La reciente movilización
ciudadana y de medios de comunicación en torno a los manuales de convivencia
escolar ha desatado todo tipo de análisis y puntos de vista, tanto nacionales
como internacionales, que valen la pena ser destacados. Veamos:
1.
El impresionante poder movilizador de las
iglesias. En pocos días, sin necesidad de acudir a derroches de dinero, sin pagar
buses ni publicidad, lograron grandes concentraciones de ciudadanos en las más
importantes ciudades.
2.
Se demostró que las bajas tasas de lectura en
Colombia son reales. En general la gente no lee, actúa por lo que le dicen y
cree ciegamente lo que le predican. Muchos no habían leído los manuales ni
conocían las normas contra las que protestaban. La mayoría desconoce que el
estado debe garantizar los derechos de todos. Incluyendo los derechos de las
minorías, porque los derechos de las mayorías no pueden negar los de los grupos
minoritarios como indígenas, negros, discapacitados, o con orientación sexual
diferente. Estos desconocimientos e ignorancias favorecen la manipulación y el
engaño.
3.
Colombia es un país moderno, culto, tolerante,
respetuoso de los derechos humanos, incluyente y que anhela la paz. Pero en el
papel. En la práctica, no se respetan las ideas de los demás, se quieren
imponer, si es del caso a la brava, los puntos de vista de los que se sienten
mayoría. Y la paz que en el fondo se quiere, es la de acabar o invisibilizar a
los contradictores y dejar vivos o visibles sólo a los que piensan igual a uno.
Es la paz de los cementerios…