PERIÓDICO EL PÚBLICO
LA POLITICA DEL TODO VALE
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La política es el arte de conseguir con razones que alguien obre o piense de determinada manera, de convencer. Por lo tanto, el político necesita tener ciertas virtudes que le permitan razonar de manera coherente elementos de juicio para que los que escuchen le crean y piensen que sus planteamientos son válidos y que valdría la pena seguirlo. Esta forma de entender la política necesita políticos éticos, honestos, serios, cultos, preparados, conocedores de los problemas que quieren solucionar y con excelentes capacidades para comunicarse. Además, su vivir cotidiano, su manera de comportarse debe irradiar confianza y credibilidad.
Hay quienes quieren hacer política y no tienen estas condiciones, no obstante, tienen dinero o patrocinadores adinerados. Entonces, tuercen el sentido de la política. Transforman la ética por el TODO VALE: si hay que mentir mienten, si hay que engañar engañan, si hay que comprar periodistas para que hablen bien compran, si hay que prometer lo imposible prometen, si hay que hacer trampas se hacen, si hay que poner zancadillas se ponen. El dinero, considerado el dios que todo lo puede, y como lo tienen a manos llenas, deberá abrir las puertas antes cerradas por su incapacidad…
En la campaña a la alcaldía se distingue un candidato y su grupo, convencidos que Todo Vale, de otros que creen que la ética y la responsabilidad deben guiar su proceder. El candidato del Todo Vale respaldado por montañas de dinero, está dispuesto a lo que sea con tal de ganar creyendo que puede hacer lo que se le antoje. Dice conocer y respetar la ley, pero inundó la ciudad de vallas publicitarias pasándose por la faja restricciones al respecto. Al requerirlo las autoridades por poner propaganda visual en sitios públicos prohibidos, eludió la responsabilidad diciendo que fue un asunto hecho a sus espaldas. Para ocultar los ríos de dinero en su campaña, como se constata a simple vista, se queja permanentemente diciendo que las otras campañas son las ricas.
Hay que reconocer que la campaña del Todo Vale es ingeniosa. Ahora envía grupos de muchachos bien ataviados con su publicidad, a repartir empanadas a los taxistas que se estacionan a las afueras del Hospital. ¡Si no hay ideas buenas son empanadas! Como no tienen respaldo ni credibilidad entre las personas de los barrios y veredas, convocan a rifas y bingos, para poder reunirlas, y a la hora de la entrega de premios, presentan al candidato para mostrarlo como bonachón, generoso y le puedan escuchar el discurso… ¡las quinielas de la democracia! 
Habla de su pasado académico, pero se comporta como estudiante ducho en artimañas. En un foro universitario, por arrogante no preparó su intervención pese a que le habían enviado los cuestionarios con anticipación. Cuando vio que todos habían hecho la tarea, menos él, primero acusó a la institución de tramposa, al ser puesto en evidencia de su mal proceder, entonces salió a acusar a los otros de trampa. Recientemente sacó una cuña radial donde, olvidando lo que debió aprender en la universidad, de nunca sacar del contexto una frase, con mala fe tergiversó a su contrincante, para ponerlo a decir lo que a él le convenía.
Vale preguntar ¿los ibaguereños confiarían en una persona que cree que engañar y mentir es válido para hacer política? ¡Ustedes tienen la respuesta! 
Esperanza de vida en Colombia.
Country
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
70,28
70,57
70,85
71,14
71,43
71,72
71,99
72,27
72,54
72,81
74,31
74,55



Guillermo Pineda
En años pasados falleció  un amigo muy estimado, que contaba aproximadamente unos setenta años de edad, es decir estaba en el séptimo piso. A pesar de ser un intelectual y persona culta muy reconocida, cuando aún gozaba de salud se le oía hablar de esta manera: Nuestro ciclo ya terminó. Las neuronas ya se nos acabaron. Todo se nos olvida. Ya cumplimos una misión en esta vida…

Todos estos fantasmas que rondaban por su mente febril, seguramente tarde o temprano irían a hacer mella en su cuerpo que ya consideraba deteriorado. Según él pensaba, las cosas se le fueron dando. Enfermó y presintiendo que tenía una grave enfermedad, se llenó de más pesimismo, creyendo que ya nada había que hacer. Se mostraba renuente para ir donde el médico y ya cuando lo hizo el mal ya había avanzado en su cuerpo minando su salud. Se vio reducido a la cama sin ninguna esperanza.

El desenlace no se hizo esperar. Producto del desánimo, del bajón del alma, de una muerte anunciada, quizás hastiado de la vida se apresura a renunciar a sus fuerzas, baja la guardia y más por la fuerza de la gravedad que por su propia iniciativa, cae en el oscuro túnel de la muerte, donde rodando de tumbo en tumbo llega al fin a un piélago de luz. Así se despidió el amigo de este mundo.

Tengo por seguro, que ésto también me hubiera ocurrido, si hubiera alimentado esos pensamientos de derrota del amigo. Por encima de las expectativas de vida, está la mente positiva, el optimismo y el apego a la existencia. Por ello el emperador romano, Marco Aurelio, considerado gran filósofo decía estas mágicas palabras: “Nuestras vidas son la obra de nuestros pensamientos”.

Otros datos del informe del Dane son los siguientes: Las mujeres viven más que los hombres. Si se contempla únicamente la población femenina, su promedio de vida es de 77 años, mientras que en el hombre es de 70. Sumando estos dos y promediando da 73.5, que el Dane aproxima a 74 años como esperanza de vida general. Además desde el año 2010, Colombia cuenta con 45.5 millones de habitantes, de los cuales 23.4 millones son mujeres y 22.4 son hombres. Para el año 2020 la cifra general de personas en Colombia, asciende a 51 millones.

Un dato curioso es que el crecimiento de la población colombiana se ha reducido, debido a que la fecundidad femenina también ha disminuido. En este aspecto, agrego yo, hay que tener en cuenta que hoy día muchas familias colombianas, aún las que se consideran pudientes, no aspiran a tener sino dos o a lo sumo tres hijos, diferente a épocas anteriores donde las familias eran muy numerosas.

Quiero terminar repitiendo un adagio y reiterando mis palabras finales de mi articulo anterior: “Un hombre no es tan viejo que no pueda durar un año y un hombre no es tan joven que no se pueda morir mañana”. En el panorama de la juventud y de la vejez, según su comportamiento vital en el transcurso de su existencia, se puede decir que hay jóvenes viejos y hay viejos jóvenes, porque los primeros muchas veces tienen el alma muerta y los segundos muchas veces tienen el alma viva. De todas maneras, la vida del hombre pende de la voluntad divina.

LA MUERTE DE LA CONVERSACIÓN                        
Acabo de leer en internet que a la entrada de algunos restaurantes europeos les decomisan a los clientes sus teléfonos celulares. Según la nota, se trata de una corriente de personas que busca recobrar el placer de comer, beber y conversar sin que los ring tones interrumpan, ni los comensales den vueltas como gatos entre las mesas mientras hablan a gritos. La noticia me produjo envidia de la buena. Personalmente, ya no recuerdo lo que es sostener una conversación de corrido, larga y profunda, bebiendo café o chocolate, sin que mi interlocutor me deje con la palabra en la boca, porque suena su celular.   
                                
En ocasiones es peor. Hace poco estaba en una reunión de trabajo que  simplemente se disolvió porque tres de las cinco personas que estábamos en la mesa empezaron a atender sus llamadas urgentes por celular. Era un caos indescriptible de conversaciones al mismo tiempo.      Gracias al celular, la conversación se está convirtiendo en un esbozo telegráfico que no llega a ningún lado. El teléfono se ha convertido en un verdadero intruso. Cada vez es peor. Antes, la gente solía buscar un rincón para hablar. Ahora se ha perdido el pudor. Todo el mundo grita por su móvil, desde el lugar mismo en que se encuentra.

No niego las virtudes de la comunicación por celular. La velocidad, el don de la ubicuidad que produce y por supuesto, la integración que ha  propiciado para muchos sectores antes al margen de la telefonía. Pero me  preocupa que mientras más nos comunicamos en la distancia, menos nos hablamos cuando estamos cerca. Me impresiona la dependencia que tenemos del teléfono. Preferimos perder  la cédula profesional que el móvil, pues con frecuencia, la tarjeta sim funciona más que nuestra propia memoria. El celular más que un instrumento, parece una extensión del cuerpo, y casi nadie puede resistir la sensación de abandono y soledad cuando pasan las horas y este no suena. Por eso quizá algunos nunca lo apagan. ¡Ni en cine! He visto a más de uno  contestar en voz baja para decir: "Estoy en cine, ahora te llamo".
Es algo que por más que intento, no puedo entender. También puedo percibir la sensación de desamparo que se produce en muchas personas cuando las azafatas dicen en el avión que está a punto de despegar que es hora de apagar los celulares. También he sido testigo de la inquietud que se desata cuando suena uno de los timbres más populares y todos en acto reflejo nos llevamos la mano al bolsillo o la cartera, buscando el propio aparato.                                                    
Pero de todos, los Blackberry merecen capítulo aparte. Enajenados y autistas. Así he visto a muchos de mis colegas, absortos en el chat de este nuevo invento. La escena suele repetirse. El Blackberry en el escritorio. Un pitido que anuncia la llegada de un mensaje, y el personaje que tengo en frente se lanza sobre el teléfono. Casi nunca pueden abstenerse de contestar de inmediato. Lo veo teclear un rato, masajear la bolita, y sonreír; luego mirarme y decir: "¿En qué íbamos?". Pero ya la conversación se ha ido al traste. No conozco a nadie que tenga Blackberry y no sea adicto a éste.                                                                                                      
Alguien me decía que antes, en las mañanas al levantarse, su primer instinto era tomarse un buen café. Ahora su primer acto cotidiano es tomar su aparato y responder al instante todos sus mensajes. Es la tiranía de lo instantáneo, de lo simultáneo, de lo disperso, de la sobredosis de información y de la conexión con un mundo virtual que terminará acabando con el otrora delicioso placer de conversar con el otro, frente a frente.   ANONIMO  
Enviado por Carlos Orlando Pardo
EL PARTIDO DEL 30 DE OCTUBRE DEBE SER UN PARTIDO AMISTOSO...


“ALGO ESCUCHÉ…”
Por: Germán Barberi Perdomo
A raíz del cúmulo de quejas entregadas en Ibagué al señor Procurador General de la Nación esta semana que termina, algunas de las cuales dejó caer al suelo sospechosamente uno de los funcionarios del ente de control, papeles que fueron encontrados por varios líderes y reempacados y enviados a Bogotá, uno se queda aterrado, porque no es que cuando el río suena…piedras lleva, sino que la realidad es esta: al Tolima e Ibagué la saquearon, de frente a todo el mundo, a los órganos de control en donde algunos de los encargados de la vigilancia, fueron comprados con dádivas, puestos y dineros y de ello da fe la gran cantidad de denuncias hechas ante una visita de la cabeza visible de los sordos, ciegos y mudos, como Shakira, y no me cansaré de utilizar ese símil, hasta que no vea resultados palpables.
Pues bien, al acalde paisa y a su séquito, incluyendo la bumanguesa Rubia Mirella, les han iniciado una seria y grave investigación por lo que todo el mundo sabía: La contratación millonaria e ilegal en convenio con la Gestora Urbana, cuyo objeto social jamás contempla manejar la contratación de las obras públicas del municipio, en donde los DOCE APOSTOLES saldrán a relucir en un carrusel de corrupción más grave que el de Bogotá. Allí se verá que a solo unos pocos contrataron en 4 años en las obras públicas en Ibagué. Tendrá que reflejarse en donde y a quien compraron durante el mismo lapso todos los insumos para las pavimentaciones de la ciudad, se tendrán que preparar muy bien para defenderse los esposos de las hijastras de Chucho para demostrar porque solo a ellos se los adquirió todo…. todo el tiempo. La ausencia total de objetividad, imparcialidad y transparencia será tema que deberán estudiar muy bien, porque ya se sabe que ello jamás existió.
Y en la Gobernación del Tolima, todo el mundo sabe, se dice a gritos,  que están haciendo política de frente con la gente…es decir, cemento, sillas, regalos, pavimentacioncitas etc.…todo lo cual tiene nombre propio y destino del deseo que jamás van a cumplir, de mantener un gobierno para que tape la corrupción del anterior.
Pues bien, tuve la oportunidad de enterarme que el Señor Procurador, en la lejanía de sus tres durísimos días en que estuvo en Ibagué, en donde estaba sereno y solo, comentó que se iba muy preocupado de esta ciudad. Hacía mucho tiempo que en Colombia no lo abordaban exigiendo justicia como aquí ocurrió. Me cuentan que expresó su inquietud y deseo inmediato de investigarlo todo, incluyendo al Procurador Delegado en Bogotá, oriundo de esta tierra, que trancó, porque ya no lo podrá hacer más, por varios años las investigaciones contra funcionarios corruptos del Tolima e Ibagué, luego ya quedó inutilizado el ángel guardián de los rateros.
Y algo escuche…en medio de su inconformismo y preocupación. Que va a hacer valer la respetabilidad del ente a su cargo en esta tierra, y que frenará la descarada intervención en política de los funcionarios que lo están haciendo y que pronto habrá noticias positivas en contra del robo al Tolima e Ibagué.
Y algo escuche… que tiemblen los candidatos, frente a la compra descarada de votos, porque ya el Procurador sabe del cuento de las 15.000 personas compradas a $30.000.oo para que lleven sus esposas, hijos y amigos, para intentar variar la realidad electoral de una ciudad y un departamento que merece un mejor mañana, con hijos propios, no prestados, turistas y cuestionados.
Dios lo proteja e ilumine. Amanecerá y veremos.
TRÁGICO TRUEQUE
“El pesimista es un optimista bien informado”.
Por: Alberto Bejarano Avila
Este decir popular viene como anillo al dedo para compartir con los amigos unas apreciaciones sobre el trágico trueque que hoy está haciendo Ibagué con Colombia y el mundo, sobre esta ecuación histórica sencilla: qué recibimos, qué entregamos y cuáles son o serán los saldos, cuantitativos y cualitativos. Ojalá estas apreciaciones pudieran ayudar a la reflexión política y a que emerjan nuevos paradigmas del desarrollo para modificar las leoninas y negativas reglas de intercambios en tiempos de globalización. Veamos:
¿Qué está recibiendo Ibagué? Recibe de otras regiones oleadas consecutivas de personas desplazados por el conflicto a quienes debemos solidaridad. “Recibe” sumas importantes de inversión externa que no llega para ser redistribuida sino para extraer cuantiosas ganancias. Recibe a empresarios ejecutivos que substituyen empresarios y ejecutivos locales. Recibe insaciable codicia minera transnacional que amenaza con destrozar nuestro hábitat y nuestra cultura de convivencia. Recibe gran volumen de manufacturas para arruinan a quién acá las producen. Recibe contratistas foráneos que se lucran de la escasa capacidad de inversión pública. Recibe incesante carga mediática de cosmovisiones artificiales y falaces que confunden las perspectivas de nuestros propios horizontes y, tal vez, recibe ayudas buenas pero marginales. ¿Qué cosa determinante recibe Ibagué con largueza y para coadyuvar a su desarrollo social?
 ¿Qué está entregando Ibagué? Entrega miles de emigrantes que no encontraron aquí oportunidad. Entrega promociones completas de graduados universitarios cuyos saberes acá no tienen utilidad (una voz autorizado de un reconocido colegio decía que el 95% de sus egresados no están en Ibagué) Entrega a centenas de emprendedores raizales cuyos empresas inexorablemente pierden competitividad y deben cerrarse. Entrega una exagerada tasa de desempleo y subempleo que frustra posibilidades de ingresos a miles de hogares. Entrega al inversor externo privilegios que no concede al propio. Entrega, día a día, inmensas utilidades a empresas foráneas, utilidades que se van y jamás permitirán realizar el elemental principio económico de formación y acumulación de capital endógeno que pudiera procurarnos capacidad de inversión para generar empleo. Entrega materias primas sin valor agregado que a veces vuelven convertidas en productos de alto valor agregado que en nada nos beneficia. Entregará (?) sin medir el impacto ambiental y social, enormes volúmenes de recursos mineros a las grandes corporaciones transnacionales para que acrecienten sus enormes riquezas y, de paso, para que se anuden nuestra condición de enclave o colonia   
 ¿Cuál es y será el balance final? Algún acucioso nos podría tildar de terroristas conceptuales siendo que los aterrorizados somos nosotros porque resulta imposible imaginar un futuro competitivo o al menos decoroso para Ibagué y el Tolima. Qué futuro promisorio puede tener un territorio que ofrenda con ingenuidad e insensatez su talento, su conocimiento y sus recursos; cuándo produce ganancias sin retorno para los capitalistas del mundo y se niega la obligación primaria de formar y acumular capital endógeno o propio; cuándo admite el “canje” del trabajador del terruño por el trabajador de otras latitudes; cuándo mercantiliza sus recursos naturales y materias primas sin ningún valor añadido; cuándo permuta espíritu empresarial y empresarios curtidos nuestros por patronos avezados e insensibles de otras procedencias; cuándo desplaza a los suyos negándoles oportunidades; cuándo privilegia al foráneo y excluye al coterráneo; cuando zahiere el pensamiento endógeno o propio y aplaude ideas contrarias a nuestros intereses.
 En verdad, no puede entenderse cómo alguien pueda hablar desenfadadamente del desarrollo ibaguereño y tolimense sin considerar responsablemente el vertiginoso deterioro que se viene ocasionando a las variables sociales, políticas y económicas que hacen dable el auténtico desarrollo social y, además, sin reconocer valerosamente que hace décadas perdimos todo peso político específico en el contexto nacional.
 Antipático tal vez, pero debe decirse: en tiempos globalizados el futuro regional se negocia y se “pelea” con ideas regionalistas, pero nosotros hipotecamos y negamos ese futuro posible cuando adoptamos como propias falsas visiones del desarrollo y cuando admitimos como normal la tenaz politiquería.