PERIÓDICO EL PÚBLICO

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Un ex senador, después de pasar varios años en la cárcel, al recuperar la libertad se fue a pasar larga temporada fuera del país. Es posible que allí, sintió la angustia y la orfandad que sufren la mayoría de los que ya no disfrutan del poder. Y urdió una estratagema para retornar a él.
Me imagino que se miró muchas veces al espejo y se dijo: yo soy el salvador del Tolima. Y qué mejor que ser elegido gobernador para hacer de este departamento el sueño que seguramente en sus amargos meses de reclusión pudo crear. Y se puso a la tarea. Experiencia en el asunto tiene. Tanta que la madre de un ex senador recientemente fallecido lo describió con aguda certeza: es un electorero bravo, que conoce a fondo la mecánica de los votos.
ALBERTO BEJARANO AVILA
  Las personas informadas, coherentes y firmes en sus ideas políticas tendrán que coincidir en que la elección congresal del 9M fue vacía y viciada y que cada lunar del politiqueo se hizo más virulento. Vean ustedes: la metamorfosis del sentido político en delirio narcisista se hizo epidemia; entró en apogeo el insano entreguismo de traidores de región a caciques foráneos; argucias y compra de votos “engalanan” el paisaje electoral; la ausencia de ideas y propuestas serias y sustentables es palmaria; no hay clima favorable para que emerja un proyecto político de región; mudez y abulia de las fuerzas vivas son elocuentes. De este nebuloso cuadro solo se puede inferir que vamos de mal en peor, que la legitimidad de casi todo elegido está en entredicho y que solo la abstención y el voto blanco parecen adquirir sentido y ganar su razón de ser.
-38 millones de déficit mensual para funcionamiento
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez
 “La situación del Conservatorio es crítica, desde el punto de vista del funcionamiento”, es la exclamación que hace el rector encargado del Conservatorio de Música del Tolima, James Enrique Fernández Córdoba, en momentos en que los estudiantes han comenzado a protestar, reclamando el nombramiento de un rector en propiedad y la disminución de los costos de las matrículas. Son protestas que los estudiantes hacen al ritmo de la música con la cual realizan sus procesos de formación musical en los programas de pregrado de Licenciatura en Música y de Maestros de Música.
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Cuando se habla de derechos humanos se habla de su necesidad. Los derechos humanos son necesarios porque corresponden a toda persona. Y además, al ser inherentes históricamente a la persona humana son irrenunciables. Los derechos humanos son una conquista, que se logró a sangre y dolor, que costaron humillaciones, lágrimas y sacrificios. Estas conquistas permiten que los derechos de las personas tengan un espacio que antes solo era para los deberes y obligaciones. Hoy todos los ciudadanos tienen derechos y obligaciones, antes solo tenían deberes, los derechos eran para unos pocos.
Existe una clasificación de los derechos, que recoge nuestra constitución, es la de derechos fundamentales. Serían algo así como la base, el terreno, los pilares sobre los que se construyen los demás derechos. Otra clasificación es la de las garantías sociales, que involucra los derechos económicos, sociales y culturales. Un derecho fundamental que costó mucho lograrlo es el derecho a elegir y ser elegido, en otras palabras, el derecho al voto.
Llama poderosamente la atención que el derecho a elegir, a votar y participar, que costó tanto sacrificio y que como derecho humano es irrenunciable y necesario, los ciudadanos decidan renunciar a hacer uso de él y se automarginen de la toma de decisiones y permitan que sean otros los que decidan por ellos, sin importarles que las consecuencias también recaerán sobre ellos mismos.
¿Quién es el principal beneficiario con la medida que pretende que los motociclistas usen casco y chaleco reflectivo? ¿A quiénes protegen las recomendaciónes de usar cinturón de seguridad al conducir? ¡Pues a ellos mismos! Pese a que el beneficio es para ellos hubo que obligarlos. Es un contrasentido que haya que obligar personas a que se cuiden y que se protejan. Por eso se prohíbe fumar en espacios con presencia de público y se exige la vacunación de los niños, niñas y adultos. Como diría la pedagoga alemana Alice Miller, son medidas que se hacen por tu propio bien.
En Colombia, al contrario de la mayoría de países de América Latina, el voto es voluntario. Los ciudadanos pueden decidir si hacen uso o no de un derecho irrenunciable. Y la abstención electoral es gigante. Han intentado estímulos para que la ciudadanía acuda a las urnas con magros resultados. En las pasadas elecciones la abstención fue del 43.58% y para cámara del 43.57%. Además los votos nulos fueron para senado del 10.38% y para cámara del 12.23%. Gran parte  de los votos nulos son producto de la ignorancia electoral. Para empeorar, muchos no saben votar, no saben hacer uso de su derecho irrenunciable y fundamental a elegir y ser elegido y hacer parte de las decisiones del país.

¿Será que como en el caso de los motociclistas, de la prohibición del tabaco, del uso del cinturón de seguridad y de la vacunación, habrá que obligar a la gente? ¿Será que debemos iniciar un debate serio y sostenido sobre voto obligatorio y pedagogía electoral? No se pretende llegar a los extremos del jefe pirata que les dijo a sus marinos: ¡ustedes esta noche pueden hacer lo que quieran, y los que no quieran, los obligamos! Pero si reflexionar.
En el Día Internacional de la Mujer el Gobierno nacional condecora a una destacada tolimenses.

Nos unimos a las expresiones de felicitación y afecto. El Publico

"En el Capitolio se brindó un reconocimiento a varias mujeres de ejemplo en el país, entre ellas la chaparraluna Martha Esperanza Ramos de Echandía, con la Orden al Mérito Social Colombiano Antonia Santos, con ocasión del Día Internacional de la Mujer." Tomado del Periodismo El Nuevo Día.

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA

Pasaron las elecciones y vale la pena hacer algunas reflexiones sobre lo ocurrido. Creo que hay dos temas gruesos para analizar. La costeñización de la política en el Tolima y la tímida recuperación de la ideología.
Cada vez es más evidente el peso del dinero en las elecciones. La compra de votos se descaró. En diversos puestos de votación se pudo ver a individuos pagando a sufragantes para que lo hicieran por determinados candidatos. Incluso las autoridades, en más de una ocasión, se hicieron los de la vista gorda cuando se les puso en conocimiento el delito. Esta es una práctica común en la Costa Caribe. Pero en el Tolima poco a poco se ha venido asentando. Es la arrogancia del dinero que cree que todo lo puede comprar. Las campañas llenas de dinero burlan la ley sin ningún reparo. Asumen que no existen topes de gastos. Atiborran de publicidad a los electores en un derroche ostentoso de sus chequeras. Cualquier requerimiento lo contestan con petulante grosería. Están convencidos que con su dinero todo vale. Así funciona en la Costa y ahora en el Tolima.