SPINOZA Y DIOS
Por: AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA
“¡Deja de rezar y darte golpes de pecho! Quiero que
salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Que goces, cantes, te diviertas y disfrutes todo lo que he hecho para ti. Vivo
en los ríos, lagos y playas y ahí expreso mi amor por ti. Deja de culparme de
tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un
pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo. El sexo es un regalo que te he
dado y con el que puedes expresar tu amor, éxtasis y alegría.
No me culpes por todo lo que te han hecho creer. Deja
de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo.
Puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tu amigos, en los
ojos de ti hijito… ¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir cómo
hacer mi trabajo? Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico,
ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor. Deja de pedirme
perdón, no hay nada que perdonar. Así yo te hice… te llené de pasiones, de
limitaciones, placeres, sentimientos, necesidades, incoherencias, de libre
albedrío. ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo
puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría
yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto
de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?
Baruj de Spinoza |
Olvídate de cualquier tipo de leyes o mandamientos, son
artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti.
Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para ti. Lo único que te
pido es que pongas atención en tu vida, que tu pasado de alerta sea tu guía.
Esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un
ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y
ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni
castigos, no hay pecados ni virtudes; nadie lleva un marcador ni un registro.
Eres libre para crear en tu vida un cielo o un infierno. Deja de creer en mí;
creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que
me sientas en ti.Que me sientas cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu
hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que
soy? Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes
agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del
mundo. ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme. Deja de complicarte y
de repetir como loro lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es
que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Necesitas más
milagros? ¿Para qué tantas explicaciones? No busques afuera, no me encontrarás.
Búscame dentro…ahí estoy, latiendo en ti.”