LAS DISCULPAS
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Escuché una afirmación que me dejó pensando. Decían: el
estado está diseñado para no funcionar. A cada solución le inventan una traba y
para facilitar un trámite crean cinco o más. Me puse a indagar.
Mientras sea monje tocaré la campana. Hay algunos funcionarios
que consideran que su función se limita a lo estrictamente mandado. Si usted
solicita una información, se encojen de hombros y dicen que eso no les
corresponde, no importa si lo que se pide está disponible y sin tropiezos lo
podrían entregar. Para ellos no es importante que el estado funcione, sino
cumplir el horario, las órdenes mínimas y cobrar el sueldo. Lo que más se
escucha de sus bocas es: ¡eso no me toca! ¡Está por fuera de mi horario!
Lo primero es la disculpa. Existen otros funcionarios que
hacen todo lo posible por evadir sus responsabilidades. Para ellos lo
importante es la disculpa. Saben que con una buena disculpa están salvados. No
importa si el estado no cumple con sus funciones, lo importante es tener a mano
todas las disculpas posibles. Esto crea un mundo al revés, las cosas no
funcionan, nada opera bien, pero hay un mar de razones para explicar y
disculpar por qué no se hicieron las acciones. El mundo de los informes.
En el estado se piden informes
para todo. Prácticamente no existe un espacio donde no se soliciten. Muchos
funcionarios han entendido esto y se preocupan con meticulosidad en preparar
los informes, pero no en ejecutar acciones. En el papel las obras marchan a
ritmos impresionantes, los impacto sociales son asombrosos, las articulaciones
entre los equipos de trabajo son una maravilla y la eficiencia y la eficacia en
el manejo de los recursos son dignas de aplaudir. El papel puede con todo. Por
eso se escucha con frecuencia a los gobernantes hablando de excelentes
resultados que no existen en la vida real, pero si en los voluminosos informes
que exigen y reciben rutinariamente.
El mundo de las reuniones. En el estado todo el mundo se
la pasa muy ocupado. Se hace muy poco pero se mantiene el tiempo ocupado en
reuniones. Esto es casi una enfermedad. Es la reunionitis que impide planear,
reflexionar, evaluar, replantear y mucho
menos hacer. El estado no hace pero se reúne…
La estabilidad que entorpece. He visto con asombro a algunos
catedráticos, empleados provisionales o temporales, contratistas, que trabajan con denuedo cumpliendo
esforzadamente con sus deberes. Quieren, justamente, ganarse el puesto, la
confianza y la posibilidad de ser llamados a trabajar de planta, con estabilidad
y garantías laborales. Pero una vez son nombrados en propiedad, empiezan a
hacer curso para jubilados. Es como si el nombramiento les cortara la
creatividad, la imaginación y las ganas de trabajar.
El sindicato. El sindicalismo se creó para defender a los
trabajadores de los atropellos de los empleadores. Para defender sus derechos.
Pero no para disculpar el incumplimiento de sus deberes. Existen algunos
trabajadores que saben que hagan lo que hagan, falten, fallen o incumplan, el
sindicato los defenderá. Es solidaridad de clase. No importa que por
negligencia la empresa o el estado se paralicen o se quiebren, el sindicato
defenderá sus intereses.
Me falta aun tocar la corrupción, el clientelismo, el
nepotismo, la impericia… ¡El estado está
hecho para que no funcione!
@agustinangarita
@agustinangarita