PERIÓDICO EL PÚBLICO

Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Se ha decretado que el  25 de marzo será el Día E, de la “Excelencia Educativa”  . Ese miércoiles, según se espera, el personal de cada institución educativa deberá realizar actividades de reflexión y análisis sobre situaciones relacionadas con el desempeño de cada establecimiento educativo, con relación a múltiples factores propios  de la misión esencial de formar a estudiantes para su desempeño en la vida.

“Durante el día E, los directivos docentes, docentes y personal
administrativo revisarán los resultados institucionales del  establecimiento educativo (oficial o privado)   definirán el plan de acción correspondiente para alcanzar mejoras proyectadas por parte del Ministerio de Educación Nacional para el correspondiente año escolar”, dice al respecto el decreto 0325 expedido el 25 de febrero pasado por el MEN. Al final del día se espera que los agentes educativos de cada establecimiento educativo, firmen un “acuerdo de excelencia”.
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Hablar de inclusión debería ser un tema extraño en un sistema democrático porque se supone que es un proyecto político incluyente, que respeta minorías y busca el bien común. Sin embargo, nuestra democracia y nuestro sistema de vida no son incluyentes. Parecería que nos gusta la exclusión.
Nuestra sociedad se ha edificado desde la exclusión. Muestras de ella son los clubes sociales que gracias a las cuotas de afiliación imposibilitan que personas de bajos ingresos puedan codearse con los adinerados y poderosos. Sus entretenimientos también implican altos gastos para poder seleccionar solo a cierto tipo de personas. Una cancha de golf es costosa al igual que todos sus aditamentos.
AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La gobernación del Tolima se convirtió en el premio mayor para los barones electorales de la región. Como es un premio grande, las estrategias se vienen aguzando para desbrozar el camino.
Mauricio Jaramillo, viejo zorro político, organizó una terna de uno para quedar él como candidato a la gobernación por la Unidad Nacional dando una imagen democrática para la clientela. La aspiración de Jaime Eduardo Reyes no le causó preocupación. Tampoco Patarroyo ni Carlos García. El sendero estaba limpio para llegar al palacio del mango. Al aparecer Barreto en la arena cambiaron las cosas.
Por: Carlos Orlando Pardo

 La poesía de Myriam Castillo es para leerse en medio del silencio. Se trata de una ceremonia donde se hace necesario examinar la belleza del lenguaje, su profundidad poética y la obligada estación hacia las reflexiones. Cena de miércoles de cenizaes su tercer poemario y ha venido ganando espacio en el panorama de la literatura colombiana sin cumplir aspavientos y de manera discreta pero constante alcanzar un período de plena madurez. Gracias a Caza de Libros conocimos su pequeño volumen de 32 textos que proyectan el homenaje a la libertad y al lenguaje con el pretexto de Giordano Bruno, el italiano glorioso víctima de la inquisición y quien fuera poeta, astrónomo y esencialmente filósofo. La triple lectura que sugiere el libro de Miryam Castillo puede darse desde la voz del supuesto hereje dominico, desde la poesía misma o desde la perspectiva de la concepción del mundo de la autora, quien precisamente estudió filosofía y letras en la universidad de Santo Tomás. Esta tolimense dedicada a la docencia y asistente a talleres literarios, ganadora y finalista de concursos nacionales, logra despertar admiración desde la primera a la última página. Nació en Santa Isabel y es además especialista en Educación y Desarrollo. Inició su carrera literaria con su primer libro titulado Sueños antagónicos en 1997, aunque mucho más atrás de esos 18 años que han transcurrido desde entonces, mostraba secretamente sus escritos que luego alcanzaron en el 2007 el segundo premio en un concurso regional de cuento y poesía. Myriam Castillo persistió en aquel mismo tiempo con su segundo poemario Bitácora de papel y fue inscribiéndose en la lista de las mejores escritoras contemporáneas en Colombia desde el Tolima, logrando distinciones nacionales como el ser finalista en el Concurso nacional de poesía Ciro Mendía en el 2012. Nos alegra la aparición de este libro que de acuerdo a su presentador, Nelson Romero Guzmán, quien acaba de ganar el exigente concurso Casa de las Américas, de Cuba, de qué manera este libro “como acto creado, es la mirada de un hombre asombrado ante el cosmos del mundo frente a la estupidez humana de su tiempo”. Destaca igualmente que la autora, consciente de los juegos paródicos de la literatura, traza un diálogo secreto y revelador de quien desde la voz del hombre moderno pareciera mirar el fuego inquisitorial calcinando a la misma inquisición.

Por: Carlos Orlando Pardo

La tarde el primero de marzo murió en Bogotá a los 85 años uno de los protagonistas del Tolima en el Siglo XX y una figura nacional de importancia. Camilo Medina, quien de niño demostró inclinacio­nes por la pintura y quien naciera en Ibagué un 23 de octubre de 1928, jamás soñó con convertirse en uno de los mejores actores que la televisión y el cine colombiano hayan tenido en su historia. Realizó sus estudios de primaria en la Escuela Pública y los de secundaria en el Colegio San Simón de Ibagué, ingresando luego al Conservato­rio de Música del Tolima donde toma clases de canto y de pintura, esta última con el maestro Jorge Elías Triana.

Mientras tanto, Medina trabajaba en el Teatro Imperial de la ciudad para poder pagar sus estu­dios. Es allí, tal vez, donde fue naciendo su inclinación por la actuación, cuando desde el cuarto oscuro daba rienda suelta a los proyecto­res, embarcándose así en el mundo mágico del cine. Al mismo tiempo que Bogotá se mostraba como el siguiente paso, Camilo Medina es llamado a prestar el servicio militar mientras el maestro Jorge Elías Triana comenzaba a mover todas las influencias necesarias para que el joven Medina pudiera obtener una beca departamental que a la postre resultó y le permitió, luego de evitar el servicio, iniciar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, cuando corría el año de 1951.