PERIÓDICO EL PÚBLICO
EL PARQUE DEPORTIVO
Por: Laura Inés Castro Cortés
El más preciado regalo que recibió Ibagué después de cumplirle al país con los  ix Juegos Deportivos Nacionales en 1970 fue el Parque Deportivo.  Sus 44 hectáreas lo hacen un espacio ideal para las prácticas deportivas y su inventario de flora y fauna lo muestran propicio para la lúdica y el descanso.
Hasta ahí todo es poesía. Este escenario que los turistas envidian por su ubicación, espacios y paisajes y que a  nuestros gobernantes y dirigentes poco les importa, requiere de un cambio extremo y de una gran inversión,  para mostrarla como una opción de  turismo, recreación y deporte para el departamento.
A lo largo de estos cuarenta años de historia, el parque ha sufrido un deterioro físico y estructural en sus escenarios deportivos. De resaltar  la gestión como gobernador de  Guillermo Alfonso Jaramillo, la intensión de recuperar este importante escenario, que se vio empañada por la negligencia y desidia de la mayoría de los contratistas: Prueba de ello son sus porterías. El velódromo que finalmente terminó siendo un elefante blanco, porque no presta la utilidad para el que supuestamente fue recuperado.  Las piscinas de olas como  atractivo central,  para  poder entregarlas al servicio del público, debieron recibir una limpieza especial y unas adecuaciones técnicas específicas. Las canchas de fútbol las de mayor demanda, poco o nada reciben mantenimiento.  
Las canchas de tejo totalmente Subutilizadas. El cuento chino del Bioparque. No entendí por qué Comfenalco teniendo terrenos en Picaleña, decidiera exhibir algunas especies de  micos y una que otra variedad de serpientes y aves, en el corazón del parque y que a la postre terminó como un espacio en ruinas y descuidado. Su poda la hacen de cuando en cuando,  los equinos de la Policía Nacional.
En las reformas que se hicieran en esa época, no debió construirse la biblioteca virtual porque es un elefante gris. Ni es virtual, ni es biblioteca. Las canchas de tenis no se encuentran adecuadas como Dios manda. Las pistas de patinaje y bicicross cuentan con el padrinazgo en obras menores y mejoras,  de los padres que agradecen las bondades que la práctica de estos deportes, tiene en la calidad de vida de sus hijos.
Tampoco comparto la adecuación que se hiciera para el  Centro del Adulto Mayor. Riñe  con la filosofía y propósitos del Parque. Las personas mayores, requieren otro tipo de espacios, con elementos y equipos especiales  que permitan la práctica de actividades a fines con sus condiciones y expectativas de esparcimiento, entretenimiento y descanso en cada caso específico.
El grupo de vendedores que tienen asiento en este centro deportivo, se compone de tres o cuatro familias donde casi todos sus miembros tienen un puesto o módulo de ventas y por circunstancias politiqueras son inamovibles. Ni que decir de los líderes comunales que reclaman puerta franca para visitar estas instalaciones, sin contraprestación alguna.
Pero lo más triste de todo es ver en algunas zonas del parque  el almacenamiento de las estructuras del alumbrado público de Infibagué, varios vehículos que se pudren sembrados en los alrededores de la pista de bicicros, desdibujando cualquier propósito de preservación y cuidado del medio ambiente.
Propicia la oportunidad para recomendarles a los senadores Guillermo Marín, Juan Lozano, Mario Laserna y a todos los que han obtenido el favor del voto en la ciudad, que son necesarias las sinergias para alcanzar recursos del orden nacional y contribuir con un megaproyecto  deportivo y ecológico y materializar promesas y compromisos con sus seguidores en esta zona del país.
Ojala esta nueva ola de políticos que se exhiben como innovadores, haya uno o dos que pongan sus ojos en el Parque, no para utilizarlo como bandera de campaña,  sino para que desde ya sus equipos de campaña y asesores temáticos consoliden una propuesta seria y coherente, como por ejemplo que  se transforme en una empresa del Estado,  que estructure presupuesto, recursos, costos y gastos  conforme su naturaleza jurídica. Que  se  muestre a los tolimenses como un ente generador de empleo, motivador de una dinámica deportiva-empresarial y ecológica para la región, en orgullo de los ibaguereños y para que se  visione como un  legado para las generaciones venideras.