Por CARLOS ALBERTO ESTEFAN UPEGUI
“Para progresar hay que hacer negocios y por consiguiente asumir riesgos”
TODO negocio conlleva riesgos. Dejar de considerarlos es negarse a aceptar la realidad e incurrir en el error de no hacer algo por mitigarlos; con mayor razón si se trata del sector agropecuario donde además de los eventos naturales son muchos los factores que generan incertidumbre. En consecuencia, para progresar hay que hacer negocios y por consiguiente asumir riesgos. Además, porque la utilidad es proporcional a éstos. Lo contrario es miedo, a tal punto que si dicha actitud se apodera de quienes deciden en la empresa, se dejan de hacer negocios hasta llegar a su liquidación. Lo racional es asimilar el riesgo como algo inherente a la actividad y administrarlo adecuadamente, oficio al que se le denomina Gestión del Riesgo. Regularmente el riesgo consiste en que el resultado difiera de lo esperado. Entonces, dicha gestión debe estar orientada a identificar las variables que puedan provocar que eso suceda, con el fin de evaluarlas, monitorearlas, evitarlas o cuando menos controlarlas. Tanto así que la estrategia corporativa de una empresa, dicen los expertos, “…debe incluir la gestión del riesgo como parte de los imperativos fundamentales para lograr su rentabilidad y sostenibilidad”.
El riesgo puede ser de mercado, económico, político, estratégico, operativo, de liquidez, legal, moral, reputacional, entre otros. De esa forma, hay distintos procedimientos para prevenirlo. También hay quienes están dispuestos a asumirlo a nombre de terceros, tal es el caso del Riesgo de Contraparte, o sea aquel que puede ocasionarse al otro lado del negocio. Se entiende como contraparte el interés opuesto a la parte, o sea aquel que esta al otro extremo.
La gestión del riesgo consiste entonces, en tratar de eliminar las posibilidades de un resultado adverso o reducirlas a niveles manejables. De esta manera, hay quienes ejercen este oficio convirtiéndolo en una actividad muy rentable, pues cobran tarifas acordes con el monto de la transacción, y la clase y el grado de riesgo asumido. Entre ellas las Cámaras de Riesgo de los mercados bursátiles, constituyéndose dentro de su objeto en “acreedoras y deudoras recíprocas de derechos y obligaciones derivadas de operaciones previamente aceptadas para su compensación y liquidación”. Sobra decir que para desempeñar este oficio, además de contar con adecuada solvencia económica, es indispensable la buena fe; ser diligente, cuidadoso y oportuno en la administración y monitoreo de garantías e indispensablemente riguroso y severo en la exigencia de las obligaciones, los reglamentos y la ley.estefanupe@hotmail.com