Por: AGUSTIN
ANGARITA LEZAMA
En elecciones
es común escuchar hablar de opinión pública. Los que apelan a ella son casi
siempre, candidatos con poco trabajo popular y bajo arraigo. Tienen aspiraciones electorales y chocan
contra la maquinaria política, por lo que pretenden invocar a la opinión
pública para obtener apoyos para acceder a cargos de elección popular.
La academia
enseña que la opinión pública es reflejo de una sociedad ilustrada. De la
construcción de una ciudadanía crítica. De una sociedad civil fuerte. Una
sociedad ilustrada es fruto de una educación de calidad, donde el pensamiento
crítico sea el hilo que conduzca la enseñanza y el aprendizaje. Casi todas las
evaluaciones sobre educación en Colombia
nos dan unas cifras bajas, dolorosas y preocupantes. Tenemos una educación
profesionalizante, que da mucha instrucción, muy poca formación, construye
escasa autonomía, mucha dependencia y muy poco criterio y carácter. Conclusión:
la ilustración de nuestra sociedad es precaria y circunscrita a las élites.
Nuestra ciudadanía
es débil. En Colombia ocurren masacres escabrosas, corrupciones monumentales y
actos terribles que no despiertan grandes indignaciones expresadas en
movilizaciones de protesta ni exigencias de justicia y cambio. Si acaso hay
movilizaciones esporádicas, desarticuladas que no producen nada. La cultura
ciudadana brilla por su ausencia en muchas partes mostrando desorden en el
tránsito vehicular, en la disposición de residuos sólidos, control del ruido,
en el respeto a la normatividad... Conclusión: tenemos déficit de ciudadanía.
El concepto de
sociedad civil tiene que ver con grupos de personas organizadas, por fuera de
los partidos políticos y del estado, que se movilizan desde la legalidad para
defender intereses colectivos y para hacerle exigencias al estado reflejando
sus interese en las decisiones de este. La sociedad civil que existe es gremial
y obedece a intereses de los sectores poderosos. La sociedad civil democrática,
que defienda intereses populares es débil y pequeña. Esto demuestra un tejido
social poco denso, fácilmente rompible. Conclusión: Sociedad civil débil y
tejido social roto.
La dirigencia
política, que ha gobernado en el país y en sus regiones, es la responsable de
este déficit. Ellos han manejado la educación con criterios clientelistas,
politiqueros, con poca preocupación por los contenidos de lo que se enseña. Les
preocupa la cobertura, porque más niños en la escuela representan más necesidad
de aulas e infraestructura y por lo tanto, más contratos, más jugosas prebendas,
más maestros que nombrar y mayor clientela para perpetuarse. Personas con poca
ilustración y pensamiento crítico, son seres humanos más maleables y
vulnerables políticamente.
A los
políticos tradicionales le conviene que los habitantes de sus ciudades no
comprendan sus discursos cargados de lugares comunes, de mentiras, de promesas
incumplibles y de proyectos sin soportes. De ahí salen sus votos. No les
importa que los ciudadanos se organicen, salvo a favor suyo para generarles
respaldos. Gobiernan solo con clientelismo. Donde ocupan un cargo público,
trastean sus seguidores para mantener su cauda. Ellos, los que mantienen a la
gente en la ignorancia y desorganización, se preocupan ahora por la
indiferencia y apatía de la gente. Y quieren que vote por ellos. ¡Qué
sinvergüenzas!
@agustinangarita