PERIÓDICO EL PÚBLICO

Navidad

Personajes del Tolima que en esta Navidad posaron para TRAZÓN

FELIZ NAVIDAD 2013-2014


 

Por: AGUSTIN ANGARITA LEZAMA
La modernidad creó el Estado. Luego la sociedad fundó el estado de derecho para establecer la supremacía de los derechos sobre los privilegios y para determinar el imperio de la ley con leyes con sentido humano opuestas a la bestialidad de penas, torturas y vejaciones. De tal forma que no primaran en la vida comunitaria las decisiones personales o caprichosas ni las acusaciones sin la carga de la prueba. Todo para garantizar la convivencia pacífica.
Para lograrlo, aparte de las leyes, se necesitaba quien las hiciera cumplir. Al Estado se le invistió de la legitimidad para usar la fuerza como monopolio. Se creó entonces la fuerza pública. Un ente público sujeto al estado de derecho. Garantista y proteccionista, nunca un cuerpo suelto y sin control. Este monopolio de la fuerza estaría pagado por la ciudadanía a través de los impuestos. Como tener la posibilidad de usar la fuerza podría degenerar en desmanes y abusos, se crearon mecanismos estrictos de control y vigilancia.
¿Qué quiere decir monopolio de la fuerza por el estado? De manera simple, que ningún ciudadano está facultado para hacer justicia por su propia mano, que está prohibido utilizar la fuerza de manera autónoma y discrecional. Sólo la fuerza pública está facultada para ello. A ella se debe acudir cuando se requiera y a la justicia como servicio público para los ciudadanos.
Por: Benhur Sánchez Suárez
La última imagen que conservo del Museo de Arte del Tolima es un ensamblaje en bronce del maestro Ricardo Villegas, justamente expuesto en las salas del Museo como parte de su exposición individual llamada por él “Objeto en materia”. La obra en mención se titula “Constelación del goloso” y es una fundición mixta cuya armonía me parece sobrecogedora.
Bella exposición, como tantas otras que a lo largo de 10 años de ininterrumpida labor ha llevado el Museo a los ojos de los ibaguereños, tolimenses y colombianos para formar un público avisado en los temas del arte, sensible a la creación artística y dispuesto al diálogo que crea espacios de convivencia y respeto por la vida de los otros.
Ver la obra del maestro Villegas me remontó a tantas otras obras importantes exhibidas en la salas del Museo a lo largo de estos años, todas ellas con una carga emocional de indudable repercusión en mi formación como artista pero, ante todo, como ser humano.

Por: Hugo Neira Sanchez
    Lo digo porque nuevamente las acciones compradas por los Nule (contrario a lo que manifestaba como abogado el actual fiscal) vuelve y juega, pues el tribunal superior de Bogotá  anuló la decisión que permitía que las acciones de los Nule tenían en la Electrificadora del Tolima (Enertolima) –a través de la empresa Kapital Energy– fueran usadas para pagar buena parte de las acreencias que dejó el descalabro financiero de ese grupo empresarial, hoy preso.
   Las acciones, tasadas en más de 130.000 millones de pesos, habían sido compradas por la empresa Vergel y Castellanos, socia de los Nule en Kapital Energy y que tenía la opción de compra preferente. Pero la Súper había logrado reversar la transacción, argumentando que era una venta simulada. (Hace unos días la fiscalía, manifestó que esas acciones valen actualmente más de $300.000 millones. Qué negocio?, se ganaron el Baloto sin comprarlo, mientras los usuarios sufren por las tarifas)
Por: Alberto Bejarano Ávila

Uno a veces no sabe dónde está, si en el limbo, en “la olla”, en tierras del letargo o en qué raro lugar donde las realidades se mimetizan y falsean con sofismas y espejismos, donde no hay relación entre los anhelos y lo que se dice y se hace y donde los retos de futuro se encaran desde círculos viciosos cosidos al pasado, un cercano y surrealista lugar que nos recuerda “El Extraño Mundo de Subuso”, una tira cómica de mediados del siglo XX donde un cegatón veía solo lo que quería ver de su absurda región y con alegatos insensatos le mentía a sus propias convicciones.

A colegir por los temas de cotilleo cotidiano y los tiempos de análisis formal, serian pocos los tolimenses que no desean cambio, progreso, equidad social, fin del politiqueo y no se podría dudar que casi todos estaríamos prestos a una renuncia colectiva del camino hasta ahora trajinado y a concertar vías más  ciertas para lograr objetivos comunes. Pero pasado el cotilleo y volviendo a la realidad ésta nos desconcierta, pues en lugar de caminos alternativos, los que decíamos querer el cambio retomamos el viejo camino para elucubrar sobre lo mismo, proponer lo mismo y hacer lo mismo; pareciera que un raro código genético o una maldición mítica nos hubiesen condenado a perpetuidad a dar volteretas en un remolino que sólo permite, por turnos, sacar la cabeza para negar que el remolino nos atrapó y aseverar que marchamos raudos hacia un futuro feliz.

Quienes tercamente hacemos parte del grupo de personas que buscan otras verdades y se niegan a ser “bipolares políticos” o dejarse etiquetar de capitalistas, comunistas o cualquier otro signo banderizo, porfiamos en señalar (así sea en ostracismo) que el Tolima si tiene otros caminos posibles, caminos que, poniéndolo en metáfora erótico-política, empezarían a gestarse si el alma tolimense se preña de capitalismo social y también de comunismo económico. Tal vez así podamos  convenir en que el bien común, la comunidad o la comuna (¿a ello alude el vocablo comunismo?) necesita de capital regional que se acumule y se invierta en la región para liberarla, al menos en parte, del “capital capitalista” y los dogmas de la economía de mercado y para que surja el espíritu autonómico y la autodeterminación requeridas para lograr progreso y certeza de futuro.

Sin que nadie tenga que renunciar a sus diferencias, todos podríamos compartir un mismo proyecto histórico que se alimente de sinergias y no de los “baculazos” que nos damos dentro del alegórico remolino y por ello, sin querer fastidiar a alguien y sí sugerir diálogos con conclusión, hemos de invitar a que se admita que quienes medran merced a la injusticia y quienes denuncian la injusticia sin proponer modelos justicieros acaban haciendo parte del mismo círculo vicioso (el remolino) que aguijonea disputas éticas y morales pero no permite alterar las realidades actuales.


Dada mi minusvalía argumentativa temo no ser comprendido, pero, aun así, porfío en que un proyecto de construcción de región puede unirnos para saltar del remolino o salir del “Extraño Mundo de “Subuso”. Izquierdas, derechas, apolíticos (inefables como el asexual), cívicos, gremios, académicos, organizaciones sociales, todos, interpretando cada quien su rol en un nuevo libreto acordado, podemos ser actores del desarrollo (deber moral que nos obliga) y unidos en un espíritu de región podemos crear mercados de capital, mermar el politiqueo, rescatar el sentido serio de la política e inscribir lo electoral como lugar democrático que legitima la diversidad de voluntades que convergen al mismo propósito histórico, digno y responsable que se sólo se alcanzará cuando decidamos “conversar, acordar y confluir”. Se estamos de acuerdo, ¿por dónde empezar?
Por: Hugo Neira Sánchez

    Los usuarios de alumbrado público deben festejar que dos propósitos negativos de la Alcaldía de Ibagué a espaldas de los usuarios, fracasaron.
    Uno de ellos era el acuerdo del Concejo en su “sabiduría”, con su proponente el concejal Pedro Mora, antiguo defensor de usuarios (una contradicción), tenía el propósito   de ordenar las disposiciones sobre alumbrado público, con un “mico” enorme donde seriamente perjudicaban a los estratos 4, 5 y,  6 de Ibagué, Industria, comercio y Agroindustria, estas últimas  empresas que dan empleo, en las cuales oí a un asesor llamado Juan Espinosa que ahora es candidato a la Cámara de representantes por Cambio Radical,   manifestando el beneplácito de este aumento, como si actualmente las empresas llegan a los sitios donde no los recibe bien.