PERIÓDICO EL PÚBLICO
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La evaluación de los docentes ha suscitado más de una controversia e inclusive conflictos entre las organizaciones sindicales y el gobierno. El Ministerio de Educación Nacional fracasó en el intento de implementar un sistema de evaluación para todos los docentes, incluyendo a los escalafonados según el decreto ley 2277 de 1979, que son la mayoría.

Existen dos situaciones  en cuanto a la evaluación del desempeño de los docentes. Los docentes escalafonados del 2277/79, en la realidad no son evaluados periódicamente, inclusive se resisten a ello, aun en el contexto de  la evaluación institucional que anualmente deben realizar las instituciones educativas oficiales.


En cambio, los docentes vinculados a partir del año 2002, que incluye a profesionales no Licenciados en Educación, deben acogerse a tres evaluaciones sobre su desempeño laboral, como mínimo: la evaluación del período de prueba para tener derecho a inscribirse en el escalafón docente o para ascender en él; la evaluación anual de desempeño y la evaluación de competencias. Ésta última para ascender en la carrera docente.

En Ibagué, el ingeniero de sistemas Fernando Falla , de la Dirección de Calidad de la Secretaria de Educación Municipal, es el encargado de sistematizar los resultados de las evaluaciones anuales de desempeño que hacen los rectores a los docentes de Ibagué.

Ya se completó la evaluación de desempeño de 653 docentes vinculados al servicio educativo en Ibagué según  el nuevo Estatuto de Profesionalización docente (Decreto ley 1278 de 2002). Los datos arrojan información que sirve de indicios sobre fortalezas y debilidades encontradas en estos docentes; no siempre válida porque hay rectores que aplican estrategias de autoevaluación en estos casos.

En Ibagué, ya son 716 los docentes vinculados según el nuevo escalafón, cifra equivalente  al 24 por ciento sobre el total de 2 mil 954 docentes de aula que laboran en Ibagué.

¿Cuál es el desempeño laboral de los docentes nuevos  de Ibagué?

Es un interrogante que se puede responder parcialmente con base en  la evaluación anual de desempeño hecha a los 653 docentes.
La evaluación de desempeño en un 70 por ciento se hace sobre competencias funcionales cuyo promedio fue en el 2012 de 92.75 por ciento y el 30 por ciento restante en competencias comportamentales con un promedio de 92.07 por ciento.

De ser válida esta evaluación, se puede concluir que estos docentes son mejores en cuanto a su comportamiento organizacional o institucional que en su desempeño académico. Otra conclusión es que en Ibagué tendríamos los mejores docentes porque estarían en el rango de desempeño sobresaliente.

 Desde luego que tales resultados serían distintos si se hiciera   por pares o evaluadores externos.

Se evalúa el desempeño académico de los docentes en cuanto a dominio curricular, planeación y organización académica de sus planes de estudio; pedagogía y didáctica (Cómo enseñan) y evaluación de los aprendizajes (Cómo evalúan a sus estudiantes).

Se evalúa la gestión  administrativa de cada docente en cuanto al uso de recursos y el seguimiento de procesos. En esta categoría de desempeño en competencias funcionales, se evalúa, también, la gestión comunitaria  en cuanto a comunicación institucional y la interacción con la comunidad y el entorno. Ésta última gestión, de uno a 10, es la de calificación más baja, con 8.81.

En cuanto al desempeño en competencias laborales, se evalúa liderazgo,  relaciones y comunicación, trabajo en equipo, negociación y mediación, compromiso social e institucional, iniciativa y orientación al logro.

Ningún docente queda en peligro de no ser ascendido en el escalafón o separado del servicio, situación que ocurriría si el promedio de esta evaluación estuviera por debajo del 60 por ciento en dos años consecutivos.

SE ACEPTA LA EVALUACIÓN EN LA PROPUESTA DE ESTATUTO ÚNICO.

Hay otro dato positivo. FECODE, en representación del magisterio colombiano, ha hecho una propuesta de estatuto docente único en el que se acepta la evaluación de desempeño para todos los docentes, cada dos años. La haría el Consejo Directivo de la institución educativa y  no el rector, como ocurre ahora.

Se propone, también, un Sistema Nacional de Formación permanente de docentes, en pedagogía y áreas del plan de estudios. Sería gratuita y obligatoria, financiada por el gobierno nacional con fondos del Sistema General de Participaciones.