PERIÓDICO EL PÚBLICO
DICOTOMÍAS PARA COMPARAR…
Por GERMAN BARBERI PERDOMO
Cada día que pasa todos nos encontramos con que el vecino, amigo, pariente, colega piensa distinto a lo que uno cree que es la verdad, así no sea revelada. Y ello conlleva a dos posiciones: Se acepta el enfoque encontrado o se es firme en el propio, y en ello a veces nos sobrepasamos, tratando de convencer - aún yéndonos a las manos- , de que sólo nosotros tenemos la razón. ¡Y cuán equivocados estamos!
Cada mente humana percibe de manera diferente una realidad, hasta el punto que se puede llegar a ver verde, lo que realmente es azul, y ello es así porque la mente divisa mensajes y los clasifica, sin tener en cuenta el color frente al ojo que los aprecia, o lo que es más cierto, sin importarle.
Y cuando se trata del pasado, todos a uno como Unamuno, tenemos una versión. Parcializada o no, pero la tenemos. Lo importante es que el pasado no se quede muerto, sino que reviva permanentemente, pero conforme a lo que fue, no de lo que quisimos que fuera a nuestro querer.
Por ello, debo resaltar aquí, la hidalguía, honestidad, rectitud y ética de una familia como la Turbay, donde al conmemorar los 20 años del asesinato cruel de Diana, se sintió un amor desenfrenado por quien se fue, un cariño resaltado por la personalidad de quien no debió morir en las condiciones absurdas como ocurrió, y transcurridos tantos años, no se escuchó una sola queja contra nadie, no hubo reclamos extemporáneos que sonarían a sed de venganza contra el ex presidente de la época, jamás se culpó a quienes intentaron un rescate frustrado…solo hubo mensajes bellos, frases hermosas y exclamaciones de perdón, para quienes se llevaron inicuamente una vida tan valiosa.
No se registra en la historia judicial de Colombia, una intención siquiera de demanda de la familia Turbay, para que los reivindicaran moral o patrimonialmente, por una indiscutible falla del Estado.
¡Qué dignidad…que ejemplo para el mundo…que pulcritud de familia…!
Y se atropella uno con los hijos del absurda e injustamente inmolado Luis Carlos Galán. Quieren ser todo: Senadores, Concejales, Alcaldes de Bogotá etc., sobre un cadáver y unas aspiraciones a enriquecerse por cuenta de quien desde sitial donde se encuentre deberá revolcarse.
¡Qué diferencia abismal!....¡Qué lección de rectitud, honestidad, desprendimiento dio doña Nidia Quintero y su familia, porque nada les importa más que mantener incólume sin aspiraciones de ninguna índole, los valores del ser querido que les fue arrebatado.
Qué grande sería que quienes han pelechado las mieles del poder, sin merecimiento alguno, agacharan la cerviz por una vez en la vida, para simplemente pedir por el inmolado, sin querer buscar venganzas a costa de imaginarios y comprados testigos asesinos y desprestigiados, para que por fin podamos hablar en Colombia  de paz y tolerancia, porque esa es la capacidad de escuchar y aceptar a los demás, comprendiendo el valor de las distintas formas de entender la vida, sin rencores ni amalgamas de odios, buscando culpables, donde no los hay.
No pedimos impunidad, porque en el caso Galán no existe. Hay varios condenados y -otros que aceptaron, están con él lejos de este mundo. Acudimos a que exista indulgencia que va más allá de la tolerancia, pues es una disposición a la bondad, a la facilidad de perdonar, palabra que sólo los sabios, como Doña Nidia, saben realizar. 'En lugar de resentimiento, siento orgullo' expresa-
Doña Nidia sostiene que no guarda rencores, que pudo hablar largamente con el entonces presidente Gaviria, que tiene la certeza de que en aquella época los cuerpos de Policía no estaban preparados para esta clase de rescates. La familia también decidió dar por cancelado este capítulo. Sólo quieren recordar a Diana como la extraordinaria hija, madre, hermana y esposa, y también como la valiente periodista que murió en su empeño por buscar la paz.
¡Qué ejemplo, mientras otros juegan los dados del oportunismo sobre el cadáver de su padre!