PERIÓDICO EL PÚBLICO


Por: AGUSTIN RICARDO ANGARITA LEZAMA
En los últimos años han cambiado las relaciones entre la ciudadanía y el estado, presentándose un debilitamiento de las barreras que los separaban. Además, los procesos de organización de los ciudadanos, desde diferentes sectores, han venido constituyendo lo que se denomina la sociedad civil. Hoy las relaciones entre estado y sociedad civil son vitales para una acción política pulcra y efectiva. En la actualidad es la sociedad civil la que exige que el estado le responda de manera pronta y eficiente a sus demandas.
Estos cambios se han constituido en un verdadero desafío para los gobernantes que ya no pueden contentarse con acciones aisladas, por contundentes que sean, sino que deben preocuparse por medidas que vayan más allá de lo inmediato y que no se limiten a plazos cortos. Las mediaciones entre el estado y la sociedad civil para responder de manera integral a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos deben ser las políticas públicas.
¿Pero qué son las políticas públicas? Son los instrumentos mediante el cual los gobiernos revelan y especifican la puesta en juego de los proyectos de dirección política del Estado y de la sociedad que se gobierna, además, de sus proyectos de dirección ideológica. Las políticas públicas son un recurso con el cual los gobiernos y sus equipos hacen que la interacción entre el estado y la sociedad civil definan cuales son los asuntos que representan el interés público y que deben hacer parte de las agendas de gobierno.
El ejercicio de gobierno tiene que enfrentar un obstáculo que no siempre es salvable. Es responder a las urgencias sin olvidar lo importante. Ocurre que las exigencias de muchos ciudadanos se circunscriben a lo inmediato, a lo que necesita solución pronta, haciendo posponer los temas de largo aliento, los aspectos que transformarán la sociedad y que no simplemente solucionaran un problema urgente. Existen dificultades estructurales que ameritan evaluar muchos aspectos y tener en cuenta diversos elementos para proyectar soluciones duraderas y que transformen la realidad. Estas soluciones deben plasmarse como  políticas públicas.
Una política pública debe ser integral. Partir de conocer a fondo el problema y entender que en él convergen diferentes aspectos que se articulan, que no son aislados, y que deben ser tratados en conjunto. Debe tener claro que los cambios cosméticos, los simples maquillajes son más el inconformismo y la incomodidad que generan que traer beneficios. Pero una política pública debe estar respaldada por la voluntad política. Si ella expresa los deseos de la ciudadanía, pero los gobernantes no están comprometidos con cumplirlos, esa política pública, no importa que esté bien formulada o que sea coherente e integral, será un fracaso, o como dicen algunos, un canto a la bandera.
Si la relación entre los gobiernos y la sociedad civil es estrecha y coherente, entonces, las políticas públicas expresarán la voluntad popular, la participación ciudadana, la planeación sería y al servicio de los verdaderos intereses colectivos. Es cierto que gobernar es actuar, que es al mismo tiempo ejecutar y comunicar. Pero ese actuar debe ir de la mano con una comunidad unida, crítica y responsable. Por lo tanto, La clave está en gobernar con ideas claras, de manera pulcra, cercana y estrechamente comprometida con sus electores.
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