PERIÓDICO EL PÚBLICO
Regiones colombianas, golpeadas por la crisis

Por: Eduardo Bejarano Hernández
La crisis mundial tiene por estos días a muchos con los pelos de punta.
En relación con la forma como Colombia puede afectarse por la crisis mundial es preciso subrayar que, si bien se anticipan algunos consecuencias generales en la economía, es necesario identificar el posible efecto a nivel regional, pues resulta inexacto formular una aproximación genérica que cobije a todas las entidades territoriales.
En términos generales, se pueden identificar algunos efectos de la crisis económica mundial en las regiones colombianas, relacionados con operaciones de financiamiento, flujos de inversión extranjera, operaciones de comercio exterior, remesas y regalías.
En primer lugar, y en referencia a operaciones de financiamiento externo, es claro que ante la complejidad de la situación económica mundial resultará más complicado, e incluso más oneroso, adelantar operaciones de financiamiento en el exterior, modalidad que no es exclusiva de la Nación, como lo han demostrado diferentes entidades territoriales que han encontrado en operaciones de crédito o en colocaciones en el exterior, una alternativa para financiar diversos proyectos.
En segundo término, la contracción de las economías desarrolladas tiene siempre una consecuencia en países como Colombia, pues la demanda de materias primas y otro tipo de productos generalmente se reducen con un consecuente impacto en la producción local que, además, puede afectar transitoriamente el mercado laboral.
Al respecto, las regiones con una clara e identificada oferta de bienes exportables deben anticipar de la mano del Gobierno Nacional el posible impacto en la producción y diversificar los destinos de la misma, tal y como se ha hecho en el pasado cuando el país, por circunstancias económicas o políticas, ha visto restringida la demanda de su oferta exportadora por parte de algunas naciones.
En este mismo sentido, y como tercer impacto probable de la crisis en las regiones, es claro que el deterioro de las condiciones económicas en otras naciones puede traducirse en la reducción de la inversión extranjera directa, lo cual también podría tener un efecto nocivo sobre la generación de empleo en varias zonas del territorio colombiano.
Así pues, y aunque el país sigue siendo un destino atractivo para el inversionista foráneo, condiciones adversas en algunas naciones limitarán los flujos de capital provenientes de países en problemas, hecho que debe motivar la búsqueda de inversionistas en naciones que se hayan mostrado relativamente ajenas a los perversos efectos de la crisis mundial.
En cuarto lugar, resulta obvio afirmar que las crisis económicas tienen un impacto fuerte y directo en los niveles de empleo.
En este sentido, el transitorio deterioro en los índices generales de empleo en países como Estados Unidos o España, y como la evidencia empírica lo ha demostrado, tendrá un impacto inmediato en los flujos de remesas que los colombianos que viven en esas naciones envían a Colombia. eso afectará negativamente a ciudades que, como en el caso de Pereira y otros municipios del Eje Cafetero, han observado una histórica dependencia de tales ingresos. Adicionalmente, y como ya se nota en el caso de compatriotas que han regresado de España, una crisis profunda y prologada en el exterior puede ocasionar también la masiva repatriación de colombianos al país, hecho que necesariamente deben advertir y anticipar las administraciones de algunos municipios y departamentos por los posibles impactos sociales de una situación de esta naturaleza.
Finalmente, se pueden citar un par efectos adicionales de la crisis económica mundial.
Al revisar experiencias anteriores, es evidente que las crisis pasadas han tenido también un efecto en el mercado del petróleo, en donde ha sido recurrente la reducción de los precios internacionales del crudo.
Esto, como lo demostró la crisis económica mundial del segundo semestre del 2008, generó una disminución en los ingresos que el país recibió por concepto de exportación de crudo, lo cual afectó en su momento las regalías transferidas a diversos departamentos y municipios.
Ciertamente, la actual crisis puede afectar los niveles de demanda de petróleo, y en consecuencia su precio. Esta situación, al igual que en el 2008, podrá afectar los ingresos que el país recibe por dicho concepto, efecto que de alguna manera será transferido a nivel regional.
Sin embargo, y como algo que algunos sectores pueden considerar positivo, es evidente que las crisis económicas suelen impulsar al alza los precios de metales preciosos como el oro y la plata, hecho que seguramente estimulará aún más la exploración y explotación de estos metales, dándole un nuevo ímpetu a esta actividad y avivando la discusión en relación con polémicos proyectos como los previstos en el páramo de Santurbán, en Santander, o en la mina La Colosa, en Cajamarca (Tolima).
La economía colombiana ha demostrado ser robusta y saludable, además de contar con un alto grado de adaptación ante las adversidades externas.

No obstante, cada crisis es distinta y puede tener efectos inesperados, por lo que resulta indicado que, partiendo de sus características particulares, cada entidad territorial anticipe con juicio y objetividad los efectos que la actual situación mundial podría generar, y de la mano de los gremios, la academia y el Gobierno Nacional se tracen estrategias para mitigar las potenciales consecuencias de la crisis. Ojalá la coyuntura electoral no distraiga la atención a tan prioritaria tarea. 
¡LLUEVE DINERO! ¡ELECCIONES EN PELIGRO!
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Un estudio del Observatorio de paz y derechos humanos de la Universidad del Tolima, demuestra que pobreza, miseria y abandono del Estado en el departamento se superponen geográficamente con violencia, presencia de actores armados por fuera de la ley y desplazamiento interno forzado.
Para el 2011 las FARC continúan siendo uno de los principales factores de perturbación, especialmente en los municipios del sur del Tolima donde opera su Comando Conjunto Central. Las autoridades han sido enfáticas en negar la presencia de Bacrim o paramilitares en el territorio tolimense. Aceptan sólo el accionar de delincuencia organizada. Sin embargo, las denuncias de la ciudadanía en la Defensoría, la Fiscalía y los mapas de riesgo de Acción Social, hacen pensar que si existen Bacrim.
La nueva correlación de fuerzas en lo local, empujada por las detenciones de líderes de diversas colectividades políticas, ha transitado con la debilidad de los partidos, el clientelismo, la corrupción, las maquinarias electorales y la persistencia del conflicto armado. El panorama muestra presencia de grupos ilegales, homicidios políticos que permanecen en la impunidad, atentados y amenazas contra dirigentes políticos y populares; desapariciones, secuestros y boleteos, y la desviación ilegal de recursos públicos, sumados a la corrupción en el ejercicio electoral, que ha “costeñizado” la política, convirtiéndola en un proceso donde lo fundamental es el dinero para comprar votos y conciencias, sin importar su procedencia.
En medio de este horizonte, la Defensoría alerta que 14 municipios presentarían algún factor de riesgo electoral, nueve municipios en riesgo alto y cinco en riesgo medio. La Misión de Observación Electoral MOE, en agosto pasado, alertó sobre 28 municipios en riesgo electoral repartidos en dos bloques, uno en el norte del Tolima que incluye a Mariquita, Honda, Villahermosa, Murillo y Libano. Y otro en el sur,  desde San Antonio hasta Planadas, pasando por Rioblanco, Ataco y Chaparral. En doce la situación sería más grave por la posible manipulación de la información, la corrupción del voto y el constreñimiento al elector.
En Sur el mayor riesgo estaría representado por las FARC, con algo de presencia de Bacrim asociadas a minería ilegal. En el Norte, es fuerte la presencia de estructuras armadas ilegales surgidas después de la desmovilización de las AUC, junto con la presencia de las FARC aliadas con reductos del ELN. De los 10 municipios que describe el Observatorio de paz y derechos humanos de la Universidad del Tolima con mayor desplazamiento forzado, ocho están en la lista de la Defensoría y todos en la de la MOE.
Por las calles de Ibagué y de los municipios se escucha decir que nunca se había visto tanto dinero como en estas elecciones. Se dice que el mayor riesgo para unas elecciones limpias sería la corrupción del voto, especialmente financiada con recursos públicos. Que la plata del Estado, utilizada para beneficio particular y politiquero, sería la que definiría las elecciones. El derroche es evidente: vallas, pancartas, pendones y pasacalles electorales inundando el paisaje, saturación de cuñas radiales, perifoneos en barrios y veredas, afiches en sitios prohibidos y regateos por compra de líderes y apoyos electorales. Son cotidianas las denuncias sobre la presencia de funcionarios públicos y dineros ilícitos participando en política. Las investigaciones prometen ser exhaustivas…Las autoridades juran total imparcialidad… ¡Pero las elecciones permanecen en evidente riesgo y peligro!
SESQUICENTENARIO DEL GRAN TOLIMA
Durante dos días, este miércoles y mañana jueves, las academias de historia del Huila y el Tolima se dan cita en el Centro de Convenciones Alfonso López Pumarejo en la gobernación del departamento. El motivo es celebrar conjuntamente el sesquicentenario del Estado Soberano creado por el general Tomás Cipriano de Mosquera hace 150 años. La integración histórica de los dos departamentos como región, es una oportunidad para cultivar la memoria y proyectar gozosos la identidad de pueblos hermanos para repensar a la luz de documentos, la relación del pasado y el presente. Las conferencias que académicos especializados cumplirán en desarrollo del programa, pasarán por personalidades como José María Samper y el radicalismo, la misma escuela y su trascendencia en el país, la dimensión antropológica de la literatura de violencia combinados en diálogo abierto con el público. Para el jueves conoceremos ponencias como la creación del Estado Soberano del Tolima y sus antecedentes históricos, lo mismo que sus problemas, en una jornada donde estudiantes y padres de familia, periodistas interesados y gente del común se darán cita. La entrada es libre.
Carlos Orlando Pardo R.
EL FIN DEL NINGUNEO DE NUESTRA DIÁSPORA. 
Por: ALBERTO BEJARANO ÁVIL
Ibagué más que un territorio físico es una “nación” de cuyos moradores muchos han tenido que dispersarse por el mundo (la diáspora). La falta de oportunidades, la violencia, la exclusión, el abandono y sobre todo la rancia indolencia y la carencia de proyecto político (visión de futuro) municipalista y regionalista ha obligado a que decenas de miles de ibaguereños hayan tenido que emigrar a otros países en busca de mejores horizontes. Pero he aquí una de esas ironías que deberían dar vergüenza: cuando los ibaguereños emigrantes, cuando nuestros coterráneos en la diáspora viven penurias, sufren dolencias, experimentan tragedias o fallecen en lejanía, entonces se hacen invisibles a los ojos de los dirigentes ibaguereños, los desconocen, los soslayan, los ningunean y en cambio sí visibilizan o elogian a aquellos que obtienen éxitos; en esos momentos de “vacas gordas” si son “hijos del terruño” y para ellos si existe la solidaridad, esa extraña solidaridad con el exitoso que se le niega al que sobrelleva desdichas.
Ellos, los emigrantes, nuestra diáspora, en verdad si son solidarios y justos con su Ibagué, ellos con sacrificio envían puntalmente remesas para ayudar económicamente a sus familias y de paso al comercio local, ellos gestionan cooperación internacional para sus comunidades de origen, ellos están atentos y preocupados por nuestros problemas cotidianos, a ellos les duele nuestro atraso y desesperanza y ellos sufren de inmensa nostalgia que los hace soñar con el retorno para construir aquí, de manera compartida con nosotros, sus sueños legítimos, sus dignos proyectos de vida y la reconstrucción de sus núcleos familiares.
¿Por qué tanto ibaguereño y tolimense tiene que irse a otros países o regiones colombianas? Porque nuestra sociedad ha sido incapaz de ofrecer oportunidades a los suyos, porque somos indolentes, porque les negamos perspectiva de futuro, porque somos insolidarios, porque somos indiferentes, porque no tenemos acervo humanista ni sentido de cohesión y porque no tenemos futuro claro como comunidad concreta en un mundo de comunidades concretas y, asunto raro, por el foráneo no escatimamos preocupaciones, le brindamos garantías, solidaridad y privilegios, nos le revelamos como territorio de promisión y le ofrecemos reverente acogida. Si nuestra sociedad, al menos, exteriorizara esos mismos equilibrios afectivos y solidarios con los suyos, entonces podríamos pensar que aquí otro futuro si es posible
Llegó la hora de poner fin al desconocimiento y olvido de nuestra diáspora, de negarnos al ninguneo del emigrante, de tender puentes familiares y sociales, de aprovechar sanamente su potencialidad, experiencia, talento y conocimiento. Llegó la hora decrear un Centro Municipal de Comunicaciones para que los padres de aquí se puedan encontrar virtualmente con sus hijos ausentes, de instituir la Oficina de la Integración Ibaguereña o de los hijos en la distancia con los hijos presentes, de crear un fondo de ayuda a la repatriación del emigrante en casos de extrema calamidad o fallecimiento, de catalogar el talento ibaguereño disperso y de ofrecer facilidades y oportunidades para el retorno y el reagrupamiento familiar.