PERIÓDICO EL PÚBLICO
Largo y tendido hemos hablado de la importancia de ser una empresa eficiente respecto al resto de competidores, para conseguir una ventaja competitiva qué mantener en el tiempo. Otrora la ventaja competitiva se centraba en aspectos básicamente tangibles, como el tener un buen producto, un buen canal de distribución, buena maquinaria, etc.
En el entorno global dónde compiten las empresas, y debido al rápido acceso a la información gracias a las nuevas tecnologías los elementos tangibles que antaño eran fuente principal de ventaja competitiva y que perduraba en el tiempo, han dejado de serlo. La no durabilidad de la misma es por causa de la facilidad de replicación que se tienen sobre los mismos. Es lógico que las empresas sigan buscando una ventaja competitiva dónde estructurar su estrategia empresarial, pero es hora de buscar en los elementos intangibles la fuente de generación de ventajas competitivas.
Aunque a muchos directivos les pese (debido al exceso de rigidez y al afianzamiento de su estilo dirección basado en los conocimientos técnicos y al desconocimiento en la materia), la flexibilidad en la búsqueda de la ventaja competitiva ha de prevalecer sobre el miedo a su falta de conocimiento ante el nuevo paradigma empresarial. Empecinarse en la búsqueda del tangible como elemento diferenciador del resto de competidores, se convierte en la mayoría de las ocasiones en un esfuerzo enorme que no se ve recompensado por la rentabilidad que se obtiene del mismo. Por suerte o por desgracia, lo que en la actualidad hace diferente a las empresas son los elementos intangibles, y básicamente las personas.
Es hora de abrir la puerta seriamente en la empresa , a disciplinas tales como la psicología, la sociología y la antropología, que se centran en la persona y en las relaciones que se establecen intra e inter organizaciones, y que exploran de qué forma las capacidades de los individuos y sus relaciones van a generar valor añadido a la organización. La apuesta en las personas como ventaja competitiva, base donde construir la estrategia de la empresa, puede que aterre al directivo más “pintao” acostumbrado a estar en su zona de confort y a seguir haciendo las cosas como se han hecho siempre. 
No se apoltronen en su zona de confort y empiecen a hacer las cosas de una forma diferente, apueste por conocer a las personas, sus relaciones y las capacidades que pueden generar creando sinergias en la empresa, y sirva como ejemplo, que el intangible “red de contactos” es un elemento clave para una rápida y eficiente internacionalización de la empresa, con la que se genera una excelente ventaja competitiva respecto a sus competidores y de difícil replicación.