PERIÓDICO EL PÚBLICO
Espíritu Crítico 
Por: ALBERTO BEJARANO ÁVILA
Personalmente me declaro apostata del tan encomiado optimismo sobre el destino tolimense que, pienso, solo ha propagado naderías y conformismos. He de adherir a la cofradía de los escépticos informados donde procuraré estimular el espíritu crítico y pulir la capacidad de propuesta. Muchas razones cultivadas a lo largo las últimas tres décadas del siglo XX y la década y pico que va del siglo XXI motivan esta conversión en curso. Señalo algunas pocas de estas razones retrospectivas: 

·         Con forzados nombres alusivos al futuro se han aprobado alrededor de veinte (20) planes de desarrollo para el Departamento y para cada uno de sus municipios y sin embargo el desarrollo parece inviable y el futuro fantasía. Corolario: Llamamos Plan de Desarrollo a un simple “plan cuatrienal de inversión pública”. Los salmos de la tecnocracia y el centralismo aturdieron nuestra conciencia política. Perdimos la perspectiva correcta del desarrollo. 
·         Más de 22 gobernadores y 17 alcaldes en cada municipio (8 elegidos popularmente) han regido los destinos comunitarios. Todos ellos, sin excepción y en el frenesí de su facundia burocrático-electoral, prometieron cambio, modernidad, prosperidad, equidad y solución a todos los problemas y, sin embargo, la situación cada día está más peliaguda. Corolario: Escasea la memoria histórica. Se repulsa toda lectura de región que desafíe el statu quo. Perdimos la seriedad programática, los consensos y los verdaderos liderazgos.
·         Hemos elegido centenares de parlamentarios cuya mejor iniciativa ha sido aprenderse el vademécum promesero y de cuyas ejecutorias, salvo sus pensiones, nada de trascendencia se puede constatar. Corolario: Nunca tuvimos un proyecto político de región. No tenemos peso político nacional. La labia trivial reemplazó la seriedad y la coherencia. Se redujo el rol político a simples diligencias de intermediación de la región con los poderes centrales. 
·         Por miles hemos elegido concejales y por centenas diputados que, sin distingos de agencia política, juraron purificar la gestión pública, ejercer permanente y riguroso control político y, algo inefable, arguyeron ser el relevo generacional. Corolario: Siendo todavía imberbes, muchos “políticos” ya utilizan el sofisma para tapar el defecto de no caberle en la cabeza su municipio y menos la región. No logramos entender bien que en política la viejera no se mide por los años cumplidos sino por la obsolescencia de los paradigmas y los imaginarios.   
·         Cientos de dirigentes de diversos sectores anunciaron cientos de iniciativas novedosas que nunca fueron realidad y menos modificaron siquiera en mínimos las condiciones de atraso. Corolario: Exaltamos, a veces con jactancia y sin juicio crítico, tesis extrañas y no válidas en nuestra realidad. Nos avenimos a la carencia de originalidad y al exceso de vacuidad. Poco sabemos de nuestras potencialidades que, para vergüenza, otros si conocen y aprovechan.
·         Miríadas de reseñas sobre preeminencias y peculiaridades regionales positivas han sido divulgadas, pero en el “tour del desarrollo colombiano” disputamos el “farolito” con las regiones más atrasadas. Corolario: Contemporizamos con ligerezas de juicio, falta de rigor, inmediatismo, golpes efectistas y afán por las percepciones de momento.
Quien juzgue cierta esta retrospectiva entenderá por qué perdimos la fe en las anacrónicas ideas sobre el desarrollo. Ahora, escéptico sí, pero no claudicante y por ello adjunto una propuesta para construir una nueva realidad política en el País Pijao, a sabiendas de que muchos responderán con un “clic en eliminar” y que solo será leída y divulgada por aquellos que sienten aflicción frente a la ocurrencia muy probable de que su hijo o nieto, en el año 2050, esté haciendo una retrospectiva similar o tal vez más deplorable de las cuatro décadas anteriores.
DE MORAL Y REGALÍAS
Por: Javier Ramiro Devia Arias 
Están equivocados quienes tienen la idea de que alguien por estar condenado, (en mi concepto injustamente), debe dejar de pensar y opinar. Tal vez por eso, el señor  FERNANDO VARÓN PALOMINO manifestó en la emisora “La Cariñosa” de Ibagué, actuando como defensor de oficio del actual Gobernador del Tolima y como reacción a mis declaraciones publicadas el domingo 19 de febrero del presente año, en el diario “El Nuevo Día”, que el suscrito no podía hablar de doble moral, precisamente por estar condenado y recluido en la picota. No me sorprende esta reacción, por cuanto el señor VARÓN PALOMINO, en su ansiedad por ubicarse al lado del poder para sobrevivir, quizá sin haber sido llamado por el mismo interesado, utiliza su acostumbrada ignorancia con apariencia de ilustración, confundiendo la moral con el derecho. Tanto la Moral como el Derecho se encaminan hacia la creación de un orden. El de la Moral es el que debe producirse dentro de la conciencia; es el orden interior de nuestra vida auténtica. En cambio, el orden que procura crear el Derecho es el social, el de las relaciones objetivas entre las gentes. “La Moral se dirige más hacia lo íntimo de la conducta humana, en tanto que el Derecho mira preponderantemente hacia  el aspecto externo de esa conducta. El proceso moral se desarrolla, no entre los hombres, sino en el seno del hombre individual, en una silenciosa polémica entre los apetitos y la conciencia.”  Por eso señor VARÓN PALOMINO, la injusta situación actual no destruye mis convicciones, entre ellas la de mi absoluta inocencia. Esa conciencia y mi moral, me permiten opinar con tranquilidad y dejarle al derecho, que también conozco, cambiante y politizado, las determinaciones de lo que el poder transitorio les permita a otros. Mi conciencia y mi convicción íntima no me permiten aceptar que un candidato pida un apoyo político a unos dirigentes y después de elegido los desconozca selectivamente, con doble moral, pues si esa era su íntima convicción no debió aceptar los apoyos. Diferente en el marco del derecho  por cuanto en este  es autónomo de conformar su gobierno con quien le parezca y ante eso no tengo reparos. El dueño de casa invita a quien quiere. Pero debería aceptar públicamente, sin avergonzarse, que también visitó y todavía consulta a otros dirigentes ya condenados, algunos de los cuales han sido beneficiados ampliamente en su gobierno. En eso consiste la doble moral; si desconoce el apoyo de un sector político con la disculpa de la parapolítica,  por qué razón existen otros sectores en iguales condiciones, que tienen representación política en su gobierno?. Por conceptos morales no puedo aceptar las propuestas inapropiadas, por decir lo menos, que bien sabe el señor Gobernador efectuó ya estando posesionado. Muestra de esa dualidad es  el espejo retrovisor que quiere aplicar el actual Gobernador, olvidando que una de las carteras de mayor impacto está siendo dirigida por la misma persona que lo hizo en el gobierno anterior y que precisamente en estos días suscitó una controversia pública entre el actual Secretario de Desarrollo Físico y su antecesor, ambos del Gobierno  BARRETO, repitente el actual, aparentemente por mutuas recriminaciones de improvisación y  falta de gerencia en la reconstrucción del puente sobre el rio magdalena en el Municipio de Suarez, sobre lo cual existen rumores acerca de otras verdaderas causas que solo ellos conocen. Traigo a la memoria un gran hacedor de cosas como fue el fallecido ex gobernador don FRANCISCO PEÑALOZA CASTRO, artífice de esa obra, siendo diputado este humilde Tolimense, quien de estar con vida no podría creer que dejaron colapsar la estructura original  que con tanto sacrificio se trajo de Saldaña en beneficio de Suarez y toda la región, viendo que  ahora se enfrascan en discusiones y bajas ejecuciones. Todo pasa y no pasa nada.

Pero bien, aspiro a seguir opinando, sobre muchos otros temas, especialmente por estos días que nuestro Departamento y sus Municipios productores están seriamente golpeados  por la disminución en los ingresos provenientes de  las regalías petroleras, lo que exige una explicación de los congresistas que aprobaron las normas (acto legislativo 5 de 2011)  para que le  cuenten a los Tolimenses si lo hicieron conscientes de los desastrosos resultados o si es verdad que el gobierno dio información inexacta y los resultados reales no son los que esperaban, o de un Ministro de Hacienda Tolimense a quien se ve angustiado tratando de explicar que detrás de esa disminución de la autonomía regional no existe, en parte, una estrategia de política monetaria para que los recursos que eran utilizados, bien o mal, para inversión en la provincia,  vayan a parar en títulos del tesoro para el manejo macroeconómico; además que nos diga qué ha pasado con la  reglamentación o si también es estrategia para demorar los giros respectivos. La verdad es contundente: menos ingresos para el Tolima y sus Municipios por concepto de regalías. Además y como si fuera poco, el gobierno Nacional a través de un decreto pretende un “margen de comercialización” por intermedio de la  agencia nacional de hidrocarburos, entidad receptora de las regalías, quien las liquida y gira a las entidades territoriales. En consecuencia, el gobierno central, además del 4% de los recursos del sistema general de regalías por concepto de fiscalización y administración, pretende quedarse con el 50% del margen de comercialización. Dicen los entendidos que solo esos recursos, a diciembre de 2011, pueden ascender a la bobadita de 2 billones de pesos (en Colombia 2 millones de millones) que pertenecen al titular de las regalías, es decir, al sistema general (léase entidades territoriales) y no al gobierno central como se pretende.

A estos temas medulares para el desarrollo del Departamento, por tratarse de sus ingresos, debería estar dedicado el señor Gobernador, para que además de dejar de hacer propuestas inapropiadas, los Tolimenses no lo perciban cansado sin empezar, preocupantemente  ausente  y los medios de comunicación nacionales no registren su baja gestión.

Agradezco los mensajes de quienes  han leído mi pensamiento y me dan ánimo para seguir adelante. Aspiro a no defraudar su confianza.  
APRENDER UN ACTO DE RAZON Y CORAZON
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Cuando nacemos, no importa raza, sexo, condición social o creencias familiares, todos lo hacemos con unas características y potencialidades que nos identifican como homo sapiens. Nacer homo sapiens es una condición que es necesaria para que lleguemos a convertirnos en humanos, sin ella sería imposible ese tránsito. Pero no es suficiente. En otras palabras, nacemos con todas las capacidades, con todos los elementos e ingredientes necesarios para transformarnos en seres humanos, pero se necesita un proceso que nos prepare. Esa tarea le corresponde a la sociedad. Es la familia, a nombre de la sociedad la que inicia el largo proceso de humanización. Allí aprendemos las costumbres de los humanos: a vestirnos, a comer ciertos tipos de alimentos y con cubiertos, a jugar, bailar, reírnos y, algo muy importante, aprendemos el lenguaje.
La sociedad le ha encomendado, además de la familia, la mayor responsabilidad de la humanización o de socialización, a la escuela, al sistema educativo. La primera y gran tarea de la escuela sería hacernos humanos. Pero ¿qué tipo de seres humanos? Esta pregunta no es fácil de contestar y es la sociedad misma la que debe abordarla. Es ella la que debe preguntarse y luego responderse ¿Qué clase de ser humano necesita? ¿Requiere individuos obedientes, sumisos que sepan un oficio y que lo realicen de manera eficiente y puntual? ¿O busca formar seres humanos que aprendan a ser libres, a pensar con autonomía, a ser creativos, curiosos e innovadores? ¿Una mezcla de los dos anteriores? ¿Qué proporción de cada una? ¿Qué sean individualistas o solidarios y generosos? ¿Y qué condiciones y calidades debe reunir el maestro que será el responsable de formar? ¿Con qué, con cuanto y desde cuándo se debe formar? Serían muchas las preguntas que podríamos seguir formulando…
Entendiendo que esta responsabilidad es conjunta con la sociedad, hoy, desde las 8 de la mañana en el teatro Tolima, el alcalde de Ibagué, doctor Luis H. Rodríguez, lanza el plan decenal de educación Ibagué 2012-2022, aprender un acto de razón y corazón, un espacio abierto a la participación de todos y todas, para que pensemos, discutamos y propongamos todo lo que tenga que ver con el derecho humano a la educación. Es una oportunidad para soñar, una posibilidad para expresar sin tapujos ni talanqueras cómo queremos que sea la sociedad actual y la del futuro. El alcalde y su equipo de gobierno proponen este ejercicio público al inicio de su mandato, antes de formular su plan de desarrollo, para que las líneas de acción que sugiera la ciudadanía se expresen y se concreten en recursos y en políticas y no se queden en letra muerta o en simples ideas. Es una manera como el alcalde demuestra que está y va a gobernar con la gente, de cara a ella, respondiendo a sus necesidades, sueños y esperanzas.
En el lanzamiento se presentará la página www.ibagueaprende.com en la que se pueden consultar todos los detalles sobre cómo participar en las mesas de trabajo, en los foros, en las encuestas y consultas a la ciudadanía. Usted no necesita saber de educación para participar. Lo que necesita son ganas de hacer parte de un esfuerzo por transformar esta sociedad en la sociedad humana que queremos, en la Ibagué que soñamos. Niños, adultos, jóvenes y ancianos, todos son bienvenidos.
El Festival del folclor si es rentable para Ibagué?
Por: Hugo Neira S
El Festival del folclor en Ibagué, es una fiesta autóctona regional celebrando la fiesta del  San Juan (24 de Junio), el solsticio de verano (hemisferio norte),  simbolizando la purificación del agua y el júbilo por los dones de la naturaleza, pero para los tolimenses es un homenaje a nuestras tradiciones, especialmente la cocina que distingue al tolimense entre todos los colombianos, con el tamal y la lechona. 
Pero esta fiesta desde el primer folclor debía haber evolucionado cómo ha evolucionado la ciudad desde un pequeño poblado a una ciudad, pero no lo ha hecho su fiesta ha terminado en una “francachela”, borrachos, suciedad, cabalgatas, que ha propósito solo tiene sentido de mostrar poder económico, maltratar a los caballos haciéndolos cabalgar durante horas sobre el pavimento duro, esto no tiene nada que ver con el folclor Todas las fiestas en el mundo importantes solamente son ochos días y menos; como el Mardi Gras en New Orleans (Estados Unidos),  el Carnaval en Venecia y  el más famoso del mundo el del  Brasil etc., pero el Festival del Folclor  se alargo a quince días, siendo que originalmente fueron ochos días, abarcando el espacio de la Fiesta de San Pedro en el Espinal y el de Neiva. Si fuera que esos ocho días alargados cambiaran la fisonomía de la fiesta actual, bienvenido, pero sinceramente no ha sido así, solo ha prolongado lo desagradable.
Fuera de todo esto, estas fiestas deben producir beneficios económicos a la ciudad, no solamente internos con la cantidad de puestos vendiendo cerveza, aguardiente, comida etc., sino la atracción de turistas para que vean una ciudad diferente y lleven su mensaje ameno al resto del país y,  de pronto al mundo, mostrando que nuestra ciudad de Ibagué, es  la verdadera ciudad musical de Colombia, que no es un cliché y,  que no es un bar por toda la carrera quinta con todas sus implicaciones, borrachos, suciedad, atracos, robos etc. Pero este cambio se puede efectuar  programando muchos espectáculos acordes con su fiesta regional.
Según la revista dinero quien  investigo las numerosas fiestas regionales que se celebran en el país durante el año, encontró  los  10 eventos que más mueven dinero  y son los siguientes:
Carnaval de Barranquilla;
Festival Internacional de la Leyenda Vallenata en Valledupar;
Feria de Manizales;
Carnaval de Blancos y Negros en Pasto;
Festival Folclórico y Reinado Nacional del Bambuco en Neiva;
Torneo Internacional del Joropo en Villavicencio;
Feria de las Flores en Medellín;
Reinado Nacional de Belleza en Cartagena
Feria de Cali
Festival de Luces - Villa De Leyva,
Por alguna razón en este listado no está el festival Folclor en Ibagué, o es falta de información o que realmente para la ciudad no es rentable, entonces como decía nuestro insigne Dr. Echandìa “Para que el Festival del Folclor?”
Si este ranking fuera por ocupación de hoteles según la revista “Dinero”,  lo ganaría  el San Pedro en Neiva con una ocupación hotelera cercana a 95% en promedio, seguido del Torneo Internacional del Joropo con el 93% y el de la Leyenda Vallenata con el 90%, desvirtúa  la creencia que el que más ocupa es el Reinado de Cartagena, certamen que ha perdido mucha popularidad, muy largo y fatigante para las damas que concursan.
Aunque es muy difícil de cuantificar, existen datos de algunos festivales donde se muestra la cantidad de dinero que se mueve, y los turistas  que llegan, por ejemplo:
Carnaval de Barranquilla, mueve  unos $40.000 millones, con 465.836 asistentes.
Festival de la Leyenda Vallenata el evento mueve cerca de $15.000 millones durante los cinco días (con esto se demuestra que la rentabilidad no es el tiempo)
La Feria de Cali mueve alrededor de $80.000 millones, pero hay preocupación por la disminución en la ocupación hotelera.
Los encargados del Festival del Folclor deben programar menos jolgorio (circo) y más espectáculos y disminuir el tiempo. Excelencia VS tiempo.  Aglutinar todos los eventos musicales del año que celebran en Ibagué y, hacerlo en uno solo como lo hacen en Bogotá con la Feria Internacional del teatro, evitar que el esfuerzo y dinero se diluya,  porque la forma como se está haciendo actualmente, no representa nada en el ámbito nacional o Internacional como pasa con el evento que celebra en este puente festivo (17  de Marzo-19 de Marzo), solo lo conocen los participantes, los medios de comunicación de Ibagué, los familiares y algunos alrededor, pues su difusión por los medios de comunicación Nacional ha sido nulo. Sacrificar el “ego” personal,  por lo esencial es lo importante, la difusión de la música Nacional, y colocar en lo alto la ciudad musical del país.  Es triste que en el programa más visto en TV actualmente en el país: “Yo me llamo”, no hay en este momento ningún representante de la música Andina, si lo hubo al principio lo eliminaron sin ponerle cuidado, pues era más importante el Reguetòn (Reggaetón) u otras representaciones musicales. Esto realmente no es una crítica, es la realidad. 
EDUCACION EN LA NOVIOLENCIA
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Ante los ojos de mucha gente la violencia tiene que ver con acciones individuales que rompen una supuesta armonía preexistente y que evidencian situaciones caóticas y desordenadas. Vale la pena repensar el asunto, porque esto no siempre es cierto.  La violencia, en múltiples casos, obedece a acciones colectivas que pueden ser coordinadas y coherentes. Tampoco es cierto que la violencia sea un tema rechazado por todo el mundo. En este país, en general, existe un comportamiento pendular, que nos lleva de un extremo a otro, sin mayores reflexiones o cuestionamientos sobre el tema de la violencia.
Como lo recuerda el investigador Freddy Cante, hay momentos en que se cree que la violencia resolverá todos nuestros problemas. Se ensalza la guerra, la mano dura, “los pantalones bien amarrados”, el ármese quien pueda, el “yo no me dejo de nadie” y el “que se meta conmigo, la lleva”. En el sustrato de estas expresiones y conductas está la violencia y los resultados se manifiestan en aumento de homicidios, desaparecidos, torturas, justicias por mano propia, limpiezas sociales, bombardeos indiscriminados, falsos positivos, cárceles abarrotadas, secuestros, extorsiones, atentados, tomas de poblaciones, violaciones de los derechos humanos, etc. Cuando los horrores escandalizan y la sangre corre a raudales, se escuchan los gritos de pare, de alto, y el péndulo nos conduce al otro extremo.
Entonces, se corre a construir la paz al precio que sea. No preocupa lo que haya que pagar, lo importante es que la paz llegue. Las laxitudes afloran. La Impunidad campea, aumentan las tolerancias con conductas inadmisibles, la justicia resulta arrinconada y las víctimas son relegadas a lugares secundarios, lo importante es negociar con los victimarios los ceses al fuego, las rebajas de penas, los indultos, las suspensiones de hostilidades y demás arandelas. El rugir de la violencia baja de volumen pero no se silencia…
En los dos extremos adonde nos lleva el péndulo, se tiene la violencia como trasfondo. Se necesita construir colectivamente una opción política y social no destructiva, que permita ejercer presión para que las decisiones favorezcan a los más necesitados y beneficien a la comunidad y no a unos pocos, que posibilite practicar el poder político de manera incluyente, participativa, transparente y menos basado en las armas, la represión, la intimidación y el autoritarismo. Un proceso que impulse la movilización social para transformar la sociedad sin acudir a la violencia sino al concurrir de voluntades, que permita conseguir una paz sin artificios, con justicia social, sin desterrar la verdad, con reparación a las víctimas y con dignidad humana. Este es el reto de la Noviolencia.
El gran desafío que afronta un gobernante demócrata es generar oportunidades políticas para la opción no violenta, para la construcción de ciudadanía, para la reconciliación, el desarrollo  sostenible y la paz. El Alcalde de Ibagué, doctor Luis H. Rodríguez, ha propuesto en la estrategia Ibagué sana, educada y en paz de su Programa de Gobierno, una gran apuesta pedagógica por la educación en la Noviolencia, por la educación en el respeto y la inclusión social. Seguramente en el Plan Decenal de educación: Aprender un acto de razón y corazón, que lanzará el próximo viernes 23 de marzo en el Teatro Tolima, desde las 8 de la mañana, este será un tema de reflexión y análisis para toda la ciudadanía ibaguereña.
ÚLTIMOS  DE CARLOS ORLANDO
Por: José Martínez Sánchez
Con “Un cigarrillo al frente” y otros cuentos (Editorial Caza de libros, 2011), Carlos Orlando Pardo continúa su larga cruzada por el género narrativo, diversificado en la brevedad y en la extensión de atmósferas originarias de la cotidianidad, en algunos casos trasladadas al clima de violencia inmanente a la vida social colombiana en su devenir sombrío. Un tratamiento estético conforme con las exigencias de la narrativa contemporánea concita al lector desde “Jefe de sección”, un cuento amargo que descifra la paradoja del empleado medio, con un pie en la escala burocrática empresarial y otro en la cuerda frágil del ejército de desocupados, rumiando en silencio las zalemas de un sistema laboral que prometía un puesto próspero en la carrera administrativa.
  Más allá de la causticidad extremada en la segunda persona del singular hasta convertir la narración en un prontuario infausto de autoridad, Carlos Orlando escarba en lo profundo de personajes situados de cara a una realidad ambigua: “Antes, dicen, eras sencillo y afectuoso, madrugador y metódico, buen tipo” (pag. 10). “Hoy tienes lágrimas que salen así, de repente, que te cambian el caminadito de pavo real, que te hacen saludar a la gente que antes despreciabas, que además, sabiendo por qué lloras, ni siquiera te alcanza a tener lástima, ni siquiera rencor, ni siquiera” (pag.11). Un perfil psicológico con antecedentes en los cuentos de “El muro”, de Jean Paul Sartre, pero que en este libro acorta la distancia que lo separa de la sevicia implícita en las actuales relaciones de producción.  El don de mando asociado al trato con los subalternos raya en monomanía, persistencia de una comodidad donde cualquier pieza es perfectamente prescindible. Lo humano en sí sólo existe en la mitomanía del burócrata, finalmente separado de ese rol que otros desempeñan igual o mejor que él.
Una segunda versión se encuentra en “El día menos pensado”. Allí la fragmentación no recoge lo que pudiéramos llamar una vida, sino una situación individual concreta, como se sugiere en la generalidad de los cuentos. Víctima resultante de aquella oposición entre el derecho a un empleo digno y la restricción laboral, el joven enganchado para asesinar al parlamentario tiene razones fundadas: “Fuiste acumulando resentimiento por cada fracaso al que te sometían, por cada humillación y por cada negativa. El último vino cuando después de varias horas te negó la entrada a esa oficina y allí tenías tu última esperanza” (pag. 26).  Causas inequívocas de la actividad delictiva asumida por sicarios, paparazzis, grupos ilegales y francotiradores a sueldo. En esto la literatura colombiana —y no sólo el cuento— mantiene un sentido de actualidad pocas veces permeable al público lector.
  “El gallero”, texto escrito como para despertar la egolatría del premio Nóbel colombiano, contiene la suficiente carga de humor en la concatenación de situaciones eróticas, orientadas a la simbología de los cuentos populares tradicionales, corriente muy afín al gusto de García Márquez. La destreza del autor al abordar personajes y dotarlos de un discurso literario consistente se revela con amplitud en estos cuentos de madurez, donde el yo autoral alterna con narradores ficticios. En conjunto son cinco microrrelatos, microcuentos o como se les quiera llamar, suscritos a la pura invención y a la inmediatez de una realidad absorbente. El texto “La mirada”, sintetiza en forma puntual los últimos treinta años de la historia del país. El cuerpo de un supuesto vivo congelado en veinte líneas bien podría ser la metáfora de más de treinta y seis mil víctimas del genocidio impuesto por la obstinación oficial y el sectarismo político. Con un guiño de la imaginación, el crimen ventilado en los medios televisivos trasciende lo meramente informativo, de manera que no se trata ya de un registro noticioso sino de un oficio enfermizo, del que sólo podemos escapar renunciando al papel de receptores del mensaje.
  La atmósfera de tertulia que rodea el cuento “El acuerdo”, en que el autor acoge como propia la narración de los hechos, reivindica a ese aire de complicidad que congregó a una generación de escritores en torno a la lectura, la bohemia y la conversación reposada. Pese a que el argumento no se dirige propiamente a exaltar el café como institución marginal de la cultura, en gran medida desmiente el criterio de inoperancia sonado en espacios académicos o de opinión periodística. Lugares como el Café Automático y el Café Windsor (este  último llevado a la novela “Al pueblo nunca le toda”, de Álvaro Salom Becerra), permitieron a poetas y escritores del pasado entrar en contacto con la vida intelectual que se respiraba en la capital de la república. Hoy podemos decir que Bogotá ya no es la misma, y que ese conato de modernidad fue suplantado por la escalada regresiva que permeó al país por todos sus costados, tomando como centro de operaciones las grandes y pequeñas ciudades.
  Dos cuentos un poco más largos: “Declaración detallada y bajo juramento sobre mi trabajo ultra secreto con el Estado” y “Un cigarrillo al frente”, agotan los pensamientos y las emociones de dos personajes realizados en la vivencia. Uno y otro  ingresan a ese terreno aleccionador y confesional del monólogo interior, independiente de las ideas preexistentes o sujetas a leyes establecidas. La interposición de la mentira como desencadenante del trastorno de la personalidad y el tabaquismo se prestan a la discusión ética y al debate sobre la vigencia de la norma. “Todas aquellas cosas que no quiero enumerar pero que conformaban un catálogo amplio de los secretos del entorno” (Pag. 36), facultan al primer protagonista para explicar la naturaleza del delito y la conquista del poder consagrado en la consumación del asesinato. Desde la infancia remota, una vez despejado el mito del nacimiento y corrido el velo de la sexualidad adulta, el implicado se decide por una verdad superior, utilizando el método de reflexión  común a quienes acechan en la perpetración del mal la vindicación por la ofensa recibida.
  El segundo cuento prosigue la lista de escritos sobre el consumo adictivo. Casi doscientos años atrás, Thomas de Quincey enfrenta la enfermedad en un breve tratado clínico de indudable repercusión en el tratamiento posterior de las adicciones: “Confesiones de un inglés comedor de opio” (1820), uno de los más valientes y pormenorizados testimonios sobre los paraísos fantasmales y su relación con el arte y la literatura del siglo XIX. En medro de la fabulación, Carlos Orlando comparte con su tipo la preocupación por el hábito del fumador, pero se abstiene de proponer una fórmula de salvación después de exponer técnicas y recursos que pasan por las recomendaciones de los amigos y los avances de la medicina en esa materia. El placer de fumar, rito y cultura ancestral en aldeas y asentamientos aborígenes, con el auge desmesurado de capitales transnacionales termina por convertirse en una de las armas más pavorosas del control poblacional. Y si el lector quiere saber qué hay detrás de toda esa persecución contra los fumadores, debe retroceder mentalmente en el tiempo y cambiar de país. Una de las mayores catástrofes ambientales producidas durante el gobierno de Jimmy Carter señalaba a las multinacionales y a las empresas petroleras como responsables de la contaminación en áreas fluviales y marítimas. La sociedad exigía una intervención responsable del Estado, una normatividad firme y una acción inmediata. La respuesta fue la serie televisiva del Cáncer Man (Los Archivos X), el mismo que puso sobre la lona a los ciudadanos de a pie y se propagó por el mundo en señal de cacería de brujas y salubridad, preparando el terreno a la narco-economía norteamericana, todo ello con el consentimiento de la industria tabacalera y su experimento cancerígeno. El problema de contaminación nunca se resolvió, pero el fumador pasó a ser chivo expiatorio y víctima de la guerra biológica que actúa de manera inexorable.
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