Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Hablar de la crisis de la salud parece un tema
trillado. Sin embargo, ocurre que cuando se habla reiteradamente de este tema,
con el tiempo, tiende a naturalizarse, tiende a creerse que es normal que la
salud viva en crisis y que lo único que podemos hacer es acostumbrarnos, porque
es un problema crónico y sin solución. También se habla que la normatividad en
salud está pensada para favorecer los poderosos conglomerados económicos que
son dueños de las grandes EPS del país. Se comenta, casi todos los días, de la
falta de recursos, de las exorbitantes deudas tanto del gobierno como de las
EPS con los hospitales públicos que los mantiene casi en la ruina, al borde del
abismo. ¿CORRUPCIÓN EN LOS HOSPITALES?
Por estos días ha tomado fuerza un rumor, que desde
hace años circula por los pasillos y esquinas de los espacios de poder. Es el
tema de la corrupción en las gerencias de las entidades de salud, ya sean hospitales,
IPS o EPS. La gente señala como profesionales que vivían discretamente en algún
modesto barrio de alguna localidad, después de ser nombrados en la gerencia de
cualquier hospital, pasaron a vivir en lujosas mansiones compradas en exclusivos
condominios de la capital. ¿De dónde sacaron para crecer aceleradamente su
patrimonio? ¿Será por eso que es tan competida la selección de gerentes y que
estén dispuestos a pagar gruesas sumas a los políticos que mueven sus hilos en
las juntas directivas que los nombran?
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Ya en Bogotá se empezaron a destapar actos de
corrupción en las gerencias de hospitales. ¿Por qué será que las contralorías en
lugar de salir a los medios a ufanarse por hallazgos fiscales que si bien
existen, son insignificantes, mientras no ven como se quiebran los hospitales
públicos y sus gerentes y altos funcionarios misteriosamente se enriquecen?
¿Cuál será el encanto que tiene ser nombrado gerente de un hospital sin
recursos, con deudas astronómicas de todo tipo y con compromisos laborales
incumplidos de difícil cumplimiento?
La gente dice que cuando el río suena… es porque algo
pasa. Claro que la costumbre que está haciendo carrera en nuestro medio, es que si alguien denuncia un
acto de corrupción, los corruptos no salen a explicar sus conductas y a
demostrar su inocencia, sino que su defensa se basa en desprestigiar al
denunciante. Son capaces de hablar mal hasta de la mamá de cualquier
denunciante, buscando no aclarar su comportamiento, sino intimidar a los
denunciantes para continuar con sus fechorías.
Una vez se posesionó un nuevo gerente en un hospital
del departamento, demostró como tenía una nómina excesiva que desangraba las
arcas de ese ente casi en bancarrota. Todo el personal que sobraba obedecía a
cuotas de politiquería. Es decir, los jefes políticos estaban, como vampiros,
chupando la sangre del presupuesto que debería servir para atender la salud de
los pobres, a los que ellos dicen representar y a los que les piden
frecuentemente su respaldo electoral. Al pusilánime gerente saliente no le
importaba el futuro del hospital sino servir de la mejor manera a su jefe
político.
¿Será que está pasando más de lo mismo en corrupción y
politiquería, con la selección de gerentes para los hospitales públicos de
segundo y tercer nivel, que está en proceso en este Tolima de nuestros amores?
@agustinangarita