ESTADÍSTICAS,
POLITIQUERÍA Y GOBERNANZA
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El mundo de las cifras ha ganado importante terreno en la
credibilidad de las personas, lo que no quiere decir que sean verdaderas o
reales. Es frecuente usar las cifras como indicadoras, como evaluadoras o
determinadoras de caminos a seguir. Por eso las estadísticas han tomado un
vuelo inusitado y se usan para casi todo. Una utilización que se va haciendo
permanente es la de medir el trabajo y el impacto de los gobiernos.
Se parte de creer, equivocadamente, que los datos tienen
existencia propia y que están ahí, esperando que los investigadores los recojan
o los registren. Como recuerda Atilio Boron, los datos no hablan por sí mismos.
Ellos sólo hablan cuando una formulación teórica les aporta el don del
lenguaje, por lo tanto, no son un producto neutro, ni un límpido espejo en el
que se refleja la realidad social, sino el resultado de una concepción teórica
y de una metodología de los que los construyeron y les dieron vida. Por eso se
dice que las estadísticas obedecen a los intereses de los que elaboran los formularios
y las encuestas, determinan las variables y construyen los datos. Otros más
dramáticos señalan que las estadísticas serían una forma científica de decir
mentiras.
Hasta aquí el problema sería meramente una discusión
académica. No obstante, son muchos los gobernantes que se dejan seducir por las
encuestas y pretender gobernar a punta de ellas. Con sondeos de opinión miden
popularidades y se esfuerzan, no en gobernar bien sino en satisfacer los aspectos
que indican esos sondeos. De esta manera laconcepciónsistémica de un gobierno
se rompe y se traslada a acciones puntuales, aisladas y efectistas.
Más que preocuparse por las encuestas, lo que deben tener
en cuenta los gobernantes es que en cada acto de gobierno se reproduce y se
recrea el estado. Sucede que el estado no es una estructura que está ahí,
ordenada por leyes y expresada en personas y bienes muebles e inmuebles, sino
que es una estructura generada permanentemente por los actos de gobierno. Es
decir, si no hay actos gubernamentales no hay estado, porque el estado aparece
en el movimiento, en la dinámica de gobierno, en las acciones que se ejecutan.
Pero no es hacer actos de manera desarticulada y no planeada. Es tener una
visión integral de gobierno, donde cada acto obedezca a una planificación que
genere procesos y por tal motivo, que esos procesos produzcan toda una dinámica
que materialice al estado.
Además, los actos deben ir más allá de la eficiencia y la
eficacia en la ejecución de recursos y dejar, en cambio, réditos en calidad de
vida, en generación de confianza en los ciudadanos, en movilización ciudadana,
en satisfacción colectiva con sus gobernantes, en interlocución honrada y
fluida donde se pretenda decir siempre la verdad, en esfuerzos permanentes por
entender y hacerse entender, y, sobre todo, en desarrollo social.
Los gobernantes para combatir la politiquería y sus vicios
de gobernar con mentiras deben establecer canales de comunicación que permitan
exponer de manera abierta y detallada los argumentos que justifican sus
acciones, entregando datos confiables para evitar suposiciones y creencias que
desvirtúan las realidades. Los consejos locales de gobernanza son un vehículo
privilegiado para dialogar con la ciudad, con el municipio, con sus gentes.
Gobernar con la gente es mejor que un sondeo de imagen o ganar una encuesta.