LAS DENUNCIAS DE LOS COLOMBIANOS
Julio
8 de 2013.
Por:
Javier Ramiro Devia Arias.
La Fiscalía General de la Nación nos ha
anunciado la creación de un mecanismo de priorización de los delitos, para no investigar delito por delito, sino hacer un análisis de
conjunto, de contexto, sobre la forma de criminalidad en la que se enmarca ese
delito individual.
Las intervenciones que hemos
escuchado o leído sobre el cambio de la metodología para adelantar las investigaciones a cargo de la entidad,en mi modesto concepto,
parten de una premisa equivocada: que toda la criminalidad en Colombia es
“organizada”, y por ello se proponen, según sus propias
palabras que “en vez de capturar al raponero, detener a toda
la banda organizada”. Cómo se alegrarán con este método de
persecución criminal, aquellos a quienes les gusta delinquir “solos” ejerciendocon lujo de detalles el
individualismo que prevalece en la cultura colombiana, tendencia a la cual no pueden
ser ajenos los amigos de lo ajeno, pues su captura y enjuiciamiento ya
no será de interés para el organismo investigador.
No es la primera vez que nuestro
aparato judicial acude a sofisticadas teorías o experimentos con modelos
foráneos, para evadir la responsabilidad en el aumento de la criminalidad y lo
que es más grave, por la débil reacción frente a ella y los precarios
resultados en las sanciones que espera la sociedad.
Otra estrategia de autoprotección del
sistema, ha consistido en declarar de
lesa humanidad los delitos que no lo son, con el único objetivo de volver
imprescriptible lo que no lo es, enmascarando la incapacidad del Estado para
investigar y juzgar oportunamente,permitiéndole de esta manera investigar
indefinidamente,para que atoda costa y algún día, dependiendo de la coyuntura, se
pueda condenar a alguien, dando la sensación de una eficacia de la justicia que en realidad es inexistente. Y ni mencionar
otros tipos de procesos emblemáticos de apariencia de justicia.
Tal vez, por estas y otras razones,
nuestra justicia se ha convertido en un espectáculo, en donde se notifican sus
decisiones a través de la prensa y las diligencias judiciales se convierten en un verdadero “Reality”, con
una audiencia o sintonía que despierta
la envidia de las grandes cadenas televisivas. Se trata de mostrar que si se está
actuando, pero en casos “sensibles” a las grandes masas.Con la nueva
metodología de investigación de los delitos en Colombia, el ciudadano del
común, inerme y desesperanzado, tendrá que esperar a que el robo de su humilde propiedad o cualquier ofensa a un bien jurídicamente
tutelado, haya sido cometido por una banda organizada, o que los investigadores
en sus informes estructuren
artificialmente una banda criminal, para que despierte el interés del
monstruoso aparato en que se ha convertido la Fiscalía General de la Nación.
Cuantos raponeros veremos presentados públicamente como miembros de peligrosas bandas criminales o
cuantos verdaderos criminales veremos libres por la decisión de quienestendrán la facultad de priorizar y decidir sobre los delitos que merezcan
persecución. Tremenda responsabilidad en manos de pocos y riesgoso poder el que
se quiere construir.
Quienes intervinimos en el diseño y
aprobación del nuevo sistema penal acusatorio, fuimos conscientes del gran reto
en su implementación. Especial celo se tuvo en cuanto al principio de
oportunidad, estableciéndolo plenamente reglado para evitar la discrecionalidad
tan dañina en estos menesteres. No obstante, en el caso personal, veo con
asombro hacia donde se quiere conducir el sistema. Precisamente, una de las
primeras críticas a este sistema fue la
ineficacia frente a la gran criminalidad y sus buenos y escasos resultados solo para los casos de flagrancia y
delitos menores, argumento que se ha ido
desvaneciendo con los resultados del sistema, por ejemplo, en grandes
escándalos de corrupción. Es innegable que ese sistema penal requiere de
ajustes, producto de la experiencia de todos los actores del mismo, pero ahora
la ecuación se quiere invertirbruscamente
a confines opuestos y desconocidos,y no se ha explicado en detalle cómo
se va a enfrentar la pequeña criminalidad , que sin duda es la que más a menudo
y directamente afecta el diario vivir
del colombiano, con el grave riesgo de dejar en el desierto de la impunidad
muchas acciones que, aunque no merezcan una entrevista en los grandes medios de
comunicación de quienes se deleitan con
la espectacularidad, la renuncia a ejercer la acción penalrespecto de ellas ,
puede constituir el eslabón que falta para una rabia colectiva, de esas que
están de moda en el mundo.
El actual Fiscal General es capaz y
conoce como pocos el tema; además, ha sido valeroso al reconocer errores de la
misma entidad. No obstante creo que vamos camino a la aceptación expresa y oficial
de la incapacidad estatal para perseguir y sancionar todos los delitos, tal vez, también como mecanismo
absurdo para salir del entuerto del hacinamiento carcelario, o
simplemente ha faltado mayor información acerca del alcance , finalidad , límites
y controles para la nueva metodología en
la investigación criminal de nuestro país. Habrá que esperar; mientras tanto, es
incierto para loshumildes colombianos, lo que va a pasar con lo que la fiscalía
considera pequeñas denuncias, esas que según los funcionarios, se dan porque en
Colombia“estamos acostumbrados a denunciar todo”. Que tal .¡