La tierra es para quien la trabaje!
Por: Hugo
Neira Sánchez
Este debe ser
el eslogan de la restitución de las tierras, que le fueron arrebatadas a sangre
y fuego a miles de colombianos, para formar grandes haciendas y fomentar los
grandes cultivos, que según el gobierno Nacional anterior era el ideal para el
país y, lo reafirmo con el regalo de Ingreso-Seguro. En un transporte terrestre que viaje a Bogotá en el momento que salió a
la “luz” el problema, se planteo entre
los viajeros esta ayuda; un señor que iba en ella, manifestó que estaba bien
que esa ayuda llegara a los ricos, pues
ellos lo invertirían, daría empleo etc.,, mientras que los pobres al momento de
recibir este dinero lo gastaría en sus necesidades primarias y a veces en
trago. Metí como dice “la cucharada” y, le dije; esto es media verdad, pues mientras los ricos lo gastan en
viajes, carros y, amasan su riqueza, los
pobres primero tienen que llenar sus necesidades, gasto invertido en el país, mientras
los ricos generalmente lo despilfarran en el extranjero. Esta es la gran
diferencia manifesté. Por lo menos este señor no volvió a hablar.
El problema
de tierra comenzó con la llegada de los españoles; Durante la Conquista y
Colonia se impuso la encomienda, o sea la repartición de tierras entre los
invasores, envalentonados ante el inmenso poder de sus armas. Y sus antiguos
propietarios o poseedores en colectividad pasaron a la condición de esclavos o
servidores del extraño amo o señor que se imponía por la fuerza. La legislación
romana tenía como origen del derecho de propiedad impuesto por la Conquista.
Las tierras despojadas se consideraban de dominio particular y también de
propiedad del estado. El derecho español asimiló a la romana en la expropiación
y esclavización de territorios y pueblos sometidos. Dividió de igual manera las
tierras conquistadas en América: la encomienda para los particulares y
privilegiados y los baldíos para la Corona. Por la Real Cédula 14 de 20 de
noviembre de 1578, Felipe II consideró del patrimonio real "los baldíos,
suelos y tierras que no estuviesen concedidos por los señores Reyes y nuestros
predecesores". Esto, para conceder merced y ampliación de la encomienda,
el trasplante feudal europeo al Nuevo Mundo. En el gobierno del Presidente don
Antonio González, se establecieron los títulos de propiedad, hacia 1590. Así
fueron establecidas por primera vez las notarías para la legalización de las
propiedades a los encomenderos, que los próceres de la independencia
sustituyeron por el latifundio. Al respecto, el economista mexicano Manuel
Aguilera Gómez, dice: "...A los nativos no les importaba la prisión de
Fernando VII ni estaban preparados para entender asuntos políticos europeos; a
los nativos les dolía su miseria, y lo que les importaba era mejorar siquiera
un poco sus angustiosas condiciones de vida; les importaba tener un pedazo de
tierra para alimentarse y alimentar a su familia. Sufrían en carne propia las
injusticias de los hacendados, a quienes odiaban con odio acumulado a través de
generaciones. En su condición de parias sabían vaga e imprecisamente que ellos
tenían derecho a un pedazo de tierra usurpado por la fuerza y la arbitrariedad[1]
Aunque muchos historiadores modernos manifiestan que en España no hubo propiamente
un feudalismo.
Cuando el
país se convirtió en República, comenzaron realmente el problema de las
tierras, primero los “ejidos” que eran porciones grandes de tierra alrededor de
las poblaciones que fundaron los españoles, las cuales eran empleadas para que
las usaran los pobres de estas poblaciones especialmente para el pastoreo. A
estas fueron las primeras que le echaron el ojo los ricos de ese tiempo.
Mientras los resguardos cuyos territorios siempre fueron defendidos, aunque no
queramos manifestar esto, por los Monarcas Españoles de la voracidad de los
conquistadores estuvo al vaivén de la política, primero tratando de usar los
miles de indígenas que vivían en ellas y, este fue uno de los motivos del grito
de independencia en 1810, de nuestros padres de la patria, tres meses de este
grito consiguieron esto y, luego fue la propia tierra que ha recibido furiosos embates
para destruir esta forma de gobierno y, poder quedase unos pocos con estas tierras.
El eslogan o
titulo de este articulo, la mayoría de los colombianos creen que nació en el
siglo XX después de la primera revolución agrícola en el mundo, como fue la
revolución Mexicana, antes de la revolución Rusa pero no fue así; el primero
que la pronuncio en este país fue nuestro insigne líder liberal del Radicalismo
Liberal: Manuel Murillo Toro, tolimense, el “Echandìa del siglo XIX” con mucho
honor Con las ideas revolucionarias que tenía, los contrincantes lo llamaban
“comunista”, apenas en esa época comenzaba a entenderse lo que significaba esta
palabra, pues el poder comunista no apareció sino 60 años después. Irónicamente
Murillo Toro y Echandìa en el inicio de sus ideas políticas, fueron
“socialistas”, pero en el transcurro del tiempo al ver la realidad se volvieron
pragmáticos, es tanto que Echandìa termina diciendo que “Colombia era un pueblo
de cafres”, al referirse como se manejaba los asuntos políticos,
económicos y sociales por los políticos,
que los refunden para desgracia de los pobres, en uno solo.
En la mitad
del siglo XIX, no había tanta presión de tierra, como existe actualmente pero, Murillo
Toro presentó ante el Congreso de 1 852 un proyecto de ley de tierras, que,
por lo novedoso, se le motejó de "comunista": "... Nadie podía
adquirir en la Nueva Granada más de mil fanegadas de tierras baldías, aun
cuando las tierras hayan sido antes de propiedad particular, si las tierras
compradas no se cultivan dentro de cinco años, su propiedad volverá a la
República". En artículo publicado en "El Neogranadino" (octubre
15 de 1853), decía al respecto: "...Porque si todavía el mal no es
bastante sensible porque el país apenas empieza a desenvolver su fisonomía
industrial, y la clase de los propietarios territoriales aún no han extendido
su influencia, ni acaso percibídose de su poder, sin embargo, es ahora que
pueden acometerse sin mayores inconvenientes esas reformas sin las cuales las
políticas quedarán frustradas en sus efectos"[2]
El gobierno
de José Hilario López quien comenzó la
segunda Independencia de Colombia con
sus avanzadas reformas económicas, no estuvo de acuerdo con el proyecto de ley que había presentado Murillo
limitando a mil fanegadas las compras y adquisiciones de tierras baldías, aun
cuando éstas hubieran pasado a ser de propiedad particular y, que si las tierras compradas no se
cultivaran dentro de 5 años, su propiedad volvería a la República. La negativa
del congreso y del presidente en aprobar esta ley, hizo renunciar a Murillo de
la secretaría de Hacienda.
El minifundio
que ha arrrinconado a nuestros campesinos, ha sido efectivo para que este se
desplace hacia las grandes ciudades; Barba Rincón, en su obra "Apuntes
históricos del movimiento sindical en Colombia", afirma: "El
desarrollo de la producción agraria en Colombia no ha tenido una expansión que
le permita salir del marco del minifundio, a pesar de que ha sido considerado
como un país agrícola, se encuentra en dificultades para autoalimentarse debido
a la falta de planificación y estímulos. El minifundio hace que el campesino
tenga que vender sus productos a precios incluso por debajo de su valor, a
costa de no tener ni siquiera lo necesario para el mantenimiento y reproducción
de la fuerza de trabajo. Manifestación de este hecho es el proceso de
descomposición del campesinado más pobre, su proletarización y final expulsión
del campo.”[3]
Pueda ser que
el gobierno de Santos, llegue al
objetivo que persigue, pues 500 años de problemas con la tierra en todos los
aspectos, sociales, políticos etc., es difícil que en cuatros años o más se
resuelva, pues muchos son los
interesados con poder de ir contra “la
ley de restitución de tierras”, escondiéndose en la oscuridad. La tierra les ha dado poder y,
es difícil quitarles esta “joya de la
corona”,
Resumir en un
artículo el problema de la tierra en Colombia, cuyo reflejo en el mundo es
similar y difícil, cuya historia tiene numerosos capítulos, es imposible;
Conquista, grito de la independencia, República, ejidos, resguardos, desamortización
de bienes eclesiásticos, colonización Antioqueña, entrega de tierra Nacional
por deuda exterior, entrega de territorio Nacional para que un gobierno extranjero sea
radicalista, Gobierno de Alfonso López Pumarejo, la violencia de los años 50, Reforma
agraria, el Chicorazo, Farc, Paramilitarismo, ingreso-seguro, transgénicos,
biocombustible, restitución de tierras etc. La historia de la tierra en
Colombia, es realmente nuestra historia política. Todos tenemos “raíces”
campesinas, para el bien o para mal.
[1] Jesús C: Torres Almeida Manuel murillo toro caudillo
radical y reformador social Ediciones El Tiempo Volumen III Bogotá D:C 1984
Editorial Printer Colombiana LTDA.