PERIÓDICO EL PÚBLICO

Por: AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
Una de las más sentidas quejas que tienen las regiones frente al gobierno nacional, es que los municipios y departamentos no han podido avanzar en los grandes proyectos que deben ser financiados por los dineros obtenidos por las Regalías. El gobierno tomó la determinación de manejar directamente estos jugosos recursos, quitándoselos a los municipios que en sus subsuelos atesoran recursos explotables, con el argumento que esa riqueza debía repartirse entre todos los entes territoriales y no sólo entre los productores. La imagen que difundió el ministro de hacienda era que esa riqueza, o mermelada, como la llamó él, debía repartirse en toda la galleta, no solo en un pedazo de ella. 
Ir a:
Este sentimiento de frustración se palpa principalmente, en muchos alcaldes y gobernadores de la provincia. Es un gran desgaste administrativo que se genera para los gobiernos locales estructurar los diferentes proyectos aguardando una financiación para sus necesidades, esperanza que es atropellada por la burocracia centralista cuando cambia intempestivamente las metodologías para la presentación y entrega de los proyectos, así como las reglas de juego, sin contar con las regiones, sin prepararlas, sin capacitarlas, obligándolas a aceptar en silencio las nuevas versiones impidiendo o entorpeciendo el normal desarrollo de los procesos.
Son tales las dificultades y las trabas que han generado a las regiones para acceder al fondo de regalías que pareciera que la tecnocracia desde el alto gobierno, no estuviera interesada en ejecutar dichos presupuestos, afectando de manera grave el desarrollo de las regiones.
Se habla sin descanso de luchar contra la corrupción y la búsqueda de la transparencia. En esta búsqueda se ha perdido agilidad y eficiencia, lo que enturbia esa misma transparencia y confianza que el país exige.
Esto obedece, quizá, a la tradicional mirada centralista y lejana que desde los escritorios capitalinos piensa la región mientras la región vive una realidad completamente distinta y acuciante.
Lo que obliga a pensar que la famosa mermelada no se está repartiendo en toda la galleta nacional y que estamos pasando de los manejos inadecuados de los recursos, que es innegable que se dieron en algunas regiones, al manejo excluyente, politiquero y clientelista desde el nivel central. La locomotora financiera del progreso está trabada.
Es un clamor urgente de la provincia que el Departamento de Planeación Nacional, El Ministerio de Hacienda y todos los entes involucrados, reconozcan autocríticamente sus errores, se pongan de acuerdo, revisen los procedimientos, y posibiliten que el proceso de la repartición justa de las regalías se convierta en un verdadero camino de desarrollo para las regiones y sus gentes.
www.agustinangarita.com.co