Por GUSTAVO AZÒCAR ALCALÀ
Hay un pacto entre la dictadura militarista de Nicolás Maduro y el
Ejército de Liberación Nacional de Colombia, ELN. Eso es lo único que explica
que ese movimiento guerrillero colombiano se haya asentado en tierras
venezolanas desde hace varios años, apoderándose de vastos sectores del país, y
ejerciendo control sobre las zonas donde se concentra la mayor riqueza de oro,
coltán y diamantes de Venezuela.
El 01 de agosto de 2018, escribimos un artículo, difundido en varios
medios de comunicación y portales de noticias del país, donde advertimos sobre
la invasión del ELN a Venezuela/ Allí mencionamos, uno a uno, los campamentos y
los jefes militares del ELN que se encuentran en territorio venezolano, operando
bajo la mirada complaciente de autoridades militares y policiales venezolanas.
Tres meses después de nuestra advertencia, el 4 de noviembre, tres
funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana murieron y otros 10 resultaron
heridos tras ser atacados por guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional
(ELN) de Colombia en el estado Amazonas. El ataque, como ya se sabe, fue una
respuesta a la detención de Luis Felipe Ortega Bernal, alias “Garganta”, un
peligroso cabecilla guerrillero que tiene alerta azul de Interpol, pero que se
paseaba por el territorio venezolano como “pedro por su casa”, con cédula de
identidad venezolana y hasta carnet de la patria.
La sorpresa para los venezolanos, no fue el hecho de que se atrapara a
un alto jefe del ELN en Amazonas, sino la forma como el Ministro de la Defensa,
Vladimir Padrino López, se refirió al incidente que dejó 3 efectivos militares
muertos, sin mencionar para nada a la guerrilla colombiana, y hablando sólo de
grupos violentos. Hay una directriz emanada de ese despacho, para todos los
componentes de las FANB, desde el año 2014: no se puede hablar de guerrilla
colombiana. En su lugar, hay que hablar de grupos “generadores de violencia”.
El pacto suscrito entre Nicolás Maduro y el ELN guarda relación con la
supuesta intervención militar internacional que, con el apoyo de Estados
Unidos, se estaría preparando contra Venezuela. Maduro sabe que no cuenta con
un ejército que pueda hacer frente a una batalla militar contra EEUU. Pese a
todo el material bélico que la dictadura venezolana ha comprado a Rusia, no
tiene el poderío para resistir más de 48 horas a una incursión armada que
cuente con el apoyo de los norteamericanos.
Dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana hay tan sólo un
pequeño porcentaje de oficiales dispuestos a dar la batalla para combatir al
imperio norteamericano, en caso de que se produzca una invasión. El resto de
los hombres de uniforme no hará nada para defender a Maduro. Eso ha obligado al
dictador, asesorado por los cubanos, a buscar apoyo de fuerzas extranjeras,
como el ELN y las Farc, cuya dirigencia se está reagrupando en territorio
venezolano.
El pasado14 de noviembre, la organización Insight Crime difundió un
informe según el cual, “el ELN tendría presencia en 12 estados de Venezuela: Táchira,
Zulia, Apure, Trujillo, Anzoátegui, Lara, Falcón, Amazonas, Barinas, portuguesa,
Guárico y Bolívar”. En esas regiones, según la publicación, el ELN estaría
desarrollando actividades como contrabando de ganado, contrabando de gasolina,
cobro de extorsiones, distribución de comida, emisoras de radio, reclutamiento
de menores, ataques a funcionarios de cuerpos de seguridad, narcotráfico y
minería ilegal, entre otras”.
La presencia del ELN en Venezuela está siendo denunciada desde hace al
menos 3 años por la ONG Redes, presidida por Javier Tarazona, en el estado
Táchira. Esa organización denunció la presencia de varias emisoras de radio
pertenecientes a la guerrilla colombiana, cuyas señales penetran el espacio
radioeléctrico venezolano sin que Conatel haga algo por evitarlo. Según Redes,
el ELN tiene las emisoras 94.7 FM, 105.5 FM, Antorcha Estéreo 96.7 FM, La voz
de la libertad 95.5 FM y Antorcha Elena 90.1 FM.
Las relaciones entre la guerrilla colombiana y los revolucionarios que
gobiernan a Venezuela desde 1999 son de muy vieja data. Hay informes que
revelan la participación de las Farc y el ELN en el golpe de estado del 4 de
febrero de 1992. En 1998, tanto las Farc como el ELN dieron apoyo económico y
financiero para la campaña presidencial de Hugo Chávez. Lo mismo hicieron
después con Rafael Correa en Ecuador y con Lula da Silva en Brasil.
El ELN, fundado en 1964 por un grupo de sacerdotes y estudiantes
católicos interesados en emular la revolución cubana de Fidel Castro, sólo
tiene aproximadamente 2,000 miembros armados, pero a pesar de no ser tan
numeroso, ha logrado mantenerse a salvo y todavía no ha sido exterminado por el
ejército de Colombia. Durante el gobierno de Juan Manuel Santos, la atención
estuvo centrada en la firma de un tratado de paz con las Farc. Eso hizo que el
ELN aprovechara el tiempo para reposicionarse y expandirse hacia territorio
venezolano, desde donde extorsiona, secuestra y trafica drogas y gasolina.
Ahora, con el apoyo de la dictadura militarista de Nicolás Maduro, se dedica a
la explotación de oro, coltán y diamantes que vende al mejor postor para
obtener dinero con el cual comprar armas y pagar salarios a sus hombres.
Un reportaje publicado en The Economist, el 22 de octubre de 2018,
señala que “como Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez, convierte a Venezuela en
un estado mafioso en el que abundan los narcotraficantes, se rumorea que el ELN
está en connivencia con el Cartel de los Soles, una pandilla de drogas (…) Esto
le da al Sr. Maduro una razón para no apoyar la desmovilización del ELN,
porque, como lo ha afirmado el Tesoro de los Estados Unidos, se está
beneficiando de los envíos de narcóticos”.
El diario El Tiempo, de Colombia publicó un reportaje la semana pasada
en el que señala que la guerrilla del ELN “se han involucrado en la explotación
de los recursos minerales del suelo venezolano, específicamente el oro,
diamante y coltán”
Los periodistas de ese prestigioso diario colombiano sostienen que “en
tiempos de Hugo Chávez estos grupos tuvieron luz verde para usar el territorio
venezolano como aliviadero luego de sus acciones contra las fuerzas armadas
colombianas; pero bajo el régimen de Nicolás Maduro tienen un trabajo formal en
las minas: organizar a los mineros para explotar el recurso, transportarlo y
entregarlo al gobierno venezolano”.
Américo De Grazia, diputado de la Causa R en la Asamblea Nacional,
explicó a periodistas de Colombia que son tres los puntos donde el Eln ha
logrado establecerse al sur de Venezuela. El primer punto es en Parguaza, una
zona conocida como el cuadrante entre los estados Bolívar, Apure, Amazonas y
que pellizca la frontera con Colombia, donde se explota el coltán.
La segunda zona es en San Vicente de Paúl, en el municipio Cedeño del
estado Bolívar, donde hay explotación de diamante. El tercer punto es la zona
de Bochinche, limítrofe entre Venezuela y el Esequibo, al extremo oriental del
estado Bolívar. Allí hay grandes yacimientos de oro, al igual que en Tumeremo.
No hay manera de que el ELN se haya establecido en Bolívar y Amazonas
sin contar con el apoyo y el visto bueno de las autoridades militares y del
gobierno de Nicolás Maduro. Ese parece haber sido uno de los tantos puntos
acordados en el pacto suscrito entre Maduro y el ELN: se le permitió a la
guerrilla explotar oro, coltán y diamantes a cambio de ayudar a la dictadura a
controlar las grandes mafias que hay en la zona, pero también con la idea de
conformar en esa región un ejército irregular que proteja a la revolución.
Para cumplir con el segundo objetivo, el ELN está adiestrando y
conformando una guerrilla netamente venezolana. El Ejército de Colombia informó
hace poco que el ELN cuenta con por lo menos 300 hombres de origen venezolano
en sus filas. La guerrilla no sólo se está enriqueciendo con la explotación de
minerales en territorio venezolano, sino que, además, está creando células y
frentes guerrilleros con jóvenes criollos que están siendo reclutados e
incorporados a las filas guerrilleras para defender a Maduro de una invasión
norteamericana.
Ronald Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la
Universidad del Rosario de Colombia, afirmó en entrevista ofrecida al portal de
noticias Infobae que el ELN ya no es un movimiento guerrillero exclusivamente
colombiano, lo que les da un peligroso dominio del territorio de ambos países.
Además, advirtió que ante un Estado permisivo como el de Maduro, las dinámicas
ilegales en la frontera han cambiado y van más allá del narcotráfico y el
contrabando.
La crisis económica y social que afecta a Venezuela, como consecuencia
de las terribles políticas económicas puestas en marcha por Nicolás Maduro, se
ha convertido en un caldo de cultivo para estimular el crecimiento de los
grupos guerrilleros colombianos con personal venezolano. Informes de organismos
de inteligencia del vecino país, sostienen que, en Táchira, Zulia, Apure,
Bolívar y Amazonas, la guerrilla está reclutando jóvenes desempleados.
“En algunos casos el reclutamiento es bajo amenazas o presión, pero el
éxodo forzado ha sido un anzuelo fácil, destaca el Ejército Nacional. En
Colombia reciben unos USD 62,6 mensuales para la comisión de delitos como
extorsión, tráfico de estupefacientes y armas, y para combates con rivales o
con los mismos militares”, publicó Infobae.
Cómo puede apreciarse, el pacto entre la guerrilla del ELN y la
dictadura de Nicolás Maduro marcha viento en popa. El ELN necesita a Maduro,
para evadir la persecución del ejército colombiano y mantener el juego del
supuesto diálogo de paz con el gobierno de Colombia. Pero Maduro también
necesita al ELN, para explotar minerales que puedan ser vendidos al exterior y
obtener dólares que ya no llegan a través del petróleo. También necesita al ELN
para que le ayude a conformar una nueva guerrilla venezolana, mucho mejor que
las FBL, creadas en Apure hace 10 años para dar soporte al gobierno de Hugo
Chávez, y defenderse de la supuesta intervención militar de EEUU.
Si la comunidad internacional no actúa lo antes posible, pronto
tendremos en Venezuela una nueva guerrilla, armada hasta los dientes, con
suficiente poder de fuego, con suficientes hombres y con suficiente oro,
diamantes y coltán para desatar la guerra con la que siempre han soñado. Y por
cierto: los conflictos con la guerrilla no se solucionan sólo con mesas de
diálogo y tratados de paz, sino vean el espejo de Colombia aún después de los
acuerdos firmados entre Juan Manuel Santos y las FARC. @gustavoazocara