EGOISMO Y SOCIEDAD
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Dicen los investigadores que son tres los elementos que
constituyen la filosofía de la sociedad actual: lucha por la seguridad, el
mundo de la vanidad y el imperio del individualismo o del egoísmo. Los tres
actúan entrelazados y los mass media se han encargado de mostrarlos de tal
manera que no sentimos que vivimos inmersos en ellos. Es tal el avance de esta
manera de pensar que muchos están convencidos que, en últimas instancia, lo más
importante es salvarse cada uno. El orden social sería que uno esté bien sin
importarle los demás.
Es la instalación del individualismo en el centro de la
actividad social. Es convertir al egoísmo en la razón de ser de toda una
sociedad. Por lo tanto, una sociedad no sería un conglomerado humano
fuertemente interconectado por múltiples vínculos, sino una colección de
individuos sueltos, aislados e independientes. Si a esto se le suma el espíritu
de competencia de la época en la que lo importante es ganar a cualquier precio,
la visión individualista gana todos los espacios.
Si, por ejemplo, la educación está sustentada en el
espíritu de la competencia y del individualismo, las posibilidades del trabajo
en grupo, del trabajo en equipo serán un simple discurso y no algo real y
palpable. Si a cuatro o cinco individualistas se les reúne en un grupo, todo lo
que harán es que cada uno reservará información para beneficio personal, que
colaborará si eso le conviene individualmente, y la noción de equipo será un
concepto vacío, sin fondo y sin arraigo. Igual ocurre cuando usted visita un
profesional individualista, no importa si es especialista o no, lo primero que
hará es extrañarse por la información que le dio otro colega, y se
escandalizará por lo poco hábil del otro para reconocer los problemas que,
aparentemente, son evidentes y obvios. Piensa que hablando mal del compañero de
profesión, mejorará la confianza que usted pueda depositar en él.
Estos comportamientos no construyen solidaridad. Si
acaso caridad, pero solidaridad nunca. Para construir un mundo solidario se
debe trabajar por entender que todo lo que existe a nuestro alrededor, lo hizo
alguien, que se le debe al esfuerzo y dedicación de otro u otros. Que si esos
otros no existieran y no hubiesen hecho lo que hicieron, la vida nuestra sería
casi imposible. Dicho en otros términos, se debe empezar a entender que somos
lo que somos gracias a la existencia de los demás, que nos debemos a ellos, que
dependemos de ellos y que creer que podemos sentirnos independientes e indiferentes
frente a los demás, es una torpeza gigante que se paga con destrucción de la
naturaleza, con soledad, angustia y depresión.
Ese egoísmo, tan caro al capitalismo, nos impide
escuchar a los demás, nos genera desconfianzas, nos vuelve tramposos, apegados
a las cosas y poco valoradores de las personas ni de sus virtudes. Los humanos
llegamos a ser humanos gracias a la relación, al vínculo. Sin ellos seguiríamos
sin lenguaje, sin cultura, sin sociedad, sin amor, sin familia, sin futuro. La
relación sólo se da en el respeto, en la medida que dimensionamos al otro como
un igual, como alguien tan válido e importante como uno.