EL NEOLIBERALISMO EN LA SALUD COLOMBIANA NOS EMPUJA A LA MUERTE.
Por: Hugo Neira Sánchez.
Con la idea Neoliberalista de que las grandes empresas internacionales de producción de medicamentos en Colombia se autoregularan, han sacrificado la salud de los colombianos y la economía de las EPS, tanto que las han obligado a estas solo recetar “aspirinas”, como es voz popular. Aquí en Colombia nos podemos morir por una bala perdida, por un atraco para robarnos un celular, por un atraco a un bus, por un bombazo, por cruzar imprudentemente una calle, por echarle un piropo a una dama, etc..etc., pero a esto se le agrega, no tener dinero para comprar un medicamento ya que estos cuestan miles de pesos más que en los países vecinos; Panamá, Ecuador y Venezuela.
Los medicamentos en Colombia, suben sus precios por ascensor a año luz del porcentaje que sube el salario mínimo, donde los Empresarios aumentan sus ganancias exorbitantes y, se golpean el pecho descaradamente por el aumento en el salario mínimo (ridículo), pues disque se deteriora la inflación, no podrá ir de paseo a Europa, se disminuye sus idas a bares a tomar tragos de whiskey más costoso que el aumento anual del salario mínimo mensual, etc..
Era un secreto a voces, que las multinacionales productoras de medicamentos en Colombia, como prometieron al gobierno hace años de autoregularse no lo hicieron y, mamándole completo “gallo” al gobierno de turno (o complicidad), han permitido subir los precios a los medicamentos de primera necesidad a precios incansables para el bolsillo de la gran mayoría de colombianos, como consecuencia de la política “Neoliberal” de plena libertad para hacer lo que se le antoje a estas multinacionales, abusando del “poder dominante” donde el usuario enfermo solo tiene dos caminos para escoger; comer, o morir si no tiene como comprar estos medicamentos.
Se me eriza los pelos al leer las inequidades de este problema en el artículo que apareció el pasado día martes 14 de Febrero en el periódico “El Tiempo”, del gran escritor, comentador de radio y TV, etc; Juan Gossain denominado “En Colombia es más barato un ataúd que un remedio”. Es una investigación minuciosa del costo de algunos remedios comparando los precios en Colombia con los de los países vecinos: Panamá, Ecuador y Venezuela.
De los ejemplos que da Gossain podemos mencionar los siguientes medicamentos:
Crestor (combatir altos niveles de colesterol) . Laboratorio en Puerto Rico. Costo hace dos años $ 125.900, hoy $ 157.500, 25% de aumento casi 12% anual mientras el salario mínimo subió un 8%, en los dos años aproximadamente. En el Ecuador cuesta $ 43.200. O sea 365% menos que acá.
Singulair (combatir alergias; Asma y la rinitis) Costo Colombia $ 6.972, Costo Quito: $ 3.960 Diferencia 76%.
Nexium (para agrieras y reflujos estomacales). El mismo distribuidor en Colombia y Ecuador. Pero en Colombia cambia sus perspectivas económicas, pues aquí cuesta una pastilla de 20 miligramos $ 7.621 en Ecuador solamente cuesta $ 2.597, el 297% menos. Porque es la diferencia de estos precios?; falta de competencia, la indiferencia del gobierno Colombiano con sus ciudadanos o la inoperancia de algunas instituciones que solo se dan pantalla todos los días por la TV, como por ejemplo la organización defensora de los Usuarios, que en lugar de programar tantas reuniones inútiles y, de darle pantalla a la inefable imagen de su director eterno nuestro paisano Armel, en lugar de ejecutar y defender a los usuarios, pues esto demuestra que esos eternos directores o rectores de algunas instituciones, defensoras de los usuarios entre comillas, solo buscan todos los años su reelección, haciéndole un gran daño a los que dicen ser, haciendo todo lo contrario.
Norvas (Control de tensión arterial) Caja de 30 tabletas de 10 miligramos. Venezuela $ 26.000 en Colombia $ 238.000. Un completo atraco. Un 925 %, 10 veces más caro.
Plavix (Prevención de los infartos y enfermedades vasculares) En el 2009, costaba en Colombia $ 154.000 pesos la caja de 14 pastillas, de 75 miligramos cada una. Hoy cuesta $ 170.300. En Venezuela vale actualmente $ 55.300 pesos, de manera que la diferencia entre uno y otro país es de 308 por ciento. En panamá $ 55.000 pesos, parecido al de Panamá.
Urocuad, (amigo de quienes se exceden en el ácido úrico, comiendo carne y bebiendo vino) La caja cuesta en Colombia $ 21.850 pesos. En Caracas $ 5.690 pesos, 400 % menos.
Estas fueron las medicinas que Gossain investigo, pues si lo hubiera realizado en todos los medicamentos que circulan en el país, el pueblo colombiano debía estar consternado y, reclamar por esta inequidad de nuestras autoridades a la salud. Quien es mas terrorista el que coloca bombas o el que atenta contra la salud de todos los colombianos?. Creo que los dos son lo mismo
Como aquí no se respeta a las personas de edad como se ve con las sillas azules del transmilenio en Bogotá, también en Colombia no importa que la droga sea para un niño o una persona de edad, vale lo mismo, mientras en otros países como Panamá los mayores de 65 años tienen una rebaja en los medicamentos del 30%. O sea que este país tristemente, no se respeta a nadie, ni en la muerte, ni en la vida.
Otra cosa interesante, es que Gossain para desvirtuar la propaganda mentirosa que se ha hecho con la información general de las drogas genéricas y, al ataque asolapado de médicos, a quienes se les olvido su juramento hipocrático y, su ética que no les enseñan en las universidades, descubrió que las drogas genéricas tienen las mismas propiedades de las que no son, pues con un amigo químico farmaceuta investigó las dos, la genérica y la no genérica y, les encontró los mismos componentes activos, pero la diferencia en precios es enorme, pues mientras caja de 14 pastillas de Plavix vale en Colombia $ 170.300 pesos, la misma caja de uno de sus competidores, el genérico llamado Clopidogrel, cuesta $ 10.000.
El Problema para el enfermo es que la mayoría de las droguerías de Colombia, que no tienen control alguno, se abstienen a vender productos genéricos, pues para la mayoría es mejor especular contra el usuario que prestarle el servicio obligatorio de defender la salud de cada uno de ellos. Hace unos años se anuncio que a Colombia venia una Droguería Mexicana que iba a colocar por todo el país sucursales para solo vender medicamentos genéricos. Que paso con esto? O el gobierno se lo impidió para que siguieran las que conocemos, con el negocio macabro y funesto contra la salud de los colombianos, o alguien saboteo esta gran ayuda a la salud, con papeleo inútil.
Lo cierto es que actualmente en cada esquina de nuestras ciudades, existe: una droguería, una panadería y una sucursal de “Chance” con su nueva modalidad de envíos de dinero. Sera que esa es nuestra idiosincrasia de vida: muerte, alimento y juego. Por la proliferación de estos establecimientos se demuestra que estos son los más rentables, pero van contra la vida y contra el bolsillo. Viva nuestros dirigentes que les hemos dejado a su antojo el futuro de cada uno de nosotros, incluyendo la muerte.
Termina su investigación Gossain con una anécdota: “Con la cabeza revuelta por las preguntas, camino por la acera de aquella botica enrejada, la que es modesta pero limpia (donde investigo la mayor parte de los precios de los medicamentos investigados) y, en la esquina siguiente me encuentro con una funeraria, menos limpia, pero más modesta. El aire no huele a muerto, como yo esperaba, sino a aserrín fresco. Solo por curiosidad periodística pregunto el precio de un ataúd de tablas a medio pulir, pintado de un color lechoso. No tiene angelitos ni arandelas. Tampoco forros de seda.
-Por ser para usted -me dice el carpintero- se lo doy en doscientos cincuenta mil Lo acaricia con orgullo artístico: "Roble puro", agrega, complacido. Por fortuna no es para mí.
Entonces pienso, con desconsuelo, en las injusticias de un país donde una caja mensual de medicina cuesta más que una caja de difunto. Es más barato morirse en la inopia que comprar una droga para la presión. Sin decir que la mayor ventaja del ataúd es que solo se compra una vez.” (1)
(1) Gossain Juan, En Colombia es más barato un ataúd que un remedio. Articulo en Debes Saber P. 18. “Periódico El Tiempo, Febrero 14 2012, Bogotá.