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El pasado doce de octubre, fecha emblemática para toda América, se
realizó con lujo de detalles el evento llamado Sinfonía Ibaguereña por la paz.
El plato fuerte fue la presentación de la Sinfonía número 9 en Re menor Opus
125, más conocida como “la coral”, que fue la última sinfonía completa de
Beethoven y considerada la más importante y popular de la música clásica.
Ibagué que lleva con orgullo el título de Ciudad Musical, que posee
uno de los mejores conservatorios del país, con reconocimiento internacional y
con más de 100 años de historia, de donde han salido y estado grandes
intérpretes, compositores y solistas, no había tenido la oportunidad de montar
la interpretación de esta magna obra, como si lo han hecho grandes capitales
del mundo. Se puede decir, sin temor a errar, que no existe agrupación
sinfónica en el país que no cuente entre sus miembros destacados con egresados
de los conservatorios de Ibagué o del Tolima.
Para celebrar el cumpleaños 463 de la capital musical, la alcaldía
decidió liderar el reto de convocar instituciones musicales locales y
nacionales para realizar un gran montaje
musical como un regalo institucional que dejase huella en la memoria y en la
historia de la ciudad.
Se invitaron las orquestas del Conservatorio del Tolima, del
Conservatorio de Ibagué y la Orquesta Sinfónica de la Universidad del Tolima a
preparar y ejecutar el montaje de la Novena Sinfonía que en el mundo ha sido
reconocida como un canto a la libertad, la alegría y la fraternidad entre los
pueblos. El reto era una interpretación en plaza pública, con entrada libre sin
distingos de estrato, edad, ideología, sexo o raza, demostrando que la música,
en todas sus dimensiones, reside en el alma de los ibaguereños.
El maestro y director de orquestas con experiencia internacional, el
ibaguereño Carlos Manuel Fernández se encargó de la dirección musical y el
diseño del montaje con más de 200 músicos. Los coros de la Ópera de Colombia
con la dirección del maestro Luis Díaz junto con un coro local organizado y
dirigido por el maestro Néstor Hernando Gómez fueron el eje del cuarto
movimiento de la Novena Sinfonía. Invitados la Soprano Beatriz Elena Mora
Escobar, la contralto Adriana Montaño Lara, el tenor Andrés Mauricio Roldán
Califa y el barítono Camilo Mendoza.
Se organizó una gran estructura para proteger de la lluvia, amplificación,
silletería engalanada con los colores de la bandera de la capital musical, al igual que la tarima donde se acomodaron los
músicos. Más de cuatro mil personas,
vestidas de blanco como homenaje a la paz, llegaron desde antes de las 7 de la
noche, hora citada para el inicio del gran concierto al aire libre en la Plaza Murillo
Toro de Ibagué.
El espectáculo fue verdaderamente
estupendo, de ensueño dirían algunos. Colombia y el mundo quedaron convencidos que
la capital musical de Colombia es Ibagué. Las caras de satisfacción y orgullo
con que salieron los que asistieron son indescriptibles. Los corazones estaban
inflamados de emoción, henchidos de sentimiento terrígeno y muchas lágrimas
asomaron por la alegría de un cumpleaños de la ciudad amada, nunca visto. La
música, en su más linda expresión, fue el hilo que tejió la red de unidad y
esperanza como bello regalo para Ibagué.