PERIÓDICO EL PÚBLICO

Por: Carlos Orlando Pardo
Lejos estamos cada día de apreciar en su debida dimensión el valor y significado de lo que tenemos. Lo propio pareciera de menor cuantía o por lo menos de segunda mano. Esa medida del subdesarrollo mental y de ver el arco iris en los sitios lejanos y vecinos pero no en nuestro patio, es uno de los males que aqueja a la sociedad de hoy cada vez más frívola y cosificada, superficial y pragmática que desecha los sueños y a los soñadores y ve como discurso ingenuo a quienes valoran lo propio tachándolo de provincial y aldeano. Contamos con innumerables riquezas que curiosamente examinan y valoran más los de otra parte. Es lo que acaba de ocurrir, luego de un proceso selectivo, con ciudades como Honda que al igual que otras en el norte del Tolima, digamos Mariquita, Armero, Ambalema, encierran una historia gloriosa y un paisaje maravilloso. Fue lo que tras un largo recorrido por Colombia encontró el coleccionista australiano de arte Asiasciti Trust, fideicomisario independiente y un grupo similar, para apasionarse, como dice un diario, con el arte latinoamericano y promover la creación contemporánea de la región. Expertos asesores promovieron la creación artística y dieron vida a residencias que llevan a un grupo de artistas por el continente a vivir por un tiempo en un lugar determinado, en este caso Honda, para seguir los pasos de creación de obras. Representantes del Brasil, Perú, Argentina, Chile y Colombia, por supuesto, estuvieron en la ciudad de los puentes por semanas conociendo la historia del lugar y la región durante seis meses. Ahora tenemos un resultado que se verá en Bogotá en una muestra de arte. El llamado proyecto Lara (Latin American Roaming Art) o de arte itinerante de América Latina, cumplió sus objetivos. Nuestro medio y nuestros artistas tienen mayor proyección internacional. Los nuestros continúan abandonados a su suerte. Los hacedores de cultura, no los vividores de ella, porque están los dos tipos, parecieran quedar cada día más en la orilla del abandono al que lo someten las instituciones encargadas de apoyarlos en universidades y el gobierno mismo. Existen organismos que dicen representar a los escritores y artistas como intermediarios políticos y financieros y que sólo finalmente explotan sus nombres, se sacan la foto, goterean importancia y salen y se van. Triste y sombrío el camino que avizoro para todos ellos, mucho más cuando la falta de formación y sensibilidad de los funcionarios encargados de impulsar tienen siempre un no en la garganta. Personalmente he sido bien tratado a lo largo de años. No lo digo por mi que por fortuna y gracia de Dios me encuentro lejos, sino por lo que me despierta la observación de proyectos y sueños de los nuestros sin encontrar eco alguno o siquiera una esperanza. Pero si por estos lados llueve por el sector privado tampoco escampa. Consideran limosna, dádiva caritativa y no vínculo respetuoso el apoyar a grupos de teatro, artistas, en fin, gente de la cultura en diversas expresiones. Ojalá aparezcan mejores tiempos porque los cantantes y los compositores, los artistas de todo tipo y los intelectuales seguirán su camino a pesar del desdén.

Por: AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
El ambientalismo social es una propuesta centrada en el ser humano. Es una mirada integral, donde el ser humano y su entorno son parte de un todo, no están separados ni aislados. Tradicionalmente se mira al ambiente como lo que rodea al ser humano, por lo tanto, se aísla al ser humano del ambiente y se mira este simplemente como un medio, como un objeto, como un  instrumento a usar, a utilizar. Esta concepción de ambiente como separado del ser humano, instrumentaliza al ambiente y lo mira como algo para explotar, para sacarle beneficio. Nunca para cuidarlo.
El capitalismo es un sistema económico fundamentado en la ganancia, en la obtención de rentabilidad y lucro. Para el capitalismo todo es una mercancía que se compra y se vende, incluyendo el entorno social, el ambiente.
Un gobierno serio asume como propia la responsabilidad de que toda intervención que se ejecute puede tener consecuencias sobre los seres humanos, y que esto se debe evitar o por lo menos mitigar. Pero siempre asumiendo que se debe conservar, proteger y preservar el ambiente para hoy y para el futuro.
La minería informal, por sus características, no cuida el ambiente. Genera muchos problemas para hoy para el futuro. Es una fuente de contaminación muy peligrosa. El gobierno pasado, de la seguridad democrática, basaba su proyecto de desarrollo en la confianza inversionista.
MARTHA ESPERANZA RAMOS DE ECHANDIA
Promociona con total éxito el libro Cuentos para mis nietos de la escritora portuguesa Elzira Dantas Machado




El nuevo libro de Alexander Correa Carvajal
Por: Carlos Orlando Pardo
 Con el subtítulo de “historias ocultas en las salas de redacción. Lo que no se informa al público. Relaciones de los medios y el poder”, Rubén Darío Correa se aventura a la publicación de otro de sus libros, este es el tercero, donde sus 112 páginas se leen de un tirón. Me parece un texto agradable aunque descuidada su edición y ante todo valeroso por lo que se atreve a denunciar poniendo en evidencia las trapisondas y las intrigas de quienes hacen un periodismo mercenario en el Tolima. No pocas de las historias allí relatadas con un lenguaje que a veces tiene vecindad con la literatura, son parte de la comidilla cuando a los periodistas locales se refieren como una manera de ejemplificar a estos negociantes vulgares y ordinarios de la comunicación. Producen asco y tristeza las anécdotas, porque es igualmente un libro de anécdotas, por cuanto el subdesarrollo mental y la escasa cuantía de numerosos llamados periodistas tienen aquí evidencia, no siempre documentada, lo que es igualmente una gran falla, quedándonos la sensación de vacío en varios casos. Si bien existe un marcado talento para la buena crónica, tan escasa en estos días, no pasan algunas noticias de las aquí registradas como las de simples rumores, sin que en la mayor parte de los casos no abunden los buenos argumentos y el carácter para escribir con franqueza sobre lo que pudiera ser un balance de lo que ocurre con algunos paradigmáticos periodistas de la región. Oscuro panorama el que tenemos al frente y que sirve como texto a estudiantes de comunicación social para que sepan cómo no ejercerlo si desean como debe ser no únicamente una práctica noble en la vecindad con la ética sino que se conviertan en huéspedes y vigilantes de ella. El abatimiento es la ilustración principal porque sentimos asomarnos a un inodoro repleto de inmundicia cuando debiera ser todo lo contrario. Nada mejor que el periodismo profesional para solazarnos en investigaciones y textos que merecen no la relampagueante duración de una noticia sino la luz en jornada continua para iluminar épocas, generaciones, personajes y hechos que merecen ser recordados. Si el periodista es el notario de la historia, qué mal estamos de notarios donde se registran como verdaderos hechos falsos, se desbaratan prestigios al ritmo de los intereses comerciales o broncas particulares, se santifica o sataniza de acuerdo a la tarifa. Libro para reflexionar seriamente en otro de los males regionales que termina equiparándose a la gravedad de la violencia y al hambre, a la discriminación social o política, al ejercicio de la calumnia como si fueran enemigos personales de la verdad. La desolación es lo que se respira frente a la corrupción, bien calificada por algunos como el peor de los males en Colombia junto a la impunidad. Cómo estamos de mal por estos lados si lo afirmado por el autor es totalmente cierto, lo que en gran medida percibo y conozco, ofreciendo aquí una radiografía despiadada de nuestro periodismo local por dentro. Ojalá estudiosos de la historia regional procesaran lo dicho en este libro valioso y valiente para enmarcarlo dentro de los procesos de las causas de nuestra decadencia sin olvidar los tiempos de esplendor ni a quienes con la guardia en alto encarnan el oficio con orgullo. Porque si bien resultan mal librados los que han actuado mal sin que la historia los absuelva sino cada vez los condene, también no debe generalizarse porque existen diferencias entre los que encarnan las falsas monedas y las verdaderas.