista de Radio Pekín. En su patria chica fundó la Extensión Cultural de las Universidades del Tolima y Libre de Bogotá, así como la de su departamento en 1959. Director del Instituto Tolimense de Cultura y de los suplementos literarios de Tribuna Gaitanista y de El Cronista de Ibagué. Ha traducido a poetas franceses”.
El legado del maestro, fuera del recuerdo entrañable de su amistad, de su humanismo siempre activo, se encuentra contenido en sus libros publicados “No es una canción” (1959), “Poemas de ausencia” (1962), “La ceniza es el infinito” (1963), “Territorios y ausencias” (1978), “Diario de invierno” (1975 y 1992), “Memorias de los caminos, (antología publicada en 1996), “La siesta de los dioses y otros poemas” (2002) y “Sólo amor” (2008) También dejó consignada la historia de Ambalema en su libro Santa Lucía de Ambalema: historia de la nostalgia y preparaba igualmente la historia del Colegio San Simón.
Leerlo es el mejor homenaje que se le puede hacer a quien vivió para la cultura y la poesía.
El crítico Jorge Ladino Gaitán habla de su libro Diario de invierno en los siguientes términos: “a través de una poesía equilibrada explora, en la expresión y profundamente evocadora, las contradicciones de las guerras, la soledad de los caminantes y la fraternidad de los exiliados. Este poemario fue escrito en París en la década del sesenta. En 1975, el Centro de Publicaciones y Ayudas audiovisuales de la Universidad del Tolima publica “Diario de invierno”, un libro donde, además del poemario del mismo nombre, figuran otros textos líricos donde subyacen, en forma más pronunciada, temáticas de corte social. Precisamente éstos poemas dejarían de aparecer en las antologías del autor o en un libro editado en 1992 por la Editorial Magisterio que, bajo el nombre de “Diario de Invierno” recoge, además de los poemas escritos en Paris, dos poemarios titulados “Tzunguo, el país del centro” y “Poesía de ausencia”.

El viaje definitivo del maestro dejó un gran vacío en la poesía colombiana. Y en sus amigos la honda tristeza de su ausencia.
Por: Carlos Orlando Pardo
La utopía, ese lugar que no existe, ese plan, proyecto o doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación, pareciera ser la comarca preferida de todos aquellos que se han atrevido a soñar en aparentes imposibles. Sin embargo, es gracias a esas temeridades que la humanidad ha logrado sus avances. El hombre vive más en el territorio de la imaginación que en el de esa realidad real, la que de manera simple lo convierte en un ser limitado que puede ir del punto A al punto B sin romperse ni mancharse. De allí que sean los utópicos, a lo largo de la historia, los únicos que han hecho posible el avance del hombre desde sus tiempos más remotos. Por eso no se trata de seres que entre dos males los escoge a ambos, sino de aquellos que pretenden asaltar las estrellas sin ningún rubor cuando lo dicen. Nada hay entonces más grato que conversar con quienes hacen de la imaginación una bandera, se conjeturan las cosas que nunca ocurrieron pero pueden llegar a suceder y hablan en apariencia de lo que no existe pero que puede ser posible. No se busca el elogio de la locura sino el de la reflexión, el de la creación, que en un campo concreto como el de la literatura, hace posible un mundo abstracto mediante las palabras. Es quizá en el arte y la literatura donde de mejor manera saltan los ejemplos para comprobar la necesidad de la utopía y para saber que esa gran metáfora del mundo, que esa suma de metáforas, conviven como seres vivos con el universo del pragmatismo. Porque la realidad ficticia existe hasta el punto en que a un lugar de la mancha van centenares de turistas a ver con sus propios ojos la ruta del Quijote, los molinos de viento o la taberna donde este personaje se enamoró de Dulcinea. Y qué no decir de los amantes de Verona cuya casa, con habitaciones decoradas a la época, reciben la mirada curiosa de quienes pretenden ir un poco más allá de la leyenda que universalizó Shakespeare en Romeo y Julieta. Por esa razón, en un mundo donde los valores bursátiles reemplazan todos los otros, en donde el consumismo y la búsqueda afanosa de símbolos de estatus hacen que lo subjetivo sea mirado con desprecio y que se asuma una actitud desdeñosa para quienes ejercen el oficio de la palabra, es más que positivo que se organicen encuentros en instituciones educativas, en calles y parques, en universidades y comunas, en museos y bibliotecas, en la estación del tren o en plazoletas. Esos espacios de encuentro que abundan en todo el país, merecen los aplausos, mucho más cuando entre el producto bruto interno no se ofrece el hallazgo del inteligente, siempre menospreciado porque nace de la rebeldía pero conduce persistente a los inefables caminos del amor y de la convivencia.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMAI
Indignación general causaron las denuncias de la revista Semana sobre la corrupción en las Fuerzas Militares. La molestia ciudadana proviene de varios aspectos relacionados. La primera es que la información los periodistas la obtuvieron de la comisión de acusaciones de la cámara de representantes, donde reposa sin ningún uso desde hace meses. La segunda es que es valerosa la actitud de la prensa en destapar este tipo de actos delictivos. La tercera es que no pase a mayores la investigación salvo pequeñas escaramuzas, chivos expiatorios, etc.
Los altos mandos, que son los gravemente implicados, han puesto el grito en el cielo. Acostumbrados a su intocabilidad y a hablar duro, han tratado de decir que es una afrenta contra las instituciones, que se favorece a la guerrilla, que se quiere acabar con la credibilidad de una institución respetable, que se arruinará la moral de las tropas y que son actos de politiquería o de odio contra las fuerzas militares.
Por Hugo Neira Sanchez
     El incremento desmesurado que tiene el precio de gas en Ibagué desde el comienzo del año, nos hace pensar que este gobierno juega a dos bandas. Mientras proclama  tener sentido social, bajar la inflación, bajar el desempleo, sube el mínimo más del IPC y los sueldos por la escalera (IPC), por otro lado aprueba unificar la tarifa de gas en Colombia y alzas que van por ascensor (TRM) perjudicando seriamente a toda la población, con solo  el objetivo de favorecer a las grandes firmas extranjeras que exploran en Colombia
     Con el problema de la gasolina, cuyo costo  en el país  es determinado por el mercado internacional, ahora se agrega  el  costo del gas domiciliario, pues  coloco su precio al consumidor final a oscilar con el dólar, nos parece infame,  por eso la mayoría de los colombianos nos preguntamos, para que nos sirve ser autosuficientes en petróleo y gas, dañando el medio ambiente,  si el costo final es como si estuviéramos comprándolo  en el extranjero. No se pide tarifas subsidiadas, sino que sean razonables.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Un joven de 16 años, egresado del colegio privado Champagnat, es el “mejor estudiante nacional, SABER 11” del año 2013 en establecimientos no oficiales, según lo acredita el Ministerio de Educación Nacional. Es igualmente, el mejor bachiller del Tolima y acreedor de la distinción Andrés Bello por estar entre los 50 mejores del país y entre los dos mejores del departamento del Tolima.

Hasta ahora, se ha dicho poco sobre este joven, los medios de comunicación han silenciado este triunfo académico que merece la mayor exaltación. Su puntaje promedio en las 8 pruebas del núcleo común fue  de 86.75, su puntaje  más alto  es el de inglés con 100  en el nivel B, seguido de Física con 99 puntos.

Precisamente Física es lo que estudia desde febrero pasado en la Universidad Nacional a donde logró el tercer lugar en la prueba de admisión específica que allí se exige para poder ingresar a esta universidad oficial.

Es hijo de la docente universitaria Martha Elizabeth Varón y del ingeniero Carlos Humberto Castro. Se puede afirmar, en principio,  que factores del contexto familiar  y el interés por el estudio que siempre ha caracterizado a este joven, han sido factores asociados relevantes en el éxito académico de Juanjo, como cariñosamente le dice su madre.

 La tutoría permanente en el hogar ha estado a cargo de su madre, cabeza de familia desde que se divorció de su esposo,   cuando Juan José  era un niño.


Por: Carlos Orlando Pardo
Soy orgulloso de haber visto mi primera luz en aquella aldea que se fundara un día como hoy, el 27 de enero hace 148 años y que en la actualidad es un pueblo lleno de historia y esperanza. El decreto de José Hilario López como presidente de la Asamblea y firmado en Natagaima en 1866, nos refiere cómo tiene la oficialización de quien años más tarde liberaría los esclavos en Colombia. Todo el itinerario de la aldea a los tiempos que cruzan, nos deja la seguridad de su vinculación desde la montaña a los diversos procesos culturales y políticos que tuvo la nación. Isidro Parra como su primer alcalde, pionero de luchas y progreso es su magna figura histórica, a quien devoto seguí a lo largo de no pocos años.
Desde 1963 cuando tenía 16, tuve en mis manos el libro Arrieros y fundadores de Eduardo Santa que mis tías paternas compraron para repartir orgullosas entre sus amigas en Bogotá. Se trataba del primer proceso detallado sobre quienes fundaron El Líbano, mi pueblo natal, producto de la colonización antioqueña. Lo leí como un libro de aventuras y aquella epopeya casi bíblica habría de marcarme desde entonces. Pasó medio siglo y a lo largo del camino me tropecé no pocas veces con historias semejantes y con otras que el maestro Eduardo Santa iba profundizando alrededor de este fenómeno del siglo XIX, hasta que la curiosidad me llevó a pensar en escribir una novela sobre este itinerario. Duré por lo menos 13 años en la lectura de otros textos y en conversaciones que me conducían a tomar apuntes y a imaginar cómo sería mi trabajo, acercándome a un tema no bien explorado de aquel proceso como fue la llegada de los franceses a lo que era Colombia y la presencia de una monja clarisa que arribó de la mano de Desiré Angee, uno de los primeros pobladores junto a dos coterráneos suyos. ¿Que lleva a que una monja convencida se case o se una, mejor, con un francés ateo? Es parte de lo que decidí contar desde el interior de los personajes, pero más allá, el épico suceso de un puñado de colonizadores antioqueños que huyendo del hambre en su tierra dieron lugar a la creación de más de un centenar de municipios colombianos. Toda esa variopinta sucesión de  hechos notables en el siglo XIX quise dejarlos allí, no tanto para tratarlos desde lo que algunos llaman la novela histórica sino como una ficcionalización de la historia donde el movimiento entre la aventura, el romance, la guerra y la muerte tienen su escenario.
Los ejes temáticos que transcurren en esta novela, se mecen con marcada tensión entre la persecución y la muerte, las guerras y la lucha por la tierra, los enfrentamientos por las ideas y la búsqueda persistente de un paraíso donde viva la paz. Una monja que huye del destierro al que la confina el presidente Mosquera, un arquitecto francés que llega a la construcción del Capitolio Nacional huyendo de las posibles catástrofes después de la caída de Napoleón y un colono que funda pueblos y al que le cobran sus creencias con el asesinato, son los protagonistas de la obra. Si los menciono, allí están Mercedes González, Desirè Angee y el general Isidro Parra que cruzan sus destinos al calor de las guerras sucesivas del siglo XIX. La monja vestida de civil enfrenta la más terrible de sus batallas que era consigo misma tambaleante entre la castidad y el placer, el infierno anunciado por violar sus creencias y el cielo que le ofrecía la circunstancia de descubrir su cuerpo y sus sentidos. Precisamente el ciudadano francés ateo Desirè Angee encarna su tentación y su tortura, su salvación y su nunca antes soñado estado de la libertad y el amor. El general Isidro Parra, liberal íntegro, encarnó el diverso ejercicio de espiritista, empresario, minero, traductor, educador, pionero de la industria del café, guerrero de atinados aciertos y estratega, agricultor enamorado de su oficio, fundador de un pueblo próspero y culto y en esencia, el de un humanista. Se trata de un retrato íntimo y apasionante alrededor de seres excepcionales. Es mi homenaje desde lo literario a esta población que llena mi espíritu de orgullo.


AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La crisis de la salud ha sido analizada desde muchas aristas. Sin embargo hay un enfoque que me parece importante debatir. Son las quejas contra los jóvenes estudiantes de ciencias de la salud. Es verdad que muchas son infundadas. Pero hay otras para reflexionar, especialmente desde la academia, que es la encargada de formar los nuevos profesionales.


Por Hugo Neira Sanchez.

  Podemos asimilar lo que está sucediendo con el servicio que están prestando las EPS en Colombia, con la famosa marcha de la muerte que protagonizaron los Japoneses en la segunda guerra mundial después de la batalla de Bataán, donde los japoneses solo tenían previsto capturar 25 000 combatientes, por lo tanto no existía la logística necesaria para trasladar a  más de 75 000 prisioneros que cogieron, buscaron el camino más fácil,  resolvieron eliminarlos  sistemáticamente en un recorrido de 85 Km, eso está pasando con nuestras  EPS, no tenían la logísticas de cumplir el mando constitucional de atender a todos los colombianos, un idealismo con todas las buenas intenciones y razonables, pero no   practico,  pues este  Estado  y sus instituciones  jurídicas que reparten dinero a “diestra y siniestra”, sin considerar sus resultados, afectaron seriamente a la EPS, empeorando su mal servicio y el objetivo inicial  de ganar dinero con la salud de los colombianos  y no ser un medio para prestar un buen servicio.



 Por: ALBERTO BEJARANO ÁVILA
Cualquiera podría construir visión de futuro, pero sólo personas excepcionales construyen futuro real, digno y justo. Con base en esta inferencia uno diría que historiadores, analistas y todos nosotros debemos juzgar con rigor los hechos socioeconómicos más relevantes acaecidos en tierra ibaguereña desde “tiempos de upa” hasta la época actual y así revelar perspectivas de tiempo y espacio que permitan ver, con ecuanimidad y sin especulación, cómo va Ibagué. El sentido común dice que la ausencia de resultados es indicio de ir mal mal y la evidencia cierta de estos señal de ir bien, claro, si todo resultado es tangible, comparable, medible y sustentable y
además dice que en un municipio que va mal la imagen de su alcalde tendría que ser excelente pues, es de suponer, en épocas aciagas y decadentes un buen alcalde es aquel que propone, guía, cohesiona, ejemplariza, lidera, sugiere, dialoga, convoca, pone orden y alienta la idea de que vendrán días mejores.
Por Benhur Sánchez Suárez

Siempre hemos oído decir que las brujas (brujos también los hay) son seres que rinden culto a Satanás. Desde la más remota historia se encuentran testimonios, leyendas y consejas que avalan esta existencia. Centenares de libros los recogen y en ellos podemos asombrarnos, asustarnos o reírnos por su causa. Mucho de lo escrito se debe a la imaginación de escritores que recrean esas leyendas de manera artística. O son escritos de falsos científicos que describen las diversas fases de su conversión al demonio, hacen inventario de utensilios, ritos, y escriben manuales con los cuales viven, con alguna comodidad, de la ingenuidad de los inseguros y atormentados de la tierra.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Las campañas para elegir congresistas están en pleno desempeño. Lo llamativo, más allá de los jingles insulsos y las propuestas insípidas, es el odio que reflejan algunas. Unas consideran que atacando el establecimiento con todo tipo de argumentos, la mayoría falaces e inventados, lograran el favor electoral de los ciudadanos. Otras, destilan su resentimiento contra los demás candidatos.
   
Por: Hugo Neira Sánchez
Por la forma que trabajo el Congreso en la última legislatura, los “cuerdos” pensamos que votar el próximo 9 de Marzo es perder tiempo. No es una actitud colombiana, sino una forma que se está extendiendo por toda las democracias del Mundo. Sentimos que  la forma de democracia, defendida durante más de dos siglos, no está llenando  las expectativas que tenemos de nuestros representantes.
   Cuando nos asalten y peligre nuestra vida, por un simple celular,  tenemos que recordar  a los congresistas que dieron la patente de corso (del latín cursus, “carrera”) a 9000 presos que van a salir de las cárceles por la inoperancia del estado de defender la vida de los ciudadanos. Esto y lo de la Habana, el mensaje es “el crimen paga y si se coloca una sigla partidista mejor. Vender el sofá por la infidelidad de la mujer, no cambia la cosa. Mientras ellos resguardados con gualda-espaldas y carros blindados van a ver morir miles de inocentes por no desempeñar bien sus funciones.  
Situación crítica de la educación en Anzoátegui

Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
Con base en doce indicadores educativos, el municipio de Anzoátegui encabeza la clasificación de los municipios tolimenses más rezagados en educación. Le siguen, en su orden, los municipios de  Venadillo, Murillo, Suárez, Casabianca, Rioblanco, San Luis, Natagaima, Purificación y Palocabildo, que ameritan atención especial  e inversiones prioritarias del Estado, para mejorar la oferta educativa que se hace en estos municipios.
Esta clasificación se hace según cuatro indicadores de cobertura escolar, las tasas brutas y netas de escolarización en la educación básica y en el total; cuatro indicadores de eficiencia interna, las tasas de aprobación y retención escolar en los grados de primaria y media y cuatro indicadores de calidad, los porcentajes de estudiantes en el nivel ”avanzado” en las pruebas SABER del grado noveno, en Lenguaje, Matemáticas, Ciencias Naturales y Competencias Ciudadanas del año 2012
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La ética es una rama de la filosofía que se dedica al estudio de la acción humana, pero también del deber, la virtud, la felicidad y especialmente del buen vivir. Las reflexiones éticas permiten elaborar juicios sobre las conductas y/o intenciones humanas, tales como “correcta”, “incorrecta”, “buena”, “mala”, “prohibida”, “permitida”... En palabras de Fernando Savater, la ética es el arte de vivir, de saber vivir, de discernir lo que conviene o no. La reflexión ética señalaría cómo deberían actuar los miembros de una sociedad y la responsabilidad que deben asumir por ser parte de ella.
Hoy creo que en general la ética no pasa  de ser un simple enunciado. No se ha materializado en un comportamiento ético con principios y reglas de cumplimiento obligatorio. La ausencia de esta virtud deteriora la vida colectiva y hace difícil la convivencia.