PERIÓDICO EL PÚBLICO

Política

RICO, ELEGANTE Y FAMOSO
Un buen ejemplo para las FARC

Antonio José Navarro Wolff, Ingeniero Sanitario y Político pastuso, en sus años mozos guerrillero del M 19, por su astucia, sangre fría y buena puntería, llegó a ser el segundo comandante de la organización armada que azotó al país durante casi cinco lustros. Junto con Petro, el actual alcalde de la Capital de la República, y otros miembros de la organización subversiva, protagonizaron, si no,  en forma persona, sí en la logística y la dirección de la toma del Palacio de Justicia, que termino el 7 de noviembre de 1985,  con la inmolación de inocentes funcionarios de la justicia, entre los cuales se encontraba nuestro querido y admirado magistrado Alfonso Reyes Echandía. Después de la entrega de armas, y tras el proceso de desmovilización, Navarro,   como muchos de sus compañeros de aventura,  ha venido disfrutando de los gajes qué ofrece nuestra democracia a quienes se alzan en armas en contra de las instituciones legítimamente constituidas. Constituyente en 1991, Ministro de Salud, Alcalde de Pasto, Representante a la Cámara, Senador, candidato a la Presidencia de la República, Secretario de Gobierno de la administración de Petro y hoy vocero del Movimiento Progresistas. La única herida que ha sufrido este ilustre pastuso fue a raíz de la explosión de un  Briket en un restaurante, lo que le ocasiona de vez en cuando un tenue dolor en una de sus piernas. Hoy goza de perfecta salud; está bien acomodado económicamente, tiene tres cirugías estéticas, diseño de sonrisa, pata de caoba, y es uno de los colombianos  mejor vestidos. Navarro se moviliza actualmente en tres camionetas blindadas, con diez ex compañeros de guerrilla  que lo cuidan con sueldo del Estado, está pensionado, es al único colombiano al que Colpensiones le tramitó su Pensión en un tiempo razonable. En fin, vida de privilegio por solo unos momentos de cordura, sensatez y decencia. Este es el ejemplo, para las Farc y los otros,  de lo extremadamente generosa que ha sido Colombia con los que entregan las armas. Pero, sin entrega  de armas, es demencial pensar en cualquier trato con los actores de la violencia. Se pueden hasta quedar con toda la  platica y hasta con sus no muy santos negocios… pero  con las armas nunca; ellas son monopolio del Estado en  cualquier sociedad civilizada. 

Gómez Gallo

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El Tolima padece un mal que parece no tener pronta cura. Cada día tiene menor peso en el concierto nacional. Sus grandes nombres han partido. Otros, menos grandes, han sido eclipsados. Pero el resultado es igual. Un Tolima huérfano. Sin guías ni timoneles. Muy a la deriva.
Pese a sus detractores, Luis Humberto Gómez Gallo era de los grandes. Tuvo destacada carrera política. Concejal de Ibagué por varios periodos representando con honor y orgullo a su partido, el Conservador. Tuvo un corto paso por la burocracia departamental y se dedicó a recorrer la geografía tolimense con el senador Guillermo Ángulo, importante dirigente azul. Con audacia y valor supo separarse de su mentor e inició camino independiente en la política. Llegó al senado por tres periodos. Presidió la prestigiosa comisión primera y luego llegó a ocupar uno de los cargos más anhelados por la clase política: Presidente del Congreso.
Hombre trabajador, inteligente y conocedor en detalle de la política empezó a brillar como la figura más promisoria de este Tolima que veía con tristeza como se apagaban faros de otras épocas. Con esfuerzo, su nombre fue ganando estatura y más de uno lo avizoró como futuro candidato presidencial.
Por decisiones de la justicia, que algunos señalaron de politizadas, vio trancada su carrera. Una vez retornó a la capital musical tuve oportunidad de saludarlo frente a la Catedral. La sonrisa de siempre le marcaba el rostro y su mirada demostraba serenidad. Al abrazarnos comprobé la firmeza de un hombre que se siente en paz consigo mismo y con su gente. Una gran energía brotaba desde su alma. Se sabía inocente y quería trabajar sin descanso para que hasta el último de los tolimenses quedara convencido que era un hombre de bien y no un delincuente como quisieron hacerlo ver.
Hace menos de un mes lo encontré en los grados del Colegio Champagnat. Nuevamente me brindó toda su cordialidad. Me contó la manera como estaba reconstruyendo su vida, rota por las decisiones de la justicia. Su vocación de servicio estaba intacta y ya recorría los rincones de este Tolima que tanto afecto y cariño le ofrendó. La política reverberaba en sus venas y su liderazgo natural era reconocido de nuevo por muchos. Me explicó sobre sus negocios y la urgencia de recuperarse económicamente para asegurar el futuro de sus nuevos hijos y de su linda esposa embarazada. Su expresión irradiaba seguridad, convencimiento y trasparencia.
Me golpeó duro enterarme de su muerte. El Tolima ha perdido otro de sus ya escasos grandes hombres. La orfandad política es grande y son pocos los que se vislumbran con el temple, la formación, el arraigo y las agallas de Luis Humberto. El conservatismo pierde un líder indiscutido. La clase política uno de sus mejores cuadros. Cielo, su madre, un hijo entrañable. Su familia un padre, un esposo, un hermano amoroso. La sociedad un ser humano que marcó senderos, construyó caminos y ofreció servicios incuestionables. Sus amigos pierden un ser digno en el mejor sentido de la palabra.

Adiós Luis Humberto. Nunca militamos juntos ni recorrimos los mismos derroteros, pero siempre sentí, como muchos, su respeto, consideración y apreció. Gracias por siempre.

Opinión




Por: Santiago José Castro Agudelo
Finalmente hice lo que no quería hacer. Esperé cerca de 20 minutos para poder ingresar al parqueadero de esa gran mole que llaman “La estación”, el nuevo centro comercial que es “sensación” en Ibagué. Nuevos almacenes, marcas nuevas para el Tolima, un SAO, la espectacular “Paletería” que hace que la espera para poder ingresar valga la pena y una amplia plazoleta de comidas, de esas que acaba con lo humano que era el almuerzo o ir a cenar y lo reemplaza por la uniformidad y el irrespeto al tiempo y al espacio.

Impresionante ver a los compradores compulsivos que querían llevarse todo en Pepe Ganga o en Tecnópolis a “24 cuotas señorita”, “si no pasa esta tarjeta le pago en efectivo”, etc. Mi hijo me dijo “pa me siento como en Bogotá”. En ese momento sentí un golpe tremendo y me puse a pensar en tantas cosas que hacen del Tolima ser lo que es y a la ciudad musical un escape de ese monstruo que enajena y al que tantos quieren llegar, Bogotá. Recorrí toda esa mole donde ya nadie se conoce con nadie en busca de lo más importante para cualquier ser humano, la lectura. No había nada, ni una sola librería o una tienda al menos de “entretenimiento” en serio, no esas plagas que agrupan cajas de Xbox como si fuera pollo en promoción, para lograr controlar a los hijos sin tener que desgastarse en educarlos y formarlos.

Navidad

Personajes del Tolima que en esta Navidad posaron para TRAZÓN

FELIZ NAVIDAD 2013-2014


 

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La modernidad creó el Estado. Luego la sociedad fundó el estado de derecho para establecer la supremacía de los derechos sobre los privilegios y para determinar el imperio de la ley con leyes con sentido humano opuestas a la bestialidad de penas, torturas y vejaciones. De tal forma que no primaran en la vida comunitaria las decisiones personales o caprichosas ni las acusaciones sin la carga de la prueba. Todo para garantizar la convivencia pacífica.
Para lograrlo, aparte de las leyes, se necesitaba quien las hiciera cumplir. Al Estado se le invistió de la legitimidad para usar la fuerza como monopolio. Se creó entonces la fuerza pública. Un ente público sujeto al estado de derecho. Garantista y proteccionista, nunca un cuerpo suelto y sin control. Este monopolio de la fuerza estaría pagado por la ciudadanía a través de los impuestos. Como tener la posibilidad de usar la fuerza podría degenerar en desmanes y abusos, se crearon mecanismos estrictos de control y vigilancia.
¿Qué quiere decir monopolio de la fuerza por el estado? De manera simple, que ningún ciudadano está facultado para hacer justicia por su propia mano, que está prohibido utilizar la fuerza de manera autónoma y discrecional. Sólo la fuerza pública está facultada para ello. A ella se debe acudir cuando se requiera y a la justicia como servicio público para los ciudadanos.
Por: Benhur Sánchez Suárez
La última imagen que conservo del Museo de Arte del Tolima es un ensamblaje en bronce del maestro Ricardo Villegas, justamente expuesto en las salas del Museo como parte de su exposición individual llamada por él “Objeto en materia”. La obra en mención se titula “Constelación del goloso” y es una fundición mixta cuya armonía me parece sobrecogedora.
Bella exposición, como tantas otras que a lo largo de 10 años de ininterrumpida labor ha llevado el Museo a los ojos de los ibaguereños, tolimenses y colombianos para formar un público avisado en los temas del arte, sensible a la creación artística y dispuesto al diálogo que crea espacios de convivencia y respeto por la vida de los otros.
Ver la obra del maestro Villegas me remontó a tantas otras obras importantes exhibidas en la salas del Museo a lo largo de estos años, todas ellas con una carga emocional de indudable repercusión en mi formación como artista pero, ante todo, como ser humano.

Por: Hugo Neira Sanchez
    Lo digo porque nuevamente las acciones compradas por los Nule (contrario a lo que manifestaba como abogado el actual fiscal) vuelve y juega, pues el tribunal superior de Bogotá  anuló la decisión que permitía que las acciones de los Nule tenían en la Electrificadora del Tolima (Enertolima) –a través de la empresa Kapital Energy– fueran usadas para pagar buena parte de las acreencias que dejó el descalabro financiero de ese grupo empresarial, hoy preso.
   Las acciones, tasadas en más de 130.000 millones de pesos, habían sido compradas por la empresa Vergel y Castellanos, socia de los Nule en Kapital Energy y que tenía la opción de compra preferente. Pero la Súper había logrado reversar la transacción, argumentando que era una venta simulada. (Hace unos días la fiscalía, manifestó que esas acciones valen actualmente más de $300.000 millones. Qué negocio?, se ganaron el Baloto sin comprarlo, mientras los usuarios sufren por las tarifas)
Por: Alberto Bejarano Ávila

Uno a veces no sabe dónde está, si en el limbo, en “la olla”, en tierras del letargo o en qué raro lugar donde las realidades se mimetizan y falsean con sofismas y espejismos, donde no hay relación entre los anhelos y lo que se dice y se hace y donde los retos de futuro se encaran desde círculos viciosos cosidos al pasado, un cercano y surrealista lugar que nos recuerda “El Extraño Mundo de Subuso”, una tira cómica de mediados del siglo XX donde un cegatón veía solo lo que quería ver de su absurda región y con alegatos insensatos le mentía a sus propias convicciones.

A colegir por los temas de cotilleo cotidiano y los tiempos de análisis formal, serian pocos los tolimenses que no desean cambio, progreso, equidad social, fin del politiqueo y no se podría dudar que casi todos estaríamos prestos a una renuncia colectiva del camino hasta ahora trajinado y a concertar vías más  ciertas para lograr objetivos comunes. Pero pasado el cotilleo y volviendo a la realidad ésta nos desconcierta, pues en lugar de caminos alternativos, los que decíamos querer el cambio retomamos el viejo camino para elucubrar sobre lo mismo, proponer lo mismo y hacer lo mismo; pareciera que un raro código genético o una maldición mítica nos hubiesen condenado a perpetuidad a dar volteretas en un remolino que sólo permite, por turnos, sacar la cabeza para negar que el remolino nos atrapó y aseverar que marchamos raudos hacia un futuro feliz.

Quienes tercamente hacemos parte del grupo de personas que buscan otras verdades y se niegan a ser “bipolares políticos” o dejarse etiquetar de capitalistas, comunistas o cualquier otro signo banderizo, porfiamos en señalar (así sea en ostracismo) que el Tolima si tiene otros caminos posibles, caminos que, poniéndolo en metáfora erótico-política, empezarían a gestarse si el alma tolimense se preña de capitalismo social y también de comunismo económico. Tal vez así podamos  convenir en que el bien común, la comunidad o la comuna (¿a ello alude el vocablo comunismo?) necesita de capital regional que se acumule y se invierta en la región para liberarla, al menos en parte, del “capital capitalista” y los dogmas de la economía de mercado y para que surja el espíritu autonómico y la autodeterminación requeridas para lograr progreso y certeza de futuro.

Sin que nadie tenga que renunciar a sus diferencias, todos podríamos compartir un mismo proyecto histórico que se alimente de sinergias y no de los “baculazos” que nos damos dentro del alegórico remolino y por ello, sin querer fastidiar a alguien y sí sugerir diálogos con conclusión, hemos de invitar a que se admita que quienes medran merced a la injusticia y quienes denuncian la injusticia sin proponer modelos justicieros acaban haciendo parte del mismo círculo vicioso (el remolino) que aguijonea disputas éticas y morales pero no permite alterar las realidades actuales.


Dada mi minusvalía argumentativa temo no ser comprendido, pero, aun así, porfío en que un proyecto de construcción de región puede unirnos para saltar del remolino o salir del “Extraño Mundo de “Subuso”. Izquierdas, derechas, apolíticos (inefables como el asexual), cívicos, gremios, académicos, organizaciones sociales, todos, interpretando cada quien su rol en un nuevo libreto acordado, podemos ser actores del desarrollo (deber moral que nos obliga) y unidos en un espíritu de región podemos crear mercados de capital, mermar el politiqueo, rescatar el sentido serio de la política e inscribir lo electoral como lugar democrático que legitima la diversidad de voluntades que convergen al mismo propósito histórico, digno y responsable que se sólo se alcanzará cuando decidamos “conversar, acordar y confluir”. Se estamos de acuerdo, ¿por dónde empezar?
Por: Hugo Neira Sánchez

    Los usuarios de alumbrado público deben festejar que dos propósitos negativos de la Alcaldía de Ibagué a espaldas de los usuarios, fracasaron.
    Uno de ellos era el acuerdo del Concejo en su “sabiduría”, con su proponente el concejal Pedro Mora, antiguo defensor de usuarios (una contradicción), tenía el propósito   de ordenar las disposiciones sobre alumbrado público, con un “mico” enorme donde seriamente perjudicaban a los estratos 4, 5 y,  6 de Ibagué, Industria, comercio y Agroindustria, estas últimas  empresas que dan empleo, en las cuales oí a un asesor llamado Juan Espinosa que ahora es candidato a la Cámara de representantes por Cambio Radical,   manifestando el beneplácito de este aumento, como si actualmente las empresas llegan a los sitios donde no los recibe bien.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Hace unos días, una estudiante le decía a unos compañeros con voz que sonaba aterradora, ¡que tragedia, me quedé sin batería en mi celular! Las caras de horror de los que la acompañaban me hicieron pensar que compartían el sentimiento de la chica. He visto amigos que suspenden actividades para  devolverse a casa para recuperar el celular olvidado. Es que en Colombia la cantidad de celulares en poder del público supera el número de habitantes.
EL DESEMPEÑO DE NUESTROS ESTUDIANTES EN MATEMÁTICAS EL DESEMPEÑO DE NUESTROS ESTUDIANTES EN MATEMÁTICAS
Por: Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Los resultados de la prueba internacional PISA del año 2012, divulgados por el ICFES en la semana inmediatamente anterior ha sido tema de debate en todos los medios de comunicación y en las instituciones del sistema escolar colombiano. Porque en nada favorecen a Colombia los resultados que la  ubican  en el puesto 62 entre los 65 países que se sometieron en la evaluación de tres áreas disciplinares: Matemáticas, Lenguaje y Ciencias.
Por: Hugo Neira Sánchez
      El alumbrado público refleja en cada ciudad su pujanza, Cuando llegamos a una ciudad, de noche y vemos solo oscuridad nos llevamos un mal recuerdo de ella.
      De acuerdo con esto  Infibague  solicito al Concejo un acuerdo, para normalizar y establecer normas relativas al impuesto para el servicio de alumbrado público, pero con la normalización pretende aumentar el valor a las empresas industriales, comerciales y la agroindustria, para qué?, pues en el AOM está la administración y mantenimiento del alumbrado, los barrios construidos entregan sus redes a EnerTolima y a su vez al Alumbrado público y la infraestructura de parques y avenidas es pagada con las valorizaciones, y según la información suministrada en la “exposición de motivos”, los ingresos menos los egresos  le deja un remanente mensual de $144 millones mensuales libres. Con el pretexto de arreglar el alumbrado público lo  desarregla y el más perjudicado es el empleo.  
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La corrupción es un cáncer que carcome las instituciones, no importa si son públicas o privadas porque la corrupción las ha permeado. Lo más grave es que también ha penetrado las conciencias de muchos ciudadanos quienes han asimilado la corrupción como algo normal y parte de su vida cotidiana. En el país creemos que los “vivos” son los que sobreviven. Y que al que se duerme, se lo lleva la corriente. Entonces la corrupción se opaca, casi desaparece, para dar paso a la viveza. Por lo tanto ya no se considera corrupto sino vivo al que aprovecha “oportunidades”.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Las campañas políticas están en marcha. Sólo falta inscribir las listas, pero los candidatos abundan. Lo que son escasas son las propuestas reales. Como se va a elegir senadores y representantes a la cámara, vale la pena conocer cuáles son sus funciones establecidas en la ley. El congreso tiene, en general, seis tipos de funciones:
Función constituyente. Los congresistas tienen facultades, mediante acto legislativo, para reformar la constitución. Función legislativa. Los congresistas tienen la facultad de crear, modificar y derogar las leyes. Función de control político. El control se ejerce sobre el ejecutivo. Se cita a los ministros y altos funcionarios públicos para que informen o rindan cuenta sobre sus acciones u omisiones en el desempeño en los cargos. El congreso los puede censurar. También pueden invitar a otros funcionarios. Función de protocolo. El Presidente del senado toma el juramento al Presidente de la República en día de su posesión. Además, otorga honores a personajes de la vida nacional y recibe a Jefes de estado de gobiernos de otras naciones.
Por Hugo Neira Sanchez
    Este si es el verdadero cuello de botella que tienen los campesinos. Aquí es donde muchos campesinos pierden toda la fe en lo que han cultivado. Es allí donde aparecen las verdaderos “sanguijuelas” y,  en donde el valor agregado queda en manos de los que no trabajan la tierra y, ha sido por siglos los ostentadores de las desgracias del campo.
      El campesino después de haber vencido todas las dificultades del cultivo, ahora se enfrenta a recibir los frutos de esta espera y tarea, y su  resultado real está en el precio que obtiene de su esfuerzo.  Espera que el precio no baje y, que sus homólogos cultivadores no lleven al mercado mucha cosecha, pues los alimentos “para coger” en nuestra agricultura son estacionarios, su precio oscilan como las olas, seria diferentes si estos fueran cultivados en invernaderos, pero para esto se necesita dinero y alta tecnificación.
EN LOS OCHENTA AÑOS DE FERNANDO
Por Benhur Sánchez Suárez
Gustavo Andrade Rivera, un opita universal como su pariente José Eustasio, organizó en su casa al norte de Bogotá (casi finca) un asado que vino a ser el homenaje que él le hacía a dos escritores colombianos finalistas en el Premio Planeta de Novela en 1968: Fernando Soto Aparicio y yo.
Estaba recién llegado a la literatura, no me había relacionado con nadie, a duras penas veía de lejos a los escritores en conferencias y, por decir lo menos, casi ni en mi casa sabían que yo escribía novelas. Gustavo tampoco me conocía pero se dio sus mañas para localizarme, emocionado porque otro opita había logrado una figuración internacional. Isaías Peña Gutiérrez, quien le facilitó mis señas, también participó en el homenaje.
Carlos Orlando Pardo

Bajo el tema de los diálogos que sostiene el gobierno con los grupos armados desde hace más de dos décadas, no han sido pocos los libros que bajo diversos enfoques se han publicado hasta el momento. He tenido la ocasión feliz de llegar a algunos y en general escritos por autores tolimenses a cuyo cuidado ha permanecido unas veces el proceso, casos de Chucho Bejarano, Carlos Eduardo Jaramillo y Carlos Lozano, entre otros, pero el que acabo de leer del curtido y excelente periodista que es Francisco Tulande, deja diversas sensaciones no fáciles de aceptar y en medio del asombro por sus descubrimientos, hasta ahora secretos, cuyos episodios van deslizándose para ingresar a los lugares y a las palabras, a las circunstancias y los sucesos que terminaron con los esfuerzos para cumplir el anhelo más sentido del pueblo colombiano como lo es aterrizar por fin en el acariciado sueño de la paz.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Poco a poco, pero sin descanso, el ejercicio de la política en el país viene cambiando. Hace unos años los gamonales políticos eran los que hacían y deshacían. Cuentan que, por ejemplo, el día de la celebración del cumpleaños del Jefe político, en la alcaldía o la gobernación, no se trabajaba. Todos debían asistir al festejo y aportar la cuota económica respectiva. A nadie removían de su puesto, sin importar si era buen o mal trabajador, sin permiso del Jefe. Figurar en la agenda del Jefe era existir, lo que permitía aspirar a cargos, a contratos o a obras para sus barrios, veredas, municipios o familiares. Esto se ha ido reduciendo sin desaparecer.


Por Agustín Angarita Lezam
a
El pasado doce de octubre, fecha emblemática para toda América, se realizó con lujo de detalles el evento llamado Sinfonía Ibaguereña por la paz. El plato fuerte fue la presentación de la Sinfonía número 9 en Re menor Opus 125, más conocida como “la coral”, que fue la última sinfonía completa de Beethoven y considerada la más importante y popular de la música clásica.
Ibagué que lleva con orgullo el título de Ciudad Musical, que posee uno de los mejores conservatorios del país, con reconocimiento internacional y con más de 100 años de historia, de donde han salido y estado grandes intérpretes, compositores y solistas, no había tenido la oportunidad de montar la interpretación de esta magna obra, como si lo han hecho grandes capitales del mundo. Se puede decir, sin temor a errar, que no existe agrupación sinfónica en el país que no cuente entre sus miembros destacados con egresados de los conservatorios de Ibagué o del Tolima.
UN MERECIDO LIBRO PARA EDILBERTO


Por Benhur Sánchez Suárez*

Mirada la cultura desde el centralismo, ser de la provincia es, por lo menos, una desgracia. Ella se traduce en el desconocimiento de las actividades que no sean delictivas, como la producción de libros o el arte en general, y la poca trascendencia que se les otorga en los medios a nivel nacional.
Sin embargo, es bueno advertir que en la provincia se producen algunas joyas editoriales que casi siempre obedecen al esfuerzo por darle altura al acontecer de las artes y los artistas de la región. Es el caso de la Universidad del Tolima y del libro Edilberto Calderón, 50 años de pintura, cuya factura no tiene nada que envidiarle a producciones nacionales de parecida intencionalidad.
Edilberto Calderón
El libro me recordó un poco la historia del arte en Ibagué. Y me trasladó al 12 de octubre de 1957, cuando se abrió en el Museo Nacional el Décimo Salón Anual de Artistas Colombianos, después de cinco años de interrupción por culpa de la violencia partidista de entonces. El Salón Anual de Artistas fue instituido por Jorge Eliécer Gaitán cuando era ministro de Educación en el gobierno de Eduardo Santos, a instancias de Teresa Cuervo Borda, y su primera versión se inauguró en la Biblioteca Nacional el 12 de octubre de 1940.
Curiosamente decía el ministro en el acto inaugural que "Otro de los fines que se propone el Ministerio con la institución del Salón Anual de Artistas Colombianos es el crear en el artista una conciencia del valor de su obra, que además de estimularlo en la creación estética personal, lo habrá de capacitar para juzgar y estimar, con meridiana imparcialidad y sin prejuicio de escuela o de tendencia, el arte de los demás".
Por: Alberto Bejarano Ávila

Ibagué cumple años y de aguafiestas resultará oír que cada aniversario de la musical es refrito, liturgia maquinal, formalidad sosa, aspaviento sin afectos ni pasiones, recuerdo sin conciencia histórica, reminiscencia vacía de esperanza. La fiesta de la Villa de San Bonifacio será una edición más del cíclico calco de galantería y lugar común frente a la efigie de López de Galarza, el capitán villabragimense que funge como único personaje oficial de la leyenda, ya que el nativo o actor de los hechos históricos, a esta altura del tiempo, es anónimo, sus raíces culturales aún no se descubren ni se recrean, su significado es adjetivo, no sustantivo. ¿Quién era el Pijao? ¿Quién el ibaguereño? ¿Cuál su pasado? ¿Cuál su destino? ¡Ni fu ni fa!…!

El Matusalén andino, cumple 463 años, lapso de 4 siglos y  63 años; mucho tiempo de maduración para tan poca madurez; tantos sufrires para tan frágil conciencia histórica; épicas luchas para tan poca claridad de futuro; excelsas riquezas naturales y bonanzas prolíficas para tan acusadora pobreza. No sé por qué, pero sé que esta mirada crítica irritará a los duchos en loar lo no loable y a ellos les ruego no se enojen y si se enojan que no sea conmigo sino con la decadencia, la ignorancia y la pobreza, así el enojo les resultará útil.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Las buenas costumbres, es algo así como una muletilla con la que solemos referirnos a diferentes aspectos de la vida cotidiana. ¿Pero cómo se define que una costumbre es buena? ¿Quién la define? ¿Una buena costumbre es igual en todas partes?
En un capítulo de su excelente texto, “Vacas, cerdos, guerras y  brujas”,  el antropólogo Marvin Harris, nos demuestra cómo a pesar de la creencia de Occidente que los habitantes de la India son unos torpes porque no se comen las vacas, sino las adoran en medio de una pobreza y unas hambrunas impresionantes, que ellos utilizan más eficientemente estos animales, que los que de manera simple las convierten en hamburguesas o filetes suculentos… Para algunos es buena la costumbre de comerse las vacas y para otros es buena la de adorarlas. Ambos grupos creen tener la razón.
Kant decía que la costumbre hace norma, por lo tanto, muchos piensan que mantener la costumbre es lo ideal. Pero esto puede ser equivocado. La verdad inicialmente es un proceso de minorías. La verdad en un principio sería contraria a las buenas costumbres. Con el tiempo, esta verdad de minorías ganará terreno y se convertirá en un asunto de mayorías y de acostumbramientos. Y surgirán otras verdades…
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Los azucares refinados son, prácticamente, parte de la vida de todos los colombianos. Casi se podría decir que no hay producto alimenticio donde no estén. Se encuentran en los zumos de frutas artificiales (por la televisión se ofrecen a montones), en las gaseosas, los cereales en cajas o latas, caldos de verduras, sopas, yogures, kumis y batidos industriales, helados, chocolatines, galletas, comidas empaquetadas, enlatados, mermeladas, chicles, salsas, bizcochos, bebidas hidratantes, pan industrial, y un muy largo, etc.
Mucha gente no sabe la avalancha de azucares refinados que consume. Ni los daños que ellos le pueden traer a la salud. Estos azucares se presentan en las etiquetas como glucosa, dextrosa, maltosa, manosa, fructosa, sucrosa, sacarosa, entre otros. En general, todos los ingredientes que terminen en “osa” son azucares refinados.
El profesor de la Universidad de Utah en Estados Unidos,  Wayne Potts, realizó una investigación sobre los daños que producen a la salud los azúcares refinados, inclusive consumidos en dosis moderadas. Venenos los denomina. Corroborando otras investigaciones, el profesos Potts, establece una relación entre azucares refinados y los desordenes mentales, incluidos la demencia senil y la depresión. Uno de los más comunes es la hiperactividad, falta de atención y concentración, e incluso depresión, en niños. La relación es directa entre el mayor consumo de azúcar y aditivos en los alimentos industrializados de la dieta de los niños y estos desordenes mentales.
También hay datos sobre los daños en el aparato cardiovascular que induce el consumo de azúcar. Se sabe que aumenta los niveles de triglicéridos, colesterol y de radicales libres, que son tóxicos para el corazón y las arterias.
Un tema destacado en la investigación son los efectos sobre el sistema inmune del organismo. Las enfermedades infecciosas se presentan con mayor frecuencia en niños que consumen habitualmente azucares refinados. Además su recuperación es más lenta.
Es conocida la relación entre azúcar y caries dental. El esmalte de los dientes es el material más duro y resistente que tiene el cuerpo humano. ¿Si los azucares lo debilitan y lo dañan, qué otros daños podrían hacer en el resto del cuerpo?
El azucar por su alta acidez, inhibe la capacidad del cuerpo de aprovechar el calcio y el magnesio, debilitando los huesos y favoreciendo la aparición de osteoporosis y ateroesclerosis. El estudio documenta como el consumo de azúcar lleva a la degeneración de la mácula en el ojo, lo que desencadena pérdida de la visión por el deterioro de la retina. Se habla que a mayor consumo de azúcar mayor posibilidad de sufrir demencia senil, Alzheimer y envejecimiento prematuro.
Todos estos daños ocurren porque en el proceso químico de refinación del azúcar, para hacerlo más blanco y  fácil de disolver en líquidos, se le despoja de casi todos los nutrientes y para poder ser metabolizado por el cuerpo humano, este debe gastar altas dosis de vitaminas, enzimas, oligoelementos y minerales. Es decir, le sale muy caro al organismo el consumo de azucares.

El azúcar debe ser eliminado de la dieta. Inclusive es dañino en pequeñas dosis. Lea las etiquetas para descubrirlo. Si no cuida su salud por lo menos cuide la de sus hijos. La mejor vacuna contra las enfermedades es amor y una buena y sana nutrición, sin azucares refinados ni enlatados. Esto depende de usted.
Por: Carlos Orlando Pardo

Dentro de la selecta colección titulada Poetas Colombianos Siglo XXI que inició Caza de Libros, se destaca el libro Solares de Guillermo Hinestrosa y que fue presentado no sin éxito en la pasada Feria Internacional de Bogotá. Seguro que todos conocen  más a su autor como banquero, un oficio en el que todavía se desempeña, no pocos lo sitúan en su condición de abogado y otros que leyeron sus columnas en diversos medios lo ubican con sus estudios como politólogo en París, pero detrás de estas labores vive y sueña permanentemente un escritor que persiste en una alocada disciplina como si peleara insistente entre el mundo de los números y el de las letras, el de la realidad fría de las cifras y de los negocios durante el día y el de la ficción gozosa durante las noches. Seguro que es este último el que perdurará porque varias son las muestras de su trabajo en la novela, por ejemplo, cuya tarea empieza en 1983, hace ya 28 años, al publicar la primera bajo el título de Los espejos de la lluvia y sobre todo Mañana cuando despiertes que fue editada por Oveja Negra en el 2002. No se trata entonces de una vocación que sale airosa a pasear los fines de semana, sino de un visceral compromiso con la literatura que igualmente se concreta con su novela próxima a publicarse bautizada Por el ojo de una aguja. Sobre estos libros han salido diversos comentarios y criticas que lo favorecen, pero se trata aquí de registrar sus Solares, un libro extraño pero afortunado, donde los editores con razón afirman en su nota de contratapa, que si bien la poesía se infiltra cómodamente en la novela o el cuento, es menos usual que un poemario asuma la tarea de contar una historia. Y aquí está este itinerario angustioso pero bello con un lenguaje que pesa y no deja pasar en vano el periplo de un hombre romántico que busca una segunda oportunidad luego de estar preso de las torturas del infierno, tras haberse iniciado en el solar de los anhelos, el de los cortejos y el de los cantares y cómo no, en el de las desdichas, porque la literatura no es precisamente el reino de la felicidad. Engaños y soledades, incomprensiones y cinismo, descubrimientos y locura van surcando la trama de un protagonista hundido en una atmósfera medieval donde la música y el erotismo no exento de magia pasea por sus páginas. El triunfo y la derrota como dos caras de la misma moneda se levantan bajo la premisa de cómo todo placer tiene su costo y de qué manera las pasiones nos salvan y nos condenan en forma irremediable. Frente a tanto libro de poemas que no nos dice nada y deambulan en un lenguaje abstracto y trivial para dejarnos sin nada entre las manos, el poemario de Hinestrosa impacta por su profundidad sin que quedemos al final indiferentes no sólo con la historia explorando alrededor de la condición humana sino por su lenguaje, el tono que logra, la altura que nos permite sentir que estamos sin duda alguna en el territorio de la poesía y ante todo que aquí está la vida vuelta lenguaje, que es al fin y al cabo de lo que trata la literatura verdadera.   
Por Hugo Neira Sanchez
    No podía dejar en el tintero lo que ha sido el devenir de nuestros campesinos. El colombiano que diga que no tiene sangre campesina, está mintiendo. En la oleada de Europeos que llegan a América, en la Conquista no solo llegaron aventureros sino muchos que vinieron a buscar el “oro”, pero llegaron tarde y se encontraron que como pobres no importaba que fueran indígenas o blancos, su subsistencia para no volver a Europa, con el “rabo entre las piernas”, tenían que hacer lo mismo que en sus tierras de origen, ya no bajo un régimen “feudal”, sino con alguna libertad, donde no se tenía  que dar razón alguna, sino también no entregar la “pernada” de su esposa e hija, además con extensos terrenos para cultivar, no importa ser siervos en forma diferente no tenían que entregar todo sino una parte  a los famosos encomenderos, personajes que no trabajaron nunca la tierra, pero la usufrutuaron, pues era un deshonor labrarla. Se van acomodando durante años, esquivando la pobreza y la subsistencia, llevando a los mercados precarios, alimentos con los cuales sobreviven los señores, empleados públicos y siervos.
Por Carlos Orlando Pardo Rodríguez

Me produce siempre gran alegría ver el nacimiento de nuevos escritores medidos esta vez en la publicación de su primer libro. Es usual que con ellos las editoriales no se atrevan porque se trata de nombres realmente desconocidos en el panorama de la literatura y sus apuestas van a otros lados. Por fortuna la editorial Caza de Libros, siguiendo el ejemplo dado por Pijao Editores en el Tolima, cumple el reto de jugársela con algunos que demuestran sentido del oficio y desde luego talento. Es lo que acaba de ocurrir con la presentación de La noche infinita, la novela de Carlos Andrés Oviedo, un joven ibaguereño que asume su tarea con devoción y podría decir con misticismo. No sólo se le ve sino se siente y mucho más cuando detrás suyo se encuentran dos libros más que junto a la noche Infinita conforman su primera trilogía y que en un futuro cercano con las debidas revisiones estará circulando entre los lectores del país. Este sólo hecho desprende cuánta ha sido su dedicación a la tarea de escribir que no la cumple como tantos de manera episódica sino visceral. Debo señalar así mismo cómo no es de aquellos muchachitos vanidosos que miran por encima del hombro y suficiencia sino conserva el evangelio de la sencillez, sin que por ello falte el conocimiento. No puede augurarse aquí sino el nacimiento de un escritor sólido y con futuro que dará de qué hablar en los días del porvenir. Pero aterricemos en la noche infinita. El tema de su obra literaria no es nuevo porque son numerosos los textos que refieren al protagonista de una obra desde “la clarividencia de lo inasible” como bien la define Benhur Sánchez Suárez, pero en literatura no existen los viejos o novedosos asuntos para tratar sino la forma en que se haga. Aquí es una mujer, una niña, Solirio, el personaje central de la historia. Entre descripciones del mundo pintoresco de algunos mitos y leyendas que se encuentran bien escritos pero suenan trasnochados y con olor a lugar común, más propio de la literatura del siglo XIX y las primeras cinco décadas del XX, va generándose la atmósfera de un mundo que luego desde el espejo de la intimidad y la retrospección alcanza momentos luminosos, pero igualmente surgen a veces como mezcla tardía de un existencialismo a ultranza. De todos modos, ello no significa que La noche infinita no tenga suficientes merecimientos ni deje de reflejar a un autor que con la debida reflexión alcanzará una mejor etapa, sin que represente excusa que sea o no un volumen de juventud, puesto que son numerosos los casos de autores que comienzan con paso firme y el pie derecho su carrera y que no menciono para no abundar en listas de directorio telefónico. Resulta eso sí preocupante explorar que no existió un riguroso cuidado en el lenguaje por la repetición absurda de términos, uso de otros que disuenan frente al armonioso ritmo de una prosa vigorosa y mayor atención a la terminación de frases y párrafos que quedan inconclusos. Todos hemos caído y a veces caemos en lo mismo por mucha experiencia tenida porque el combate con el lenguaje es inclemente.  No quiero caer en la ingenuidad de relatarles de qué se trata, pero considero interesante que así no más sea nombrada sin meterse en su piel, la ciudad de Ibagué sea el espacio en que transcurre la historia, escenario olvidado en nuestra literatura porque a veces se cree que hacerlo es provincial. Unas cinco novelas apenas la refieren tangencialmente y tal vez Álvaro Hernández es por ahora quien en este género la hace en esta atmósfera. Carlos Andrés Oviedo hace la apuesta y su libro es la campanada de cómo va por buen camino, resultando una lectura grata en medio de las angustias que libran sus personajes.
TALLER  EN EL RESGUARDO DE YAGUARA

Es muy importante informar a la Comunidad, la realización de un taller en la Comunidad Indígena de Yaguara, perteneciente al municipio de Chaparral Tolima, durante los días 17 y 19,  de octubre próximo, dictado por los historiadores  de la Universidad de los Andes: Gabriel Jiménez  y Laura Osorio, pertenecientes  al Sistema Nacional de Archivos de Colombia, donde se trataron los siguientes temas:
Archivo  Histórico, Patrimonio, Conocimiento Tradicional, Archivo Étnico, Derechos Humanos, Memorias, Identidad Cultural, Acompañamiento al pueblo de Yaguara, Chaparral Tolima .
El taller contó  con una asistencia de 35 personas, destacándose la presencia  de los Chagualas, los Alapes, Teodomiro Hernández Ducuara, Aracely Lasso, los Palominos, Placido Caleño, un patriarca de la comunidad, y su  gobernador Isidro Méndez entre otros.
El Taller hizo referencia a los campos desconocidos y borrascosos de la historia colombiana  y se contextualizó  abusos, ridiculeces de la justicia y las sensaciones de frustración vividos por la etnia en épocas de la América Española y en nuestros días.
También reseñó,   el control por parte de las autoridades de los grandes o terratenientes, que  enriquecieron  sus predios redistribuyendo signos positivos para su entorno  o elaborando mapas en su inteligencia llenos de puntos y manchas,  que alejaron sus linderos  y hoy  retiran  a lo lejos,  las voces de un conflicto.

Publicado por LUIS ENRIQUE PERDOMO SÁNCHEZ


Por: Carlos Orlando Pardo R.
Acá al Tolima y en concreto a Ibagué, en Coello Cocora donde está la confluencia de dos ríos, regresará el inmenso poeta Álvaro Mutis envuelto en un cofre que tendrá sus cenizas. Luego se regarán en estas aguas que tanto lo acompañaron en sus recuerdos y en su obra, ante todo cumpliendo su voluntad de que así sea, como lo dejó escrito con claridad en su testamento. Pero no es gratuita su última petición porque allí el consagrado escritor conoció lo que él denominara el verdadero paraíso. En su casa de México y en el amplio solar, mantuvieron matas de café y plátano como un vivo testimonio de este afecto. Y todo porque las vacaciones más fructíferas de la literatura colombiana fueron aquellas pasadas por el hoy consagrado escritor en la finca de Coello-Cocora, ubicada a diez minutos de Ibagué, como lo afirma Juan Gustavo Cobo Borda. Toda su poesía, como dijo el mismo Mutis, proviene de aquel sitio que a comienzos del siglo compró su abuelo Jerónimo Jaramillo Uribe, un vendedor de café con oficinas en Hamburgo, a más de fundador de haciendas de café y caña en el viejo Caldas, oficio que lo trajo al Tolima, precisamente a ese lugar en la confluencia de dos ríos y que fue heredado por la madre para dotar al poeta-novelista de un espacio  paradisíaco donde pasaba vacaciones con su hermano Leopoldo.

A sus raíces se agrega la de gente de campo de origen paisa: su abuela nació en Salamina, su madre en Manizales. Su padre, quien a los 18 años era secretario privado del presidente de Colombia, se graduó luego en derecho internacional para coronar prontamente una carrera diplomática que lo llevó a Bruselas donde muere a los 33 años
CORAZÓN DE CEMENTO
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La ciencia política enseña, desde el punto de vista teórico, cuales son las necesidades de una sociedad. Se habla entonces de la salud de los habitantes, de los problemas de desempleo, de las deficiencias educativas, de espacio público, de recreación o de movilidad. Empero, en la actualidad lo que moviliza a la mayoría de la gente son los problemas de infraestructura, específicamente las vías.
Muchos miden el progreso por el estado de calles y avenidas. Lo demás es secundario o de poca monta. Si se mejora la salud, la educación, la recreación y el deporte, la atención de la niñez, del adulto mayor o de la población vulnerable, todo eso nada vale si no se tapan los huecos de las calles. La calidad de vida se ve reducida a la cantidad de asfalto ejecutado.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
El Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación, ICONTEC, contratado por el Ministerio de Educación y su programa de Modernización de las Secretarías de Educación, en la semana inmediatamente anterior comunicó el otorgamiento de la certificación de la “gestión de calidad del servicio educativo”, a la Secretaría de Educación Municipal de Ibagué.

Es un logro que involucra al alcalde Luis H. Rodríguez, al Secretario de Educación Diego Fernando Guzmán García, al secretario inmediatamente anterior, Enrique Váquiro Capera y a la Directora de Calidad Amparo Betancourt Roa, principalmente.

Esta certificación de calidad educativa para la Secretaría de Educación de Ibagué, se suma a las certificaciones sobre cobertura, servicio de atención al ciudadano y talento humano, que ya han sido otorgados anteriormente. Quedan faltando la certificación sobre los procesos de inspección y vigilancia y la gestión financiera.
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
El Instituto Colombiano de Normas Técnicas y Certificación, ICONTEC, contratado por el Ministerio de Educación y su programa de Modernización de las Secretarías de Educación, en la semana inmediatamente anterior comunicó el otorgamiento de la certificación de la “gestión de calidad del servicio educativo”, a la Secretaría de Educación Municipal de Ibagué.

Es un logro que involucra al alcalde Luis H. Rodríguez, al Secretario de Educación Diego Fernando Guzmán García, al secretario inmediatamente anterior, Enrique Váquiro Capera y a la Directora de Calidad Amparo Betancourt Roa, principalmente.