PERIÓDICO EL PÚBLICO

Protagonistas del Tolima Siglo XXI (2)
Por: Carlos Orlando Pardo
Afirmamos que el Tolima carece de protagonistas en el Siglo XXI desde el campo de la política, sin que brillen, como sucedió en otras épocas luminosas y dábamos las excepciones. Algunos podrían aducir que me olvido de figuras nacionales que tienen una vigencia actual. Sin embargo, insisto, en mi anterior columna me refería a los políticos. ¿Quién desconocería la importancia alcanzada por nuestro Fiscal General de la Nación, Eduardo Montealegre? ¿Acaso el Procurador electoral no ha sido punto de mira en las elecciones del país? ¿Ariel Armel con su programa televisivo sobre los consumidores desde su Confederación Nacional no es una figura? Esos son otros campos. Podría dirigirme a las actrices Natalí y Cristina Umaña, a Norma Nivia o a los cantautores Santiago Cruz y Olga Walkiria. Podríamos pensar en la vigencia que conserva en el cine, el teatro y la televisión Jorge Alí Triana, en el prestigio de Álvaro Mutis o William Ospina, en la figuración de Germán Santamaría o Jorge Eliécer Pardo, en la reputación periodística de Silverio Gómez, en la creciente consolidación de un empresario como Miguel Merino.  Son pero no eran de la cosecha política. Y ya que mencionamos escritores, quien ha logrado brillar internacionalmente y dentro del país con sus méritos examinados en el campo del ensayo, el periodismo, la poesía y la novela, es por supuesto William Ospina. Constituye la cabeza de lanza de los escritores tolimenses que salvo Eduardo Santa, de la generación de García Márquez, Benhur y Héctor Sánchez, Jorge Eliécer Pardo y Germán Santamaría, todos por encima de los sesenta años, son los únicos que cuentan con un real reconocimiento, sin que este sea del país nacional sino del país cultural en estos últimos casos. Los demás nombres y obras que no son pocas y que un día brillaron, ingresan a marcha forzada hacia el territorio de la indiferencia y el olvido, salvo que se trate de los balances e inventarios que alrededor de la presencia de los tolimenses se realice. Quedan ahí vigentes en el país, poetas como Juan Lozano y Lozano, Germán Pardo García y Arturo Camacho Ramírez. ¿Qué pasa con la nueva gente?  ¿dónde están los valores menores de cincuenta años? El listado resulta extenso como bien lo registran algunos de mis libros de investigación y cuentan con una nombradía menor en los círculos académicos y hasta en los suplementos culturales de provincia, en la contabilidad de premios nacionales de poesía, excepcionalmente de narrativa y los libros antológicos de universidades o grupos culturales independientes.  Sin embargo no se avizora en ellos la gran figura sino conforman un equipo de tercera y cuarto orden en forma lamentable. Cuánto quisiéramos que las nuevas generaciones fueran mejores a la nuestra, pero son más grandes los deseos que la realidad y aumentan los llamados escritores, poetas y novelistas, autores de ensayos, por ejemplo, pero en general son libros de menor cuantía. ¿Dónde están las traducciones a otros idiomas como sucedió con nosotros cuando aún éramos jóvenes? ¿Dónde su inclusión en antologías representativas del país? ¿Dónde su mención destacada o simplemente su mención en los estudios sobre literatura colombiana? ¿En qué lugar su aparición en los grandes medios? ¿Qué editoriales grandes los han publicado? Frente a la ciencia el caso es similar. Exceptuando a Manuel Elkim Patarroyo, Felipe Coiffman y Elkim Lucena,  no surge en los nuevos, salvo Sócrates Herrera, ninguno que se destaque plenamente. Si bien es cierto se trata de un campo donde no es la edad sino el tiempo el que arroja resultados, nuestra búsqueda nos deja un vacío desconsolador. Qué no decir del deporte.  Las sillas siguen vacías. No nos importa tanto que haya notables sino por lo menos gente feliz, pero no puede existir en una sociedad cuyos niveles ya no tanto de pobreza sino de miseria son los que se destacan. Inclusive los niveles de desempleo son alarmantes y la crisis de la educación y la salud tocan la puerta de sus hogares en medio de la discriminación y la tristeza. La inseguridad pasea sus dientes por todas partes así alguien diga que en Ibagué y el Tolima se siente uno en el paraíso porque todos andan pelados. La esperanza no se pierde sin embargo porque merecemos una segunda oportunidad sobre la tierra.

¿DONDE ESTÁ EL BIEN COMÚN?
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El sueño de una sociedad democrática involucra la participación de la ciudadanía en múltiples escenarios de la vida social así como el compromiso moral de promover el bien común por encima de cualquier derecho individual a acumular privilegios y poder. Pero es un sueño.
La realidad es diferente. Lo que encontramos a diario son funcionarios que piensan que el bien común es beneficiar a su jefe y a su grupito político. Para ellos el cargo que ocupan se lo deben al político que lo recomendó  y es a él al que le tienen que trabajar. Si beneficiando al jefe y su grupo la comunidad algo recibe, que bueno, pero el bien común es lo menos importante. Claro que para el discurso siempre se invoca.
Existen algunos presidentes de juntas de acción comunal, de acueductos comunitarios, de juntas de padres de familia o de comunas para quienes el bien común está representado en contratos para ellos (no importa que lo prohíba la ley) o para sus hijos, esposas o amigos. Igual ocurre con muchos contratistas. Lo interesante es que el contrato sea jugoso, que lo paguen pronto y que la interventoría no vea, no oiga ni entienda, después no importa si la obra queda mal hecha.
La gente se pregunta, si el ingeniero hablaba tanto del bien común, ¿por qué sus viviendas son realizadas con materiales de mala calidad, con especificaciones técnicas mentirosas, a sabiendas que eso perjudicará a la gente pobre que las habitará? ¿Por qué las instituciones educativas quedan con terminados tan de mala calidad, si deben ser hechas para el bien común? ¿Por qué el empleado público, al que le pagan con los impuestos que les cobran a todos los ciudadanos, trata tan mal y con tanta displicencia a esos ciudadanos que son los que aportan para sus pagos mensuales? Existen empleados que se sienten dueños de sus cargos y se resisten a aceptar traslados que no los desmejoran, pero que si les permiten aprender nuevas dinámicas y conocer otras experiencias y dar lo mejor de ellos para los usuarios de sus servicios. ¿Por qué se niegan a cambiar?
Es triste encontrarse con funcionarios sin iniciativa, resignados a esperar que pase el tiempo para pensionarse, haciendo lo menos posible y esforzándose muy poco. ¿Será que piensan que con esa actitud contribuyen al bien común?  Mientras peor funcione el estado, que es la máxima expresión de lo público, la convivencia se afecta, la confianza desaparece y la sensación de angustia y temor crece. De la mano de esta inseguridad avanza la indiferencia, la apatía y la sensación de abandono. El estado es el generador de orden. Si el estado no funciona se le abren las puertas a la violencia y al desorden social. El orden se expresa en normas, conductas, decretos y leyes. Si las leyes y normas no se cumplen, crece la corrupción y el delito…
Se sabe que el delito es una consecuencia de un desorden social. El que ataca el delito sin atender la problemática social que lo produjo, se la pasará toda la vida persiguiendo delincuentes, sin resultados serios a largo plazo. Los problemas sociales necesitan un compromiso ético, de cada persona, de cada funcionario, de todos en general, por el beneficio colectivo, de lo contrario, todo empeorará…

En la locomotora de la economía Tolima va de arrastre.
Por Hugo Sánchez Neira
En el informe reciente del Dane sobre el PIB del 2011, se da un visión muy real de nuestra economía regional colombiana donde el PIB llego al 5.9 y, el Tolima solamente llega a 2.2 %  de este PIB, pues no tiene los factores económicos que están jalonando la economía colombiana; Petróleo y Oro.
El director del Departamento Nacional de Planeación, Mauricio Santa María, dijo que, para el Gobierno, una de las medidas, que a juzgar por los primeros resultados ha sido de las más exitosas para conseguir la equidad social y promover la competitividad, es el nuevo sistema general de regalías. "Si no hubiéramos hecho la reforma al sistema de regalías, estaríamos viendo que el 80% de los recursos de inversión de la vigencia 2012 se concentrarían en nueve departamentos, es decir, solo el 17% de la población. Ahora, todos los departamentos tienen recursos para inversión, producto de las regalías", señaló el funcionario. A pesar de los altos incrementos del producto en algunos departamentos, su proporción en el PIB nacional es muy pobre
El sueño dorado de los ilusos economistas tolimenses ha sido la agricultura, siempre se han soñado con alimentar el mundo y ser la locomotora del gran impulso de la región, para bien o para mal no es así, para bien no tenemos Locomotoras contaminantes como son las minas o todo eso que se está colocando en el tapete mundial como  destrozadores del medio ambiente y, para mal por ejemplo el café y la agricultura por estar siempre determinado su capacidad económica  por los precios internacionales, oscilan como las olas del mar, haciendo que nunca se tenga estabilidad en el cambio, como sucedió en los años anteriores, antes que el petróleo entrara en ascendencia y el precio del barril oscilara cerca de los 100 dólares.
Las cifras detalladas del crecimiento económico por departamentos en el 2011, dadas a conocer por el Dane muestran que cinco regiones concentran el 60% de la producción de las 28 restantes el 40.2%.
Bogotá 24.5  %
Antioquia 13.0 %
Valle 9.8 %
Santander 7.3 %
Meta 5.4 %
Cundinamarca 4.9 %
Bolívar 4.0 %
Atlántico 3.7 %
Boyacá 2.8 %
Casanare 2.2 %
Tolima 2.2 %
Cesar 2.1 %
Huila 1.9 %
Arauca 1.8 %
Córdoba 1.7 %
Caldas 1.5 %
Nariño 1.5 %
Risaralda 1.5 %
Cauca 1.4 %
Magdalena 1.3 %
La Guajira 1.3 %
Quindío 0.7 %
Sucre 0.7 %
Choco 0.6 %
Putumayo 0.5 %
Caquetá 0.4 %
San Andrés  0.3 %
Amazonas 0.1 %
Guaviare 0.1 %
Vichada 0.1 %
Guainía 0 %
Vaupés 0 %
Tuvimos muchas oportunidades desde la mitad del siglo XIX para que nuestros productos agrícolas ganaran mercado internacional y, sus precios nos sacara de la pobreza endémica, causada especialmente por el gasto y el esfuerzo que hizo el país para la independencia no solo de nosotros sino de los vecinos, y por los negocios de agiotismo que realizo a este respecto Zea, que nos afecto durante casi todo el siglo XIX.
Mosquera que la historia nos lo ha mostrado como una persona rica y de alcurnia, quien  de su propio bolsillo y de su padre ayudo al gasto de la independencia y luego  compro armas cuando el levantamiento de Melo, tenía un gran latifundio lleno de ganado, cultivos y esclavos, etc. en el Cauca,  le han hecho cuenta cuanto rendía estos haberes en anualidad neta  y se ha encontrado que sus  ganancias anuales alcanzaban  menos de lo que se ganaba en ese tiempo,  un párroco  vecino de Popayán. Solo salía de las penurias económicas con las minas de oro como ahora. Por eso eran tan importantes los puestos públicos, los cuales se peleaban a muerte en las tantas revoluciones realizadas.  
Doscientos años después seguimos lo mismo, solo las minas y el petróleo (que existe actualmente)  jalonea la economía colombiana.   El valor agregado de la Quina, añil, tabaco, productos estrella del Tolima en la mitad del siglo XIX, los gastamos localmente en orgias y placeres como sucedió en el auge del Tabaco en Ambalema y, en traer chécheres de lujo como pianos, hasta ropa procesada del extranjero a Bogotá, con el beneplácito de los acomodados y la protesta de los artesanos. El transporte de un enorme piano por caminos estrechos y lleno de todas dificultades asombro a un extranjero y dijo algo que nos retrata en el tiempo, si los colombianos son capaces de estar peleando continuamente sangrientamente, porque no son capaces de hacer un camino decente entre Honda y Bogotá, al ver el esfuerzo que hacia decenas de personas llevando un gigante piano hacia Bogotá.  
Seguimos entonces en lo que he llamado la “encrucijada de la Agricultura”, donde el Tolima no ha comprendido que la Agricultura es una etapa para llegar a una industrialización o base para conseguir un gran centro de servicios con el aeropuerto de Flandes y no es el camino final del departamento. Veo que en los planes de desarrollo, siguen insistiendo como si el tiempo no haya demostrado que están errados.
El economista Silverio Gómez  ex director de Portafolio, en un artículo sobre mi libro “Tolima en la encrucijada de la Agricultura”, me declaraba un enemigo de la agricultura, todo lo contrario la he admirado, he estado en ella y  sufrido cultivando como todos los que han estado en esta situación. Lo que exprese en el libro y lo demostré por hechos históricos, es  que el Tolima con toda esa riqueza  y los remantes ganados, no le ha servido para tener un mejor horizonte económico, pero si a Bogotá para fundar numerosos Bancos con el valor agregado del Tabaco,  en la mitad del siglo XIX. Creo que ese tiempo tuvimos lo denominado ahora en economía el mal Holandés.  
La enfermedad holandesa, es el nombre que se le da al fenómeno económico que se va presentando cuando en un país o economía determinada los recursos provenientes de los recursos naturales comienza a opacar y perjudicar la actividad de productos y servicios relacionados con bienes más elaborados (es decir todo el resto de la actividad).
Este mal Holandés, es lo que se teme en Colombia actualmente, y puede arrastrar la economía basada en minerales y petróleo, la cual no solo hace inflar los ingresos, sino a su vez  valoriza las divisas, no da un empleo de desarrollo  y,  da un mensaje errado a los inversionistas, lo cual los puede direccionar a  no invertir en sectores tan frágiles como es el del café y la agricultura y, llevar a regiones como la del Tolima a una completa recesión y, como consecuencia funesta  agravar más el desempleo. Esto no es cuento, ya ha sucedido en muchos sitios del mundo, donde un elemento (agrícola o mineral)  ha arrastrado la inversión, sin objetivo final de éxito para todos, como puede suceder en Colombia, que esperamos no suceda.  
Según este informe del Dane del PIB de 2011 la  media nacional de ingreso por habitante fue 13,4 millones de pesos y, solo siete departamentos están por encima. En cambio, 20 están por debajo de los 10 millones. En otras palabras, queda mucho por recorrer para tener equidad económica en todo el país.
En el informe del DANE se encuentra que principal  generador del PIB es Bogotá, curiosamente no lo hace por minerales, sino por servicios, Tolima es uno de los últimos.
La zona cafetera orgullo del turismo ecologista está en la “hoya”, especialmente por el café; Caldas 1.5 %; Risaralda 1.5 %; Quindío 0.7 %.
LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL TOLIMA 2010
Sexto  Informe del Observatorio de la Educación

Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
Coordinador del Observatorio

RESUMEN EJECUTIVO
En cuanto a graduados y recursos
      Entre el año 2001 y el 2010, el total de graduados de las Instituciones Educativas que ofrecen Educación Superior en el Tolima, llegó a la cifra de 47.317, con un incremento del 61.4% entre las dos fechas. El departamento ocupa el sexto lugar por el número de profesionales graduados. La Universidad del Tolima ha graduado el 64.8% del total departamental (30.679), según el Observatorio Laboral para la Educación del Ministerio de Educación Nacional.
       Con relación a los profesionales graduados en el Tolima hay dos datos preocupantes: El primero es que de  cada 10 graduados solo 3 se quedan en el departamento y, en consecuencia, el Tolima es el departamento con mayor migración de graduados del país, grupo al cual pertenecen, también, Chocó y Cundinamarca. En el total del país, el 52% de graduados se quedan en los respectivos departamentos, según el Observatorio Laboral (2011). Un segundo dato que genera interrogantes, es que el salario de los recién graduados del Tolima, en promedio es el más bajo con relación a los de otros departamentos. Graduados con título de maestría en el 2008 y vinculados al trabajo en el 2009, tuvieron salarios de entrada un 53.3% por debajo del promedio nacional.
      En el Tolima, se ofrecen 7 programas con acreditación de Alta Calidad, ubicados en la Universidad del Tolima: Medicina Veterinaria y Zootecnia, Ingeniería Forestal, Ingeniería Agronómica, Ingeniería Agroindustrial, Administración de Empresas, Economía y Biología.
      En el departamento, se ofrecen 206 programas académicos con acreditación previa, 114 de pregrado y 62 de posgrado. La Universidad del Tolima ofrece 85 programas de éstos.
En cuanto a la cobertura de la Educación Superior
     En el departamento del Tolima, de cada 100  jóvenes entre 17 y 21 años que debieran estar matriculados en Instituciones de Educación Superior, sólo 25 tenían  acceso a este nivel educativo  en el año 2009. La tasa bruta de cobertura en el Tolima  (24.9%) está a 10.4 puntos porcentuales por debajo de la nacional (35.3). Debieran estar estudiando 132.248 jóvenes  y la matrícula sólo era de 34.287 según datos del Ministerio de Educación Nacional (SNIES). En los diez primeros años del siglo XXI, el Tolima siempre ha estado por debajo en cuanto a cobertura de Educación Superior con relación al país y ocupaba el puesto 16 , sobre las 32 entidades territoriales colombianas, ese año.
      De los estudiantes que terminan bachillerato, sólo el 54.5%  son admitidos en  las 20 Instituciones de Educación superior que operan en el departamento. Se trata de un departamento con baja capacidad para satisfacer la demanda de Educación Superior que hacen los bachilleres graduados. El porcentaje de bachilleres admitidos o matriculados  sobre el total de inscritos en pregrados a un primer curso, era del 40.5% en el año 2002, porcentaje que pasó a ser de 54.5% .
      En e l año 2010, se inscribieron 20.115 bachilleres y de ellos se matricularon en el primer curso de ES 10.697, lo cual equivale a decir que 9.418 no lograron cupo de matrícula. Ese mismo año, el total de  bachilleres que presentaron las pruebas ICFES fue de 15.550 y los matriculados en Instituciones de Educación Superior ubicadas en el Tolima fue de 10.697 lo cual  equivale a una tasas de absorción del 64.6%. La Universidad del Tolima admite el 79% de los bachilleres que se inscriben para cursar pregrados en dicha institución.
      Contrario a lo que ocurre en el resto del país, en el Tolima tienen mayor acceso a la Educación Superior, en un porcentaje más alto los estudiantes de familias de estratos socioeconómicos bajos y , en la Universidad del Tolima , el 98%  de los estudiantes que ingresan pertenecen a estratos  socioeconómicos  0 a 3.
      El crecimiento de la matricula de ES en el Tolima tiene un ritmo más creciente que el del promedio nacional. Los estudiantes matriculados en el año 2002 eran 14.923 y pasaron a ser 34.287 en el 2009, incremento de 19.364 estudiantes más en este período.
En el Tolima la matrícula oficial siempre ha sido superior a la de IES privadas, siendo que en país, hasta el año 2006 era superior la privada que la oficial. En el Tolima, en el año 2002 la matricula en IES oficiales era equivalente al 78.8% y en el país era del 44.6% . En el año 2010 la matrícula oficial en el Tolima es del 85.13%. El crecimiento de la matrícula privada es más lento que la oficial, en el departamento.
       El SENA , regional Tolima, en su calidad de Institución de Educación Superior, ha tenido un crecimiento extraordinario en su matrícula de “formación titulada” en el nivel de Técnica Profesional y Tecnologías. Eran 1.490 los matriculados en el año 2002 y pasaron a ser 15.888 en el 2010 entre técnicos profesionales y tecnólogos.
En cuanto a la deserción estudiantil
     En el Tolima la tasa de deserción estudiantil  de cohorte en las Instituciones de Educación Superior es superior a la nacional, principalmente en el nivel de formación tecnológica. En éste nivel, de cada 100 jóvenes que se matriculan en el primer curso, sólo 44 culminan sus estudios. En el nivel profesional universitario, de cada 100 que comienzan, terminan 52.
   En la Universidad del Tolima la deserción anual tiende a crecer. Era del 18.74% en el año 2000 y pasó a ser de 20.62 en el año 2010.
PROTAGONISTAS DEL SIGLO XXI EN EL TOLIMA (1)
Por: Carlos Orlando Pardo

Pensar en quiénes son los tolimenses que en los diversos campos conforman la plana mayor de nuestros protagonistas a nivel nacional o más allá, nos deja una certidumbre de tristeza y nostalgia porque ya se cuentan con los dedos de la mano después de tenerlos por docenas. ¿Estamos en un proceso de involución? ¿Qué pasa realmente con este fenómeno? Miremos los casos. En la política son dos o tres figuras nacionales cuando antes predominaban en el panorama del país. El resultado es curioso al ver que no son precisamente de los partidos tradicionales, puesto los que existen dijéramos en el Congreso, sabemos que son Senadores o Representantes a nivel local apenas y en el fondo ignorados en la república porque no hacen nada digno de su figuración, salvo que aparecen en la nómina, contestan lista y hasta completan el tiempo para pensionarse. Por ahí hubo uno que fue motivo de noticias pero negativas porque impulsó una reforma que dejaba libres a los paramilitares y narcotraficantes despertando la indignación general por el entuerto. Sobresalen Juan Lozano que no nació precisamente en el Tolima y pertenece al nuevo partido de la U, y Jorge Robledo por sus debates sectarios pero oportunos denunciando atropellos del establecimiento. El resto no existe, a veces Juan Mario Laserna y pare de contar. Personajes como Carlos Lozano Guillén, director del periódico Voz, antiguamente Voz proletaria del Partido Comunista y directivo del movimiento Marcha patriótica, lo mismo que Guillermo Alfonso Jaramillo, secretario estrella en el Distrito Especial de Bogotá,  son la excepción. De resto apagá y vámonos. Inclusive dentro de los que hacen alborotos locales desde el concejo o la asamblea, no se vislumbra a alguien de talla mínima para que llegue siquiera a los tobillos de los antiguos jefes y pensadores que lograron gracias a su talento y sabiduría una presencia estelar en la república. No se trata de la nostalgia ni caer en la tontería de pensar cómo todo tiempo pasado fue mejor. No. Sólo de ponderar que estamos huérfanos de figuras cuando ya avanzada la segunda década del Siglo XXI el vacío es notable. Parece indispensable regresar a la historia para repasar que en la segunda mitad del siglo XIX y en todo el siglo XX, nuestros protagonistas podrían verse como un desfile de estrellas cuando entregan el premio Oscar en la legendaria Hollywood. Fue mi sensación cuando presenté en Bogotá mi libro Protagonistas del Tolima Siglo XX de Pijao Editores. Llenaban el enorme teatro de Skandia al norte de la ciudad. Hoy sería imposible hacerlo porque de convocarlos quedaría vacía la mayor parte de un teatrino de 30 personas. El inventario arrojaba personajes vivos y muertos, cinco de los cuales alcanzaron la Presidencia de Colombia, educadores y políticos, 42 en esa época, académicos y músicos, ministros y periodistas, deportistas y científicos, médicos y mujeres, estadistas y embajadores. El desconocimiento sobre nosotros mismos, sobre el itinerario y la impronta de estos forjadores, era evidente. Se tenían sobre ellos datos superficiales pero no una visión seria sobre su periplo. Al concluir la primera fase  de la investigación, se hizo patente la necesidad de destacar sus valores, sus luchas, sus fracasos y sus éxitos como ejemplo para generaciones actuales y futuras. Hoy estamos en época de olvidos. Alguna vez afirmé que nos contentamos con ser el departamento de los unos. Un gran ciclista como Pedro J Sánchez que ganó la vuelta a Colombia hace 44 años, un torero como Pepe Cáceres que desapareció peleando en el ruedo hace un cuarto de siglo, una reina nacional de belleza con Edna Margarita Ruth Lucena que camina en el límite de las seis décadas, lo mismo que Olga Lucía Botero o Luz Teresa Zamora, un campeón de natación con el estilo singular de Helmunth Levi, un campeón de fútbol con el Deportes Tolima hace varias décadas, una próspera electrificadora del Tolima que no nos pertenece y un símbolo como el aguardiente Tapa Roja que sólo es un recuerdo frente a su producción pírrica en una fábrica destartalada y botellas perdidas en un mercado abrumador de otros productos similares. En todo uno. Un diario, un canal local, un pintor como Darío Ortiz Robledo de las nuevas promociones porque los viejos buenos ya se nos murieron salvo Carlos Granada y los demás no tienen trascendencia sin que por ello sean malos artistas pero no repercuten. En fin, frente a otras entregas, trataré de cumplir un inventario y un análisis por disciplinas para buscar en conjunto un examen que nos permita encontrar las causas de este no avanzar en un territorio que nos enorgullece como el nuestro. 

Roncesvalles en el Tolima cuna del emblema Nacional; “la Palma de Cera”.

Por: HUGU NEIRA SANCHEZ
Generalmente cuando se habla sobre la “palma de cera”, emblema Nacional, se refieren siempre  al valle de Cócora, pero nunca se menciona a Roncesvalles (Tolima), donde existe   la mayor  cantidad de “palmas de cera” del pais.
El nombre de Roncesvalles nos traslada a la época medieval de los españoles, al desfiladero de Roncesvalles del Pirineo de Navarra (España), en la que la retaguardia del ejército de Carlomagno mandada por Roldán fue diezmada en una emboscada efectuada por vascones.
El nombre de Roncesvalles fue colocado por un grupo de colonizadores Antioqueños al principio del siglo XX, en su última meta de esta magna empresa; “La colonización Antioqueña” que avanzo por toda la cordillera central hacia el sur por las dos vertientes, donde traían apellidos, familia, maíz, cerdos, etc. y, la estructura completa social del pueblo antioqueño incluyendo las “fufurufas”.
 No se explica que una región tan hermosa, fértil, productora de leche y agricultura, la violencia se halla ensañado contra ella durante más de cincuenta años, lo digo a propósito de un artículo de un señor Arteta (guerrillero Fariano) en la revista “Semana”, donde dice a propósito de las negociaciones que se van a efectuar en Oslo, los Colombianos no hemos comprendido el mensaje de la FARC. Empezando por las palabras que dijo Marulanda en el Caguàn sobre las gallinas y cerdos que le robaron y la referencia a los “chulavitas”, pues los periódicos se habían burlado de él y no habían visto el contexto social de sus palabras, lo más extraño de esas palabras, es que ese contexto social no se tradujo en hechos reales sociales en su misma clase social; los campesinos y el ejemplo más papable es Roncesvalles, región martirizada por su presencia en lugar de avanzar quedo estancada en su tiempo con muertes, amenazas y solo con una presencia cruel de un grupo guerrillero que no admitía ni admite todavía sino su poder armado, es por ejemplo en años anteriores, la muerte de un pobre “quesero” en la plaza de principal de Roncesvalles, sin causa alguna por un borracho inadaptado Fariano,  cuya protesta de este hecho lo hizo un concejal por carta al incomprendido Marulanda, en lugar de corregir esto, no solo no mando a leer al causante, como lo hacían con sus militantes cuando cometían crímenes atroces, sino que el concejal consiguió su muerte en la forma más vil. No somos brutos! señor Arteta comprendimos el mensaje.
 Lo peor es que quieren repetir lo del Caguàn, mandando a los campesinos, exponiéndolos a manifestaciones sin razón alguna, a que soliciten ser incluidos en el grupo de negociación, para provecho propio, pero nunca ellos les piden perdón por las “minas”, desplazamientos etc., y, por todo el dinero que enterraron sin provecho alguno, en región o personal, obligándoles hoy a pedir lo imposible. Todos los colombianos tenemos derecho a un puesto en las negociaciones y, más los campesinos que han sufrido en carne propia durante más de cincuenta años, esta violencia “imbécil”, pero si fueran llamados todos los grupos sociales de Colombia tendrían un estadio completo, cuyos efectos terminarían en el circo del Caguàn, tres meses de continua exposición de cada uno de los colombianos que pudieron llegar allí, con proyectos e ideas,  llenando cantidad de archivos con información muy interesante particular, pero inútil para la paz.
Me desvié un poco sobre el propósito que tenemos de proteger la “palma de cera” y, lo podemos hacer como lo están haciendo en Roncesvalles con dos propósitos;  protección animal y  vegetal. Al proteger el loro “orejiamarillo”, protegemos su habitad que es la palma de cera. El loro es andino del tamaño de una pequeña guacamaya, aproximadamente 42 cm, en edad adulta. De hábitos gregarios, realiza desplazamientos regionales y tiene una estrecha relación con las palmas de cera. Me alegra mucho del plan de protección del loro implantado por  la alcaldía de Roncesvalles en las escuelas y colegios del municipio,  comenzando con 100 ejemplares que existían al comenzar el proyecto,  ha alcanzado niveles históricamente altos con 727 individuos, con 291 polluelos registrados en 131 nidos (octubre 2010). Loros que se estaban extinguiendo y de complemento la Palma de Cera.
Si nos llega la Paz deseada este territorio se volverá un sitio turístico, muy importante, con un turismo ecológico de moda actualmente; volver a la naturaleza y compartir con ella su belleza y su armonía territorial, con  cabalgatas que comenzaría en Cajamarca y podía terminar en Chaparral, andando por la región más bella del país, con sus quebradas, riachuelos, disfrutando de una buena trucha, con alojamientos apropiados, respirando aire puro, contemplando su paisaje, el atardecer y la Palma de Cera en toda su plenitud con el gorgojeo y el vuelo de los loros “orejiamarillo” y, desde sus alturas se podrá ver el valle medio del Magdalena y a lo lejos el resplandor del bien perdido del Tolima  por la ineptitud de nuestros políticos; La represa de Hidroprado. Soñar no cuesta nada. Pero para esto necesitamos la paz real, sin Minas ni malhechores, prometiendo “paraísos terrenales”, que solo existen en mentes ilusas, “mamertas”  y  perversas.  
A veces los sueños son la realidad donde menos se piensa, no acababa de terminar este articulo cuando encontré en el periódico “El Tiempo”, que esto que estoy deseando para esta región lo están haciendo en el Quindío, un Tour cordillerano que está seduciendo a los extranjeros especialmente Europeos (Españoles, Alemanes etc.), un recorrido en Willys y la interacción con el paisaje cafetero.
El Tour cordillerano, que creó la agencia española Banoa, se debe al interés de de los extranjeros por conocer  regiones con un turismo diferente al que se ofrece en el Mundo,  es un paquete de 26 días para visitar  15 municipios, incluyendo el Tour Cordillerano. Cuesta 3.100 euros por persona.
Esta aventura se realiza sobre el famoso Jeep Willys y,  comienza en el Centro Nacional para el Estudio Bambú Guadua. Llega luego al municipio de  Córdoba, donde la foto en la plaza, con la cordillera central de fondo, no puede faltar, siguiendo por una carretera empedrada, hasta Pijao (Quindío). Allí, los turistas cumplen una de las actividades más pedidas: conocer detalles de la compra, venta de café y tener contacto directo con los agricultores.
A mediodía se disfruta de un almuerzo típico de la región, acompañado de un buen café. El tour sigue su recorrido por una vía estrecha a 1.600 metros sobre el nivel del mar que permite ver los cafetales los paisajes del Valle.
Se llega entonces a la hacienda El Balcón, para realzar un  reconocimiento de los  cultivos y detallar el proceso de recolección de café. Las historias de guaqueros ambientan la visita, antes de partir hacia Buenavista (Quindío), 10 minutos, donde el atractivo son los miradores naturales.
Todo esto se debe según un turista español de nombre Aurelio Martínez, quien escogió este destino porque le pareció más interesante que otras opciones como Tanzania, Zimbabwe o China. "No queríamos ver más animales, era muy repetitivo, preferimos una inmersión en la cultura cafetera y les vendí la idea a mis compañeros de viaje porque nos gusta el turismo vivencial como este".
Mientras tanto aquí  en el Tolima y cerca de Ibagué,  a este lado de la cordillera lo que tenemos en nuestro medio ambiente no lo apreciamos, pues podemos mostrar lo mismo que la zona cafetera del Quindío y,  hacer un turismo adecuado para esta época; ecológico y, no el de las borracheras y el desorden del folclor. Nuestros dirigentes ciegos en la burocracia  no lo aprovecha y, seguimos desalojando las margaritas buscando nuestro futuro, teniendo a la mano  todo, demostrando nuestra inoperancia para aumentar el empleo, o esperando como “opitas”  como dijo el señor Alcalde de Ibagué actual,  disminuir el desempleo con la construcción de las casas que va a regalar el gobierno Nacional, como si todos los desempleados fueran obreros.