PERIÓDICO EL PÚBLICO


Trágica para la región es la débil conciencia respecto al para qué se eligen gobernantes y cuerpos colegiados. Incultura política, oscurantismos y facciones partidistas utilizadas como palanca clientelista o figurín de egos, son ingredientes del caldo de cultivo que incuba el relajo electorero. Pio Baroja señalaba que “a una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre”, proverbio que me indujo a hacer la ilógica e inmodesta analogía de que “yo soy la opinión pública” para intentar descubrir cómo enfrentar los recurrentes engaños y abusos con la región. El ejercicio fue iluminador, pues así fue como comprendí que yo, “siendo la opinión pública”, jamás debo conceder ingenua o impulsivamente mi favorabilidad y que es mi deber exigir a cada uno de los candidatos respuestas claras y precisas a estos interrogantes:

¿Cuál es el proyecto político para la región y sus municipios que propone su partido político y sobre el cual asume responsabilidad al otorgarle aval? En ese proyecto político ¿Cuál el modelo económico y fiscal? ¿Cuál la visión estratégica de corto, mediano y largo plazo para alcanzar bienestar, autosuficiencia y autonomía regional y municipal? ¿Cuál el pronóstico de crecimiento del PIB regional y su proyección financiera para el cuatrienio y como lo sustenta? ¿Se opone o no a la tercerización en los entes públicos? ¿Defiende o no el medio ambiente, los recursos naturales, el patrimonio comunitario, las empresas públicas y los usuarios?

¿Cuál es el plan de enganche y formación de líderes políticos llamados a gestionar el desarrollo regional? ¿Qué método usa su partido para definir y calificar el perfil de probidad, idoneidad y carácter de los candidatos y para verificar consistencia y coherencia de su plan de gobierno? ¿Cuáles son los parámetros de evaluación del desempeño del elegido con su aval? ¿Cuál el régimen punitivo para elegidos que resulten ineptos, irresponsables o manilargos?

¿Qué instrumentos y procedimientos utiliza su partido político para garantizar total transparencia en contratación y ordenamiento del gasto en general? ¿Qué metodología usa para hacer seguimiento al desempeño fiscal del departamento o municipio que corresponda?

Las anteriores son las mínimas coordenadas programáticas, informativas y de control que debe certificar un partido político orgánico, estructurado y con autoridad ideológica para reclamar al voto ciudadano para a sus candidatos, so pena de que el repudio, la abstención y el voto en blanco lo deslegitimen. Yo, “la opinión pública” ahora sí entendí que no es confiable ni digna la agencia política que derrocha millones en tejas, tamales y lechonas, pero “no gasta un peso” en construir ideas progresistas, investigar, planificar, cohesionar socialmente, educar concertar voluntades, exigir ética y vigilar y sancionar desvíos o conductas indecentes.


La opinión pública es concepto abstracto e inocuo y sólo se hace realidad útil cuando sus diversos grupos de interés se organizan y, por ello, otras analogías resultarían necesarias, ejemplo: “Si yo fuera colectivo gremial”, alzaría mi voz contra del politiqueo y exigiría claridad acerca de cómo desde la política se garantizará apoyo al empresariado regional; “si yo fuera la intelectualidad o el poder mediático”, no haría de altavoz al populismo y al impudor político y nutriría con tesis sesudas el debate público; “si yo fuera la organización social o el civismo”, haría respetar a las comunidades y, por último, “si yo fuera la conciencia pública”, tendría que preguntarme solemnemente: ¿es porque yo soy como soy, que la política es cómo es?