INNOVAR O MORIR
Por: LAURA CASTRO CORTES
Innovación es la palabra mágica del siglo xxi. Innovar es sorprender, romper paradigmas y esquemas, generar opciones, mostrar que el cerebro humano no tiene límites a la hora de proponer cosas nuevas y frescas. Pero aplicarlo no es sencillo, cuando poco o nada nos agrada el cambio. Mejor aferrarse al viejo refrán “prefiero conocido, que nuevo por conocer”. Queremos que todo se haga como siempre se ha hecho, porque no es necesario cambiarlas ni agregarle ingredientes que las puedan hacer más atractivas y vistosas. Para este caso específico me voy a referir a eventos de tradición en Ibagué que poco o nada se les ve la innovación. Marzo. Concurso Nacional de Duetos “Príncipes de la Canción ”, Fundación de la Música Colombiana , liderada por Doris Morera quien lleva varios años asumiendo la realización de este evento. En lo que respecta al contenido mismo del festival, no entiendo porque los compositores e intérpretes, no se arriesgan innovando en la música colombiana, agregar o adicionar sonidos o instrumentos, inspirar a los nuevos talentos para que se atrevan a mostrarle al público inventos en nuestra música, que conforme lo pregona el maestro Rodrigo Silva, nadie oye, porque nadie compra y se vuelve un círculo vicioso. También juega papel fundamental quien diseña la convocatoria. En el Tolima hay mucho talento musical por descubrir y a lo mejor proponen nuevas alternativas que puedan llegar a enriquecer y modificar la música colombiana y que Ibagué sea el epicentro de esa transformación. Cada versión de ganadores, debe dejar a parte de un dueto ganador, una propuesta nueva que le haya apostado a la innovación al género de la música colombiana.
Se innove en la manera de negociar y concertar con los medios de comunicación todo lo que significa la información y divulgación. En sus inicios se aceptaba que las negociaciones se dieran en canje pleno, pero con un evento que ya es Patrimonio Cultural y Artístico de la Nación , que cuenta con el apoyo oficial y económico del Ministerio de Cultura, la Gobernación del Tolima, la Alcaldía de Ibagué y la inversión publicitaria de grandes anunciantes, como Cemex, Petrobrás, Anglo Gold Ashinti entre otros, justo sería que todos los actores que forman parte de su proceso de posicionamiento, promoción y conocimiento para la comunidad, también recibieran alguna compensación en pesos. Desde que el festival se inicio, es el mismo tratamiento con los medios. Al menos así fue durante los doce (12) años que estuve en la gerencia de 7 días y ahora los cuatro (4) en Ondas de Ibagué. Unos haciendo patria y otros negocios. No aguanta.
Tampoco aguanta la contaminación visual en que se convierten los pendones de los patrocinadores al concurso, que se cuelgan en los postes que están sobre la avenida quinta, pero que duran todo un año hasta que se caen de sucios y acabados. Eso afea la ciudad.
Llega Junio. Festival Folclórico. Evento con dos cabezas. El director de la Corporación Festival Folclórico y el Alcalde de turno, que se niega a aceptar que poco o nada puede influir en su desarrollo. El festival también se volvió un negocio que debe ser rentable y ya lo ha sido porque se pudo comprar una sede. Pero hablemos del tema de la innovación que es el que nos ocupa.
Ojala sus organizadores pensaran más en los valores culturales esenciales en este tipo de eventos. Lastimosamente sólo se reduce a unos desfiles deslucidos, reinas no muy reinas. Cabalgata con caballos cuyos jinetes, unos de mucho reconocimiento para la opinión pública, se pasean por la avenida quinta en avanzado estado de alicoramiento y lo más insólito, la policía custodiándolos, en vez de sancionarnos por montar una bestia en plena vía pública, atentando contra los miles de transeúntes que están observando el evento que se programa a una determinada hora y comienza tres o cuatro horas después, en clara muestra de desorganización y escasa planeación.
Una innovación o mejor copia, debe ser la de la instalación en lugares estratégicos de la ciudad de los baños públicos, para que en los espacios abiertos en que se enmarcan los eventos del festival, no parezcan orinales públicos donde nadie soporta sus malos olores.
Innovar o revivir los tablados populares con orquestas de gran reconocimiento, donde la gente encuentre un rato de esparcimiento y diversión. Que antes de la rumba, los asistentes se deleiten con un concierto de música colombiana, interpretada por los nuevos talentos de ese género.
Innovar o copiar un pueblito tolimense, para aglutinar todas esas parrillas ambulantes que incomodan tanto en la calle y organizar allí un verdadero centro gastronómico de nuestra región. Por esos días la ciudad se vuelve una sola chimenea.
Innovar y transformar son las opciones que tienen estos dos eventos que en Ibagué, se muestran como la manera más clara de cimentar la vocación turística, musical y artística de la capital musical de Colombia.