PERIÓDICO EL PÚBLICO
La Tolimense Marha Esperanza Ramos de Echandía
sigue cosechando triunfos en Europa
Carlos Orlando Pardo
La primera novela del ibaguereño Jorge Iván Parra, Contra el olvido, dividida en tres partes, por la estrategia del narrador teniendo en vilo el crimen del hermano por pugnas con el hijo del jefe de la oficina de abogados donde trabaja, semeja un libro de memorias cuyo hilo parte de las evocaciones de familia para concluir en el crimen del muchacho que el tiempo y la impunidad dejan siempre en permanente olvido. Tiene un tono  que pareciera en ocasión una charla informal de café donde se recorren los hitos que desde los medios marcaron por lo menos a dos generaciones. Bajo la sencillez Borgiana en algunos de sus cuentos, la intención pareciera darse en el alejamiento de lo estrictamente literario quitándole ese ropaje a una historia cuyo ardid de un crimen es la disculpa estructural para ofrecer el reflejo de una Bogotá que parte desde 1966 hasta dos décadas después. No he leído un fresco más nítido sobre la Colombia de entonces que va deslizándose entre el asombro de los primeros atisbos de la tecnología, los inaugurales equipos de sonido, los nacientes televisores, las radionovelas y los comics, pero al fondo de la ficción, el país tipificado en los crímenes paradigmáticos que marcaron a nuestro conglomerado desde el mismo asesinado de Uribe Uribe en el recuerdo del papá, un capitán de la policía retirado y en goce de pensión, lo acontecido con Jorge Eliécer Gaitán y la transformación misma de barrios y edificios, inclusive de los teatros del centro que sucumbieron al avance urbanístico. Ese mundo que el tiempo ha devorado, se ve como una radiografía fresca de una época ingenua en apariencia bajo los recuerdos del narrador que despierta a la vida en el marco estrecho de dos canales de televisión, sus series y programas de entonces saboreados al ritmo familiar e inclusive la existencia de apenas dos equipos de fútbol, dos partidos políticos, para llegar al M-19. No exenta de humor, la novela simula una simple memoria con sus tintes autobiográficos resucitando momentos cruciales de la vida cotidiana
Por: AGUSTÍN ANGARITA LEZAMA
La exclusión es un grave problema de la sociedad capitalista. Es una sociedad que no le da cabida a toda la gente. Para intentar desenredar este nudo, se habla de movilidad social. A la educación se la ha encargado del papel de movilizador en la escala social. La idea es que a mayor preparación educativa más alto se llegaría en la estratificación social. Esta concepción tiene detractores y defensores.
Un defecto evidente es que la cualificación se mide por la credencial que certifica la preparación educativa. Tener un título sería la garantía de una preparación adecuada para la movilidad social. Esto no es cierto en muchas ocasiones. Pero si ha llevado a valorar el credencialismo por encima de la cualificación misma. Eso explicaría el montón de instituciones de educación superior o técnica que con dudosas calidades, acreditan títulos a destajo, y que mucha gente acuda a ellas porque lo único que les interesa es el cartón que los acredita como preparados, así eso no sea real.
 ¿POR QUÉ TANTA REPROBACIÓN ESCOLAR?
Por Luis Eduardo Chamorro Rodríguez

La Secretaría de Educación  Municipal de Ibagué, aun no ha divulgado el boletín estadístico correspondiente al año 2012, que nos permita conocer los datos sobre eficiencia interna correspondientes al ese año. Pero, la profesional en Ciencias Sociales Yenny Varón de la Dirección de Calidad, ha dado a conocer datos sobre aprobación y reprobación de estudiantes, con base en las evaluaciones trimestrales que hacen los docentes, en cada uno de los establecimientos educativos oficiales.

El informe sobre las evaluaciones internas o de aula, que son la determinan si un estudiante aprueba o desaprueba un área o asignatura, trae datos que dicen mucho sobre el desempeño  académico de los estudiantes ibaguereños.

Con datos del tercer período, del calendario académico del año 2012, se  deduce que una cuarta parte de los estudiantes de secundaria (25%), en los grados sexto a noveno, reprobaban el año escolar, hacia el mes de octubre. Que ese porcentaje de reprobados era del 19% en estudiantes de primaria y del 17% en Educación Media (grados décimo y once) en las 59 instituciones educativas que reportaron datos sobre estos fenómenos de eficiencia interna.
Por: Alberto Bejarano Ávila

En Ibagué (el contexto) el recurso financiero resulta vital para apalancar emprendimientos que a su vez generen más recurso financiero y así hacer sostenibles las dinámicas del progreso y el bienestar social. Hasta aquí la obviedad hace tonto cualquier choque de ideas. Ahora, si el capital financiero en operación fuese público (municipio rico), cooperativo o, aun, si fuese patrimonio de una clase media o de una burguesía local ciertamente industriosa, solidaria y comprometida con el progreso, sin duda, las discrepancias políticas serían transables. Tristemente así no es la cosa.

Diferenciar capitalismo salvaje de capitalismo moderado y ético o democracia económica no es fácil ya que todo ignaro o ávido de coima aduce, con descaro o alquiladiza forma de pensar, que el capital externo es motor de desarrollo y este de equidad social, una sofística y fullera tesis que oculta cómo el inversor externo, arguyendo financiar el desarrollo, termina quedándose con la ganancia, enviándola a países ricos o centros de poder y condenándonos a pobreza endémica.
Por: Carlos Orlando Pardo

La falta de estudio y comprensión de lo que significa el poder en todos los ámbitos de la vida personal y colectiva, nos vuelve presa fácil de la manipulación a que somos sometidos de manera diaria. No se trata de examinarlo desde la perspectiva de las opiniones, que todos las tienen, sino desde el concepto propiamente académico, para lo que se requiere de estudio y reflexión. ¿Cómo estamos acostumbrados a pensar y cómo se han desenvuelto las ideas? ,Cómo ha sido la crítica histórica para estos tiempos?  Ir hasta las profundidades de la historia no es un camino fácil, pero sí el sendero adecuado para conocer las entrañas de la vida social y del por qué de sus comportamientos.  Es la tarea de los pensadores y el oficio de los filósofos tan necesarios en una época donde caminamos al abismo sin ser conscientes de estos pasos. Y son las preguntas que se provocan en medio de un mundo banal y light con la lectura de algunos libros que cumplen con su misión intelectual. Los investigadores tienen su centro en las universidades donde se dedican no a tirar piedra, como irresponsablemente pudiera pensarse, sino ideas. Aunque no todos. Buena parte de los profesores y catedráticos universitarios, se dan simplemente a la tarea de repetir autores y obras, sugiriendo desde luego su estudio, pero no cumpliendo con el quehacer de su propia interpretación y mucho menos cumplir con el aporte de escribirlo. Por eso la aparición de la obra de Alexander Martínez Rivillas en el mundo de la universidad, no sólo sorprende por sus atrevimientos conceptuales que van más allá de las teorías propuestas por un pensador como Michael Foucault,  historiador ya legendario del pensamiento, sino porque lo asume como una disculpa para intentar sus propias reflexiones no sólo en torno a la teoría del poder del intelectual francés, sino mucho más allá en temas no estudiados por quien después de un cuarto de siglo de su muerte, sigue siendo objeto de estudio y polémica. ¿Qué nos domina y qué nos obstaculiza? ,Qué existe en nuestra conciencia y en el de la realidad más allá de ella? ¿el poder sólo lo tienen los de arriba? Revisar lo que somos y por qué somos así termina siendo urgente, pues la emancipación personal y social se alcanza si reconstruimos nuestros errores y buscamos la autonomía más allá de tanto factor de dominio. La historia de las ideas nos lleva al itinerario de nuestros errores y aquí tenemos un camino. Recibimos este libro con la emoción de darle la bienvenida a un intelectual que como Alexander Martínez Rivillas se proyecta como uno de los pensadores desde la tierra del Tolima al mundo. Es profesor de la universidad del Tolima adonde llegó por concurso y méritos y nació en el Líbano, el 6 de abril de 1977. No son pocos sus títulos: Filósofo de la Universidad Nacional de Colombia; Ingeniero Geodesta, Universidad Distrital; Ms. en Gestión Pública, Universidad Autónoma de Barcelona; Candidato a PhD. en Geografía, Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Ni son pocos sus trabajos. Entre sus ensayos se encuentran El mito de la ley y la verdad; el “procedimiento” matemático de Descartes; Borges y la entonación de una metáfora; Reflexiones sobre las emisoras comunitarias; El desarrollo, una idea inútil; Generalidades sobre la forma y función de la ciudad de la alta Edad Media; Los efectos regionales y locales de la política de cooperación al desarrollo de la Unión Europea: el caso de Sudamérica y Colombia; Objeciones foucaultianas y heideggerianas a la conferencia de Habermas: “Otra manera de salir de la filosofía del sujeto: razón comunicativa vs. Razón centrada en el sujeto”; La tierra como espacio humanizado; Elementos para la interpretación de “Utopía”: una perspectiva desde la filosofía política y las políticas públicas; en fin, no menos de 40 densos ensayos, además de sus libros Un encuentro con la libertad; Entre la diversidad y la desigualdad: diagnóstico territorial del Pacífico colombiano en perspectiva de derechos humanos; y la teoría del poder que acaba de publicar Pijao Editores. No ha sido esquivo a los reconocimientos internacionales: Nota Global Excelente, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, 2007, Aplicación Beca de Maestría, DAAD, University of Applied Sciences, Stuttgart, Alemania, 2005, Aplicación Beca de Investigación, OEAD, Vienna University of Technology, Austria, 2003, Tesis Meritoria, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, 2001.  Es un intelectual de verdad. Además de un escritor de ficciones clandestino, pues tiene en preparación la novela corta Imprecisiones de un lugar y un poemario que recoge su trabajo desde 1995 hasta la fecha.