La nueva novela de William Ospina
Por: Carlos Orlando Pardo
La ventaja de un buen mago es la de asombrar cada vez que se
presenta al público y se anuncia un nuevo número, al igual que deben hacerlo
los escritores empeñados en no dejar su oficio y en capturar cada vez afectos y
admiraciones a lo suyo. Nos acaba de ocurrir con la lectura voraz que hicimos
de El año del verano que nunca llegó y que se remonta a hechos
literarios, culturales e históricos ocurridos e imaginados en el Siglo XVIII.
El juego que presenta el autor es diverso y si alguna vez Álvaro Mutis quiso
escribir una novela gótica de tierra caliente, esta es de tierra fría por el
país donde transcurre y por las cosas que se cuentan. Si miráramos la
estructura nos encontraríamos con un rompecabezas donde el tono autobiográfico,
el diario de viajes, la poesía, la historia y hasta la biografía cumplen su
papel protagónico, centrándose la acción en villa Diodaty donde tiene lugar un
curioso encuentro de tres días de noche entre un grupo de talentosos, geniales
y extravagantes escritores que no sólo son parte de la historia de la
literatura sino de la leyenda. Allí se reúnen Shelley, su esposa Mary
Wollstonecraft, Lord Byron, Klara Klermont su amante y hermana de Mary
Wollstonecraft, lo mismo que Polidori, médico del poeta. La hermana de
Mary es la única que les sobrevivió a todos, puesto que sus protagonistas
desaparecieron en un plazo de ocho años muriendo jóvenes y de manera trágica. Es
en villa Diodaty la sede de sueños y pesadillas de donde salen personajes como
Frankenstein y el primer vampiro que daría lugar a Drácula.