El hombre que cobró 10.000 dólares por
trazar una raya de tiza
Reza el dicho popular que las abultadas facturas
que suelen cobrar los servicios técnicos por reparar aparatos tecnológicos no
son «por apretar un tornillo», sino «por saber qué tornillo apretar». Lo
que muy pocas personas conocen es que este tópico que persigue a muchos
ingenieros o mecánicos tiene un origen completamente real que nos desvela el blog
«Tecnología obsoleta».
Para conocer la anécdota que se esconde detrás,
tenemos que remontarnos a principios del siglo XX y fijarnos en Charles P.
Steinmetz, un excéntrico ingeniero que trabajaba en General Electrics y que, junto
a Thomas Edison o Nikola Tesla, es considerado uno de los padres de la
electricidad.
Steinmetz no sólo tenía una gran fama como
investigador, sino que además era considerado un técnico implacable. Por ello,
cuando en una de las fábricas de Henry Ford comenzaron a tener problemas con un
enorme generador eléctrico recién instalado, el famoso empresario no dudó en
solicitar su ayuda.
Cuando llegó a la fábrica, el ingeniero pidió
una libreta, un lápiz y un camastro y durante dos días se dedicó a
escuchar el sonido del generador y a realizar incontables cálculos. Cuando
terminó, pidió una escalera, cinta métrica y una tiza. Subió con esfuerzo a lo
alto del generador y midió con sumo cuidado, colocando una precisa marca de
tiza en una parte de la enorme máquina.
Tras ello, comentó a los escépticos presentes que
era necesario desmontar una placa del lateral del generador y eliminar 16
vueltas de la bobina a partir del punto en que había realizado la marca de
tiza. Los ingenieros de Ford siguieron sus instrucciones y el generador
comenzó a funcionar perfectamente.
Poco tiempo después, Henry Ford recibió una factura
firmada por Charles Steinmetz por un importe de 10.000 dólares. El empresario,
a pesar de agradecer el buen trabajo realizado por el ingeniero, devolvió la
factura a General Electrics y solicitó una nueva y detallada. Steinmetz
respondió enviando de nuevo la factura a Ford con el siguiente detalle:«Marca
de tiza en el generador: 1 dólar. Saber dónde hacer la marca 9.999: dólares.
Total a pagar: 10.000».
Satisfecha la petición de Ford, la factura fue
abonada sin ninguna queja. O, al menos, eso es lo que contaba Jack B. Scott,
hijo de un antiguo empleado de Ford, en una carta que envió a los editores de
la revista “Life” enmayo de 1965.