PERIÓDICO EL PÚBLICO
Estudiante y profesor de la UT
Primer puesto en Investigación Farmacológica.

Con el trabajo “Efecto de la atorvastatina sobre diferentes poblaciones neuronales del sistema nigroestriatal en un modelo de isquemia cerebral focal” el profesor Ángel Enrique Céspedes Rubio, vinculado a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad del Tolima, la estudiante de Biología Angélica Sabogal Guáqueta y la   Doctora Gloria Patricia Cardona Gómez de la Universidad de Antioquia, obtuvieron el Primer puesto del Premio Enrique Núñez Olarte a trabajos de investigación en el área de Farmacología Básica y Clínica. La investigación hace parte de un estudio colaborativo de nuestra Universidad con el Grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia como parte de un proyecto financiado por Colciencias.
 Profesor Ángel Enrique Céspedes Rubio
El trabajo recibió la distinción luego de ser presentado por el Doctor Céspedes en el XIII Congreso Colombiano de Farmacología y Terapéutica, realizado por la Asociación Colombiana de Farmacología ASOCOLFARM en la ciudad de Cali. Esta investigación fue también premiada, en el marco del 8° Congreso Mundial de Neurociencias, llevado a cabo por laInternational Brain Research Organization (IBRO) en Florencia - Italia, evento en el que la estudiante Angélica Sabogal fue expositora.
“Este premio constituye un aliciente más para seguir desarrollando investigación en la Universidad del Tolima, representar con decoro nuestra institución a nivel nacional e internacional y para contribuir en la formación de jóvenes investigadores, por lo cual lo invertiré en nuestro Grupo de Investigación en Enfermedades Neurodegenerativas”, dijo  Ángel Céspedes sobre el reconocimiento obtenido.

Como investigador principal de este estudio, el Doctor Ángel Céspedes ha expresado sus más sinceros agradecimientos a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de esta institución por el apoyo a las actividades desarrolladas en el Laboratorio de Toxicología, que hace parte del Grupo de Investigación en Enfermedades Neurodegenerativas, a la Oficina de Investigaciones de la Universidad del Tolima por la cofinanciación del proyecto y al Grupo de Neurociencias de  la Universidad de Antioquia

CULTURA



Bien en actuación y mal en realizaciones
Por: Jorge Enrique Robledo
Según se ha visto tras doce meses en la Presidencia, no sería sorprendente que la favorabilidad de Juan Manuel Santos en las encuestas llegara al 120 por ciento. Porque tanta dedicación a maquillarse, por su cuenta y la de quienes le manejan la imagen, podría terminar por trastornar la estadística. ¿Qué le premian? ¿La forma o la sustancia? ¿El conjunto de sus actos o unos cuantos escogidos por él? ¿El respaldo espontáneo o el de la clientela? ¿La actuación o las realizaciones? A mi juicio, como histrión no lo hace mal, pero como realizador sí, por lo menos si se trata de juzgarlo sobre cómo les va al país y a las gentes del común y no a las trasnacionales y los monopolios criollos, a los que siempre les va bien, incluso en los peores momentos de la vida de la nación.
Es cierto que Santos heredó de Uribe unas condiciones económicas y sociales indeseables, las mismas que él ayudó a crear como ministro de Gaviria, Pastrana y Uribe. Pero también es verdad que no ha mostrado arrepentimiento por su trayectoria y que en su primer año como Presidente no ha hecho nada para modificar las causas de la situación inicua que padece Colombia. Por el contrario. Ha llevado hasta el fin las políticas neoliberales, mientras, coherente con la importancia que le otorga a impostar, actúa dentro de un libreto escrito para dar otra impresión.
En la pantomima montada por la Casa de Nariño para embellecer al Presidente juega su papel, engrasándolo, el aparato clientelista que aúpan los partidos de la amplia manguala política que presentan como de “unidad nacional”, cuando no gobiernan para el progreso de la nación. Y bastante aportan en la confusión los comentaristas de las fuerzas políticas santistas –que son todas, menos el Polo, a mucho honor–, en especial los liberales y algún polista arrepentido, que usan el traje de doble faz que les permite simular ser ajenos al régimen imperante, pero no porque critican a Santos sino a Uribe, aunque este ya no mande ni tenga con el gobierno diferencias sobre ninguna política fundamental.
El caso de la salud retrata bien el histrión que inspira a Santos. Aunque este drama viene de atrás, la ley que el santismo aprobó en el Congreso, de la mano de las EPS, lo empeoró. Pero cuando no pudieron parar el enésimo escándalo en torno a la salud, la víspera del debate en el Senado, Santos decidió actuar, en el sentido literal del término. Primero, se presentó en la televisión –la pantalla por excelencia– diciendo que arreglaría el problema, y lo hizo con una forma que en un país menos embotado que este hubiera suscitado algún comentario: Fiscalía, Contraloría y Procuraduría aparecieron como subalternas del jefe del Estado. Y hace unos días, en otro melodrama televisado, Santos posó como el gran deshacedor de los entuertos de la salud, acompañado de algunos dirigentes médicos que usó para darle credibilidad a unos cambios que presentó como de fondo, cuando no lo son. Porque el Presidente, como se alertó en el debate que podía suceder, se está aprovechando de la crisis para agravar el problema, al darles más poder a las EPS y concentrar entre menos y más poderosos el negocio de la intermediación y el aseguramiento que maltrata a los pacientes y a las empresas, públicas y privadas, prestadoras de servicios de salud.
De otra parte, tienen que avergonzar a los colombianos las condiciones laborales en los campos petroleros de Pacific Rubiales. Los trabajadores hablan de campos de concentración, porque en ellos de forma sistemática se viola el Código del Trabajo y el gobierno no hace que se cumpla la ley ni ejerce la soberanía. Y cuando los obreros protestan, obligados porque nadie escucha sus reclamos, ahí sí aparece el Estado con toda su fuerza. La prepotencia de la trasnacional canadiense llega a tanto, que bloqueó una carretera pública con camionetas, piedras y huecos para que no pudieran transitar los líderes sindicales, a quienes además trata en los peores términos: en el debate en el Senado tuve que decir que esa actitud me recordaba que el general Cortes Vargas había definido como “cuadrilla de malhechores” a los trabajadores del banano que en 1928 empujó a la huelga la United Fruit Company. Hasta ahora, no hay ninguna solución al problema laboral. Pero sí se envió un mensaje que deja muy mal a Santos: puso un batallón del ejército dentro de Campo Rubiales, cuyos soldados, informó el coronel encargado, se transportarán en los carros y con la gasolina que les dará Pacific. Y con toda frescura dicen que los gobiernos de Colombia, Estados Unidos y Canadá –por los TLC– quieren mejores derechos laborales en el país (video debate: http://t.co/juFzaTQ).

CHIVOS EXPIATORIOS
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
En la antigüedad, el pueblo judío tenía una costumbre que convirtió en rito de expiación. La expiación es una acción de purificación de culpas mediante un sacrificio. Según relata la Biblia, capítulo 16 del Levítico, en el rito se escogían dos chivos o machos cabríos. Al azar se escogía uno que era sacrificado por el sacerdote como ofrenda a Yavé o Dios. Durante la ceremonia, por imposición de manos, el sacerdote cargaba con todas las culpas del pueblo, al otro chivo, para entregárselo al demonio. La creencia era que el chivo expiatorio, al que se abandonaba en el desierto, se llevaba los pecados del pueblo y pagaba las culpas de la mayoría. Por eso todos corrían a insultarlo o a apedrearlo, y ninguno se atrevía a socorrerlo por miedo a caer en desgracia. Parece que este rito institucionalizó la descarga de nuestras culpas sobre alguien.
No creo que exista disculpa que justifique el acto bochornoso de Hernán Darío “El Bolillo” Gómez pegándole a una mujer. Él debe reconocer su culpa y responsabilidad y asumir las consecuencias. Lo que no encuentro para nada claro es la actitud mojigata y de doble moral de la mayoría de la gente que ha corrido, vociferando, a exigir el sacrifico público del entrenador de la selección Colombia.
Este país ha permitido y permite, de manera cotidiana y casi como costumbre, la violencia contra las mujeres. En Colombia, por lo menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a tener relaciones sexuales o de alguna manera maltratada es su casa durante su vida. El Instituto Nacional de Medicina Legal, durante el 2010 registró 51.182 casos de mujeres víctimas de  “violencia de pareja”. Esto equivale a 140 casos diarios, a seis agresiones por hora, una cada 10 minutos. Según un estudio del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), la situación es peor a la reconocida por Medicina Legal y cada minuto serían seis las mujeres agredidas en Colombia. Una verdadera vergüenza nacional, teniendo en cuenta que estos son los casos denunciados y que ameritan peritaje. Se conoce que sólo el 38 por ciento de las mujeres denuncia a su agresor. La no presentación de denuncias ocurre por diversas razones: miedo, chantaje, vergüenza o por ineficiencia de la justicia entre otras.
Siento que el escándalo que se ha suscitado en torno al Bolillo, que repito no tiene ninguna justificación, lo que busca es la expiación colectiva de la indiferencia y connivencia inveterada frente a la violencia contra la mujer. Lo que buscan muchos, parodiando la vieja costumbre de los israelitas, es descargar sus propias culpas en un chivo expiatorio, insultarlo y si pudieran, apedrearlo, para creer que lavan sus cochinas conciencias misóginas y machistas.
Que al “Bolillo” lo boten del trabajo, puede ser una medida entendible y justificada. Pero que nadie se preocupe por los millones de hombres que diariamente violentan a sus mujeres y que continúan trabajando sin que nadie exija justicia, ni la expulsión de sus puestos de trabajo, ni la petición de disculpas públicas y menos, el compromiso de no repetición, es lo que duele y enerva. Machismo es la creencia estúpida que los machos son mejores, compartida por igual por hombres y mujeres. Hablar de paz es aprender a no odiar a las mujeres…
El Nuevo Pensamiento Conservador
Por: Fernando Varón Palomino
Desde que Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro conformaron el “Programa Conservador de 1849”, como el ideario fundamental del conservatismo basado en grandes pensadores griegos, cristianos y con gran influencia del pensamiento británico de esas primeras letras, pensamiento y actuación de los hombres influyentes de la colectividad ya no queda nada.
Lo anterior lo digo, ateniéndome a las actuaciones y propuestas de nuestros “lideres”, esos mismos que llevaran al Partido Conservador el próximo 29 de octubre a una gran derrota y no sólo por las históricas volteretas de Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, incitados por otro prócer azul Sabas Pretel de la Vega. Tampoco lo reseño por los numeroso parlamentarios detenidos y condenados por la Parapolítica, como tampoco, por los escándalos de la Dirección Nacional de Estupefacientes donde los Conservadores manejaban a su antojo lo bienes incautados al narcotráfico, tampoco lo hago, por el AIS (Agro Ingreso Inseguro), donde el imitador de Avaro Uribe, Andrés Felipe Arias por demás señas Conservador, pasaron a la historia por sus actuaciones inmorales y deshonestas, sino que lo manifiesto simplemente por las propuestas que ha aflorado de la inteligencia de los pensadores del siglo XXI pertenecientes a nuestra Colectividad.
Los anteriores episodios nefastos no ocurrieron en el lapso de décadas, no, el daño inmensurable e irreversible se ha hecho en los últimos  seis años, cuando se decidió que seríamos las Rémoras del poder  apegados a lo que pensara, digiera y ordenara el señor Álvaro Uribe. Para recuperar el tiempo perdido en la escena política, nuestros nuevos pensadores adoptaron posiciones retrogradas creyendo que así se recuperaría el pensamiento y filosofía conservadora.
Los pensadores conservadores estilo 2011, proponen la abolición absoluta del aborto en cualquiera de las formas para lo cual aportaron más de cinco millones de firmas, claro, sin ningún trabajo de formación seria y responsable. Se propone igualmente regresar a la inmunidad Parlamentaria, es decir, a la impunidad parlamentaria y por esa vía regresar a la vida política a los ya condenados pero si el panorama no fuera de por sí catastrófico, una prócer conservadora para más señas, dice que “si un hombre le pega a una mujer es porque esta ha hecho algo para merecerlo”. Por supuesto las reacciones ante semejantes propuestas de los padres de la patria pertenecientes al Partido Conservador son de rechazo total y en algunos casos aplaude la Iglesia Católica como el último eslabón del cristianismo no filosofante porque el rabo de paja que tiene la ha convertido en la iglesia que menos nuevos creyente tiene en el mundo.
Me pregunto en la hora de ahora, recordando a Guillermo Angulo Gómez (q.e.p.d), que le podemos decir a la juventud, a las nuevas generaciones, cual es el Partido Conservador, el del pensamiento universal de Caro y Ospina, o el de José Darío Salazar, presidente del Partido Conservador o Liliana Rendón (senadora que apoya a Bolillo) o para más desgracias, nos quedamos con el actuar de Bolillo Gómez, que también es Conservador.

EL DOCTORADO EN EDUCACIÓN
DE LA UNIVERSIDAD DEL TOLIMA
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
El lunes anterior, con 15 profesionales de diferentes disciplinas científicas, ya poseedores de los títulos de maestría, comenzó un nuevo grupo o cohorte de estudiantes del doctorado en educación que ofrece  la Universidad del Tolima desde el año 2006. Iniciaron su doctorado médicos, ingenieros agrónomos, filósofos, veterinarios, abogados  y desde luego profesionales de la educación que aspiran a obtener su título de doctores en educación dentro de tres o cinco años. 
Provienen de los departamentos del Huila, Cundinamarca, Valle, Nariño, Amazonas y Meta y se trata de profesionales vinculados a las universidades Surcolombiana, Javeriana, La Salle, Distrital, de los Llanos, Amazonía y del Tolima.
Ya son 38 los estudiantes de este nivel de formación  en la Universidad del Tolima, el más alto al que pueden aspirar, después de haber cursado  y obtenido títulos profesionales de pregrado. “Es un grupo altamente calificado , plural en iniciativas pero que, a la vez, se identifica por buscar en el doctorado más que un título que les de prestigio o posición, que ya tienen, una posibilidad , un pretexto para consolidar su experiencia de vida laboral y profesional académica en una tesis doctoral que marque el rumbo, le dé sentido a su proyecto de vida académica”, fueron las palabras de bienvenida a los nuevos estudiantes,  de parte de Liliana del Basto , directora de este doctorado en la Universidad del Tolima.

“Se trata de uno de los mejores doctorados en Iberoamérica”, dice el rector de la Universidad del Tolima Jesús Ramón Rivera y exalta el hecho de que ésta universidad estatal ya ofrezca, en la fecha, tres doctorados: el de Planificación y manejo ambiental de cuencas hidrográficas, el doctorado en Educación de RUDECOLOMBIA en alianza de once universidades oficiales de diferentes departamentos y el doctorado en Ciencias Biomédicas.
Que en nuestro medio se avance en la formación de doctores en educación es hecho relevante porque tendrá efectos inmediatos en el mejoramiento de la calidad de la educación  en el futuro , en nuestro departamento. Todo doctorado se centra en la formación de investigadores que tienen la tarea de generar u homologar nuevos conocimientos científicos, en este caso, sobre pedagogía y didáctica.
El país, y desde luego el Tolima, necesita más doctores. Y me refiero a quienes , después de haber cursado sus pregrados para obtener un título profesional y haber estudiado especializaciones y maestrías, avanzan a estudiar un doctorado  durante tres o cinco años más para acumular, once o trece años de Educación Superior, posteriores a los 6 años de bachillerato.
En Colombia, en el año 2010 la matrícula en doctorados era de 2 mil 326 que apenas equivalía a 0.13% del total de matriculados en el sistema de Educación Superior. Estamos muy por debajo de lo que ocurre en otros países de Latinoamérica, a pesar de la tendencia hacia el crecimiento de la oferta de posgrados. Y necesitamos más colombianos dedicados a la investigación científica.
En el Tolima, contando todos los posgrados que se ofrecen, la matrícula de estos niveles de formación avanzada apenas llegaba a la cifra de 660 estudiantes en el año 2010, equivalentes al  2% sobre la matrícula total de la educación superior. En la Universidad del Tolima, por su parte, se ha avanzado en la vinculación de docentes con título de doctorado, en los  diez años que han transcurrido del presente siglo. En el año 2000 sólo cinco de sus docentes tenían título de doctores, cifra que pasó a ser de 47 en el presente año 2011. Ya es un avance significativo.
NUEVOS ESTUDIANTES DEL DOCTORADO EN EDUCACIÓN DE LA UT.
Quince profesionales de diferentes disciplinas y procedentes de departamentos vecinos, iniciaron una nueva cohorte de estudios del doctorado en Educación que ofrece la Universidad del Tolima. En la foto, asistentes al evento académico realizado con tal motivo y entre los asistentes, los nuevos estudiantes del  doctorado: Fernando Campos, Oscar Leonardo Gómez, Nely Hernández, Indira Orfa Tatiana Rojas Oviedo, Luz Mery Hernández, Ivan Martínez, José Julián Núñez, Sandra Olaya, Enrique Ortíz, Lorenzo Peláez, Alexander Perdomo, Alvaro Enrique Rengifo, Juan José Rivera, Andrés Rubiano y Alejandro Sánchez Barrios.