PERIÓDICO EL PÚBLICO: “EL EFECTO CAÑÓN DEL COMBEIMA”

“EL EFECTO CAÑÓN DEL COMBEIMA”

Hace poco visitó a Ibagué un conspicuo académico de la U de Salamanca quien nos acompañó a Iguaima, La Ribera y El Silencio. Supe luego que en tertulia de doctos europeos “viajados”, frente a la pregunta de cuál era el lugar más lindo que cada quien conoció, nuestro visitante expresó que el Cañón del Combeima, paraíso del que por supuesto ningún otro contertulio tenía siquiera noticia.
Así es, un mágico lugar del mundo que el mundo no conoce y que nosotros conocemos a volandas y sin saber que allí está el futuro de Ibagué. Hoy el Cañón parece ser tierra de nadie, los domingos y festivos son caóticos, se edifica sin criterio ni control, sus poblados crecen en desorden, en fin. Sin embargo allí casi todo “se prohíbe por ser zona de riesgo”, hecho que da por cierto aquel que ignora que el riesgo real anida más en la torpeza humana que en el Rio Combeima y sus afluentes.
Aunque mi fundamentado escepticismo no augura eco alguno o, si acaso, un displicente ¡no se puede!, la anécdota narrada, el potencial inexplorado y el creciente caos en el Cañón, me animan a proponer a la Alcaldía tres ideas (en verdad una de gran valor estratégico) que modificarían de raíz la perspectiva del desarrollo de Ibagué al liberar el “efecto Cañón del Combeima”. Veamos: 
Primera. Buscar ante la UNESCO la nominación de la parte alta del Cañón del Combeima como una Reserva de la Biosfera, hecho que, además de darnos lugar en el mapamundi ambiental, permitiría “el disfrute de la biodiversidad, sin afectar paisajes, ecosistemas, especies y variaciones genéticas; favorecer un desarrollo económico y humano sostenible social, cultural y ecológico; estimular la investigación, el monitoreo, la educación y el intercambio de información relacionada con temas de conservación y desarrollo local, regional y nacional”.
Segunda. Instituir al Cañón del Combeima como Distrito Turístico en Área Protegida, dotándolo de exigente normativa e instrumentos de control para asegurar calidad y pertinencia ambiental en las intervenciones que allí se hagan. Se infiere que son dos instituciones hechas una: El Cañón como área protegida y el Cañón como distrito turístico. Corresponde al municipio, al departamento y a la autoridad ambiental, la tarea de concertación, análisis, estudios y concreción de ésta iniciativa.
Algunas regiones de Colombia tienen sistema de áreas protegidas, las SIRAP (¿El Tolima tiene?) y el modelo de distrito turístico en área protegida ha sido altamente ventajoso en países desarrollados y por ello ha merecido especial atención por parte de algunas universidades colombianas.
Tercera. Fundar o refundar la Corporación Cañón del Combeima, entidad mixta facultada para aprobar y regular todo proyecto a desarrollar en ésta zona protegida. Este ente estaría integrado por organizaciones comunitarias y empresarios del Cañón, autoridades territoriales, expertos en turismo, ambientalistas y científicos y tendría altos estándares de gestión, funciones bien definidas y presupuesto suficiente, a efectos de que Ibagué logre sitio especial en el moderno mapa mundial de destinos turísticos naturales, culturales y científicos y, de paso, evite tentaciones al depredador de recursos naturales que arruina los frágiles ecosistemas de cordilleras y páramos.

Los proyectos de gran valor estratégico que requiere Ibagué para entrar al tiempo del progreso y el bienestar deben cimentarse en sólidos principios de ética pública y bien común que difícilmente arraigan en pueblos imbuidos de lógicas cortoplacistas, reformistas, individualistas y cosméticas.