El Poder y la Autoridad en la Empresa
Aunque a simple vista parezca lo mismo, son dos
conceptos muy diferentes en cuanto al mundo de la empresa se refiere. Mientras
que el poder hace referencia a tener expedita la facultad o potencia de hacer
algo, la autoridad es el prestigio y crédito que se reconoce a una persona o
institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna
materia. Es por ello que el poder en la empresa viene dado por la propiedad de
la misma, el poder depende de la posibilidad de poder adquirir los derechos políticos
de la empresa, mientras que la autoridad depende de que terceros en la empresa
te la concedan, independientemente que tengas o no el poder. En las empresas es
muy frecuente confundir poder con autoridad; el primer concepto hace referencia
al gobierno y el segundo concepto a la gestión. Debe quedar muy claro que la
posesión del poder, no te hace poseedor de la autoridad ¿Qué queremos decir?
Que se tenga la posibilidad de comprar las acciones de una empresa, tal hecho
no lleva implícito la adquisición de las capacidades necesarias para dirigirla.
Si bien el poder se puede conseguir en un instante, la autoridad conlleva un
proceso largo en el tiempo dónde se demuestra la capacidad y la valía de las
personas en la gestión empresarial. Por desgracia, en muchas ocasiones, la
soberbia y la erótica del poder conllevan a empresarios, perdón a individuos
que ostenta el poder, a creerse buenos directivos y a tomar decisiones sesgadas
e irracionales que conducen a la pérdida de valor de la misma. Sin embargo, los
empresarios con mayúsculas son capaces de equilibrar el binomio
poder-autoridad, rodeándose de aquellos profesionales capacitados para la
dirección de la empresa, limitándose los primeros al buen gobierno de los
derechos políticos de la misma, hecho que conduce a la empresa a la generación
de valor.