UN AÑO NO ES NADA
Por LUIS FERNANDO HERRAN MENDEZ
Ayer domingo se cumplió el primer aniversario o primer cumpleaños de
una queja presentada por mí ante el Personero, abogado Isaac Vargas Morales. Este
reclamo se formuló contra dos funcionarias de la administración municipal de
Ibagué, quienes laboran en el mismo edificio, justo al frente, pasando el patio
y subiendo escasos 25 escalones, como quien dice, en el mismo lugar en donde
despacha el Personero Isaac. La queja relaciona el trato moroso, negligente, tramposo,
parcial y la violación a mis derechos
fundamentales de seguridad social, vida digna, salud, alimentación por parte de
los denunciados, lo que presupone un acto clásico de corrupción administrativa
de la más baja categoría, y por lo que un “agente del ministerio público” apto, cuerdo,
honesto y capaz hubiese tomado las medidas del caso, realizado la investigación
y trámite del proceso con la celeridad, imparcialidad, objetividad,
transparencia y legalidad que se deben observar en este tipo de actuaciones públicas, para establecer responsabilidades y sancionar a los culpables si los hubiere. Pues
no, no pasó nada, la queja fechada 9 de
diciembre de 2011, que narra las dificultades y padecimientos que viene pasando
un ex servidor público y la conducta inapropiada y corrupta de funcionarios de
la administración, que el personero Vargas, vigila en lo administrativo, no ha
tenido ningún resultado. Solo cinco o seis meses después se hizo una diligencia
de ratificación y hasta ahí la actuación del flamante Personero de Ibagué.
No tendría mayor importancia si tales hechos fueran un caso aislado. No. Esto
mismo ocurre con todos y cada uno de los casos en que los ciudadanos concurren ante
la acuciosa Personería de la ciudad. La
razón: un hombre cansado, temeros y triste está al frente de este importante cargo y que por
su semblante de fatiga y hastió sus subalternos comienzan a sentirse igual y
trabajan al ritmo con que su patrón oficia.
Algo de vida cobran, los de la Personería, cuando hay que ponerse sus chalecos
descoloridos de los Derechos Humanos y salir a pantallear ante la TV y la radio,
pero con igual resultado al final, nada.
Señor Personero, lo que he manifestado
en esta corta nota que no lo afecte, continué su vida apacible, simple, tibia y
sin sobresaltos. Su tranquilidad por encima de todos. Los demás veremos cómo
nos defendemos sin Personero. !…….seguro que nos va mejor¡