PERIÓDICO EL PÚBLICO
¿está el mundo en quiebra?
Si la respuesta a la pregunta es ¿se puede pagar toda la deuda emitida? La respuesta es, probablemente no, por tanto técnicamente se puede empezar a hablar de una posibilidad real de que el mundo en su conjunto tenga que pensar en un serio giro a su manera de entender las finanzas y el apalancamiento.
Esta situación es muy similar a la ocurrida tras la primera guerra mundial, donde todos los países le debían dinero a EEUU, pues bien ahora todos los países se finanzan gracias a los ahorros chinos y a los petrodólares del golfo. Sin estas economías ahorradoras el mundo dejaría de girar tan rápido y todos los gobiernos tendrían serios problemas para mantener sus presupuestos.
No sólo es un problema de endeudamiento público, sino también de endeudamiento privado, con agentes económicos que compromenten decenas de años de sus ingresos para acceder al inmueble de su vida, o de empresas que "invierten" apalancándose de manera poco sana.
Hay una sensación de inundación de deuda y dólares que está erosionando los propios cimientos de la economía mundial hasta unos extremos verdaderamente increibles. Bush y Obama han trasladado sus problemas internos al resto del mundo y China y los petrodólares han afluido de una manera un tanto ingenua a solventarlo. En la página  www.usdebtclock.org/ se puede comprobar que cada familia norteamericana debe al resto del mundo (porque el dinero viene de fuera de EEUU) más de 650.000 dólares. Esto es simplemente insostenible
En Europa, los gobiernos que en los 90 pensaban que el euro sería la solución a todos los males y a los que los bajos tipos alemanes les permitieron un endeudamiento insoñable unos años antes... se endeudaron hasta el extremo actual. El mundo también está inundado de deuda en euros... pero de malos ratings hasta el extremo de que la credibilidad del euro está cada día que pasa más en entredicho. El euro ha de ser una herramienta nunca un fin en sí mismo (esto ha costado una década entenderlo, esperemos que no sea tarde)
Y entonces... ¿qué hacer? es fácil pero duro, dejar de gastar empresas, particulares y estados por encima de nuestros ingresos, fomentar un ahorro sano, deducciones fiscales a los nacionales que compren deuda pública (para evitar la dependencia china) y reducir el tamaño de la administración pública a un tamaño saludable (en España la redundancia de organos públicos es simplemente brutal). Sólo así se evitará que todo acabe como acabó la situación tras la primera guerra mundial, los felices años 20, trajeron la pesadilla de los 30. Estamos a tiempo... pero hacen falta políticos de talla. Por ejemplo Obama ha demostrado no serlo.
Publicado por IFRYDHE S.L.N.E.- www.ifrydhe.es