Por; AGUSTIN ANGARITA
LEZAMA
Somos hijos
de la cultura Occidental y tenemos herencia greco-cristiana. Pero, aunque no
nos demos cuenta, nuestra cultura está impregnada de múltiples saberes que preexistían
antes de la llegada de europeos a nuestra América. Los Toltecas fueron un
pueblo que existió en el centro de México y que dejó un legado cultural muy
valioso que, por desgracia, se conoce muy poco.
El saber
Tolteca ha sido conservado por distintos linajes de naguales y ofrece
conocimientos, que serían valiosa ayuda para los habitantes de un mundo cargado
de horrores y dificultades como el que vivimos.
Para los
Toltecas, si bien los ciudadanos tienen múltiples problemas como el desempleo,
la pobreza, la exclusión y la violencia, su actitud personal frente a la vida y
sus vicisitudes es una gran fuente de sufrimiento. Piensan que serían nuestros
comportamientos los generadores permanentes de excusas para sufrir sin razones
válidas.
Cuando
aprendemos a conocer, aprendemos a buscar certezas en todo lo que conocemos. Equivocadamente
pensamos que nuestra certidumbre es igual a la verdad. Una cosa es estar
convencidos y tener certeza de ello y otra muy distinta que sea verdad. Antes
del descubrimiento de América las gentes tenían la certeza que el mundo era
plano, pero eso no era verdad. La certidumbre no necesariamente es la verdad.
Cuando suponemos algo, es nuestra imaginación la que inventa una situación que
no existe, simplemente es parte de nuestra fantasía.
Los Toltecas,
para ser felices, recomiendan no vivir haciendo suposiciones de nada. Porque
cuando suponemos algo, creemos que lo que suponemos es cierto, que es real. Es
decir, cuando hacemos suposiciones sobre lo que hacen o piensan los demás, lo
asumimos como cierto y después, los culpamos y descargamos todo nuestro odio,
rabia o molestias contra ellos. Nuestras palabras entonces se cargan de veneno
emocional. La verdad es que si usted hace suposiciones lo que está buscando son
problemas y haciendo dramas en su imaginación.
Conozco
personas que dicen: cuando se me mete algo en la cabeza, delo por seguro que es
así. Piensan que sus suposiciones son reales y verdaderas. Desde esa posición
juzgan a los demás. Ejemplo. Usted decide darle una sorpresa a su pareja. Se
arregla lo mejor posible, prepara una cena especial, pone velitas aromáticas,
enfría vino y acomoda la mesa para que sea una velada inolvidable. Supervisa hasta
el último detalle. Cuando comprueba que todo está listo, se dispone a esperar su
pareja para agradarla y sorprenderla. Pasa el tiempo y no llega. Tenía otra
invitación y como usted no le dijo nada, la aceptó. Casi siempre ocurre que
usted se enoja y sufre porque le dejaron todo preparado. Fue usted quien supuso
que su pareja vendría y montó la película mental de un evento romántico. Era
más fácil preguntarle a qué horas llegaba y estar seguro de ello. Pero prefirió
suponer y ahora sufre.
La felicidad
está en el camino de los que no suponen nada, de los que preguntan y se
cercioran. El que supone crea monstruos mentales, se carga de veneno, sufre y
hace sufrir…