PERIÓDICO EL PÚBLICO
Por: Alberto Bejarano Ávila

En Ibagué (el contexto) el recurso financiero resulta vital para apalancar emprendimientos que a su vez generen más recurso financiero y así hacer sostenibles las dinámicas del progreso y el bienestar social. Hasta aquí la obviedad hace tonto cualquier choque de ideas. Ahora, si el capital financiero en operación fuese público (municipio rico), cooperativo o, aun, si fuese patrimonio de una clase media o de una burguesía local ciertamente industriosa, solidaria y comprometida con el progreso, sin duda, las discrepancias políticas serían transables. Tristemente así no es la cosa.

Diferenciar capitalismo salvaje de capitalismo moderado y ético o democracia económica no es fácil ya que todo ignaro o ávido de coima aduce, con descaro o alquiladiza forma de pensar, que el capital externo es motor de desarrollo y este de equidad social, una sofística y fullera tesis que oculta cómo el inversor externo, arguyendo financiar el desarrollo, termina quedándose con la ganancia, enviándola a países ricos o centros de poder y condenándonos a pobreza endémica.
Por: Carlos Orlando Pardo

La falta de estudio y comprensión de lo que significa el poder en todos los ámbitos de la vida personal y colectiva, nos vuelve presa fácil de la manipulación a que somos sometidos de manera diaria. No se trata de examinarlo desde la perspectiva de las opiniones, que todos las tienen, sino desde el concepto propiamente académico, para lo que se requiere de estudio y reflexión. ¿Cómo estamos acostumbrados a pensar y cómo se han desenvuelto las ideas? ,Cómo ha sido la crítica histórica para estos tiempos?  Ir hasta las profundidades de la historia no es un camino fácil, pero sí el sendero adecuado para conocer las entrañas de la vida social y del por qué de sus comportamientos.  Es la tarea de los pensadores y el oficio de los filósofos tan necesarios en una época donde caminamos al abismo sin ser conscientes de estos pasos. Y son las preguntas que se provocan en medio de un mundo banal y light con la lectura de algunos libros que cumplen con su misión intelectual. Los investigadores tienen su centro en las universidades donde se dedican no a tirar piedra, como irresponsablemente pudiera pensarse, sino ideas. Aunque no todos. Buena parte de los profesores y catedráticos universitarios, se dan simplemente a la tarea de repetir autores y obras, sugiriendo desde luego su estudio, pero no cumpliendo con el quehacer de su propia interpretación y mucho menos cumplir con el aporte de escribirlo. Por eso la aparición de la obra de Alexander Martínez Rivillas en el mundo de la universidad, no sólo sorprende por sus atrevimientos conceptuales que van más allá de las teorías propuestas por un pensador como Michael Foucault,  historiador ya legendario del pensamiento, sino porque lo asume como una disculpa para intentar sus propias reflexiones no sólo en torno a la teoría del poder del intelectual francés, sino mucho más allá en temas no estudiados por quien después de un cuarto de siglo de su muerte, sigue siendo objeto de estudio y polémica. ¿Qué nos domina y qué nos obstaculiza? ,Qué existe en nuestra conciencia y en el de la realidad más allá de ella? ¿el poder sólo lo tienen los de arriba? Revisar lo que somos y por qué somos así termina siendo urgente, pues la emancipación personal y social se alcanza si reconstruimos nuestros errores y buscamos la autonomía más allá de tanto factor de dominio. La historia de las ideas nos lleva al itinerario de nuestros errores y aquí tenemos un camino. Recibimos este libro con la emoción de darle la bienvenida a un intelectual que como Alexander Martínez Rivillas se proyecta como uno de los pensadores desde la tierra del Tolima al mundo. Es profesor de la universidad del Tolima adonde llegó por concurso y méritos y nació en el Líbano, el 6 de abril de 1977. No son pocos sus títulos: Filósofo de la Universidad Nacional de Colombia; Ingeniero Geodesta, Universidad Distrital; Ms. en Gestión Pública, Universidad Autónoma de Barcelona; Candidato a PhD. en Geografía, Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Ni son pocos sus trabajos. Entre sus ensayos se encuentran El mito de la ley y la verdad; el “procedimiento” matemático de Descartes; Borges y la entonación de una metáfora; Reflexiones sobre las emisoras comunitarias; El desarrollo, una idea inútil; Generalidades sobre la forma y función de la ciudad de la alta Edad Media; Los efectos regionales y locales de la política de cooperación al desarrollo de la Unión Europea: el caso de Sudamérica y Colombia; Objeciones foucaultianas y heideggerianas a la conferencia de Habermas: “Otra manera de salir de la filosofía del sujeto: razón comunicativa vs. Razón centrada en el sujeto”; La tierra como espacio humanizado; Elementos para la interpretación de “Utopía”: una perspectiva desde la filosofía política y las políticas públicas; en fin, no menos de 40 densos ensayos, además de sus libros Un encuentro con la libertad; Entre la diversidad y la desigualdad: diagnóstico territorial del Pacífico colombiano en perspectiva de derechos humanos; y la teoría del poder que acaba de publicar Pijao Editores. No ha sido esquivo a los reconocimientos internacionales: Nota Global Excelente, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, 2007, Aplicación Beca de Maestría, DAAD, University of Applied Sciences, Stuttgart, Alemania, 2005, Aplicación Beca de Investigación, OEAD, Vienna University of Technology, Austria, 2003, Tesis Meritoria, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2001.  Es un intelectual de verdad. Además de un escritor de ficciones clandestino, pues tiene en preparación la novela corta Imprecisiones de un lugar y un poemario que recoge su trabajo desde 1995 hasta la fecha. 
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La evaluación de los docentes ha suscitado más de una controversia e inclusive conflictos entre las organizaciones sindicales y el gobierno. El Ministerio de Educación Nacional fracasó en el intento de implementar un sistema de evaluación para todos los docentes, incluyendo a los escalafonados según el decreto ley 2277 de 1979, que son la mayoría.

Existen dos situaciones  en cuanto a la evaluación del desempeño de los docentes. Los docentes escalafonados del 2277/79, en la realidad no son evaluados periódicamente, inclusive se resisten a ello, aun en el contexto de  la evaluación institucional que anualmente deben realizar las instituciones educativas oficiales.
Por Hugo Neira Sanchez.
La Universidad del Tolima perdió su rumbo al dejar de ser una Universidad al servicio del agro, por ramificarse en una cantidad de facultades, ayudando a miles de tolimenses, pero se desvió de su objetivo inicial, cambio la calidad por la cantidad. Además nombro personajes que no tenían la calidad que se necesitaba y, dejaron que su dirección fuera manejada por “mamertos”, confundiendo la protesta pública con echar piedra y, permitir  a los que no querían estudiar, sino protestar, estar eternamente dentro de la Universidad sacrificando a estudiantes que si querían estudiar. La idea de tener la Universidad del Tolima, una facultad de medicina es muy loable para la región y los estudiantes, pero estas se han propagado en el país como el arroz, muchas de ellas sin la calidad que se necesita, pues existen actualmente Colombia  57 escuelas de medicina, que gradúan cada año a 3.500 nuevos facultativos (se estima que hay cerca de 80.000 de ellos). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, mientras el número recomendado es de 25 por 10.000 habitantes, el país ya hacía gala, en el 2011, de 26 por 10.000. Mientras en Colombia existe aproximadamente 80.000 médicos, en abogados son más de 200.000. Según la nueva ley de la salud, se les devuelve la autonomía a los médicos pues se había perdido y,  hay necesidad de corregir graves fallas en su formación, su desempeño y su rol dentro de la sociedad.
El Poder y la Autoridad en la Empresa
Aunque a simple vista parezca lo mismo, son dos conceptos muy diferentes en cuanto al mundo de la empresa se refiere. Mientras que el poder hace referencia a tener expedita la facultad o potencia de hacer algo, la autoridad es el prestigio y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad o por su calidad y competencia en alguna materia. Es por ello que el poder en la empresa viene dado por la propiedad de la misma, el poder depende de la posibilidad de poder adquirir los derechos políticos de la empresa, mientras que la autoridad depende de que terceros en la empresa te la concedan, independientemente que tengas o no el poder. En las empresas es muy frecuente confundir poder con autoridad; el primer concepto hace referencia al gobierno y el segundo concepto a la gestión. Debe quedar muy claro que la posesión del poder, no te hace poseedor de la autoridad ¿Qué queremos decir? Que se tenga la posibilidad de comprar las acciones de una empresa, tal hecho no lleva implícito la adquisición de las capacidades necesarias para dirigirla. Si bien el poder se puede conseguir en un instante, la autoridad conlleva un proceso largo en el tiempo dónde se demuestra la capacidad y la valía de las personas en la gestión empresarial. Por desgracia, en muchas ocasiones, la soberbia y la erótica del poder conllevan a empresarios, perdón a individuos que ostenta el poder, a creerse buenos directivos y a tomar decisiones sesgadas e irracionales que conducen a la pérdida de valor de la misma. Sin embargo, los empresarios con mayúsculas son capaces de equilibrar el binomio poder-autoridad, rodeándose de aquellos profesionales capacitados para la dirección de la empresa, limitándose los primeros al buen gobierno de los derechos políticos de la misma, hecho que conduce a la empresa a la generación de valor.

Por: Carlos Orlando Pardo

No siempre se tropieza uno en su oficio de lector con textos enriquecedores y ante todo muy bien escritos en el campo del ensayo literario. Es lo que ocurre felizmente en este nuevo libro de José Gutiérrez, algunos de cuyos textos hemos leído destacados en Día D, el aleccionador suplemento literario del diario El Nuevo Siglo.  El volumen recoge estudios ya publicados igualmente en otros medios como El Magazín de El Espectador, El dominical de El Colombiano, El imaginario del periódico El Mundo, le Monde Diplomatique y la revista Casa de las Américas en Cuba. A lo largo de 154 páginas en bella edición, 23 son los ensayos que en una primera y segunda parte se muestran, dejándonos viajar a través de libros y autores que siguen teniendo una vigencia así algunos de ellos estén muertos. Acostumbrados como nos tienen los mamotretos de este tipo firmados por profesores universitarios dedicados supuestamente a la ciencia de aclarar cuando confunden por su lenguaje saturado de terminachos técnicos, el libro de José Martínez surge como un ejemplo. Este poeta, narrador y ensayista nacido en Aguadas, Caldas, la tierra de un iluminado como Jaime Mejía Duque de la cual resulta un aventajado discípulo, ha sido premiado y seleccionado por importantes concursos nacionales y sus textos han sido objeto de publicación en Nueva York y varios países de América Latina.  Todo ensayo exitoso es el que ilumina y ofrece el camino para examinar la otra cara del espejo, mucho más cuando se trata de interpretar con juicio a un autor o a uno de sus textos que naturalmente ofrecen la posibilidad de varias miradas.