COMPRADORES DE POLITICA
Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
Un estudiante de Ciencia Política de la Universidad del Tolima, me preguntó en clase si lo que le enseñaríamos durante la carrera se parecería a lo que se conoce todos los días de la política a través de los medios masivos de comunicación. A esa inquietud se sumó casi todo el grupo. Transcribiré, a grandes rasgos, mi respuesta:
Lo que usualmente se destaca es lo que los académicos han denominado la pequeña política. Su esencia es el beneficio particular, ya sea personal o de pequeños grupos. Por lo tanto, busca crear o mantener privilegios, pero nunca el interés general. Siendo claros, el interés general sirve para nombrarlo en los discursos y para maquillar o camuflar los intereses personales, pero nada más. Entonces, la pequeña política es un ámbito donde confluyen una serie de intereses privados y egoístas en el que cada actor ve a los demás como sus competidores o enemigos, y está dispuesto a defender, cueste lo que cueste, lo conseguido.
Para mantener sus privilegios, los de la pequeña política hacen lo que les toque, ni importa si hay que mentir, si hay que engañar o cosas peores. Tanto es que un político destacado en Colombia acuñó una frase que ha sido guía de comportamiento de muchos: “calumniad y calumniad, que de la calumnia algo queda”. Dicho en otros términos, mienta y mienta, que la gente de tanto escuchar mentiras, termina creyéndoselas. Como lo que hay que favorecer son privilegios, entonces se amañan contratos, se nombran personas incapaces o que no cumplen requisitos para ocupar cargos obtenidos como repartición de cuotas o pago de favores. Una verdadera rapiña por el presupuesto estatal que se convierte así en un botín a conquistar.
Pero donde la pequeña política se hace más odiosa y evidente, es en la injerencia del dinero. Hoy no se hace la política. Se compra. El dinero define quienes conformarán las listas, quienes serán los candidatos, quienes ocuparán los cargos de dirección. Con dinero se compran y se pagan encuestas y sondeos de opinión. Aún peor, es el dinero, no importa si es bien o mal habido, el que paga los electores, los periodistas y líderes comunitarios que se prestan a ello, los jurados y las autoridades venales. La pequeña política ha desplazado la preparación, el conocimiento, la experiencia, la probidad, el carácter y la seriedad, por el dinero, y si es abundante mejor. No interesa si es caliente o frío, lo importante es que sea dinero.
La pequeña política se asocia a corrupción, a farsas de todo tipo, a alianzas con delincuentes de cualquier calaña, a asesinatos, intimidaciones, envidias, odios, acosos sexuales, calumnias, amenazas, desplazamiento, despojos, atentados y desprestigio permanente de contradictores.
Lo que queremos enseñar en Ciencia Política en la Universidad del Tolima busca renovar y engrandecer la política, recuperar el sentido de responsabilidad, que el sentido de lo social, de lo colectivo, de lo general y de lo público prime sobre lo privado e individual. Que tengamos una clase política preparada, culta, comprometida y conocedora de los problemas de la sociedad. Políticos que sean capaces de recuperar la capacidad de soñar sin dejar de pisar la tierra. Políticos creativos, visionarios, críticos, respetuosos y con criterio.
La pequeña política solo ha traído pobreza, miseria, abandono y subdesarrollo. ¡La queremos desterrar!