PERIÓDICO EL PÚBLICO
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA

En pocos días estaremos en Navidad, fiesta que simboliza el encuentro en familia y el calor de hogar. No obstante, muchos no celebrarán. O si lo hacen, será con el corazón arrugado. El individualismo, el egoísmo, la envidia, la superficialidad y las vanidades que hoy manejan el mundo, sumados al apego a las cosas, la sed de éxito y el espíritu de competencia, han cosechado  soledad por doquier.
Hasta los exitosos sufren de soledad. Si bien es cierto que se ven siempre rodeados, muchos de los que revolotean a su alrededor lo hacen por conveniencia personal, no por admiración, respeto ni amistad. Los que no logran el éxito los miran con desprecio. La envidia, a los no exitosos, no les deja ver más allá de su nariz. Cuando les queda oportunidad, hacen todo lo posible para hacer fracasar al exitoso, ya sea haciendo o dejando de hacer. Sienten alegría, no confesada la mayor de las veces, con los fracasos de los demás y está es mayor cuando el traspiés es de exitosos.
Los que fracasan también viven solos. Nadie quiere ser amigo suyo. Al contrario, le temen que se acerque a pedir, aunque sea compasión o conmiseración. La envidia es un sentimiento que carcome almas y empuja a la soledad. Y el modelo excluyente de esta sociedad empeora la situación. En la droga hay centenares de seres humanos a quienes la sociedad les dio la espalda, a los que el reconocimiento nunca les llegó, a los que creyeron que la droga abría puertas para el relacionamiento y la felicidad, a quienes la soledad les lacera el espíritu y empuja al delito.
Esta celebración de fin de año debe permitirnos hacer un alto en el camino y repensar lo que hacemos. Entender que el que labora en lo que no siente ni le gusta, acumula resentimiento, malos resultados y poco a poco soledades… Igual pasa con el estudio. Los que hacen lo que les gusta y le ponen el alma, le ponen todo el empeño y energías, superan dificultades, siembran alegrías, esperanzas y mantienen el corazón limpio y sereno para cultivar amistades y sólidas compañías.
La envidia es el sentimiento mezquino del que quiere lo de los demás, del que no respeta ni valora al otro, del que se supone mejor sin demostrarlo. Con sus ojos cargados de rencor no ve en los demás sino contrincantes, rivales que le quieren arrebatar lo suyo y a los que debe recelar y de los que debe defenderse. La amistad, el amor y el respeto solo nacen desde la confianza, y esta no germina desde el egoísmo ni el afán por competir con los demás.

Un mundo sin confianzas, sin respeto, sin amistades, sin amor, con egoísmo y envidias es un mundo lúgubre, oscuro, frío, áspero y poco halagüeño. Cuentan que Diógenes Laercio se paseaba por los mercados de su ciudad y se reía viendo todas las exuberantes cosas que ofrecían y que él no necesitaba. Y decía que rico no es el que acumula mucho sino el que menos necesita. El que está dispuesto a darse necesita poco…

Entrevista Rector UT. Dic 4 de 2014.
Por: Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Más allá de los disturbios recientes en la Universidad del Tolima y sus alrededores, hay hechos nuevos que es pertinente registrar en el camino del logro de la calidad académica de esta Universidad estatal con 23 mil 813 estudiantes matriculados en el semestre B del año 2014, el 62.3 por ciento de ellos en la modalidad a distancia.

Entre esos hechos nuevos que se relacionan con el mejoramiento de la calidad de la oferta educativa de esta universidad, está el registro calificado para dos nuevas maestrías, para completar doce ubicadas en diferentes facultades.  En noviembre 14 pasado, el Ministerio de Educación expidió la resolución número 19491 por la cual se otorga registro calificado para la Maestría en Gestión Ambiental y Evaluación del Impacto Ambiental y cuatro meses atrás, mediante la resolución número 11656 se había expedido el registro calificado para la Maestría en Administración.  Estas dos nuevas maestrías tienen registro calificado por 7 años, a partir del presente año.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Un joven profesional fue a un cajero electrónico y sacó dinero que necesitaba para algunos asuntos. Luego invitó a su novia a cenar y se dirigieron a un restaurante de la ciudad. Estaban ubicándose en una mesa cuando, de manera súbita, dos tipos los amenazaron con un arma de fuego y les exigieron entregar el dinero. Sabían que había ido al cajero. Al resistirse le propinaron dos tiros y huyeron. Gravemente herido fue llevado al hospital. Una herida de aorta le produjo una masiva hemorragia que no se alcanzó a controlar y murió.
Hace una semana comenté en este espacio sobra las pandillas en los barrios y como se inician en el consumo de alucinógenos para tener valor a la hora de asaltos y robos. No obstante, la gran mayoría de personas con las que conversé sobre el tema, además de un pequeño asombro, se encogieron de hombros. Algo así como ese es un asunto de los barrios marginales; yo cuido, quiero a mis hijos y les doy todo lo que necesitan; ellos no se meterán a ninguna pandilla. El individualismo nos lleva a asumir posturas de indiferencia frente al dolor y la necesidad ajena. El amor al prójimo no pasa de ser una retahíla que se repite cuando se ora.
El doloroso asesinato de este profesional me hizo reflexionar que ese ha podido ser mi hijo o el de alguno de los que miran con indiferencia lo que pasa y crece en la ciudad. En estos barrios olvidados por el estado e inundados por la pobreza y la desesperanza, se cocina todos los días, no siempre a fuego lento, la violencia intrafamiliar, la falta de oportunidades, el desempleo, embarazos adolescentes no deseados, el abuso sexual infantil, la drogadicción, falta de futuro, microtráfico y delincuencia. Por lo tanto, es allá donde debemos poner toda nuestra ayuda y atención. El delito no se combate sólo con policía, con cámaras de seguridad o con alarmas. Se combate con recuperación social y abriendo oportunidades. No es con caridad sino con solidaridad. Tampoco con politiquería. Es acompañando procesos desde y con la comunidad.
Estoy convencido que más vale un centímetro de acción que kilómetros de buenas intenciones. Con unos amigos y estudiantes de la UT vamos a organizar procesos para ocupación del tiempo libre de muchos jóvenes en algunos barrios de la comuna 7. No será a nombre de nadie en particular. Serán acciones con las que queremos contribuir. No vamos a discutir si el estado hace o no. Esa discusión permite a muchos disimular su indiferencia y no hacer algo considerando que eso le toca a otros. Creo que es una manera de devolverle a esta ciudad lo mucho que nos ha dado.

Invito a que cada uno piense qué puede hacer por Ibagué. Cómo puede ayudar a mejorar esta ciudad que decimos amar. Sin alharacas. Con acciones. Si cada uno se decide a hacer cosas buenas por la ciudad y abandonamos la indiferencia, el egoísmo y la apatía pronto tendremos la ciudad que nos merecemos. ¡Manos a la obra!

DICE GOBERNADOR DELGADO PEÑÓN, VAMOS A SEGUIR APOYANDO A LA UNIVERSIDAD
Por: Luis Eduardo Chamorro Chamorro Rodríguez
El gobernador Luis Carlos Delgado Peñón ha cumplido la tarea de presentar informe de gestión por lo menos dos veces cada año; ha sido eficiente en la rendición de cuentas a sus electores. El último informe de gestión fue el del lunes 24 de noviembre, pasado.
En cuanto a educación, su informe trae datos de avance positivo y algunos otros siguen siendo de alerta amarilla. En cuanto a cobertura escolar, por ejemplo, al departamento le va bien en los niveles de educación secundaria y media, así no haya logrado la universalización de la oferta educativa en este último nivel educativo. El departamento sigue en déficit de cobertura de la educación para la primera infancia y para la educación superior, a pesar de los avances en las tasas brutas de escolarización correspondientes.
En el grado de transición de preescolar, la tasa bruta cayó del 93.4 al 89.9 por ciento entre los años 2012 y 2013, con tasas que están por debajo de las de la nación. La matrícula, al igual a lo que ocurre en la mayoría de las entidades territoriales del país, sigue disminuyendo. Entre el año 2013 y el 2014, en los 46 municipios no certificados.  La matrícula disminuyó en un diez por ciento, con 20 mil 546 estudiantes menos al pasar de 207 mil 775 a 187 mil 229 estudiantes en todos los niveles de la educación formal.
Por: Alberto Bejarano Ávila
La agencia de las Naciones Unidas dedicada a los asentamientos humanos califico a Ibagué como la sexta ciudad más próspera de Colombia y “Doing Business” ya la había certificado como segunda mejor ciudad para hacer negocios. ¡Hijuemadre, que aterrizada! Esas lumbreras de la burocracia mundial me hicieron caer en cuenta que mis cataratas me están dejando ciego, que mi majadería aumenta, que mi sentido de las proporciones se chifló, que alucino con desusadas ideas de prosperidad y que todo lo estudiado sobre el desarrollo era pura apología comunistoide.  
Me disculpo por el desatino de negar vivir en prosperidad, por señalar de desempleados a quienes en verdad son turistas alelados recorriendo lugares de ensueño, observadores de aves en bancas de parque o membrecía del club de conversadores reunida en tinteaderos. Que vaina, igual tildé de subempleados a quienes practican un deporte nativo que consiste en empujar carretillas llenas de frutas y verduras de cosecha por las calles, seguidos por fans de traje verde y a tanta gente cuyo hobby es terciarse una cajita y regalar dulces y minutos de celular en un andén.
Por: Alberto Bejarano Ávila
Las evidencias del atraso son numerosas: desempleo, subempleo, pobreza, analfabetismo, clientelismo, corrupción, inseguridad, marginación, deterioro vial, caos urbano, migración, fuga de talentos, pésimos servicios públicos, escasa inversión pública, dispersión social, males endémicos y muchas otras máculas que el lector podría agregar. Quien sopese objetivamente estas evidencias en el contexto local aceptará que Ibagué es municipio subdesarrollado y quizás se pregunte de dónde y porqué surge el cuento de que es ciudad prospera o en vía de prosperidad.
No es malquerencia o “ganas de jorobar”, es zozobra por la equivocada visión y gestión del desarrollo y el tiempo perdido (no de ahora, de siempre) lo que motiva a solicitar al Señor Alcalde y al respetado Concejo Municipal de Ibagué no insistir en las fotomultas y enmendar la práctica de tercerización laboral y de gestión. Ustedes saben que el desarrollo es tema complejo, que precede y va mas allá de lo económico, que no cualquier negocio per se supone desarrollo y que por ética política la empresa pública debe generar progreso social, cosa que en la realidad no sucede, pues casi todo “negocio publico” causa desinversión, debilidad del erario, frustración social y sospechas. Si bien esto es sabido, creo, no están demás algunos argumentos y ejemplos. Veamos:
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Un problema en la ciudad, que muchos desconocen y algunos no quieren ver, es el de las pandillas juveniles. Crece el número de barrios asolados por este problema y preocupa la indiferencia de las autoridades frente a él.
Las pandillas juveniles son pequeños grupos de muchachos y muchachas unidos por lazos de afecto, afinidad y solidaridad. Estas afinidades pueden ser variadas: amor por un equipo de fútbol, por un tipo de música, un estilo de vida, gusto por la droga o por fines delictivos, entre otros. Desde el programa de ciencia política de la Universidad del Tolima se realizó una investigación en barrios del extremo nor-oriental de la ciudad en la comuna 7. En sólo cuatro barrios encontraron 4 pandillas y una alta inseguridad.
Las características de los integrantes de estas pandillas fueron: núcleos familiares rotos, sentimiento que el estudio no les ofrece futuro, falta de reconocimiento social y familiar, marginamiento, tejido social escaso, violencia intrafamiliar y consumo de sustancias sicoactivas. Elementos comunes son el microtráfico y el comportamiento violento. Al entrevistar a algunos pandilleros se hizo evidente la falta de afecto en sus vidas, el maltrato crónico en el seno de sus hogares y el contacto temprano con el consumo, con expendedores de alucinógenos y el abandono del estudio o del trabajo.
Por: AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA
La forma como conocemos y aprendemos en Occidente no permite que el respeto se interiorice a medida que crece nuestro saber. Todo lo contrario. Nuestra manera de aprender entraña la negación del otro, el irrespeto y por lo tanto, es generadora de comportamientos violentos. Se nos ha enseñado que el mundo existente es igual para todos. De igualmente que conocer es hacer una representación mental o interior del mundo que existe allá afuera. De tal forma que mientras más detallada sea la imagen interior que se construya del mundo exterior, más coincidirá con los objetos que existen en la realidad fuera de nosotros. Eso lo asumimos como conocer…
Nadie conoce de igual manera. Cada uno conoce con su propia anatomía que es diferente en cada persona, con su propia historia, que es diferente aunque se viva bajo el mismo techo, y con su inteligencia, experiencia, sueños, miedos y limitaciones. Quiere decir que la imagen del mundo que cada ser humano de Occidente construye, difiere de la de los otros, aunque miren la misma realidad. Los problemas surgen con la creencia que la manera de conocer es universal, igual para todos, y que las imágenes que construimos deberían ser iguales o similares  para todos.
Entonces, se piensa que lo que cada uno conoce es la realidad y que lo que conocen los demás debería ser IGUAL a lo que uno conoció. Si esto no ocurre es porque los otros están equivocados, conocen mal o son de mala fe. El que conoce piensa que tiene un acceso privilegiado a la realidad y que lo que conoce es real, objetivo y además, verdadero. Los que conocen diferente estarían equivocados y su saber falso. En palabras simples, el conocer nos enseña a negar a los otros por el hecho de conocer distinto. Y como el otro está equivocado para qué escucharlo y por qué respetarlo…
Esta manera de conocer nos lleva al dogmatismo, al individualismo cerrero y creernos portadores de la verdad, a no querer escuchar al otro, a querer tomarnos siempre la palabra y nunca la escucha, a actuar y no a reflexionar. Mire con cuidado las discusiones que se arman en Facebook, por ejemplo, y encontrará el irrespeto y el adueñamiento de la verdad en los que discuten. Igual ocurre en la arena política, en el deporte, en las universidades, en los barrios y comunas, en los medios de comunicación, en la escuela…
Para tratar de convivir se inventaron la tolerancia. Que es una negación del otro pero que se posterga, que se aplaza. Es decir, el otro está equivocado, pero no lo contradigo, simplemente lo tolero.

Para construir convivencia debemos entender que cada ser humano en Occidente conoce distinto y que la vida en comunidad requiere comprender que nadie es dueño de la verdad, que ella es construida socialmente, por lo tanto, realizada por todos. Si nadie tiene la verdad, la convivencia se da en la medida que asumamos que tenemos que respetar al otro, no por equivocado, sino por diferente, distinto y diverso. Entonces se requiere respeto y aceptación del otro y no tolerancia o negación aplazada.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Por estos días y por todos los medios se habla de paz. Es el tema de conversación en muchos espacios de la vida local y nacional. Es un tema válido y legítimo. Pero la paz no es un tema exclusivo de gobierno y actores armados. Tampoco sólo de las víctimas. La paz requiere el aporte individual y colectivo de muchos. Para atemperar la paz cada uno de nosotros debe hacer evidente la violencia que está presente en cada uno de los momentos de nuestras vidas.
Hay violencia en la imprudencia del que maneja moto y quiere adelantar vehículos sin respetar normas, en contravía, por los andenes, o viajar a velocidades no permitidas. Hay violencia en los conductores de vehículos que piensan que la vía es un campo de combate o de carreras. Hay violencia en el conductor que cuando el semáforo se pone en amarillo, en lugar de frenar, acelera poniendo en peligro las vidas propia y ajena. Hay violencia en la autoridad de tránsito que no hace difusión de sus normas ni exige su conocimiento a los ciudadanos…
Por: Carlos Orlando Pardo.
La tragedia de Armero comienza a aparecer tan re­mota como si ya perteneciera a la leyenda. Buena parte de quienes lograron salvarse se encuentran diseminados en varios lugares de Colom­bia bajo el manto de la derrota. En algunos de los barrios de Ibagué es fácil tropezarse con los damnificados cuyas escenas de la hecatombe no han sido borradas de sus vidas. Son variados los esfuer­zos por reunificarlos para compartir siquiera los recuer­dos y la pobreza porque a pocos parece preocuparles su destino. Pero todo es inútil en un mundo donde las noti­cias del día tapan como el lodo las de ayer. Y de ese Armero de ayer quedan en forma marginal unos doce mil habitantes y otro tanto que estaba por fuera al momento de la trage­dia. Todos aquellos que resultaron con identificación o carné de Resurgir llegaron casi a veinte mil, provenien­tes de otros lugares del país y del mismo departamento porque vieron allí la posibilidad de levantar un auxilio, un lote, una casa, servicio médico y algunas nuevas es­peranzas. Para los sobrevivientes nada endulza sus momentos y el recuerdo de su pueblo es una penumbra lejana ence­rrada fantasmalmente en la melancolía. Todo parece pa­lidecido o borrado y en el fondo están las cosas sin alma o el alma misma de las cosas entre un himno precario de muerte, de quietud dolorosa, de multitud de pensa­mientos confusos y la voz de los recuerdos asomando en la conversaciones cotidianas. La memoria de los lugares es cariñosamente triste y las plegarias parecen ilusionar­los en un pronto retorno a los lugares de su inconsolable ruindad. Todo está prisionero en el ramaje del barro y sumidas en la opacidad, apresadas con la decoración de la som­bra gracias a una tempestad desconocida, a una angus­tia espantosa desde la noche siniestra que avanzó sobre ellos con su estertor de muerte en ritmos de avalancha. La evocación de quienes tendían la mano hacia el espa­cio pidiendo ser desaprisionados estaban aún siendo el símbolo. La gente atrapada entre zarzas de barro aullaba en la desesperanza con un angustiado sonido de terror sin un minuto para sentir siquiera resignación y sólo tratando de lograr misericordia. La que hoy es una hoguera lejana en el silencio de una desolación mayor, deja en los so­brevivientes el recuerdo imborrable de una tragedia que las palabras prenden a diario para que no se olvide su nombre y la derrota.
 De sus entrañas y de sus historias se produjeron varios libros, documentales, películas, estudios que se deshacen en medio del moho en fatigosos escritorios de profesores universitarios y por encima de eso el rutilante olvido, la indiferencia y apenas la evocación distraída cuando cada año se conmemoran doce meses más de la tragedia. Ahora cumplimos 29 años y queda por lo menos el ejemplo para que tantos damnificados de las nuevas desdichas que han desgarrado nuestro ánimo no sufran el mis­mo mal de la indiferencia. De manera usual cuando sucede una desdicha, el escándalo, las noticias, los titulares y la movilización tienen su impacto, pero días después alcanzan el olvido de la atención pública. Sin embargo no pocos afectados continúan ahogándose en los problemas que vienen luego de la ayuda inmediata. Todo parece apenas un recuerdo. Al fin y al cabo, como diría Borges, “Toda casa es un candelabro donde las vidas de los hombres arden como velas aisladas”. 
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Hago parte de la Maestría en educación de la Universidad del Tolima. Dirijo la línea de investigación en pedagogía de los derechos humanos. Uno de los aspectos que hemos investigado tiene que ver con los manuales de convivencia escolar (MCE) de las Instituciones educativas (IE).
Desde la Ley general de educación y del decreto 1860 de 1994 está establecido que cada IE debe tener un MCE que se realizará y actualizará con la participación de la comunidad educativa como parte fundamental del Proyecto Educativo Institucional. Se buscaba superar la vieja idea de reglamentos escolares donde primaba el autoritarismo y los deberes estudiantiles. Al abrirlos a la participación se buscaba democratizar y legitimar el sistema escolar.
¿Que hemos encontrado? Que el autoritarismo no se ha desterrado del todo de la educación. Que directivas docentes, en algunas IE, utilizan a su amaño el MCE para hacer de las suyas, resultando en violación flagrante a los derechos humanos.
La mayoría de estudiantes saben que existe un MCE pero  desconocen a fondo su contenido. No han participado en su actualización ni en procesos de socialización. Se sigue pensado por algunos que el MCE es un instrumento para imponer disciplina y obediencia, que la convivencia es aprender a ser dócil, servil acatando sin rezongar toda orden.
La escuela tiene la impronta de la vida misma. Los conflictos y cambios de la sociedad se reflejan en ella, por lo tanto, debe adaptarse a las veloces transformaciones que suceden en la cotidianidad. No hacerlo es vivir desfasada y atropellar a los miembros de la comunidad educativa. Si todo cambia, los MCE no pueden ser estáticos, definidos de una vez y para siempre. El MCE es una herramienta en la que se consignan los acuerdos de la comunidad educativa para facilitar y garantizar la armonía en la vida diaria de las IE. Pero como se dijo, son los acuerdos logrados con la participación de la comunidad educativa, no las imposiciones de un rector o un cuerpo directivo que no les interesa la participación ni la democracia.
Los acuerdos logrados deben respetar los derechos humanos y aportar de manera significativa para la convivencia. Según la norma estos deben servir para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas, resolver con oportunidad y justicia los conflictos y ser una instancia de dialogo y conciliación. Empero, tanto el consumo como la violencia escolar siguen creciendo.
Los estudiantes y padres de familia no conocen el MCE, los jóvenes son castigados sin el debido proceso, en ocasiones son desescolarizados ante cualquier conflicto, su derecho a la educación muchas veces es vulnerado y su voz no se escucha. Esto está ocurriendo en algunas instituciones públicas y privadas.

Es urgente que la Alcaldía y su Secretaria de educación organicen un plan de choque para evaluar este problema. Que lideren y vigilen la actualización participativa y la socialización de los MCE para que realmente las IE sean semilleros de paz y concordia. La calidad de la educación también tiene que ver con el ambiente escolar, con el respeto mutuo y la noviolencia.

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Una característica de nuestros tiempos es sacarle el cuerpo a las responsabilidades. Buscar siempre culpables fuera de sí mismo para eludir responsabilidad y endilgársela a otros. Lo peor es que ahora se le echa la culpa a la víctima. Veamos algunos ejemplos.
Es clásico el tema de los derechos humanos. Nacieron como mecanismo de contención, desde los ciudadanos, para evitar que el Estado, haciendo uso legítimo de la fuerza, se excediera y atentara contra ellos. Como el comportamiento usual en el Estado ha sido el abuso del poder y excesos de autoridad, los derechos humanos se convirtieron en una piedra en el zapato para las autoridades. Se volvieron incómodos para los gobernantes por las continuas denuncias de sus violaciones. Como los derechos humanos son un acuerdo internacional entre los estados para defenderlos y respetarlos, varias naciones empezaron a sufrir vetos y sanciones. Entre ellas Colombia. Para evadir responsabilidades, se inventaron la idea de que los derechos humanos son responsabilidad de todos. Cuando una responsabilidad se diluye, la responsabilidad desaparece.
Por: Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
El Colegio inglés no oficial de Ibagué, con 17 estudiantes evaluados, obtuvo el mejor promedio ponderado  de 60.85 puntos , según las pruebas SABER 11 del ICFES que presentaron en agosto pasado, 16  mil 970 estudiantes de grado once pertenecientes a 447 colegios privados, instituciones educativas oficiales y jornadas escolares del Tolima.
El departamento ocupó el puesto 15  entre 33 entidades territoriales , incluyendo Bogotá que ocupó el primer lugar con 92 mil 801 estudiantes evaluados. Ibagué no alcanzó a clasificar  entre los cien primeros municipios, según estos promedios ponderados que se ajustan a lo establecido  a través de la resolución 505 de julio pasado, norma que estableció cambios en este tipo de pruebas con las cuales se pretende evaluar la calidad educativa del país, por lo menos en cuanto tiene que ver con el rendimiento académico de los bachilleres que en noviembre y diciembre recibirán su correspondiente título.
La primera institución educativa oficial  según estos promedios es el Gimnasio Militar de la Base Aérea de Melgar,  con 18 estudiantes evaluados y un puntaje ponderado de 60.85 puntos.

Por: Alberto Bejarano Ávila

Una ley física dice que “todo espacio vacío tiende a llenarse” y el realismo enseña que en política todo espacio está lleno. La política es como es, atestada de políticos que son como son, no como quisiéramos que fueran y si bien abundan políticos malos y regulares, verdad es que el buen político es especie en vía de extinción. Así visto, el único punto de partida que hoy tenemos para gestionar el desarrollo desde lo público es esa pseudo-política y su politiquería que pervive por nuestra anuencia o desidia y, por ello, seria cándido alegar que deben higienizarse esos espacios y llenarlos de ideas nuevas y políticos coherentes y consecuentes… ¿de dónde los vamos a sacar?

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Alrededor de 20 muchachos departían alegremente en una esquina de alguno de los barrios populares de la ciudad. Los corrillos estaban animados y los jóvenes pasaban de uno al otro, de acuerdo a los temas de conversación. Varias botellas de cerveza estaban desocupadas en el piso y otras a medio llenar en las manos de los contertulios. De varios celulares salían músicas distintas. Las manera de llevar el pelo variaba desde los completamente rapados, crestas con gomina y colores hasta largas cabelleras…

Murió Alberto Piedrahíta Pacheco, el Padrino de la radio

Fue uno de los más grandes y recordados de la locución en Colombia, un ser muy querido por sus compañeros y oyentes. 
Caracol | 20 de Octubre de 2014
La radio está triste: murió este lunes uno de sus mayores representantes, don Alberto Piedrahíta Pacheco, el querido Padrino. Su deceso se produjo en Bogotá a los 83 años.

Alberto Piedhita Pacheco había nacido el 1 de febrero de 1931 en el municipio de Líbano, departamento del Tolima, del que siempre vivió orgulloso pues mencionaba con frecuencia en sus programas y en sus presentaciones.

Fue el fundador y director de La Barra de las 12 -en algunas épocas La Barra de las 13- un programa deportivo muy sintonizado y en el que formó a decenas de periodistas.

También dirigió "Pase la tarde con Caracol", el programa estelar de las tardes con el que acompañó durante muchos años a miles de colombianos en los horarios vespertinos. Además participó y dirigió otros muchos programas, pues fue un hombre polifacético, ordenado, muy respetuoso de la radio, el medio que nos apasiona.

Igualmente se le recuerda como gran narrador deportivo, especialmente de ciclismo. Durante años hizo con sus palabras crónicas maravillosas de las vueltas a Colombia y de numerosas competencias internacionales en las que brillaron los ciclistas colombianos.

Hincha fiel de Millonarios, don Alberto fue quizás uno de los pocos en haber vivido con pasión los 14 títulos del equipo bogotano, de ese ballet azul del que siempre se sintió orgulloso.

"Era formidable trabajar con él, era un gran hombre de la radio muy cercano a las gentes, a sus oyentes", relató su amigo y compañero Gabriel Muñoz López.

Caracol Radio le envía un abrazo de solidaridad a su familia, que anunció una ceremonia privada para sus exequias, como el mismo lo había pedido.

Paz en la tumba de don Alberto Piedrahita Pacheco.

Tomado de Caracol.com.co
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Tan solo un veinte por ciento de los estudiantes que ingresan al sistema educativo terminan el bachillerato. Y de los que terminan sólo otro veinte por ciento ingresa a la universidad. Es decir, alrededor del 5 por ciento de los estudiantes que inician su educación llegan a la universidad. Es un verdadero privilegio ingresar a ella. En las universidades privadas los costos son muy altos para que hogares de estratos bajos puedan sufragarlos. Y en las universidades públicas, cuyos costos son menos onerosos, el ingreso es muy difícil por la gran demanda y la escasez de cupos. Un joven que no puede continuar sus estudios es presa fácil de la delincuencia, las drogas, la prostitución, trabajo informal y ocio.
Consciente de esta problemática, la Alcaldía de Ibagué se propuso desde hace dos años crear un programa que abriera las puertas de la universidad a los más pobres y a la población vulnerable. Es decir, educación superior gratuita con calidad y rigor para los estratos 1, 2 y 3. Se denominó Universidad Humana. Para que perdurara en el tiempo se logró que el Concejo municipal lo convirtiera en política pública, asegurándole recursos anuales para su sostenibilidad a través de un Fondo Educativo del municipio. Hay que aclarar que la Universidad Humana es un programa no una institución.
Una vez convocados los estudiantes, una masiva inscripción se presentó, demostrando que la necesidad era grande y la pertinencia del programa. Los estudiantes se escogieron de acuerdo a los mejores resultados en las pruebas SABER 11, antiguo ICFES, y los más bajos puntajes en el Sisben. Entonces se escogieron a los mejores de los más necesitados.
Luego se contrató a las mejores instituciones de educación superior con sede en la ciudad, que ofrecieron carreras técnicas y tecnológicas y ciclos propedéuticos para carreras profesionales. Posteriormente se convocó a tecnólogos que quisieran continuar con los estudios para obtener el título profesional. En la actualidad casi mil estudiantes cursan las carreras que habían soñado pero que por los escasos recursos no podían realizar. Son muchos los hogares que ven con ilusión como esta oportunidad les abre las puertas para mejorar la calidad de vida y volver a mirar el futuro con esperanza y confianza.
Las universidades  aceptaron el reto de trabajar con adultos que hacía años habían terminado el bachillerato, prepararon cursos de nivelación académica y de inducción a las nuevas tecnologías de la comunicación e información, redoblaron esfuerzos para reducir la deserción y pusieron nuevos docentes en acompañamiento y tutorías. Valioso aporte y  aprendizaje.
El año entrante ya se tendrán grados. El mes entrante se realizará nueva convocatoria. La acogida y el entusiasmo han sido grandes. Varios municipios han pedido información porque quieren emular la experiencia. El mismo gobierno nacional, a través del Ministerio de educación nacional, decidió también acoger el modelo exitoso de Ibagué.

La Administración municipal ha sido reconocida nacionalmente por este programa de inclusión social, por creer en el talento y la capacidad humana de los habitantes de Ibagué y por estar convencidos que los sueños se pueden convertir en realidad.
Por: Carlos Orlando Pardo 

La inesperada noticia de la muerte del entrañable poeta y amigo de toda la vida, Héctor Escobar Gutiérrez, dejó en mi alma un triste estremecimiento y de mis evocaciones empezaron a brotar algunas de las curiosas historias con él compartidas a lo largo de casi medio siglo. El reporte llegó a través de La Voz de Nueva York que dirige otro pereirano apasionado como Zahur Klemak Zapata y luego fue reproducida y comentada por la revista Luna de Locos a la que estuvo Escobar vinculado durante muchos años. Lo conocí en 1968 cuando Zahur convocó a un insólito Congreso Nacional de escritores jóvenes y allí nos vimos también por primera vez con hoy queridos y admirables amigos y escritores al estilo de Benhur Sánchez Suárez, Isaías Peña Gutiérrez, Eduardo Escobar, Silvio Girón, ya ido de este mundo y Jorge Gómez, entre otros. Desde entonces a Héctor ya lo llamaban El Diablo por sus misas negras y su aparente devoción hacia quien le daba una aureola particular, pero que no era nada diferente a una forma de escandalizar y ganarse la vida, lo que hizo igualmente leyendo el tarot. Lo llamaban El Papa Negro y se presentaba como representante del satanismo mundial en Pereira, ciudad en la que nació en 1941 y  cuyo espacio, como él mismo lo decía, “era el adecuado para soñar”. Pasó a la historia de Pereira como uno al que demandaron porque le había robado el alma a una muchacha, pero al no figurar este delito extraño en ninguno de los códigos colombianos lo dejaron libre. Fue un hombre culto, agudo, estudioso y loco como deben serlo los poetas verdaderos y representaba, como dice Germán Herrera, a un poeta moderno con estilo antiguo. Sencillo, amable, cariñoso, simpático y no pocas veces deslumbrante, deja un legado literario nada despreciable. Publicó una Antología Inicial de sus poemas en 1983 y dos años más tarde otros dos poemarios con el título de Testimonios malditos y Cosmogonías. No cesaba su trabajo y cuando estuvimos en la fundada en Ibagué Unión Nacional de Escritores, salió bajo su sello Estetas y Heresiarcas en 1987. Para 1991 salió El libro de los cuatro elementos y en el 2004 El punto y la esfera. Sus apariciones en antologías fueron diversas. En Azu, el hombre infinito creada por Zahur Klemak, conocimos sus primeros textos publicados en la revista número 5 de 1968, así como nosotros en la revista Pijao dimos a conocer su cuento Sor Pornofrígida. Comentó no pocos libros como los de Hugo Ángel Jaramillo en homenaje que se le rindiera en Pereira en 1994 y El ojo y la clepsidra, el nuevo libro para entonces de Eduardo López Jaramillo, también fallecido, sin contar sus variadas publicaciones en el diario La Tarde.  Amaba a Baudelaire y a los poetas malditos y decía tener un pacto con el Diablo. Vivía en el barrio Providencia donde tenía un pequeño templo dispuesto,- en realidad una alcoba grande, en el que supuestamente se adoraba al Príncipe de las tinieblas.  Los símbolos esotéricos no eran pocos y nos mostró alguna vez el esqueleto de la cabeza de una serpiente que decía era la del demonio. Hizo una conferencia en la Curia Episcopal convocada por monseñor Darío Castrillón para los sacerdotes de la región donde explicó por qué era satanista y aclaró que no era satánico.  Poco antes de su muerte visitó la catedral pero no es señal de arrepentimiento alguno porque no se creía un mal hombre.  No cumplía sacrificios los 31 de octubre que varios muchachos hicieron ni era amigo de los actos vandálicos de otros porque ellos practicaban actos que afectaban a la sociedad entendiendo mal su filosofía. Sus ceremonias, como afirmó Zahur Klemak, eran para divertirse como en una obra de teatro puesto que resultaban mojigatas. Ese conocimiento y esa búsqueda le sirvieron para vivir y en su condición de profesor de filosofía y religión advertía cómo el conocimiento de Dios es también el conocimiento del diablo quien tiene las claves para llegar a él. Conceptuaba al país signado por la garra del demonio y poseído por él  y que a los políticos debería llevárselos. Terminó su existencia el sábado 18 de octubre a los 74 años recluido los últimos tres a una silla de ruedas con un infarto cerebral del que se recuperaba y allí estuvo siempre Soley Salazar, su esposa de toda la vida. Su alegría se marchó para siempre dejándonos huérfanos de su calidez a tantos amigos que esperamos volver a leer sus bellos poemas con sonetos perfectos.
Por: Carlos Orlando Pardo Rodríguez
Leí con entusiasmo y curiosidad y de una sola sentada, el esperado libro de Luis Gabriel Calderón sobre El Líbano, Tolima, mi amado pueblo natal. Su recorrido si bien es cierto se circunscribe al siglo XX, no deja de tener lúcidas referencias históricas sobre épocas anteriores. A lo largo de 194 páginas e ilustrado con evocadoras fotografías, el apasionante libro de 26 capítulos lo deja a uno sin aliento porque le permite recostruir su propia historia y en no pocos capítulos verse en ella. Es fácil aprender y rememorar, gracias a una paciente investigación de largo tiempo, cómo fue el primer cementerio y las primeras calles junto al parque inicial, pasando por la originaria plaza de mercado, el hospital inaugural o la imprenta naciente, las originales bandas y grupos de música, la planta eléctrica primigenia, la llegada por vez primera del automóvil y el avance automotor,  hasta estacionarse en los legendarios bolcheviques del Líbano, la germinal plaza de toros, el teatro y el avión desconocido, la empresa de transporte nueva, la estación de bomberos, el ancianato con su evolución, la estación de bomberos, la emisora fundadora, los batallones y el hipódromo, el aeropuerto, los carnavales pro paz y progreso, el festival del retorno, la discoteca que arrancó la tradición, los paseos de olla y los lugares simbólicos inolvidables. Fácil parece enumerarlos pero cada capítulo implica reflexiones y reconstrucciones que con brillo cumple el autor, convirtiéndose su volumen en documento indispensable e ineludible si se quiere conocer más de cerca a este municipio. Era un texto que hacía falta y que por fortuna Luis Gabriel Calderón suple, agregando con ello a su trayectoria investigativa un retrato palpable de época como bien lo hizo con su anterior publicación, en el 2012, sobre el Origen jurídico del Líbano, Tolima. Queda por agregar cómo existen vacíos en no pocos capítulos que bien hubiesen podido llenarse con algunas preguntas o consultas en libros existentes. Sin embargo, debe darse gratitud a tamaña empresa que viene a sumarse a no pocos volúmenes que convierten al poblado en uno de los más historiados del pais. Empezando por el pionero de ellos, el maravilloso Eduardo Santa, textos del novelista y poeta Alberto Machado, Uva Jaramillo, Leonidas Escobar, Luis Eduardo Gallego Valencia, Eduardo Palacio Skinner,  Roberto Marín Toro, Alirio Vélez, Amina Cifuentes de Ardila, Isidro Parra Peña, Alfonso Gutiérrez Millán, Mario Echeverry, Gonzalo Sánchez, Antonio Villegas Valero, Héctor Londoño, Alfonso Delgadillo Parra, Jorge Villegas, Patricia Guerrero, Margarita Enciso, Germán Santamaría, Jorge Eliécer Pardo, Afranio Ortiz, Renzo Ramírez Bacca, Alberto Toro Nieto y Fernando Morales. Demasiado extensa sería la lista porque como ya lo he advertido, el Líbano es el pueblo del mundo con más escritores por kilómetro cuadrado y sus más de 500 producciones bibliográficas desde los tiempos de su fundador oficial así lo testimonian. No existe una población en el Tolima más historiada, novelada y contada que el Líbano. Aunque municipios como Honda, Mariquita, Chaparral, Ibagué y Purificación tienen en su haber mayor número de acontecimientos y muchísimos más años encima, de alguna manera no han tenido en su periplo tantos escritores que las muestren. Queda entonces un grato sabor por este libro de Luis Gabriel Calderón y la convocatoria a que no se queden por fuera de saborear nuestra historia y la memoria colectiva y curiosa que se transforma en un  aporte extraordinario al patrimonio material e inmaterial del municipio, así como en una demostración de inmenso amor al terruño.

464 Años de Historia



CARLOS ORLANDO PARDO: TRES ARTISTAS QUE SE DESPIDIERON

Por: Carlos Orlando Pardo
Tres artistas que dieron brillo a su tierra desde la investigación y la academia, la música y la escultura llegaron al fin de sus vidas pero nos legaron sus obras y sus sueños. Casi nada se ha dicho de estas partidas, salvo en el periódico Actualidad Tolimense y resultaron en general ignoradas, quizá por la poca importancia que se otorga a quienes han construido memoria y región sobre esta tierra. Es lo ocurrido con los inolvidables Hugo Neira Sánchez, Jesús María Rincón Becerra y Fabio Artunduaga Ospina, quienes se suman a los sensibles fallecimientos de Simón de la Pava y de Salomón Tovar.

Significa de todos modos que el cielo del Tolima  se está quedando sin algunas estrellas. Hugo Neira, quien había nacido en Ortega el 16 de febrero de 1941, fue ingeniero electricista de la Universidad Tecnológica de Pereira y ocupó varios cargos en la Electrificadora del Tolima donde se jubiló. Especializado en Francia en proyectos y construcciones de líneas eléctricas, también lo hizo en Coruniversitaria en automatización industrial y encarnó a un rebelde y documentado columnista que denunciaba los atropellos de la electrificadora contra la población, así como simbolizó a un investigador académico de notoria importancia. Su rango empezó a ser sentido cuando obtuvo en  1994 el segundo premio del concurso de historia Cámara de Comercio de Ibagué. Aquí lo logró con la obra El Tolima en la encrucijada de la agricultura, libro publicado por Pijao Editores en 1995 y cuya versión actualizada hizo con destino al Manual de historia del Tolima, publicado en tres tomos por la misma editorial. Se convirtió en miembro de la Academia de Historia del Tolima y luego publicó Historia de la masonería, su Influencia en Colombia y en el mundo, igualmente por Pijao Editores en el año 2007. Otro libro suyo, polémico por cierto, lo hizo sobre El pacificador Pablo Murillo. Hugo Neira tuvo un temperamento discreto, sin deseos de figurar y amante de la discusión inteligente, encontrándose presto a colaborar en investigaciones que otros emprendieran como lo fue mi caso en el tema de Mosquera. Una tarde decidió irse del todo para Risaralda donde finalmente murió por el mes de septiembre en medio del afecto de su esposa y de sus hijos. Tarde nos enteramos pero conservamos largo silencio reconstruyendo su afecto y sus pasos, su amistad y sus valores.
También a comienzos de septiembre, conocimos la triste noticia de la muerte de Fabio Artunduaga Ospina, otro ser humano discreto y talentoso que amaba jugar billar y ajedrez como para distraer las horas solitarias. Nació en Casabianca, Tolima, el 14 de abril de 1931. De origen campesino, trabajó en las faenas agrícolas como jornalero raso durante más de diez años y heredó de su padre, quien fue escultor, la tradición de tallar figuras en mármol, modelándolas en arcilla y dibujos a lápiz. Estudió artes gráficas en lo cual era experto y elaboró diversidad de esculturas y cerámicas famosas desde el departamento orientado por centros de historia. Ahí está su testimonio artístico en el parque mitológico de El Espinal con más de una decena de esculturas; el monumento a la princesa Bulira en Piedras y a Garzón y Collazos en Ibagué. Se destacó, así mismo, como compositor, obteniendo premios en festivales del bunde en El Espinal y en el cancionero del Tolima están sus danzas, guabinas y bambucos, los que interpretaba tocando tiple, bandola y guitarra. Sus canciones llegaron al centenar entre instrumentales y las grabadas por diversas agrupaciones. Publicó en 1986 el libro Mitología y folclor del Tolima con prólogo de Eutiquio Leal, quedando ahora su tarea de luchador incansable por la música y el arte y sus famosas esculturas de El Mohan y la Madre de agua quedaron reproducidas y solitarias en su habitación.
Al final nos aturde el corazón la noticia de la muerte del maestro Jesús María Rincón Becerra a quien se llamó con justicia la Bandola de Oro. Hacia 1983 tuve la fortuna de hacer y presentar un disco de larga duración con sus interpretaciones y creaciones cuando fuera director del Instituto Tolimense de Cultura. Disfruté gracias mi suegro Adolfo Viña Calderón y de su hermano Alfonso de no pocas tertulias musicales oyéndolo embelesado, al tiempo que gozaba con el legendario e imborrable conjunto Chispazo al que pertenecía, junto a Pedro J Ramos, Gustavo Torres y Gustavo Reina, Alberto Estefan y Luis Eduardo Vargas Rocha. Allí era fácil y al tiempo un privilegio gozar de sus bambucos, danzas y pasillos que hacen honor al parnaso musical de Colombia. Un perfil amplio de su vida fructífera lo registré en mi libro Músicos del Tolima Siglo XX, donde se destaca como uno de los mejores de la tierra. Había nacido en Santa Isabel el 26 de agosto de 1915, perteneció a la banda departamental tras adelantar estudios teóricos en el Conservatorio y fue un eje conductor en la creación de conjuntos musicales. Falleció el 8 de octubre de este 2014 en Dos Quebradas, Risaralda, adonde se había ido a vivir muchos años antes.       

CARLOS ORLANDO PARDO: UN ENCUENTRO INTERNACIONAL COMUNERO DE ESCRITORES ...

Por: Carlos Orlando Pardo

Fue de ensueño un recorrido de ocho días por los hermosos municipios de Santander. La experiencia maravillosa se logró gracias al sueño persistente de Hernando Ardila González,  un entusiasta abogado y poeta que se propuso esta locura desde hace seis años. Fue un éxito el reunir escritores de varios paises del mundo para que difundieran su trabajo ante estudiantes universitarios, de colegios de primaria y secundaria, de las cárceles y las comunas, los mercados y  los parques. Pero no sólo eso. Dialogaron entre ellos sobre el oficio en los paises o regiones de donde procedían. Fueron representantes de varias generaciones, ante todo jovenes, los que formaron una fiesta de solidaridad, esta vez bajo el lema de Un país posible, homenaje a Gabriel García Márquez y con el título genérico de Vuelven los Comuneros. Poblaciones como Floridablanca, la de la Mesa de los Santos, Socorro, San Gil y Bucaramanga se volcaron entusiastas y curiosas a escuchar a los poetas y escritores. Cada quien daba lo mejor de sí y desfilaban argentinos, chilenos, ecuatorianos, mexicanos, rusos, griegos, paraguayos, colombianos de diversas regiones representando al Tolima, al Huila, a los Llanos, a Popayán, Bogotá, la Guajira, Montería, Tunja, Duitama y escritores de Santander, entre otros. Abundaron las mujeres entre las despampanantes  y las discretas y no faltó la música ni el vino, las comidas típicas y los paseos turísticos a Barichara o al Cañón de Chicamocha. Sus organizadores dieron muestras de simpatía y organización, atenciones y generosidad, sin que faltaran los discursos de los rectores y decanos de las universidades y hasta de los alcaldes dando la bienvenida. Lo que se veía en el transfondo era la angustia del creador del encuentro porque no es fácil hallar el apoyo debido para un acto de dimensiones internacionales. Santander, como una vitrina para el turismo y la cultura, tiene aquí un ingrediente que debieran patrocinar sin tacañerías ni ruegos, antesalas y venias. Se cumplió sin embargo y tanto la programación impresa en formato de lujo como un libro antológico de los participantes,  fue una idea luminosa como testimonio de un paso con huellas profundas por las regiones de la literatura. 
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La pobreza un mal creciente en el mundo. Todos los días hay más pobres y menos ricos pero cada vez más llenos de dinero. Los investigadores han construido diferentes metodologías para medir el grado de pobreza de los ciudadanos. Unos lo miden de acuerdo a las necesidades básicas insatisfechas (NBI). Cuando un grupo humano no ha cubierto un umbral mínimo de necesidades básicas, que se ha determinado de antemano, se considera pobre. Otra forma de medirla es mediante la Línea de Pobreza que es costo per cápita mínimo que se necesita para adquirir una canasta básica de bienes que permita un nivel de vida adecuado. Algo así como la plata para pagar los gastos necesarios para vivir decorosamente.
Según el DANE en Ibagué esta cifra viene descendiendo. En el 2008 fue del 32.6%, en el 2010 del 26.6%, en el 2012 del 21.3% y en el 2013 bajó hasta 18.6%. En todo el Tolima la cifra del 2012 fue de 42.3% y descendió en el 2013 al 34.8% casi el doble de la cifra reportada para Ibagué. La cifra nacional es del 30.6% en la zona urbana y del 42.8% en áreas rurales. Visto de otra manera Ibagué tiene 106.975 personas pobres. Se ha mejorado bastante pero falta mucho todavía.
Otra medida es la de pobreza extrema o indigencia. Esta medición refleja los pocos ingresos que sólo alcanzan como mínimo para las necesidades básicas alimentarias. Únicamente  alcanza para comer. En Colombia para el 2013 la pobreza extrema era del 9.1%.  En nuestro departamento las cifras han mejorado. En el 2012 era del 15.3% y se redujo al 11.3% en el 2013. Ibagué mejoró del 7.3% en el 2008 al 2.8% en el 2012 y al 2.5% del 2013. Son cifras que muestran un alto nivel de inclusión en Ibagué.
Estos datos se traducen en que en Ibagué existen 13.572 personas que sobreviven con un mínimo de $96.422 pesos mensuales, es decir a una persona $3. 214 pesos le tienen que alcanzar para las tres comidas del día.
Otra manera de medir la pobreza es con el Índice de pobreza multidimensional. No mide sólo el dinero que se posea para comprar la canasta básica. Involucra cinco dimensiones y 15 indicadores: las condiciones educativas de los miembros de un hogar; las condiciones de la niñez y la juventud; la salud; el trabajo; el acceso a los servicios públicos domiciliarios y las condiciones de la vivienda. Son considerados pobres los que tengan privación de por lo menos 5 indicadores.

La alcaldía de Ibagué mediante su programa Ibagué Digna, estableció en la comuna 7, exactamente en los barrios Modelia I y II, Nazareth, la Ceibita y Chicó una zona libre de pobreza extrema (Zolip). Ya cuenta con el apoyo y colaboración de la  Agencia Nacional para la superación de la pobreza extrema, del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), de la Gobernación del Tolima y de algunos privados como la ANDI, Fenalco, Prosperando y la sociedad tolimense de ingenieros, entre otros. Una audaz apuesta por la inclusión social y la superación de la pobreza.

CARLOS ORLANDO PARDO: LASHUELLAS MEMORABLES DE SIMÓN DE LA PAVA SALAZAR...


CARLOS ORLANDO PARDO: LAS HUELLAS MEMORABLES DE SIMÓN DE LA PAVA SALAZAR LAS HUELLAS MEMORABLES DE SIMÓN DE LA PAVA SALAZAR Simón de la Pava Salazar .A los 97 años se detuvo para siempre el corazón del prestigioso intelectual tolimense Simón de la Pava Salazar. Conformó parte de una familia de profesionales destacados y a lo largo de su fructífera existencia dejó una huella memorable en el campo del derecho, la historia, la literatura  y la academia. Se trataba de un conversador exquisito cuyas famosas tertulias con poetas, compositores y novelistas se volvieron tradicionales y añoradas y donde era fácil deducir, por su conocimiento de la historia, la política, el derecho y la región, una inteligencia privilegiada. Había nacido en Cajamarca en 1917 y fue egresado ilustre del colegio de San Simón y de la Universidad Libre en derecho y ciencias sociales. En el ejercicio de su carrera se desempeñó como juez de instrucción criminal, penal, del circuito, del trabajo y civil del circuito.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Tengo un recuerdo vivo de ese sábado en la universidad. Era un estudiante que participaba por ráfagas. En ocasiones pasaba inadvertido y en otras era locuaz. Sus experiencias como docente rural varias veces ilustraron los debates sobre derechos humanos en la maestría. Durante clase lo noté taciturno, con mirada bruna y distante. Al terminar la jornada me abordó mientras bajábamos las escaleras. Profesor quiero conversar con usted,  me dijo sin rodeos. Acordamos un sitio para tomarnos un tinto.
Mientras se acomodaba en la silla, me dijo que prefería una cerveza, que si ordenaba lo mismo para mí. Dos botellas heladas nos trajeron a la mesa. Su voz era firme aunque se notaban los esfuerzos que hacía para que no se quebrara. Vivía en la misma escuela donde trabajaba en una vereda apartada de un municipio del sur del Tolima. Allí la insurgencia era dueña y señora del territorio y todo lo controlaba. Nunca se metía con él aunque si lo convocaba a las reuniones con la comunidad. Los pobladores estaban acostumbrados a su presencia permanente. Su esposa y sus dos hijos residían en Ibagué. Ella tenía un pequeño negocio que atender. No querían que sus niños crecieran en medio de ataques, bombardeos, retenes, vuelos nocturnos de helicópteros y aviones fantasmas, y la zozobra de la guerra.
Una tarde, ocho años atrás, llegaron a la escuela dos hombres armados y con los uniformes que usa la guerrilla. Uno era algo mayor y el otro joven. Nunca los había visto. Los niños ya no estaban. Pidieron agua y se sentaron en el suelo a conversar en voz baja. Esto no era usual. Empezó a oscurecer y seguían allí. El miedo fue creciendo. Súbitamente, el hombre mayor empuñando su fusil y amenazándolo, lo obligaron a entrar a la habitación. Pese a su resistencia y sus gritos de auxilio no escuchado, lo violaron…
Al otro día, todavía lleno de pánico, se desplazó hasta el pueblo buscando ayuda médica. El galeno al escuchar su historia le hizo preguntas maliciosas. Eso empeoró su situación. Si ponía la denuncia ante las autoridades podría correr la misma suerte que con el médico. Y se exponía a las represalias de quienes mandaban en su sitio de trabajo. Además era vergonzoso para un varón contar que había sido abusado sexualmente. Más allá de los daños en su integridad física, estaba la humillación sufrida, el sentimiento de culpa y de suciedad, la vergüenza social y el temor a ser ridiculizado en su masculinidad. Optó por guardar silencio.
Su dolor reprimido nunca se calló y lo acompaña a todas partes. Dos años después le contó a su esposa. No comprendió y lo abandonó dejándole los hijos. Él sigue enseñando.

La violación masculina en la guerra siempre ha existido. No es tan frecuente como la de las mujeres pero existe. Es una forma de humillar a los vencidos. No sale a flote ni se denuncia por los estigmas sociales. Pero es un drama real y vigente. Prepararnos para la paz es también prepararnos para dar trato integral y humano a este tipo de víctimas.