Por: Alberto Bejarano Ávila
En Ibagué (el contexto) el recurso
financiero resulta vital para apalancar emprendimientos que a su vez generen
más recurso financiero y así hacer sostenibles las dinámicas del progreso y el bienestar
social. Hasta aquí la obviedad hace tonto cualquier choque de ideas. Ahora, si
el capital financiero en operación fuese público (municipio rico), cooperativo
o, aun, si fuese patrimonio de una clase media o de una burguesía local
ciertamente industriosa, solidaria y comprometida con el progreso, sin duda,
las discrepancias políticas serían transables. Tristemente así no es la cosa.
Diferenciar capitalismo salvaje de
capitalismo moderado y ético o democracia económica no es fácil ya que todo
ignaro o ávido de coima aduce, con descaro o alquiladiza forma de pensar, que
el capital externo es motor de desarrollo y este de equidad social, una sofística
y fullera tesis que oculta cómo el inversor externo, arguyendo financiar el
desarrollo, termina quedándose con la ganancia, enviándola a países ricos o
centros de poder y condenándonos a pobreza endémica.
Aterrizando el tema, juzguen
ustedes si el margen de utilidad, plusvalía, AIU, ahorro, renta (como deseen
llamarlo) que genera la contratación pública se reinvierte en el municipio o se
envía fuera y, por ende, si Ibagué se capitaliza o descapitaliza. Asumiendo que
el juicio dirá que cada día Ibagué se descapitaliza más, surge entonces el enigma
de por qué, con relativa desidia ciudadana, se persiste en un anunciado, necio
y lento suicidio financiero. Sin fanatismo ideológico pero sí con apoyo en
tesis de económica política, propongo el despeje de unos pocos interrogantes:
¿Por qué y quién invita y protege
al contratista foráneo? ¿Por qué confidencialidad, “chalecos” y artificios, en
los procesos de contratación pública? ¿Por qué el profesional, industrial o comerciante
ibaguereño suele ser convidado de piedra? ¿Por qué contratamos pero no nos
contratan? ¿Por qué en Ibagué la operación de los servicios públicos es rentable
para los foráneos e improductiva para los coterráneos?
¿Por qué el sector privado local no
puede ser aliado estratégico de las asociaciones público privadas, APP? ¿Por
qué no entendemos que la fuga de dinero es fuga de oportunidades? ¿Por qué se concede
exención tributaria al poderoso inversor y se le niega al esforzado
conciudadano?
¿Por qué generamos utilidad y no
la retenemos? ¿Por qué las diversas ramas profesionales locales no se unen para
licitar? ¿Por qué admitimos la mentira de que un gran proyecto minero no afecta
negativamente el agua, el medio ambiente y la calidad de vida? ¿Por qué el municipio
no puede prohibir la minería en gran escala? ¿Quiénes son los verdaderos dueños
de Ibagué?
¿Cuándo tendremos proyecto de
región con claridad ideológica, política y estratégica para lograr progreso
colectivo? ¿Cuándo un militante exigirá a su partido o grupo político proyectos
de región? ¿Cuándo las organizaciones sociales y gremiales se ocuparan del fomento
sistemático de un empresariado regional? ¿Por qué pudiendo vivir nos
conformamos con sobrevivir?
Desde
viejas épocas una miríada de incógnitas subyace sin análisis metódico, sin
respuesta y sin conclusión, tal vez por anacrónica apatía, tal vez por ignorar
derechos y potencialidades o tal vez porque la rancia ortodoxia política y el
politiqueo no admiten aproximación y convergencia. En estos tiempos de
confluencia secular convendría, cuando menos, un poco de reflexión colectiva.
se un� �
a a 0T �wT ? ¿Por qué admitimos la mentira de que un gran proyecto minero no afecta
negativamente el agua, el medio ambiente y la calidad de vida? ¿Por qué el municipio
no puede prohibir la minería en gran escala? ¿Quiénes son los verdaderos dueños
de Ibagué?
¿Cuándo tendremos proyecto de
región con claridad ideológica, política y estratégica para lograr progreso
colectivo? ¿Cuándo un militante exigirá a su partido o grupo político proyectos
de región? ¿Cuándo las organizaciones sociales y gremiales se ocuparan del fomento
sistemático de un empresariado regional? ¿Por qué pudiendo vivir nos
conformamos con sobrevivir?
Desde
viejas épocas una miríada de incógnitas subyace sin análisis metódico, sin
respuesta y sin conclusión, tal vez por anacrónica apatía, tal vez por ignorar
derechos y potencialidades o tal vez porque la rancia ortodoxia política y el
politiqueo no admiten aproximación y convergencia. En estos tiempos de
confluencia secular convendría, cuando menos, un poco de reflexión colectiva.