PERIÓDICO EL PÚBLICO
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Las personas tienen puntos de vista personales y particulares sobre  la realidad. Eso hace que muchos puntos de vista no coincidan, incluso que sean contrapuestos. Además, los intereses son diferentes. Esta perspectiva, en la que  los intereses se contraponen o las miradas diversas se enfrentan es la que genera los conflictos. Por lo tanto, los conflictos son inherentes a la vida en comunidad. Soñar una sociedad sin conflictos es tontería. Hay que aprender a vivir con los conflictos.
La democracia es una manera de resolver los conflictos de la vida comunitaria, que privilegia mecanismos no violentos buscando evitar que la respuesta social y política a los conflictos sea la negación del otro, la exclusión, la violencia o la guerra. Como lo expresa Ralf Dahrenforf, una de las misiones fundamentales de la política consiste en la sujeción racional de los conflictos sociales.
En Colombia el conflicto social armado lleva más de medio siglo. Todos los que vivimos en el país hemos padecido la guerra. Aprendimos a pensar y existir en términos agonísticos o de combate. Hemos construido un imaginario colectivo en el que justificamos la violencia y la guerra. Desde hace casi tres años se desarrolla en Colombia un proceso de paz. Este proceso se estrella con la justificación metal de la guerra. Unos son escépticos porque conciben la paz como una quimera, otros porque creen que únicamente mediante la guerra y la aniquilización del contrario habrá paz. Muchos están hastiados pero no se atreven a exigir parar la guerra.

No obstante las trabas de los amigos de la guerra, desinformación y propaganda amañada, el fin de este conflicto y la paz avanzan más rápido de lo que se piensa. Surge un nuevo problema. ¿Cómo afrontar el posconflicto?
El posconflicto es definido como la fase que viene después de la firma definitiva de acuerdos de paz. Se debe construir durante el conflicto para poder lograr  la recomposición de la sociedad. Llegar al posconflicto es arribar al final del proceso de paz, lo que implica trabajar de manera mancomunada en preservar la paz, reconstruir todo lo que derrumbaron años de guerra fratricida, supervisar que se desmovilicen y reinserten los actores armados, que se consolide la seguridad ciudadana y velar por el cumplimiento de los acuerdos entre las partes.
El posconflicto pone al orden del día temas estratégicos que deben preparar desde ahora:
a)      Recuperación social: atención humanitaria a víctimas, retorno y apoyo a los desplazados, reinserción y desmovilización, perdón y reconciliación, apoyo a grupos vulnerables, fortalecimiento de la sociedad civil, inversión social.
b)      Fortalecimiento económico: recuperar el manejo de la economía, generación de recursos y empleo, alianzas fuertes con el sector privado.
c)       Restructuración política y administrativa del Estado: fortalecimiento institucional, separación de poderes y no concentración del poder.
d)      Justicia: consolidar el estado social de derecho, justicia transicional, etc.
e)      Asuntos militares: recortar  gastos para guerra, reingeniería para el posconflicto, perdón y reconciliación.
f)       Lo internacional: obtención de recursos para apoyar la construcción de la paz, acompañamiento para verificación, mediación y facilitación, etc.
g)      Temas siquiátricos: tratamiento de trastornos y situaciones derivadas de la guerra: duelos, perdidas, odios, sentimientos de venganza, trastornos mentales, que si no se les da manejo ponen en duda la consolidación de una paz duradera.

¿Nos estamos preparando para el posconflicto?


@agustinangarita