Por: Carlos
Orlando Pardo
Podría
ser una novela menor como tantas que ha escrito el Nobel de literatura,
seguramente sin la dimensión épica de otras ni la hondura de muchas. Todo esto
es cierto puesto que está entre sus libros divertidos, pero en lo fundamental
bien escritos y con su maestría en la estructura que la hace parecer fácil
aunque sin duda atractiva y un gancho argumental dosificado que nos hipnotiza
del principio al fin. Allí elige el mundo del Perú y a Lima como prototipo de
la estratificación social acentuada que se mece entre un sector privilegiado de
empresarios burgueses y la gente del común, artistas de poca monta, periodistas
biliosos por lo amarillentos y en el fondo el dominio represivo de Fujimori y
su hombre fuerte Montesinos organizando el dominó de la corrupción y la
estulticia. Pero es dentro de ese panorama que surge el periodismo
amarillo y sus oficiantes como los determinadores del acabose de prestigios y
al final quienes salvan a ese mundo de sus peores lacras. El escándalo puede
tener algo de positivo, se concluye. Sin embargo, por encima de lo que describe
y cumple su radiografía social, económica, política y personal, se encuentra
ese universo narrativo en apariencia descomplicado y de un lenguaje natural,
cotidiano, incorporando términos castizos, coloquiales, dichos del argot
popular, para darnos una novela fresca de capítulos alternos y que gradúan la
anécdota con maestría, sin que falte la dosis erótica en la que el autor se
recrea con destreza y sin vulgaridad. Definitivamente como lo hemos visto en
Travesuras de la niña mala, El Hablador, La Tía Julia, Los cuadernos de don
Rigoberto o La esposa del doctor Thurner, por ejemplo, el talento del autor que
ganara el Premio Nobel hace tan poco tiempo, en el 2010, vuelve y juega. No se
trata de apostar siempre a las obras épicas como lo hiciera con La guerra del
fin del mundo e inclusive con Conversaciones en la catedral, sino de dar
muestras de su oficio y que por algo le ha valido para obtener los más
importantes galardones literarios como el premio Cervantes, El príncipe de
Asturias o el Rómulo Gallegos.
Con
esta son 16 sus novelas, siete sus ensayos literarios vueltos libro y tres sus
obras teatrales, sin contar su narrativa breve ya reunida en antologías. Este
año precisamente arriba a sus primeros 80 años y hasta estrena nuevo amorío con
la ex mujer de Julio Iglesias y otros notables. Su vitalidad es a toda prueba y
quien ha sido poco bohemio, deportista, viajero impenitente, pensador tozudo y
libertario, franco inclusive con sus equivocaciones y columnista permanente,
vuelve cierta su propia declaración de cómo, el máximo premio literario del
mundo no lo convierte en una estatua sino en alguien quien debe seguir en el
oficio. No falta quienes le reclamen que pare de escribir en vez de hacer obras
menores como esta, que no atente contra su prestigio, que si bien es cierto se
trata de un escritor infatigable pare de una vez, que nada de seguir entregando
una novela cada tres años, pero viéndolo bien, es una muy buena novela.