ECHEVERRY Y LA
LÓGICA DE LA PROSPERIDAD
Por: ALBERTO BEJARANO ÁVILA
Henchidos de vanidad vimos a muchos dirigentes al
conocer que “Doing Business” había certificado a Ibagué como segunda mejor
ciudad para hacer negocios en Colombia. Perdónenme ustedes la crudeza del
parangón, pero debo decir que si esta firma también calificara a individuos,
sin riesgo sería Echeverry, el de “Sábados Felices”, la primera mejor persona
para hacer negocios en “este país de perspicacia fecunda”.
Por fungir de voceros del pragmatismo insensato o de
tesis neoliberales contrarias a elementales teorías del bien común aplicables a
nuestra realidad, hace rato perdimos la lógica de la prosperidad. Nuestra
unidimensional y precaria noción teórico-política no deja ver contrastes entre
el positivismo regionalista y la racionalidad pragmática del monopolio y el
centralismo y sólo permite lecturas de conceptos de desarrollo arcaicos e
inútiles que, desdichadamente, siguen proveyendo réditos mediáticos o electorales.
Por no poder o por creer que podrían desatornillarlo de
su burocrática silla, mucho dirigente público y gremial se opone el más
inteligente suceso de la política: el debate pluralista y profundo sobre el bienestar
regional, debate fundado en tesis de economía política (Ej. Teoría general del
bien), en la ponderación de los recursos estratégicos y las empresas
estratégicas, en el equilibrio entre inversionista local y foráneo, en la
formación y acumulación de capital endógeno como exigencia para alcanzar
prosperidad regional, en la pertinencia regional de la educación, la investigación
y las ciencias aplicadas, etc.
Resulta ingenuo pensar que la inversión externa
sin contraparte interna sea fuente de bienestar social. En la economía de
mercado el ganador es el inversionista no la región receptora de inversión. Una
región adicta al capital externo y sin vocación inversionista pierde todas sus
potencialidades y por ende oportunidades de desarrollo y ello a cambio de beneficios
marginales y estacionales: empleos no calificados e impuestos. (También es beneficio
teórico, cuando no compensa el empleo destruido o si el impuesto está exento). Ejemplos
podrían señalarse por cientos, pero, citando a Alfredo Molano, veamos solo uno:
“…El Cerrejón produce hoy 32 millones de toneladas anuales de carbón, la mitad
de lo que el país exporta, pese a lo cual el 70% de los guajiros vive en la
pobreza y el 31% en la extrema pobreza. Solo son más pobres Vichada y Chocó”.
Finalmente me reitero en mi afirmación de que los planes
de desarrollo de Ibagué y el Tolima son insubstanciales y efímeros, porque
están vacíos de teoría sobre desarrollo local y regional, porque carecen de sentidos
de historia, de identidad, de pertenencia y de apropiación y, además, porque no
tienen vitalidad filosófica y política de indogeneidad, de inclusión y de
ambición de prosperidad social. ¿Por qué seguir girando resignadamente en un vicioso
tiempo circular lleno de lugares comunes? ¿Por qué no llamar a un encuentro pluripartidista
y plurigremial por la regionalidad? Algunos tal vez elijan afianzar la posición
de segunda mejor sociedad para hacer negocios.