PERIÓDICO EL PÚBLICO


Muchos son los agentes que intervienen en la Economía, ya sea de forma individual o de forma grupal, recibiendo diferentes acepciones en función del rol que asumen en la misma. Así pues nos encontramos proveedores, clientes, accionistas, directivos, trabajadores, ahorradores, inversores, etc. , diferentes agentes económicos pero al fin y al cabo personas, y como personas que son, con su sistema de valores. 
Los valores son las convicciones fundamentales sobre lo que es preferible o no, tanto a nivel personal como social. Los valores se componen de dos atributos, el de contenido, es decir, la esencia en sí del valor, y el de intensidad, es decir, cuán importante para la persona es aquel valor. Muchos conflictos surgen en las relaciones interpersonales por la diferencia en los valores de las personas, ya sea en su atributo de contenido como el de intensidad.
Los agentes económicos pueden tener diferentes valores o bien una escala de los mismos valores diferentes. Entre colectivos dónde se tiene una disparidad total de valores, se hace más complicada la convivencia y el entendimiento, mientras que es más factible llegar al entendimiento si existen los mismos valores con diferente intensidad.
En la situación actual, nos encontramos con organizaciones que se mueven bajo diferentes marcos de actuación. Por ejemplo, tenemos empresas que funcionan bajo el marco de actuación de lo que se conoce como Economía Social, y empresas dentro de un marco de actuación de la Economía Capitalista, ambas empresas, siendo posiblemente vecinas tendrán unos valores radicalmente diferentes. En el entorno más cercano de una empresa que actual bajo las condiciones de una Economía Capitalista, nos encontraremos con actores que si bien tienen valores similares, difieren en el grado de intensidad de los mismos, es decir, entre un accionista y un trabajador pueden compartir el valor de la eficiencia, pero probablemente en la escala de valores del primero esté posicionado entre los primeros, mientras que para el segundo se posicionará después de otros valores como puede ser la seguridad familiar. Lo mismo sucede en un entorno cuyo marco de actuación sea la Economía Social, es bastante probable que el valor sentido de logro difiera entre el socio fundador  de la empresa y el del agente financiero que debe concederle financiación, para el primero conseguir el fin social será prioritario, mientras que para el segundo que la empresa genera cash flow para hacer frente a su deuda será lo deseado.
¿Son los valores fáciles de cambiar? La respuesta desgraciadamente es que no, pero ello no significa que sea imposible. Los valores tienden a ser estables y permanentes porque se han ido arraigando a lo largo de la vida, pero sí que es cierto que el hecho de cuestionar nuestros valores puede llevar a que se produzca el cambio.
En el aspecto empresarial, es importante que la empresa tenga unos valores bien definidos, eso por un lado facilita la interrelación tanto interna como externa de los agentes, es decir si un trabajador no comparte los valores de la empresa, tarde o temprano saltará la chispa, lo mismo ocurre con proveedores, clientes y demás agentes. Pero mucho más importante es que las empresas como agentes básicos de la Economía, reflexionen y se cuestionen los valores bajo los que actúan, ya hemos dicho que no es tarea fácil un cambio de valores, pero  tan solo el mero hecho de cuestionarlos puede ser el punto de partida para tener  empresas más humanas que nos lleven a una actuación global bajo el marco del Humanismo Económico.