PERIÓDICO EL PÚBLICO

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
En el colegio cuando estudiábamos el bachillerato, compartimos muchas alegrías. Jugamos fútbol juntos. En muchas fiestas brilló su alegría. Queríamos estudiar en la misma universidad. Su hogar lo armó desde antes de iniciar su carrera. Viajó a Bogotá y se graduó como ingeniero catastral. De su padre, líder conservador, heredó su liderazgo y convicciones. La vida, luego de varios años nos juntó para que yo fuera el médico de su familia. Compró un terreno en la zona rural de Ibagué, en límites de las veredas la Esperanza y Carrizales. Allí se estableció en la que denominó finca los Cocoy’s. Con ese apelativo aprendí a quererlo.

Por: Carlos Orlando Pardo
 Fue a los hombres y mujeres de mi generación a quienes correspondió gozar la figura, las canciones y las películas melodramáticas de la seductora diva española. La noticia de su muerte en Madrid a los 85 años nos hizo detener un instante el corazón porque despertó en nosotros la alegría y la nostalgia desde los tiempos de la adolescencia. Pertenecía al inventario selecto de afectos permanentes y por lo menos en mi caso no dejaba pasar un canal donde se repitieran sus películas, una manera de refrescar la época y las viejas emociones de las mujeres inalcanzables pero que nos enamoraron. Fueron siete décadas ininterrumpidas y luminosas de trabajo y tuve la ocasión privilegiada y feliz de verla en su show en un famoso teatro en Barcelona. Las filas eran numerosas y al ingresar a su espectáculo, una monumental foto suya con García Márquez cruzándole el brazo por la espalda junto a una frase elogiosa, era la entrada.  Durante dos horas la vimos cantar con trajes diferentes cada vez sin que se hubiera alterado su voz ni su gracia, mucho menos el cuerpo espectacular que vimos en sus películas. Aquel momento inolvidable para mi fue hace treinta años y el tiempo pasó pero no mi afecto por ella, cautivado por su belleza y su talento. Era un orgullo verla actuando al lado de Gary Cooper, Burt Lancaster y Charles Bronson en Veracruz, una cinta de vaqueros hecha en Hollywood y ambientada en el México del siglo XIX; en El último Cuplé cantando Fumando espero o La violetera.  No fue ajena a actuar al lado de figuras legendarias como James Dean. Fernando Rey o Raf Vallone y se casó a menudo con hombres más jóvenes sin que para la época tuviese algún rubor, al igual que lo hiciera María Félix. Esta leyenda del cine español y mexicano cuya ciudadanía adoptó, dicen los periódicos que tuvo dos hijos adoptados y su filmografía nos remite a cuarenta películas. No es fácil permanecer tanto tiempo entre la aureola de la fama y el prestigio, pero ella lo logró por encima de centenares de figuras que llegaron y se perdieron entre el vericueto del olvido. La amo aún desde la memoria del corazón y ofrezco una flor sobre su tumba en homenaje al placer despertado durante tantos años.  


Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

Si nos atenemos a los datos de la evaluación anual de desempeño que se hace a los docentes vinculados a partir del año 2002, regidos por el decreto ley 1278, necesariamente hay que decir que en Ibagué, se dispone de docentes con calificación satisfactoria y sobresaliente. En consecuencia, la calidad de los aprendizajes de los estudiantes  también debiera tender  hacia lo mejor, porque de la calidad de los directivos docentes (rectores y coordinadores) y la de los docentes depende lo que se enseña y lo que se aprende en las aulas, en gran parte.


Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
El desarrollo del capitalismo ha contribuido a transformar las mentalidades de las personas que componen una sociedad. Una transformación tiene que ver con la noción del tiempo. Como lo importante es producir y obtener mayores ganancias, maximizando resultados con los menores esfuerzos e inversiones, el tiempo se convierte en elemento clave. Ahorrarlo es fundamental. El tiempo se valora como un material precioso y escaso. El tiempo es oro.
¿Pero si el tiempo es oro por qué se desperdicia? Veamos ejemplos. En las entidades bancarias existen carteles que anuncian que la atención va de unas horas a otras, digamos de 8 a 11 y media de la mañana. Si usted llega puntual a las 8 se va a encontrar con situaciones ridículas: la persona encargada llaga a su puesto, prende su equipo, acomoda su escritorio, espera que cargue la información en su ordenador, revisa y prepara los sellos y demás enseres. Usted aguarda en la fila su turno con paciencia. Ya se ha perdido más de un cuarto de hora. Detrás de usted hay varias personas y hay más esperando frente a las demás ventanillas de atención al público. Muchas personas pierden horas enteras para hacer sus trámites. ¿Cuánto vale el tiempo de los clientes que sufren porque se cayó el sistema?

Por Alberto Bejarano Ávila

Pregunto: ¿Empleados oficiales y dirigentes políticos y gremiales alardean de su sapiencia sobre temas de desarrollo? ¿Pululan teóricos y expertos del desarrollo? ¿Gobernación, municipios e instituciones construyen y ejecutan “sesudos” planes de desarrollo? ¿En el Tolima abundan los recursos de todo orden? Como unánime ha de ser el sí a estas preguntas, unánime debería ser la incógnita: ¿por qué no hay desarrollo? Esta absurda e insultante sinrazón amerita examen.

Sí desde tiempos remotos la realidad cotidiana revela que los dirigentes de esta región rica en recursos cabalgan orondos sobre fábulas de desarrollo mientras que miles de personas sufren pobreza, marginación e incertidumbre, resultaría vital saber porqué los estamentos tolimenses se resisten a hacer alto en el camino para buscar con audacia, entereza y buen juicio, explicación al tolerado y continuado derroche de teoría estéril o engañabobos. Sabiendo que entereza, audacia y buen juicio para aceptar yerros y corregir caminos no son justamente nuestras mejores virtudes y que no faltará el defensor de oficio del atraso tolimense que, embejucado, intentará descalificar esta apreciación, conviene entonces anticiparse para sugerir dos líneas de juicio demostrativo.

Una: escudriñar la línea del tiempo para saber si el Tolima vivió momentos de lucidez intelectual, rectitud política y sentido de sociedad; si las instituciones originarias perviven o si se extinguieron por efecto de la invasión de especies extrañas, agresivas y depredadoras; si el espíritu fundacional de las organizaciones históricas, públicas y privadas, sigue vigente o si degeneró hasta el punto de que hoy sus mentores, creyéndose emprendedores, solo ambicionan contratar para “ganar centavitos”; si los relevos generacionales obedecen a dinámicas evolutivas o decadentes; si hemos construido identidad y pensamiento regionalista o si caímos redonditos en la adicción y sumisión a matrices de pensamiento urdidas por centros de poder allende a nuestros límites.

Por Hugo Neira Sanchez.

Realmente el Tolima es uno de los únicos departamentos en el país que acepta que un ministro venga a tratar a sus autoridades con razón o sin razón como si fueran empleados de segunda, como lo ha hechos el señor ministro Vargas Lleras. Será que esto lo podrá hacer por ejemplo en Antioquia, No lo creo? Allí lo mandarían  al diablo. Si esta actitud es aprobada por el presidente Santos, tiene razón en su baja popularidad. Pero en verdad va en contravía a lo que está manifestando el presidente Santos, que deja entrever el tono positivo que tendrá en la última etapa de su mandato. “Este es un momento para construir y no para dividir y sembrar pesimismo”, ha manifestado el presidente y lo reafirmo en el último “conclave” realizado con todo su equipo de gobierno en la hacienda “Hatogrande”, para darle una dirección real a todos los proyectos en que se embarcó desde los numerosos TLC hasta la restitución de tierras.  El señor Vargas Lleras además no debe expresar palabras imprudentes, para fortalecer a su grupo político departamental “Cambio radical” que afectan a la población que pueden ser detonantes como fue el caso de Yopal.